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XLII

Capítulo 42.

—Odri, Odri — entonces mi bichito, tan impaciente como siempre, sacudía mi sudadera con impaciencia. Me miraba con ternura y hacía un pequeño puchero.

—¿Si Bichito? —me hinqué a su lado para estar a su altura y besar su cabeza—. ¿Puedo hacer algo por ti?

—En la escuela hay un baile de... —frunció el ceño y se tapó el rostro con sus manos, estaba toda sonrojada.

—¿Un baile? —enarqué una ceja—. ¿Y vas a invitar a un chico? Porque yo lo alejaría de ti, ningún niño se debe acercar. Ellos tienen gérmenes —hice una mueca y mi pequeña niña rió.

—No Odri —me golpeó levemente el hombro y se volvió a sonrojar—. Es un baile de... —y habló entre dientes, sin darme cavidad de entenderle en lo más mínimo. Yo me hice el pensativo para molestarla.

—Creo que no escuché... —me burlé mientras le hacía cosquillas. Ella soltó una carcajada y se retorció un poco.

—Es que me da pena —me abrazó, ocultando su rostro y sentándose en mi rodilla.

—¿Y eso por qué? —la separé un poco de mí para que me viera a los ojos.

—Porque es un baile de papis e hijas — susurró contra mi camisa y por un momento, sentí que todo a mí alrededor se detenía y mi corazón dejaba de latir por un segundo—. Y todos en la escuela dicen que soy una huérfana... que no tengo papá.

Oí sus sollozos y la abracé fuertemente, acariciando su pelo y acallando su llanto. La separé con lentitud, poco a poco, para que me viera a los ojos, limpiando sus lágrimas y acunando su rostro.

—Mi amor... esa noche... tú serás mi princesa y yo tú papá. Me tienes a mí de ahora en adelante —le sonreí con cariño y besé su frente, en símbolo de una promesa.

—Lo sé papi... —sonreí ante como me llamó, llenándome de felicidad. Me encantaba como sonaba. Me sentía afortunado de que me llamara papá, que confiara con plenitud sobre mí. Y no la iba a defraudar, de ahora en adelante; mi corazón se había tatuado con un nuevo significado de lo que era el amor. El amor de un padre, y no por un lazo de sangre, sino un lazo que forja el corazón.

Madrid, España. 3 de Agosto, 2019.

Libertad.

Tal y como lo había dicho Kisha, la prisión solo fue una distracción. No pudieron retenerme más tiempo en prisión, no había ninguna prueba en mi contra y el certificado había resultado falsificado. Maldita justicia, actuaba primero, manchaba la reputación de otros y se lavaba las manos.

Cuarenta y ocho horas para que mi vida se fuera de caída. Pero si algo aprendí, es que no está jodida. Solo yo decido como afrontarlo. E iba a pelear.

Pero como toda alarma, siempre trae sus daños colaterales. Mi reputación, como siempre, se había puesto en duda. Ya no era un mujeriego idiota, era un borracho y un hombre violento. Vaya, a este paso mi currículum de vida se ha ido expandiendo a base de rumores y mentiras.

Una parte de mí, se negaba a escuchar cada palabra que decía la gente sobre mi vida pero otra parte, una muy adentro, seguía afectando cada comentario que se alejaba de la realidad.

—Esto fue lo que encontramos sobre él— Sasha había llegado recién a mi casa, con un folder y una sonrisa arrogante. Toda la vida me va a recordar este momento y le doy todo el crédito. La rubia me ha salvado el culo—. Este es el momento cuando te pones de rodillas y agradeces que te haya salvado el pellejo.

Me reí, la rubia podía ser muy graciosa.

—Ya me he puesto de rodillas contigo y lo seguiré haciendo toda la vida—bromeó con ella y entonces una mujer entró a la habitación.

Era alta, morena, tenía el bindi en su frente. Usaba un traje rosado y Sasha uno celeste. Hacían una linda pareja porque intuía que era ella.

—Así que tu eres el famoso Devon, infantil e inmaduro y que coquetea con mi novia

—No somos novias —recalcó Sasha mientras estaba a su lado, lanzó su mirada fría pero se asomaba una sonrisa y un sonrojo. ¿Ella sonrojada?

Yo me sonrojé.

—Perdón es involuntario, te juro que Sasha es como una hermana para mí.

—Lo sé y por eso quise ayudar. Sé lo que significas para Sasha y que eres parte de su familia— ella se fue a sentar a la sala y cogió entre sus manos la foto de Samanta—. ¿Ella es tu novia? ¿La chica por la que estás luchando?

Entonces yo me tensé.

—No... es la chica del...

Yo me tensé y solo miré la fotografía nuevamente.

—Oh la chica que está muerta —entonces Sasha la vio fijamente—. Perdón, no quería sonar indiferente, perdón. Mejor me callo.

Dolía, pero no de una forma dañina. Samantha siempre pertenecerá a mi pasado, a mi vida y mi historia. Nunca dejaré de amarla, pero eso no significa que no pude volverme a enamorar. Samantha siempre será alguien importante, nadie cambiará aquello. Pero ahora es mi ángel, un ángel que me acompaña. El pasado no se puede cambiar, tampoco los recuerdos; y ella era uno de los más brillantes.

—No, está bien. Solo... — susurré sin saber que decir.

—¿La amaste?

—¡Akale! No seas imprudente.

Ella se miró apenada.

—Perdón, soy algo preguntona.

Yo sonreí con nostalgia y le resté importancia.

—No te preocupes, Samantha para mí, es mi ángel —sonreí ante algunos recuerdos—. Me enseñó muchas cosas y crecí como persona cuando estaba a su lado. Pero todo terminó mucho antes de que empezara. No sé porque murió, pero un amigo muy sabio dice que la tierra es redonda y después del día viene la noche; después del mal tiempo, viene el sol. Y vaya que tenía razón, solo fue el inicio para un largo recorrido que necesitaba atravesar para encontrarme como soy, y volver a amar. Encontré al amor de mi vida, porque yo fui el hombre de la vida de Sam, que la acompañó hasta su último día y me siento un puto afotunado que no lo merecía pero que agradezco. No sé por qué se fue pero perderme fue encontrarme y encontrar a Evane... quien es por quien estoy luchando porque quiero estar con ella hasta mis últimos días. O eso lo dirá solo el tiempo. Te diré un consejo Akale, cuando es amor, la lucha siempre valdrá la pena —sonreí, cerrando mis ojos por unos segundos y recordando el rostro de Evane y Shami. Ellas eran la energía que necesitaba.

—Creí que me encontraría a un arrogante pero lo que veo es un hombre con un corazón genuino. Entiendo porque tienes un encanto natural, pero no me gustan los hombres.

Yo reí y Sasha cogió la mano de Akale y le sonrió.

Me gustaban. Akale se miraba dulce, era el perfecto sabor que necesitaba mi amiga la rubia.

—Tú también te miras dulce y solo prométeme que cuidarás a la rubia — le miré fijamente, ella se sonrojó y asintió.

—Quiero hacerla feliz, pero es público difícil — entonces ella sacó de su portafolio un sobre—. Aquí está todo lo que necesitas para volver. Y hay algo que debes saber, algo que cambiará el rumbo de tu vida... —pausó un segundo—. O más bien dicho... de sus vidas.

***

—Matías Bazán Rodriguez. 31 años. Trabajó casi por tres años en el cuerpo policial de Argentina, en los cuales, dos trabajó como encubierto en un caso de drogas. El mismo dónde murió Aaron, el ex esposo de Evane. Se le acusó de ser doble agente aunque nunca se probó nada. La noche de la muerte de Aarón, él también estaba allí, según el informe extraoficial y jamás estuvo, como él había dicho para la misión, el jefe del cuartel. Muy extraño. ¿No? — dijo Sasha mientras me iba narrando todo lo que había descubierto junto con Akale, aunque en mi mente seguía retumbando lo que me había dicho con anterioridad—. Tengo una corazonada y presiento que Aaron murió en manos del que no consideraba su enemigo. Y justo después de este incidente, Matías fue trasladado y decidió ir a trabajar al extranjero. Tenía algo entre las manos y decidió huir como un cobarde. Pero lo más fascinante de todo, es que jamás se encontró el asesino de Aaron y los del cuartel lograron escapar, disolviéndose, conociendo ya la emboscada que les tenía la policía y robando información especial —ahora tenía una pose más pensativa, más seria.

—Yo trabajé como encubierta por muchos años y sé lo peligroso que puede ser el negocio ilícito y la corrupción con los policías. Con lo que he encontrado, te puedo asegurar que hay suficiente evidencia para demostrar que este hombre es un doble agente y trabajaba con el cartel que mató a Aaron. Tiene depósitos misteriosos, dinero en cuentas extranjeras. Es un policía corrupto, se vendió al primer monto— me dijo Akale mientras me iba demostrando toda la evidencia.

—¿Investigaste hasta sus cuentas bancarias? —ella me miró confundida, como si acabara de decir algo estúpido.

—Si sigues el dinero, sabrás la clase de persona que eres y mi corazonada me dio la razón. Mira su cuenta y sabrás el tipo de hombre que es. También encontré algunas denuncias de acoso en el ambiente laboral, mi amigo de la interpol me ayudó con eso pero jamás lo amonestaron. No suelo decir malas palabras pero es un pedazo de mierda.

Sasha a nuestro lado se rió.

—¿De qué te ríes? —le miré.

—Es la primera vez que la oigo decir una mala palabra, ella es demasiado dulce e inocente.

Oh no, esas miradas que se lanzaban no eran nada inocentes.

—Es que veo lo mejor de cada persona y luego investigo a esta persona y me dan ganas de golpearlo — yo las miro a ambas, demasiada energía entre ellas. Sasha la miraba de arriba hacia abajo y Akala solo podía sonrojarse.

—¿Podemos ir en contra de él?—pero ambas me ignoraban, estaban inmersas entre ellas—. Tierra llamando a luna de miel, si terminamos esto podrán estar a solas y arrancarse la ropa.

Ambas se separaron y yo me reí.

—Sí Devon, vamos a joderle la vida a ese bastardo. Ahora si me permites... Tengo un asunto pendiente.

Sonreí, Sasha se miraba feliz y eso me hacía feliz a mí.

Ambos habíamos encontrado nuestros caminos. 

Buenos Aires, Argentina. 2 de agosto, 2019.

L E S S.

—¿Qué es lo que quieres Matías? —esto no me traía confianza, verlo, estar junto a él, respirar el mismo aire. Él me enferma hasta la médula. No me gustaba tenerlo cerca. Retrocedí dos pasos.

—Te cederé la custodia —le miré escéptica, él no me la daría solo porque sí, había una trampa detrás de sus palabras.

—¿A cambio de qué? Porque dudo que el remordimiento y la culpa se haya retorcido en esa cabeza tan repugnante que tienes — me alejé un pasó de él, sosteniéndole la mirada, de brazos cruzados y sin un ápice de confianza.

—Una noche —soltó de repente—. Quiero una noche.

—¿A qué te...— entonces entendí y abrí la boca indignada por su petición—. Eres un cerdo.

—Un cerdo que te complació hace años — se acercó a mí pero interpuse mi mano para que no diera un paso más y no solo nos separé físicamente, había puesto una barrera para que supiera que no tenía miedo, que hoy, iba a pelear. No estaba para rendirme. Solté una cachetada en su mejilla, volteándole la cara. Mi mano ardía, pero también mi corazón palpitaba fuertemente. No iba a dejar que ese mal nacido arruinara mi vida de nuevo. Es un alto. Quiero mi vida de vuelta, y con él, no podré avanzar porque es un contrapeso que sigo permitiendo que joda mi vida y ponga en peligro a la gente que amo.

—¡No vuelvas a decir eso en tu vida! — le grité con fuerza y furor, no queriendo callar lo que siempre le quise decir—. ¡Te aprovechaste de mí! — las lágrimas empezaban a acumularse. Se fuerte Less. Se fuerte. Sé cómo esa mujer que siempre has demostrado; se esa mujer que motiva a las jóvenes que confiesen y no callen. Que denuncien. Tal vez sea tarde para mí, pero no tarde para dejarlo todo. Incluyéndolo.

—Tú querías que te tocara, tú querías que te tomara. ¡Tú me provocaste! No te hagas la víctima — sonrió con ironía, con maldad. Me repugnó, lo detestaba por desatar mis peores pesadillas. Quiso tocarme pero me alejé, como si su tacto quemara.

—¡Yo amaba a Aarón! Jamás lo traicionaría con su mejor amigo. ¡Eras mi mejor amigo Matías! Yo confiaba en ti. Por eso lloré contigo, por eso me desahogué. Porque creí, que me apoyarías —limpié las lágrimas que se iban asomando, Matías dio un paso y yo retrocedí, entonces me di cuenta lo equivocada que estaba y di un paso adelante, enfrentándole—. Me usaste, me violaste ¡Y mataste a tú mejor amigo! —grité—. Eres un ser despreciable.

Punzada tras punzada.

—¡Yo no lo maté! — gritó—. Él era como un hermano para mí. Pero no tuve opción. Tuve que vender su vida por la mía porque sabían que Shami era mi hija e iban tras ella. Tuve que ser el soplón y decir que Aarón era el infiltrado de la policía.

Sus palabras me habían dejado sin aliento, sin una réplica más. Su mano apretó la mía y forcejé para que me soltera. No quería que me tocara. Lo odiaba, lo odiaba, lo...

No, no puedo odiarlo. Odiarlo significa estancarme y no avanzar. Yo quería avanzar pero recuperando mi corazón.

Matias delató a Aaron el día de la emboscada. Él era el asesino.

—Mataste a tu mejor amigo desde el día que tocaste su mujer sin su consentimiento — escupí en su cara y forcejé una vez más para soltarme. Matías se había quedado sin palabras, dejándome apartarme.

—Yo no...

—¡No lo niegues maldita sea! — casi lloro, de la impotencia y rabia— Me violaste y me amenazaste. ¡Yo confiaba en ti! — le pegué en el pecho, una y otra vez, descargándome—. Eres un cerdo repugnante, mal nacido. ¿Qué hice para merecer eso?

—¡Que yo te deseaba Alessandra! Yo te deseaba maldita sea. Yo te vi primero, no Aarón. Tú siempre me gustaste y el imbécil de mi mejor amigo te fue a conquistar sabiendo que yo estaba enamorado de ti. Yo estaba harto de verlos juntos, me cansé. Y por eso te tomé, por eso te drogué y te forcé. Porque yo debí haberme casado contigo, no Aarón. Por eso mismo te violé porque quería sentirte bajo mi cuerpo y besarte... sentirte — me cogió de la cintura, pegándome a su pelvis. Yo me removí incómoda, queriéndome apartar, pero ejerció más fuerza—. Y fuiste deliciosa, disfruté hundirme en ti y que gritaras ayuda. Aún recuerdo tu olor a fresas y tus bragas rojas. Eso solo me gritó que debía hacerte mía, porque me provocabas Less. Te violé porque tú lo quisiste, tú pedías a gritos que te desgarrara. Disfruté tanta esa noche que te daré el privilegio para poderla repetir — sentí asco, repulsión y con ganas de vomitar, su aliento a licor se iba mezclando con el mío. Lo peor de todo es que él estaba convencido de todo lo que decía, y eso era lo más repugnance. Y casi pude sentir lo que viví hace años. Pero no lo iba a permitir. Levanté mi pierna contra su entrepierna para golpearlo y dejarlo retorciendo en su cuerpo. Reaccioné cuando sentí de nuevo sus sucias manos en mi cuerpo y su boca en mi cuello. No más. Sus palabras me habían afectado. ¿Cómo podía disfrutar el dolor ajeno? ¿Cómo no está arrepentido? Sigue sintiéndose orgulloso de lo que hizo.

—Eso no lo justifica. ¡Aléjate de mí! Ya no soy la Alessandra que conociste. Ahora soy fuerte. En el pasado me violaste Matías. Me arrebataste mis decisiones, mi dignidad y me robaste cada una de mis metas. Te metías en mi cabeza, girando en torno a pesadillas. Yo me daba asco, me sentía sucia. Cada día me metía a la ducha y rasguñaba mi piel porque aún te sentía. Y era tan repugnante — hablaba con amargura, recuerdos y dolor. Dolía, quemaba y yo quería decirle cara a cara lo que me había hecho, me acerqué a él que estaba hincado en el suelo retorciéndose del dolor, y yo solo me hinqué para que me viera a los ojos—. No me dejaba tocar por nadie, me sentía desprotegida... inválida. Era horrible saber que tu cuerpo ya no era tuyo, porque alguien había arrebatado todo lo que la mujer más cuida: su confianza e identidad. Me lo arrebataste. Me quitaste la oportunidad de formar una familia. Porque le mentí a Aarón, nunca le conté la verdad. ¡Me lo quitaste todo, pero todo! Pero... no más — sonreí, sonreí porque tenía en este momento, el timón para recuperar mi vida y dejar todo esta mierda en el pasado—. ¿Sabes qué? Me diste un regalo inesperado. Tengo a Shami, la amo y es el ser más hermoso que tengo. Es lo único que me mantuvo de pie y no me hizo matarme. Porque yo tenía un pequeño ser que no tenía la culpa de lo asqueroso que era su padre, y tenía el derecho a vivir. Yo no le iba a quitar esa oportunidad — acaricié mi vientre. Recordando cuando supe que estaba embarazada y mi mundo iba a cambiar totalmente.

»Guardé secretos y mentí, y pagué mis consecuencias. Pero ya no más. Déjame ser libre porque hoy, yo te libero... te perdono Matías. Te perdono por quitarme todo. No quiero que sigas perturbándome y arrebatándome la felicidad. Quiero continuar. Y aunque desearía verte pudrir en la cárcel, quiero que te vayas de mi vida. Te lo repito una vez. Acércate a Shami y pagarás las consecuencias. No me tientes. Porque ella es lo único que me queda y pelearé lo que sea necesario para retenerla a mi lado. ¡Es mi hija! De nadie más

En un punto, por fin, pude respirar. Liberándome del pasado.

La clave: era el perdón. Porque el perdón no lo beneficia a él, sino me trae libertad a mi futuro.

—Sueña con el día que te dejaré marchar Less. Desde el día que te hice mía, juré nunca dejarte ir. Haré tu vida un infierno — sonrió con malicia y yo reí. Yo me levanté, seguido de él. Cogió mi mano pero me aparté rápidamente.

Ya no tiene control sobre mi vida. Shami podrá llevar su sangre, pero jamás será su padre.

—Diviértete porque te irás junto conmigo. No dejaré de pelear Matías. No quieres irte, bien por mí. Porque es el inicio, no permitiré que me destruyas una vez más.

—Vete de mi vida Matías, y no vuelvas — señalé la puerta—. Te perdono, pero jamás volverás a ser alguien en mi vida. Solo un borroso recuerdo.

Me sentía valiente, empoderada y con ganas de vencer al mundo. Señalé de nuevo la puerta y Matías resignado, caminó lentamente hacia ella.

—Te veo en los tribunales.

—Claro que me verás, porque lucharé hasta la última instancia — y le cerré la puerta contra su cara.

Entonces sentí paz, una paz por todo mi cuerpo. Me dejé caer por la puerta y oculté mi rostro en mis manos. Permitiéndome llorar.

Lloraba porque era humana, porque podía sentir.

Buenos Aires, Argentina. 5 de agosto, 2019.

—¿Tengo que ir mami? — iba a salir de mi casa, para dirigirme al juzgado de familia cuando sentí la voz de Shami. Su mano sujetaba la mía fuertemente, aferrándose a mí—. Tengo miedo.

Sentí un nudo en mi garganta. Yo también lo tenía. Pero el miedo es un impulsor queme hace continuar. No me iba a detener, no iba a repetir los mismos errores del pasado.

—Yo también mi cielo — acaricié su mejilla con ternura y solté unas lágrimas. Mi hija rápidamente soltó mi mano y limpió con delicadeza la lágrima. Sin esperar más, me abrazó fuertemente, rompiendo en llanto.

—Te amo mamá, te amo. Y nada nos va a separar. Yo siempre estaré contigo aquí — puso su manita en mi corazón—. Como tú estarás aquí — puso ahora mi mano en su corazón.

Quería, en un segundo; perderme en el tiempo y en el espacio. Robándola a de la existencia y la realidad para construir una fantasía. Porque no quería perderle, no quería soltarla. Tenía miedo y quería ser fuerte. Quería lo mejor para ella, quería que nada le afectara y si pudiera; escapar para nunca volver. Pero tenía que confiar en la justicia y en Dios, porque solo él sabe lo que va acontecer. Tenía fe.

—Somos fuertes — susurré contra su sien, para luego besarle con delicadeza.

—Y valientes — dijo decidida—. Somos yo y tú contra el mundo, nadie nos puede quitar eso — sus palabras solo me hizo recordar a una pequeña yo con sueños y aspiraciones. Tenía coraje y fortaleza. Esa era mi niña.

—Si mi amor, y pelearemos a lo que nos enfrentemos — sonreí junto a ella y acomodé su suéter y juntándo nuestras frentes, transmitiéndole mi calor y conectándonos en alma, mente y corazón—. ¿Lista?

—Si tú lo estás mamá, te amo — la abracé por última vez, susurrándole en su oído lo mucho que yo la amaba. Echándole un vistazo a nuestro hogar, rogué al cielo que volveríamos las dos. A Shami la levanté en brazos y besé muchas veces su rostro, abrazándole con protección. Mamá estaba aquí, y estaba para protegerla, amarla y pelear por ella.

Estaba en mi casa, en mi hogar, y lo sentía completo cuando escuché un golpe, un golpe tan característico detrás de la puerta.

Y de pronto, el aire volvía a mis pulmones; lo sentía como una señal.

N/A: PUESSSS.... ¡ESTOY DE VUELTA BEBÉS! Y LISTA PARA DARLES UN FINAL TRÁGICO Y LLENO DE AMOR... HABRÁN LÁGRIMAS, MUERTES, GIROS INESPERADOS Y MUCHAS SORPRESAS EN ESTOS ÚLTIMOS CAPÍTULOS. ¡PREPÁRENSE!

Sin más preámbulos, les dejo quebrándoles la cabeza para que piensen en que va a continuar esta historia.

Vemos a una Less libre y con una determinación, que, si me lo permiten decírmelo y spoilearlos, ¡Hará prender fuego en esta historia! Está decidida y nadie le va a parar...

CUPOS EN EL GRUPO DE WHATS APP... ¡Y VAYAN A LA PÁGINA DE FACEBOOK PARA INFO DE UNA MINI MARATÓN!

EN fin... capítulo dedicado a: @mvsg61207 @mariana_wattfan @eptv26

Gracias por esperar pacientes y que no recibí ninguna amenaza de muerte.

Saludos, bellos lectores.

Con amor y drama, Bry.

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