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XLIX

*** RECOMENDACIÓN: un par de pañuelos y alejar el sentimiento de quererme matar. Recuerden que yo las amo***

Capítulo 49

Buenos Aires, Argentina. 28 de marzo, 2020.

28 de marzo, 2020.

La vida, de cierta manera, fuera más fácil de relatar si existieran elipsis en los momentos donde las palabras parecieran salir por sí solas; una supresión de algún acontecimiento dentro de la linealidad temporal. Para los novelistas, soluciona las grandes esperas pero; como humanos, en la realidad, nos toca vivir aquello que nunca se contó. Es tedioso, te sientes desesperado pero vale cada minuto donde tu mente divaga sin espera.

Horas y horas de espera. Los sentimientos de desconcierto sobre lo que acontecerá; la frustración de no poder hacer nada y el sentimiento de que en cualquier momento saldría de mi pecho. Así me sentía yo en este momento, mientras esperaba que Less saliera del quirófano. Por políticas internas no me dejaron entrar. Less no había dilatado lo suficiente para tener un parto natural y tuvieron que intervenir de emergencia.

—Aquí tienes un café — sonreí al ver a Roxanne con mi hermana, que me extendían una taza con café y un pan. Mi pie se movía frenéticamente sobre un mismo lugar, podría abrir un agujero debajo de mí. Mi madre e Ignacio estaban aquí esperando por su nieto.

Shami estaba enfrente de mí, siguiendo con su mirada el movimiento de mi pie.

—Gracias — les dije a ambas y mi hermana me dio un pequeño abrazo. Estaba preocupado porque me mataba no estar al lado de mi novia. No poder sostener su mano... no poder grabar el icónico momento en que mi hijo diera su primer respiro.

Me carcomía por dentro no saber que estaba pasando allá adentro. Quería cargar a mi hija, quería besar a Less, quería decirle que todo había salido perfecto.

—Papi... tranquilo. Mami es fuerte — sonreí enternecido y extendí mis brazos para que la pequeña niña se acercara a mí y me diera de su calor. Ella no tardó en recibir mi propuesta y correr hacia mí para que la abrigara. Para crear un vínculo. Su pequeño cuerpo daba confort, daba humanidad.

—Lo sé pequeña... como tú. Ambas son unas mujeres tan fuertes que a mí, incluso, me da miedo — pincho su nariz con mi dedo y beso su frente.

—Pero también nos sentimos protegidas a tu lado.

—¿Y sabes por qué Bichito? Porque yo sé que ustedes se pueden defender sin mí, pero me encanta saber que puedo ser su compañero de batallas — le sonreí con ternura. Ella ladeó su cabeza y asintió frenéticamente. Mi hermana y Roxanne nos miraban enternecidas.

—Papi... tengo una duda. ¿Cómo mi hermanita va a salir de la panza de mami? ¿Mami va a explotar? —yo solté un carcajada cuando me dijo eso. Haciendo que todos los nervios acumulados en mi interior desaparecieran.

—No Bichito... le van a hacer un corte muy pequeño... y que tu mama no lo sienta en su barriguita para poder sacar a tu hermana — obviamente no iba a decirle que también podía salir por su vagina porque sería muy traumático que ella lo imaginara para su corta edad. Eso se lo dejo a los de educación sexual.

—Bueno... — se encoge de hombros y se gira para ver a mi hermana—. Tita... ¿podemos ir al área de juegos? — mi hermana me ve pidiéndome permiso y asiento con una sonrisa. Entonces se van mis dos niñas. Roxanne todavía estaba a mi lado, y por una extraña razón, su vibra transmitía paz. Una paz que podía contagiar a cualquier persona.

—Quien iba a decir que el hombre que escapó del amor iba a estar en un hospital porque iba a nacer su hija — rió—. Me gusta ver cómo has salido adelante.

—Tú me dijiste que la vida continuaba conmigo o sin mí... y aunque parezca ilógico. Necesitaba todos esos malos momentos en mi vida para darme cuenta que la única persona que iba a lograrme hacer feliz... y continuar con mi vida. Era yo, nadie más... y en el proceso de encontrarme, encontré el verdadero amor.

Roxanne tenía cara enternecida cuando palmeó mis mejillas. Y tal vez hablamos por mucho tiempo para despejar mi mente, cuando me señaló al doctor que iba saliendo.

—¿Familiares de Evane Ferrari? — yo fui el primero en saltar de mi asiento para acercarme al doctor. Allí estaban mis padres, los padres de Evane, Roxanne y los abuelos de Shami.

—Soy su prometido... — le veo con esperanza. Estaba ansioso. Quería ir ya con ella. Mis pies estaban inquietos porque instintivamente sabía dónde estaba Evane. Pues cada paso que daba lo conocía perfectamente, me llevaban de vuelta con ella de una manera magnética.

—Ella está en perfecto estado... cansada pero feliz. Su hija nació sana. Felicidades papá — entonces salté de la emoción dándole un gran abrazo al doctor y besando su frente.

—Por la puta madre ¡Soy papá de un bebita! — grito y daba vueltas, pero mi madre me reprendió.

—Cuidado con su vocabulario — yo me levanté hacia mi madre y le di un besote en su mejilla.

—¡Soy papá! ¡Soy papá! — mierda, si me dijeran que era felicidad, este era sin duda mi tercer momento más feliz.¡Estaban bien! Y tenía toda una energía adentro de mí que me hacía explotar —. ¿Podemos pasar a verla? — el médico asintió al ver mi reacción, divertido por el show que estaba interpretando. Entonces le seguí rápidamente donde me guiaba a la habitación de mi futura esposa. Estaba dando saltos de un lado a otro y solo podía imaginarme la gran aventura que nos aguardaba con mi futura esposa y las dos terremotos que me darán, seguramente, dolores de cabeza.

Cuando entré, ella estaba postrada en la cama, con una sonrisa cansada. Pero sus ojos se alegraron al verme. Yo saqué mi cámara, tenía que grabar este épico momento. Y sí, mi novia no tenía la mejor apariencia. Pero vaya que estaba loco de amor por ella porque aun así, me parecía la mujer más preciosa de este maldito universo. Gracias Dios, me has bendecido grandemente.

Me acerqué y besé su frente.

—Y después de parir... el amor de mi vida sigue igual de radiante. Di hola mi amor, que nuestra hija va a ver esto cuando sea grande — mi se rió, negando con la cabeza—. Salomé mi amor... hoy 28 de marzo naciste tú. Dándonos una alegría más por la cual ser bendecidos — dije con una sonrisa a la cámara—. Tú hermana mayor, tu mamá y yo estamos emocionados por conocerte. El doctor dijo que naciste re gorda — reí—. Ni modo... sí hacías comer a tu mamá cada maldito día y ahí me mirabas a mí como esclavo de ambas... vaya. Hasta ahorita me acabo de dar cuenta que me tocará vivir con tres mujeres... deberían de darme un premio o algo — susurré distraído sin darme cuenta que seguía grabando—. En fin... solo quiero decirte algo mi amor. Seguramente cuando mires esto... serás toda ya una señorita hecha y derecha como tu hermana y mamá... Y quiero decirte algo. Cada día que paso, admiro a tu mamá. Eso es el amor... el verdadero amor. Porque el amor jamás será envidia, siempre desearás lo mejor y admirarás cada cualidad de tu pareja. Lucha por encontrar eso — entonces cogí la mano de Less entre la mía y la besé—. Por un amor tan real que den ganas de aunque esté en sus peores momentos... besarle los pies. Porque prometo besarle los pies a tu madre cada día de mi vida. Mierda... mi mujer es toda una heroína— exclamé antes de besar de nuevo a Evane. Y levantó su mano, sin fuerzas, para acariciar mi pelo.

—Acabas de decir malas palabras en frente de nuestra hija.

—Mierda — volví a exclamar a la cámara y reí nerviosamente—. Lo siento mi Salo... pero no repitas mi vocabulario porque a ti si te puedo castigar — suspiro—. En fin... amor. Este es el inicio de muchas grabaciones. Seguramente grabaré tu primera palabra... y tu primera cagada. Ten seguro que te avergonzaré cuando seas toda una mayor — solté una carcajada junto con mi futura esposa—. En fin... te amo mi amor — y apagué la cámara.

Evane me miraba justo como yo la miraba. Sus ojos tenían ese brillo.

—Lo hicimos mi amor — dijo con una sonrisa y lágrimas. Mierda, va a llorar y no quiero. Amo ver su sonrisa... demonios que es lo más precioso que tengo la dicha de ver.

—No me des crédito, que todo el esfuerzo te lo llevaste tú. Yo solo planteé la semilla... — ella me guiñó un ojo y yo me acerqué a sus labios para besarla—. No llores. ¿Si mi amor? Afuera te espera mucha gente, está ansiosa por verte y...

—Sh... — me interrumpió antes que continuara—. Quédate conmigo así... un momento — cerró sus ojos, uniendo su frente con la mía y tomando un largo suspiro—. Solos tú y yo.

—¿Y Pochuela? — susurré cuando lo único que se escuchaba en la habitación eran nuestras respiraciones. Mi novia entonces soltó una carcajada cuando le dije eso, moviendo su cabeza como si no creyera lo que acabo de decir.

—Debes irla a bañar — susurró—. Quisiera robarte para mí sola pero nuestra hija te necesita. Créeme, estaré bien acompañada — me guiñó un ojo. Y yo la besé por última vez para guiarme al lugar de recién nacidos en el área de maternidad.

El doctor al verme sonrió y me guió para irme a esterilizar y ponerme de esas batas y cubre bocas.

—Estoy emocionado... — las enfermeras soltaron un suspiro cuando miraron mi cara de ilusión. ¿Y saben cuál fue el mejor puto segundo de mi día? Cuando una de las enfermeras se acercaba a mí con mi hija desnuda que lloraba. Estaba rojita y aunque odiara admitir esto. Los bebés recién nacidos si son como pequeñas ratas. Pero mi hija... mi hija era una rata preciosa. La más preciosa de todas. Era un ángel, tan pequeño y vulnerable. Venía llorando y aun así no me molestaba, era un sonido precioso.

Ya quería ver si seguía siendo precioso a las tres de la mañana. Pero eso no importaba....

Entonces la cargué entre mis brazos y me sentí completo y dichoso. Paró de llorar como si ella me reconociera —y eso quería creer. Como si supiera que en brazos de papá todo iba a estar bien, que yo no dejaría que nada malo le pasara. Este pequeño ser humano debía de protegerlo. Claro que lo haría. Ella sería un tercio de mi vida. Sería la luz de mis hijos y el motivo de mis alegrías cada día. Y aunque sé que no me dejará dormir por los siguientes meses, no me importaba.

—Hola Pochu, soy tu papá. Como te amo y no sabes cuánto. Perdóname por los videos que haré... pero necesito avergonzarte más adelante — sonreí y quería llorar. Mierda y mierda. Quería llorar.

Con cuidado me acerqué al lugar donde tenía que bañarla y lo hice lo más despacio que pude. Con suma delicadeza. Mi hija era una princesa y la trataría desde ya como tal. Claro, una princesa que no necesitará de ningún príncipe para rescatarse.

Será feminista esta niña, ya verán. Seré el primero en luchar para que mis niñas tengan iguales oportunidades en el mundo.

Cuando terminé, ayudé a vestirla y tomarle muchas fotos. También me tomaron una foto con ella. Claro que yo ya tenía los ojos rojos de tanto llorar. ¿Pero cómo no emocionarme?

Si cuando le iba a tomar una foto abrió sus ojitos. No pude tomar una foto, me quedé paralizado admirándola en silencio, con lágrimas en el los ojos.

Yo sería el primer amor de Salomé.

Ella tenía su trajecito blanco y sábana amarilla. La habían puesto en una mecedora. Y la enfermera me dijo que era momento de llevarla al cuarto. Yo me quité todo y fui empujando el carrito donde ella estaba. Al entrar al cuarto estaba adornado de globos y peluches que daban la bienvenida al nuevo miembro de la familia.

Evane estaba con Shami en la camilla. Que al verme, no pudieron evitar conectar nuestras miradas. Yo me acerqué, colocándome a un lado de la camilla. La enfermera cargó al bebé y se la puso en los brazos de mi esposa.

—La bebita ya tiene hambre — entonces los ojos de Evane se llenaron de lágrimas al ver a la bebita. Sentí un flash. Era mi hermana que tomó el retrato permanente de mi familia. Yo le sonreí en agradecimiento y miré de reojo a mi familia. Era perfecta para mí.

Evane sacó un su pecho al aire para alimentar a la bebé que ya se estaba quejando y yo la tapé.

—Eh, no miren a mi esposa. Ese pecho es mío y se lo comparto a mi hija — todos allí soltaron una carcajada. Mi hija se inclinó para ver a su hermana y dejarle un beso en su mejilla.

—Mamá... Salomé te está succionando toda.

—Cómo tú lo hacías pequeña ratona —dijo mientras palmeaba para que se sentara a su lado y la rodeara con sus brazos.

—¿Y duele?

—Tú hermana es como una sanguijuela. ¿No crees Bichito? — dije y solo sentí como uno de los peluches que habían traído de regalo, fue lanzado directamente a mi rostro. Lo esquive con facilidad y me hice el ofendido.

—Vaya, vaya. Que violencia. Te acusaré e irás a prisión, eh— señalé a mi futura esposa.

—Si tus labios son mi condena, pues ven conmigo mi amor — yo sonreí y me acerqué lentamente hacia ella, dándole un beso esquimal. Porque obviamente mi Bichito se pondría celoso y nos apartaría. Según ella entre mami no hay besitos pero hay mucho más que simple besitos.

Si saben a lo que me refiero... por algo Pochuela está hoy con nosotros.

No me equivoqué. Unas manos empujaron mi pecho.

—No... besos no. Son feos — entonces puso sus dos manitas en mi boca y yo moví los ojos a los lados opuestos para que ella riera—. Eres loco papá — yo entonces me levanté y la cogí en brazos para ponerla en mis hombros boca abajo.

—¿Los besos son feos? — se escuchaban las risas en la habitación y entonces levanté un poco la blusa de mi hija y le hice el beso elefante que seguramente, por su risa, le hizo cosquillas.

—¡Papi! —cuando salía eso de sus labios, me pecho se inflaba de la emoción. Era su papá y eso me encantaba.

Me encantaba mi familia. ¿Qué puedo decir? Era lo que necesitaba después de todo este trayecto.

***

—Ve a casa Devon... por favor. Shami necesita descansar y no puedes quedarte para siempre aquí — me dijo Evane y yo negué, me senté a su lado y cogí sus manos entre las mías.

—Me quedaré cuidándote amor, no te preocupes, serán unos días. Además mamá vendrá en un momento para traer a Shami — dijo viendo a la pequeña terremoto dormida en el sofá. Era tan bella.

—Boludo —rodó los ojos y le robé un beso.

—Hiciste un trabajo increíble — susurro —. Deberíamos de hacer hijos más seguido... ¿no crees? ¿Qué te parecen cinco hijos? Podríamos ganarle a Daniel — le guiño un ojo y mi futura esposa rio negando con la cabeza.

—Tres hijos está bien — susurró agotada y acaricié su cabello—. Como te amo.

—Yo también te amo mi amor — sonrío y entonces me levanto con cuidado—. ¿Quieres algo de comer? — le veo atento y ella asiente.

—Que me traigan la cena — asiento y le dejo un beso en sus labios y una en la frente de mi pequeña Salomé.

—Ahora vuelvo con ustedes — sonrió y entonces me levanto para ir con una de las enfermeras. Por una extraña razón tuve una sensación en el pecho, más cuando la enfermera me dijo que ya alguien había venido por la comida. Entonces rápidamente volví a la habitación donde estaba mi familia. Entonces veo caminar por los pasillos a mi mamá con Shami.

—Cariño... despídete de papá — ella estaba soñolienta y se acercó a mi para darme un beso en la mejilla y abrazarme.

—Papi creo que dejé mi peluche en la habitación — asiento y beso su cabeza.

—Yo te espero cariño — yo asiento y me encamino de nuevo a la habitación. Pero algo no se sintió bien cuando cogí el picaporte. Entonces entré, la habitación estaba con la luz apagada, la ventana abierta y entro una ventisca —. ¿Amor?

Había silencio, completo silencio y fue cuando la vi. Postrada en la cama con un golpe, parecía dormida pero estaba desmayada. Me acerqué rápidamente preocupado, tocando su frente que tenía un poco de sangre, y y cuando iba a pulsar el botón de auxilio, sentí una risa a mis espaldas.

—Yo si fuese tú... no lo haría. No queremos despertar a la recién nacida — mi cuerpo se petrificó. Sentí de nuevo ese escalofrío. Me fui girando lentamente y entonces vi el carrito de comida y una sombra emergiendo de las cortinas de la ventana.

Mientras se iba acercando, lo pude ver. Era un enfermero. Corrección, era Matías disfrazado de enfermero con Salomé en brazos, dormida y en paz.

—Matías... deja a la niña en paz — mi voz había sido un ruego. Él podría hacerme el daño que quisiera, pero no a mis hijas.

Entonces rió cínicamente, viendo a mi pequeña hija que era ajena a todo esto, acariciando con sus mugrosas manos la suave mejilla de mi pequeña.

—¿Qué le hiciste a Evane? — susurré acercándome un poco.

—No te hagas el listo.... Soy un policía experto. Un truco tuyo y despídete para siempre de tu hija — sonrió de nuevo, con maldad. Sus ojos estaban oscuros y su alma se miraba vacía.

—Dámela — susurro de nuevo y entonces saca un arma de su pantalón.

—Tú no me darás órdenes. ¿Me entiendes? Primero... te diré lo que pasará — con el arma, apartó un poco la sábana que cubría a mi hija—. Es muy hermosa... felicidades Devon. Construiste una familia a mi costa, arrebatándome a mi hija. Ahora yo te arrebataré todo lo que amas — suspiró soñador, como si estuviera a punto de realizar una gran hazaña. Estaba loco, demente pero a la vez, había pura maldad.

—Mátame a mí por favor, pero deja a mi hija fuera de esto — entonces mi pequeña niña se iba despertando poco a poco, quejándose de estar en brazos y buscando a su mamá. Fue entonces cuando me alerté. Tenía que actuar ahora o nunca—. Matías...

Entonces me calló, levanto el arma y sonriendo. Hizo un sonido para tranquilizarla

—No hables Devon, no queremos que se despierte. ¿O sí? — rió y fue meciéndola poco a poco—. Tú me arrebataste a Shami, ahora yo te quitaré a Salomé. Primero te mataré y en tu tumba te vas a retorcer al saber que no pudiste proteger a tus dos hijas. ¿Sabes lo que les pasará? Me las llevaré lejos... no se acordarán ni de ti... ni de Evane. Y Evane... seguramente vivirá amargada porque perdió a sus hijas y al amor de su vida — tragué en seco. No podría dejarlas, a ninguna de las tres. SI iba a morir, sería porque las iba a proteger. Pero no iba a permitir que un enfermo mental como Matías, destruyera mi familia.

—Pudiste volver y recuperar a tu hija. Actuar bien... disculparte con Evane por lo que le hiciste... pero creíste que todo volvería a ser lo mismo cuando destruiste la vida de Evane en el pasado. Eres un enfermo — le veo y me acerco, levantando las manos.

—¿Yo? ¿Un enfermo? — rio a carcajadas—. Por favor Devon. Entre tú y yo no hay diferencia. Mataste a Samantha, no la pudiste proteger de tus propios demonios. ¿En serio creíste que podrías formar una familia y protegerla? Sólo mírate... suplicas la vida y están a mi merced. De nuevo... confiaron en ti. ¿Y adivina? Fracasaste de nuevo.

Y de nuevo quería abrir las viejas heridas. Quería hacerme caer. Pero no lo iba a lograr. Soy Devon, encontré fortaleza en mis viejas calles, con mi familia. Lo que me hacía daño, lo dejé ir a mi pasado. Porque mi pasado no me definía, y lo que me define, es lo que yo pienso quien soy. En lo que he demostrado ser. Soy fuerte, aprendí a ser fuerte en el camino. No iba a decepcionarlas, no decepcioné a nadie.

—No lo he hecho — entonces me agaché para patear la rodilla de Matías. Era mi oportunidad, debía de aprovecharla. No importaba si fracasaba, tenía que intentarlo.

Y como si fuese instinto de supervivencia y la adrenalina. Matías perdió el equilibrio, soltando a mi hija. Salomé empezó a llorar. Yo pensaba en una cosa.

Mantenerla a salvo, mantenerla a salvo. Me lancé rápidamente para evitar su caída y la cogí en brazos, cayendo el suelo.

Mi hombro sonó fuerte, no podía movilizarme en mi brazo que caí. Pero Salomé había caído contra mi cuerpo y no le pasaba nada. Lloraba por la impresión. Entonces la tenía de nuevo en mis brazos, pero la pesadilla recién empezaba.

Me incorporé como pude, apoyándome de un pie y con un brazo cogiendo a la pequeña y llorando con ella. Tratándole de entender que papá estaba con ella. Pero no pude asegurarle que continuaría con ella.

Lo siento bebé, tal vez lo último que tendrás de mi serán mis videos. Perdón mi bebé, perdón por no estar contigo. Se fuerte... ama a mamá, a tu hermana. Tendrás mucho amor, no te faltará. Y yo... yo estaré siempre contigo.

Alguien recargó la pistola justo en mi cabeza. Cerré mis ojos, abrazando con más fuerza a mi hija. Entonces levanté mi vista con los ojos llorosos.

—¿Qué se siente perderlo todo Devon? Morirás aquí... — sonrió.

—Horrible... pensar que dejaré al amor de mi vida sola. Pero yo sé que ella puede, es fuerte. Es capaz de superar cualquier cosa. Duele saber que no compartiré más momentos con mis hijas, pero igual, sé que su mamá las cuidará y serán mujeres extraordinarias que superarán cualquier cosa. Duele saber que no estaré, pero ellas lo estarán — trago en seco y entonces sonrió, apuntando a mi hija y yo como pude traté de evitar que la apuntara.

—Por favor, yo soy el culpable de todo. Mátame, pero no le hagas daño.

—¿Papá? — entonces vi a mi pequeña entrando a la habitación soñolienta, viendo todo a su alrededor. Viendo a su papá llorando hincado en el suelo.

—Vete — le dije con los labios, pero entonces ella agrandó sus ojitos cuando vio lo que estaba pasando y Matías sonrió aún más.

—Perfecto... ahora tu hija quedará traumatizada al ver como su padre muere — entonces fue que le hice una seña a mi hija que se fuera.

—Hombre malo papi — señaló a Matias, viéndole enojada. Frunciendo el ceño—. Papi ese hombre te quiere hacer daño.

—Amor vete...— supliqué. No quería que me viera morir, no quería que saliera dañada.

—Papi... no — entonces como su mamá, vi su cara de determinación. Corriendo hacia mí, Matías sonriendo y jalando el gatillo. Yo tratando de quitarla del camino. Y los llantos de Salomé.

Ella no debía de estar aquí.

Un segundo, un maldito segundo podía cambiar la vida. Fue cuestión de ese segundo para que mi vida se fuera.

Un maldito segundo para arruinar a una familia.

Un maldito segundo no alcanza para decir adiós. Menos para evitar una catástrofe. 

Entonces volvía al inicio. 

La vida, de cierta manera, fuera más fácil de relatar si existieran elipsis en los momentos donde las palabras parecieran salir por sí solas; una supresión de algún acontecimiento dentro de la linealidad temporal. Un maldito acontecimiento que lo cambiaría todo. Algo negro, donde ya no hay más palabras porque no hay otra cosa que contar.

N/A: OSEA VOLVÍ HERMOSOS LECTORES. ¿CREÍAN QUE NO IBA A TERMINAR ESTA HISTORIA HACIÉNDOLOS LLORAR? JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA LOL SOY MALA, pero mañana tienen el capítulo final.

En fin, les diré porque no había publicado. Este año ha sido estresante en la universidad. Honestamente me sobrecargué y no tenía tiempo de hacer lo que más me gustaba hacer. Y durante ese periodo, de cierta manera también me perdí a mi misma. 

Perdí quien era porque dejé de lado lo que me hacía Ana Gabriela. Y hoy... hoy dejé de lado todo e hice lo que más me gusta. Escribí porque me despejé de todo y de nuevo eran mis historias y yo.

Ya salí de la universidad pero me metí a una competencia que prácticamente es una gran responsabilidad. Pero no dejaré de nuevo escribir. No las abandonaré de nuevo. Adentro tengo mucha imaginación que quiero EXPLOTAR. Y compartirlo con ustedes. 

Volvió la inspiración porque se me había ido. Pero creo que a veces esto me despeja y me da un poco más de ánimo.

No las dejaré con mucha espera porque se viene una historia que he estado ansiosa de escribir. En finnnnnnnnnnnn

LAS AMO CON TODO MI CORAZÓN.

Capítulo dedicado a todas las que lloraron. Comenten aquí si lloraron y quien acierte que pasará en el siguiente capítulo, se ganará la dedicada para el siguiente.

De nuevo, lo siento por abandonarlas. Nunca fue mi intensión. Gracias para las que siguen dando su apoyo y preguntando cuando iba a actualizar.

Aquí está su respuesta.

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