XX
Capítulo 20
El rio no tiene pausa, no se detiene ni aunque venga la tormenta, es más, lo hace más fuerte y su caudal no perece. Venía la calma a darle su cauce la tranquilidad que esperó, sin estrés ni dolor. El sol sobre él, dándole la luz que necesitaba y los colores de la iridiscencia; y la luna próximamente le enseñaba las historias que estaba por llegar a ver. No hay nada más efímero que nuestra propia tranquilidad, la vida agita, aprieta pero no quita la esperanza anhelada y atesorada de aquellos que desean una vida.
Estaba feliz, corriendo junto a la corriente del rio, sin que nada me detuviera. Tenía una sonrisa de felicidad y tranquilidad después de mucho tiempo; tenía a mi sol que me trajo colores y me enseñó los pequeños detalles, ese sol me amó y yo lo amé a él.
Estaba feliz, lo repito una y otra vez. Nada me podía arrebatar este sentimiento que tenía. Estaba formando una casa, un hogar junto a la persona que amaba. Eran las flores en la cama en la mañana, sus poemas que dejaba bajo mi almohada; sus caricias profundas bajo mi piel y en mi interior. Si pudiera describir lo que es el amor en este instante, podría los ojos de mi amado, que su alma se transparenta y me enseña todos los días.
G A B R I E L A
Madrid, España. 28 de febrero, 2010
-No lo haré Sebastian, no me sentiré cómoda.
-Pues amor, ahora eres imagen pública aunque no quieras. Tienes el nombre de tu abuela y ahora todos saben lo que representas en el arte. Eres una inspiración y tu historia es fuerte. Puedes ayudar a muchas mujeres...
Y desde el escándalo, todo había cambiado. No estaba cómoda en verme en portada de la farándula o que hablaran de mi vida. No... no era ninguna princesa perdida, ni la víctima de la vida. Era yo, Gabriela y la gente no sabe quién soy.
-Sí tuve una adolescencia algo turbia pero eso no me hace un ejemplo para nadie. Soy normal, me he equivocado como todas y no merezco una portada en Elle España. No -le miré mientras Daniel me cargaba y se metía a la cama conmigo y me besaba.
-Amor... no sé lo que es ser mujer pero nadie habla de la violencia doméstica o en las relaciones entre pareja. Nadie habla, todas quieren ser escuchadas y ahora tu tienes una voz, una voz que puede ser una pandemia en el corazón herido de alguna mujer. Tal vez tú eres la respuesta... tal vez tu eres la inspiración. Amor eres multimillonaria y aún así lo donaste todo sin pensarlo -yo me encogí de hombros.
-Era lo correcto, no era ético que solo una persona tuviera tanto dinero y poder. No y no. No soy ninguna inspiración. Yo misma fue cobarde y nunca lo denuncié... dejé que mi abusador estuviese libre y cuando lo vi casi me desmayo. Tuve un arranque de valentía pero no soy valiente ni un ejemplo. Viví con miedo y eso no se lo deseo a nadie - le miré mientras le daba la espalda pero Daniel no se iba a rendir, besó mi espalda y mi hombro mientras me abrazaba por atrás.
-Cuando te conocí... te volviste mi inspiración. Y no hablo de ser mi musa ni nada del estilo, hablo de que me inspiraste a mejorar como persona y a ser la mejor versión de mí. Estaba perdido en un punto y me ayudaste a encontrar mi camino y te agradezco. ¿Ahora te imaginas el impacto que harás? - besó mi frente y se levantó de la cama, dejándome su computadora- lee los comentarios.
Yo me quedé en la cama, sin saber qué hacer. Daniel solo se fue de nuestra habitación.
La curiosidad me ganó, tomé la computadora y empecé a leer. Era facebook y twitter, ambas redes sociales tenía tantas vistas y comentarios sobre el artículo de la corona respecto Oscar y su disculpa por el maltrato que sufrí.
"No queremos ser invisibilizadas ni ignoradas, queremos una voz para denunciar"
"Quiero confiar en el sistema, quiero confiar que tendré justicia"
Y seguí leyendo, mientas lloraba.
Entonces me lo topé, el link que cambiaría mi vida. Era una sentencia, Caso González y otras vs. México. Fue reciente, había alguien preocupándose por aquellas flores marchitas en su propio hogar, comunidad y entorno. Mujeres que no podían buscar protección, mujeres que no solo les levantaron la mano, sino fueron calladas para siempre.
"Debemos recordar que hoy, en el siglo XXI, todavía hay una necesidad urgente de consolidar la igualdad entre hombres y mujeres, la igualdad de vivir sin violencia ni discriminación. Los asesinatos de mujeres por razones de género se dan en todas las regiones, en todos los países y en todas las culturas. Es un asunto de derechos humanos universales y de la innata dignidad humana que nos concierne a todos, nos afecta a todos, y requiere un esfuerzo concertado y urgente por parte de todos nosotros". Michelle Bachellet y mientras más buscaba sobre ella, más fascinante se me hacía.
No solo requiere un esfuerzo de los que deberían protegernos, las autoridades, sino de todos nosotros y eso me incluye a mi. No solo me puedo concentrar en mi dolor, debo ser temeraria y luchar como lo he hecho, y esta vez para aquellas que necesitan esa motivación.
Lloré... dejé la computadora a un lado y me abracé a las piernas. No podía ser egoísta, me estaban dando las plataformas y yo debía hacer algo.
Y si podía darles voz a aquellas que no tuvieron y haría gritar a las que aún tienen miedo. Era mi deber, o se sintió así desde ese momento. Yo encontré justicia, algunas no lo han encontrado. Me lo tomé personal, porque recordé cada golpe, cada vez que me hice de menos y creí que no lo lograría. Recordé cada lágrima derramada y cuando sentía que él me arrebataba mi libertad y mi voz.
Una voz que fue atormentada y educada para no hablar. Pero ya no soy esa niña. Ahora podía gritar.
Me levanté rápidamente y abracé a Daniel, con fuerza, me aferré a él.
-Lo haré... llama a la revista, lo haré con una condición y solo una condición.
-¿Cuál?- entonces le miré a los ojos y besé su mejilla, sonriendo ampliamente. Si quería hacer algo, haría algo a lo grande-. ¿Qué es estás tramando?
-Quiero ponerme en contacto con Sierra Isaacs y Laleh Abadi. Si quiero causar un impacto, será a lo grande.
* * *
Había terminado la llamada con la editora en jefe de Elle España y Elle Estados Unidos, le había comentado mi idea y se mostraba más que receptiva. Me dijo que si lograba convencerlas, se empezaría la producción de la edición. Yo salté de la cama feliz y corrí a buscar a Daniel que recién venía de los entrenamientos. Estaba sudado pero sexy y yo estaba cargada de energía y me lancé a sus brazos, el me atrapó y yo le besé profundamente, sin escapar un suspiro y sin darle tiempo de reaccionar.
-Te amo... gracias por siempre inspirarme y apoyarme en todo -él me sonrió abiertamente y colocó sus manos en mi trasero-. Te ves demasiado sexy.
-Te iba a proponer darnos un baño y hacerte el amor contra el vidrio - yo me sonrojé y acaricié su barba y empecé a dejar besos en su cuello-, y en la cama... y cuando terminemos me dirás porque tienes esa sonrisas -yo asentí como niña pequeña. Nunca me voy a negar a Daniel en ninguna de sus seducciones. Mis bragas ya estaban mojadas él lo sabía. Sabía como hablarme para tenerme rendida.
-Fóllame - le dije mientras asomaba una sonrisa en mis labios. Daniel tiró su maleta de entrenamiento y me guió hacia nuestro baño donde me reposó en la pared mientras me besaba con urgencia. Yo le quité su camisa roja de su selección y hundí mis uñas en su hombro cuando Daniel había colado sus dedos bajo mi vestido. Sus dedos se movían despacio y yo solo hice mi cabeza hacia atrás. Daniel me dejó en la mesa que teníamos junto al tocador y empezó a desvestirme y quitarse su ropa. Yo lo miraba con mi respiración agitada y entonces cogió mi pie para deslizarme y atraerme a él y besarme.
Los besos fueron desesperados, entró a mi sin dejarme pensar. Me hizo delirar por minutos mientras acercaba y chocaba su cuerpo a mi cuerpo. Mi respiración se agitó, grité su nombre y me sostuve del vidrio a mi lado mientras hacia mi cabeza hacia atrás. Él había llegado, lo supe por su sonrisa y porque estaba llena de él, pero siguió al mismo ritmo, acariciando uno de mis pechos.
No me dio tiempo de reaccionar cuando me dio mi primer orgasmo y me levantó para meternos a la ducha y prender el agua fría. Yo solo sentí cuando me colocó de espaldas, haciendo que mi cuerpo estuviera contra el vidrio y me volvió a hacer el amor. Estaba vez más lento, más seductor. Oía mi nombre por atrás, colocó sus manos sobre las mías y me besó desesperadamente mi hombro mientras empujaba mi cadera. La agua nos salpicaba, fría y yo solo sentía el ambiente más caliente; yo solo podía jadear mientras por el reflejo miraba su cara, estaba a punto de llegar. Aumento sus movidas, jalando mi pelvis fuertemente.
Él había llegado y yo lo alcancé, girándome y besándole.
-Te amo - lo abracé por el cuello y el me sonrió mientras trataba de regular su respiración.
-Te amo - cogió mi rostro entre sus manos y dejó un tierno beso en mis labios-. Relájate ¿sí? Te daré un baño - le sonreí con ternura y cogí la esponja para pasarla por su cuerpo y sus relajantes musculares. Empecé a enjabonarlo y tentar a mi suerte. Daniel me miró divertido cuando notó las intenciones detrás de mi sonrisa.
-Gabriela...
-Está bien, me voy a controlar - sonreí y seguí levándolo por todo el cuerpo, luego su cabello.
-¿Ya me dirás qué es lo que te tiene tan feliz? - yo paré de hacerle masajes en el cabello y le miré a los ojos.
-Tenías razón en que podía hacer sonar mi voz, pero creo que mi voz no es suficiente. Yo me di la tarea de investigar sobre el tema, la violencia de la mujer y me topé con una sentencia, casi leí doscientas páginas para saber el caso. E investigué cada nombre, cada mujer que murió y no tuvo justicia. Sentí algo aquí - hice como si arrugara una bola de papel en mi vientre-. Se sintió horrible, es como si las escuchara llorar y pedir ayuda. Me topé con Siarra Isaac que fue una militar en Chile, también es periodista, fue la primera mujer en Iberoamérica en conseguir ser Ministra de Defensa y también la presidencia. Escuché su discurso y este año termina su periodo electoral y se irá a las Naciones Unidas para ayudar a crear una plataforma y organización que busque proteger a la mujer. Me pareció increíble y leí un artículo, específicamente de la periodista Laleh Abadi. ¿Sabes que yo no creo en el destino ni en las coincidencias verdad?
-Lo sé- me besó y yo cerré la llave del grifo.
- Ella me escribió un correo, ella se enteró de mi historia y quería entrevistarme. No lo había visto porque era mi correo de la organización de mi abuela y hasta ahorita lo vi. Lo sentí como una alarma, que debía activarme. Yo estoy inspirada por ellas y quiero que salgan conmigo en la portada. Quiero salir desnuda... con nombres de mujeres que nunca encontraron justicia... y quiero salir con ellas. No quiero ser la voz de todas ellas, quiero ser la que prende la llama y haga incomodar.
Daniel acarició mi cabello mojado viéndome con orgullo. Dejó un beso en mi frente y me pagó a su cuerpo.
-Tú, cada vez que abres la boca, te juro que eres tan sexy-hizo la cabeza para atrás y soltó un suspiro de desespero-. Mierda, estoy nuevamente excitado porque eres tan preciosa cuando quieres justicia.
Yo reí y solo le veo.
-Nuestra intimidad no es cuándo estamos desnudos, es cuándo abrimos nuestros corazones y eso nos pone calientes - Daniel volvió a reír cuando dije eso y me miró.
-Te ayudaré en lo que necesites. Contactos, llamadas. Dime lo que quieres, y trabajaré a tu lado para hacerlo realidad.
Madrid, España. 15 de abril 2010.
Hoy era el día. Después de tantos esfuerzos, podía hacer mi sueño realidad. Me había visto al espejo tantas veces y estaba nerviosa, conocería a las que, después de hablar por teléfono y leer más sobre ellas, se habían convertido en mi ejemplo a seguir.
-Gabriela Leven, la mujer que me dejó más de quince llamadas perdidas -yo reí cuando miré a Sierra Isaacs entrar por la puerta de donde sería la sesión de fotos y me hinqué para abrazarla.
Una mujer baja, rubia con algunas canas, de ojos marrones y piel morena. Su porte era firme, elegante, como si estuviera pendiente de todo. Tenía el uniforme, con sus insignias. Había traído seguridad, si era la presidente de Chile. Impresionante. Y a pesar de su seriedad, aspiraba confianza y calidez. Me sentía segura con ella.
-Sierra no sabes lo honrada que me siento de que hayas aceptado-ella me sonrió, besó mi mejilla y me abrazó.
-Estoy encantada de conocerte y que me incluyas en este proyecto. Tienes una gran visión y apenas tienes veinte años-yo me sonrojé y justo entró Laleh Abadi.
Mi mandíbula, metafóricamente, cayó al suelo. Era una mujer impresionante. Era alta, morena, tenía unos ojos verdes tan profundos y claros, que hipnotizaba con la mirada, complexión media. Usaba hijab y lo más hermoso que podía describir de ella, era una sonrisa encantadora y traviesa.
-La gente se volverá loca cuando vean a una judía inglesa, una latina militar y una periodista lesbiana musulmana -hizo con sus manos como si estas imitaran una bomba. Yo reí y entonces me acerqué a ella y le di un abrazo tan repentino que ella ni se lo esperaba. Ella se rió y me devolvió el abrazo, mi cuerpo se erizó por completo. Entonces Laleh y Siarra se saludaron, se conocían de antes y yo no dejaba de ver a Laleh. Era hermosa.
-Oh... y él es mi novio Daniel. Yo no quería hablar sobre estos temas y me incomodaba y él no se rindió y me dejó la semilla para todo esto -me acerqué a donde estaba Daniel para arrastrarlo y presentarlo. Daniel seguía igual de callado y tímido, pero quería que lo conocieran. Él nunca se rindió conmigo y era una fuente de inspiración para mi, mi pilar.
-Ambos son encantadores ¿Cómo se conocieron? - me miró Sierra alternativamente a mí y a Daniel.
Daniel se acercó a saludar a ambas mujeres y sonrió tímidamente.
-La vi bailando en las calles y me enamoré completamente de ella-cogió mi mano entre la suya y la besó, de reojo miré cómo Laleh estaba pendiente de nuestros movimientos-. Fue un gusto conocerlas pero creo que ya es momento de iniciar. Espero se diviertan y logren alcanzar su objetivo - les sonrió a ambas mujeres y a mí me besó-. Ve a brillar amor.
Yo me sonrojé ante eso, Daniel demostraba afecto y yo no me acostumbraba pero me encantaba. Me hacía sentir especial.
Y entonces inició.
Mi visión era un poco compleja pero simple a su vez. Busqué por horas, y horas, historias de mujeres impactantes, me memoricé tanto sus historias que sus nombres quedaron tatuados en mi cuerpo. Y eso era lo que quería hacer.
Me maquillaron y arreglaron, tenía nombre pintados en todos lados y estaba en ropa interior. La portada sería yo, viendo a la cámara y con los nombres en mi cuerpo. Las otras fotos eran de Laleh en un campo de flores marchitadas mientras ella fotografiaba y la fotografía se volvía una flor nueva. Las fotos de Sierra era ella con una cinta en la boca y un cartel que decía "Auxilio".
La campaña era emotiva, quería que cargara emotividad e incomodidad. Quería mover al mundo, que el mundo hablara de esto. Quería a todos sacarnos de nuestra zona de confort.
La última foto éramos las tres, abrazadas, pasándola bien, riendo y luego tiradas en el prado.
El título era flores marchitadas, las historias no contadas de aquellas que antes de florecer, sus voces fueron apaciguadas.
El artículo sería escrito por Rafaela del Pilar, y en la web tendría una sección especial para todas las mujeres que cuenten sus historias. El objetivo era que nadie se sintiera como yo, incomoda de hablar, incomoda de contar su experiencia. Toda persona necesita un lugar seguro para acudir cuando las paredes, que nos deberían de proteger, se derrumban en nuestra mente y nos asfixia al no poder ver la luz ni sentir el aire.
No quiero que nadie se sienta juzgado, quiero que alcen la voz. Si tengo el poder, mi poder será para aquellos que no pueden acceder.
-¿Puedo invitarte a una copa? -miré a Laleh que estaba en el balcón del tercer nivel fumando, afuera de dónde fue la sesión. estaba con un pantalón de lona, una camisa de botones blanca y unos mocasines. Su pelo se lo había vuelto a cubrir con su hijab.
-Claro-le sonreí y me acerqué a ella- ¿Quieres?
-No fumo...
-Yo tampoco hasta que salí de mi país y perdí contacto con mi familia - yo me recosté en el barandal, haciendo mi cabeza para atrás para sentir el aire. Sentí su mirada, de arriba hacia abajo. No me incomodaba, me sentía... intimidaba pero no incómoda.
-¿Quisieras volver?
-Tendría que fingir ser alguien que no soy y no estoy dispuesta a regresar en mi lucha- apagó su cigarro y se colocó a mi lado-. Yo de niña tuve que ver cómo colgaban a mi madre en la plaza de Irán por matar al hijo de puta de mi padre. Ella tenía apenas catorce años cuando se casó... vivió abuso y violencia cada día de su vida hasta que se hartó y encontró la libertad en la cuerda. Sus últimas palabras fueran que no me dejara doblegar y que huyera. Huí con mi tía y no vi atrás. No volvería por la misma razón que tu te alejaste de tu pasado y decidiste iniciar de cero.
Cuando escuchaba este tipo de historias, lastimaban mi corazón porque no fui la única flor en dar marcha hacia atrás.
-Encontré un nuevo hogar-sonreí un poco-. Lo encontré con Daniel - esta vez la tenía más cerca y ella enarcó una ceja.
-Te diré un consejo, nunca dejes que tu hogar sea una persona. Puedes compartir y crear un espacio para dos, pero el hogar - señaló su pecho-, está aquí, contigo, donde puedes llevarlo a cualquier lado. Tu hogar eres tú... y solo tú. No es una persona ni un lugar.
Me quedé pensando y le sonreí mientras miraba cómo sus labios se curvaban en una sonrisa de respuesta.
-¿Nos vamos por unos tragos?
Yo iba a coger mi bolso pero sentí un mareo y unas ganas de vomitar.
N/A: La historia de Laleh y su madre está inspirada en hechos reales. Les dejaré el link. Esta historia buscaré plasmar historias reales. Y ya se viene el drama... Wuuu.
https://www.bbc.com/news/world-middle-east-62342689
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