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XVI

Capitulo 16.

Madrid, España. 3 de agosto, 2009

D A N I E L

-Intenta... ¿por qué no?

Ella se miraba frustrada mientras caminaba de un lado al otro en la habitación.

Gabriela era mi pareja oficial, todos los medios españoles hablaban de ella. Era la chica misteriosa, la chica que robó mi corazón y la chica misteriosa que bailaba en las calles. La gente reconocía la belleza de Gabriela. Es preciosa, tiene unos ojos grandes y transparentes, es alta, cuerpo esbelto por sus años como bailarina y entrenamiento en el cuerpo de voluntarios, tiene unos labios cornisas que me encanta besar, una mandíbula tan definida que el mismo Devon envidia. Su piel es color olivo y brillante, tenía unas piernas largas y una cabellera negra voluminosa. Ella es preciosa y yo sigo sin entender como es que yo logré atrapar a una mujer como ella, con una belleza impresionante pero sobre todo, un corazón tan precioso. Eso no lo podía ver la gente y me frustraba porque quisiera que conocieran la mujer fuerte que yo conozco.

Evidentemente la gente la quería contestar como modelo, buscaban que ambos saliéramos en revistas y portadas. Gabriela estaba escéptica, odiaba tanta atención y ella solo quería buscar paz. Ella seguía trabajando en la academia de baile, que ahora se volvió famosa gracias a ella. Había dejado su trabajo en los bomberos porque seguía en su proceso de recuperación y ahora tenía turnos en un bar como bar tender porque sí, ella sabe hacer buenas bebidas y eso me sorprendió, cada día aprendía algo nuevo de ella. Y aún así, sentía que ella se agobiaba por el dinero y no quería tener complejo de héroe y decirle que yo tendría sus espaldas.

Su familia también le apoyaba y le dieron la espalda; ella solía tener seguridad apoyada en otros hasta que la perdió y tuvo que hacerse valer por ella misma. Ella no quiere mi apoyo, no quiere que le pague nada y me frustro porque no me pesaría pero entiendo que tenga miedo de volver a quedarse sola.

Ella es fuerte, sé que puede pero quiero apoyarla. Me quiere pagar renta y no le dejé obviamente, ella es mi pareja y que ella viva en mi casa es hacerlo un hogar a su lado. Sé que se frustra al no ver que tiene el dinero suficiente, en que no quiere salir conmigo a restaurantes porque no puede pagarlas y tampoco me deja invitarle.

Es difícil pero entiendo su miedo. Quiero apoyarla y entonces tomé el video y lo envié a las mejores escuelas de baile donde le pagarían el triple de lo que ahora gana, y también recopilé una serie de propuestas de sesión de fotos.

Si no podría pagarle cosas, al menos podría ayudarle a conseguir mejores oportunidades. Solo quería que fuera feliz y no se estresare por el dinero pero es difícil cuando luchó casi tres años ella sola sin ningún apoyo y viviendo en las calles.

Sé que quiere ser independiente pero estar conmigo no era renunciar a su independencia, era saber que era su columna, como ella me dijo que yo lo era.

-Sé que te preocupa tu situación financiera y prácticamente no me dejas invitarte a nada, en que tampoco me dejas consentirte o llevarte a lugares algo caros, así que te tengo varias propuestas de trabajo que te darán la estabilidad y te quitarán ese estrés. No quiero que te preocupes del dinero amor, sé que no estás conmigo por dinero y jamás sería un hijo de puta que me aprovecharía de ti y te dejaría en la calle.

Ni siquiera vio los papeles, ella ya sabía a lo que me refería.

-Yo no soy modelo, hay miles de mujeres fajándose el culo por conseguir el cast y no se los quitaré yo porque soy tu novia. No, no... no es mi mérito y tampoco pretenderé ser algo que no soy. No me gusta la cámara y bien sabes que si esas fotos llegan a mi familia, me buscarán y yo no quiero tener contacto con ellos. Gracias por la ayuda pero no puedo hacerlo, sé que tienes buenas intenciones pero simplemente no soy yo y no lo haré solo por el dinero porque esto me perjudicaría más.

Me callé, ella tenía razón. Debía tomar en cuenta sus miedos y el proceso que llevábamos juntos. Suspiro frustrado porque no sabía como quitarle ese miedo de quedarse nuevamente sin nada. Teníamos una casa juntos, estamos construyendo un hogar juntos y solo quiero ser su apoyo. Yo quiero que sea feliz y disfrute lo bueno que le está pasando después de tanto sufrimiento.

-¿Y la compañía de baile que te contacto? Eso sería impulsar tu carrera a otro nivel.

Ella suspiró y negó con la cabeza.

-No siento que lo merezco -susurró-. No lo merezco

-¿Y quién te dijo esa mentira? Yo solo mandé tu video bailando en las calles, ellos decidieron contratarte- ella suspiró y solo miraba sus manos nerviosa-. Esta es una gran oportunidad para tu carrera y una buena base para que ya no tengas que tener tres trabajos. Yo me enamoré de ti en primer lugar por la magia que hacía tu cuerpo.

-¿Y si me escogieron por qué tú lo enviaste? ¿Y si no soy suficientemente buena? ¿Y si hago el ridículo -ella siguió bombardeándome de preguntas e inseguridades y yo la atraje a mi para darle un beso, seguramente no se callaría y no me dejaría hablar.

-No lo sabrás si no lo intentas y yo sé que eres buena. La gente en la calle se enamoraba de la belleza y gracia con la que bailabas y ahora solo quiero que más personas lo vean. Mereces todo lo bueno en el mundo ¿lo sabes no? Todos estos años has ido cuesta abajo, ahora que encontraste el tope solo tienes la mirada hacia la meta, ¿no? Tu camino es ir hacia arriba y ese es tu destino Gabriela. No te cierres a las grandes oportunidades que vienen para ti, porque lo mereces y estaré para apoyarte en lo que necesites. No volverás a las calles, no me vas a perder ni las personas que hoy te aman y están en tu vida. No tengas miedo, no te estreses por favor. La vida te ha quitado mucho y ahora te lo retribuye. Toma ese trabajo, enséñales a todo tu talento y dejame sacarte a cenar porque tu me das calidez cada vez que entro a mi hogar, tú me apoyas en cada cosa que hago y quiero retribuirlo. En esta academia enseñarás a otras niñas a ser las mejores y también bailarás en los mejores escenarios de Europa. Quiero lo mejor para ti y tendrás todo mi apoyo para cumplir tus sueños. No necesito que limpies la casa o me cocines porque no me pagas la renta. Si estás en mi casa es porque es nuestra porque yo quiero una novia, a nadie más. Yo quiero que vivas conmigo, quiero que formes un hogar conmigo. No te pido tu independencia, quiero tu compañía y exclusivamente tu sonrisa cada día. Por favor, déjame ayudarte y no porque la recibas eres menos capaz y menos merecedora. No me debes nada ni a mi ni a nadie, a la única que le debes todo es a ti misma para dejar de sabotearte. Dios sabe lo que mereces y es el puto mundo, y yo te ayudaré a alcanzarlo si está en mis manos y te voy a motivar para que tú viajes por las estrellas y las logres alcanzar.

Ella rompió a llorar y solo me abrazó fuerte, enrollando sus piernas en mi cintura. Yo la sostuve y besé su cabeza. Me quedé en silencio sin saber que hacer, únicamente sentirla porque ella necesitaba ese tiempo para ella.

-Tengo miedo a acostumbrarme a ser feliz y que venga algo y me lo quite. Tengo miedo en dejar que me ayudes y un día volver a ser dependiente y quedar en la calle. Tengo miedo de volver a confiar y salir perdiendo. Tengo miedo de usar tu dinero y que ya no me pueda auto-valer por mi misma. Tengo miedo de volver a quedarme sola porque no quiero perder esto contigo. Tengo mucho miedo. Y tengo miedo porque tengo mucho que perder, y lo más importante es el hombre que amo y que me ha demostrado un amor puro y sin condiciones. Tengo miedo de perderte Daniel... tengo miedo porque ese amor que siento por ti me sofoca... Ahora si tengo tanto que perder y no quiero.

Soltó a llorar, su voz temblaba, estaba fría y podía sentir su miedo. Se aferraba a mi cuerpo. Yo busqué su mirada y acaricié su mejilla con mucho cariño; limpie sus lágrimas y besé lentamente sus labios.

-El miedo viene porque tenemos mucho que perder y te comprendo amor. Tú eres fuerte, eres la mujer más fuerte que he conocido y vaya que te admiro por ello. Tienes miedo de soltar tu independencia y una parte de mí quiere buscar como afirmar que no busco quitarte tu esencia, solo... quiero que tomes un respiro de la vida. No puedo asegurarte que no tengas miedo o que algún día tendrás bajos pero te puedo asegurar que te amo y que tú misma fuerza te sacará adelante pase lo que pase. Te amo Gabriela... y si quieres seguridad te diré algo: eres la dueña de mi corazón y yo también tengo miedo que me dejes cuando te des cuenta que no te merezco ni un poquito. Tengo miedo de perder lo nuestro, tengo miedo de que caigamos en la rutina. Tengo miedo de que le dejes de amar porque sé que a tu lado soy vulnerable porque te he entregado mi corazón, así como tú lo has dicho, sin condición. Te amo como nunca he amado a nadie y da miedo porque el amor es el sentimiento más puro y fuerte, el más difícil de olvidar y arrancar. Es bueno que tengamos miedo pero somos luchadores y ese miedo no nos va a detener. No estamos juntos por dinero, estamos juntos porque deseamos compartir nuestra vida y confiar en nosotros.

Yo tomé aire, tenía mucho que decir y las palabras me salían quebradas. Me había enamorado profundamente y me sentía vulnerable al exponerle mis mayores miedos. Estaba enamorado y nuestro camino juntos tomaba velocidad.

Entonces ella me besó con fervor, con necesidad... impaciente y sin meditarlo dos segundos. Me guió hacia el sofá donde se puso encima de mi.

Desde que hemos vuelto, nuestro contacto físico eran besos cortos y abrazos eternos. Pero hoy... hoy era distinto.

Ya nuestros cuerpos pendían más, encendían la necesidad y pedían a gritos una intimidad. Y no... no era sexo, era el extremo de querer piel contra piel, labios contra labios y latidos contra otro latido. La necesitaba más que nadie. Había conectado con esta mujer a un nivel emocional tan profundo, pero también necesitaba lo físico.

Sus ojos me miraban, hacía que ardiera todo en mí.

Nuestros labios bailaban juntos, nuestras manos buscaban más cercanía. Ambos estábamos desesperados por las caricias del otro.

-Te prohíbo romperme el corazón...

Murmuró entre los besos y yo solo la recosté en el sofá mientras le quitaba el vestido negro que usaba, dejándola en su ropa interior azul. Su respiración se había agitado, tenía sudor en su frente. Su pecho subía y bajaba con pesadez, tenía hambre de ella, un hambre voraz. Se miraba sexy, ardiente... me hacía desearla en cada parte de su piel.

Ella expuesta, y yo expuesto, era una danza de dos pieles, de dos cuerpos buscando la necesidad de estar más pegados, más juntos y conectados.

-No lo haré -coloqué su pelo atarás de su oreja y acaricié su mejilla. Palabras de afirmación para romper sus miedos y darle seguridad en nuestra relación. Debo saber que lenguaje de amor darle para no perdernos en el camino.

-Necesito que me hagas el amor -murmuró mientras sus manos iban a mi camisa y la iba quitando -. Necesito que le desees... que me desnudes, que tus manos piquen por recorrer mi cuerpo y te pierdas en mis ojos. Hazme el amor y recuérdame que también me puedes llevar a las estrellas-entonces me volvió a besar sin prisa. Mis manos fueron atrás de su espalda que se iba arqueando mientras desabrochaba su sostén para dejar sus pechos al aire. Bajé mis besos a su clavícula y me dediqué a adorarla con besos mientras de sus labios salía mi nombre.

Ella se impacientó y me colocó esta vez sentado en el sofá y ella encima de mí, con tranquilidad fue desvistiendome, besándome... tocándome cada parte de mi y yo incliné mi cabeza hacia atrás. Fue rozando nuestras partes, tentándome al cien. A ella le gustaban los roces, gemir en mi cuello y arañarme en la espalda.

Gabriela era apaisada, le gustaba el contacto físico y el fuego. Y yo la quería a ella, solo a ella. Me tentaba con sus caricias, yo era paciente, sabía que le gustaba el juego preliminar, hacernos desear, llevarnos a nuestro límite... y mi límite era corto.

Sentía su respiración ir las rápido y sus miradas dilatadas. Sus dos pechos subían y bajaban, ella estaba excitada. Por un momento ella levantó su mirada, se aferró a mis hombros y los apretó levemente.

-Te necesito - murmuré entre los besos que sentía, mientras lentamente la iba colocando en el suelo y yo encima de ella-. Necesito hacerte el amor.

-Te amo-murmuró.

Me separé de ella, abrí sus piernas y seguí besándole pero esta vez en su entrepierna. Volvió a gemir mi nombre, su espalda se arqueó, estaba ansiosa, porque cogió su mano y guió mi rostro a su centro de placer. Se volvió a contraer cuando empecé a acariciarla y lamerle. Gabriela perdió la cordura mientras me adentraba más a ella. Genia mi nombre, suplicaba por más. Estaba húmeda, estaba apasionada.

Y cuando ella estaba a punto de llegar, me detuve. Ella me vio impaciente pero la noche apenas comenzaba para los dos.

-Daniel... por favor.... hazlo, ya -demandó y yo, como su fiel caballero seguí su orden. Levanté sus piernas y las coloqué en mis hombros. Mordí su clavícula lentamente mientras la iba besando, ella empezó a gemir mientras sus manos acariciaban mi espalda. Volvió a levantar su cadera para hacer una fricción, yo cogí sus manos entre las mías y las subí arriba de su cabeza, inmovilizándola-. Daniel - suplicó pero no fui más rápido, quería tomar mi tiempo. Ella estaba impaciente, yo también.

-Yo te adoro, cada parte de ti. Te amo -entonces uní nuestros cuerpos sin preámbulo, hice la danza con nuestras pieles. Gabriela estaba húmeda, era fácil sincronizarnos, era fácil decirle su nombre y adorar su cuerpo. Amaba ver sus ojos cerrarse, morder su labio y verla disfrutar y subsumida en placer.

Su placer era mi deleite. Escuchar nuestros cuerpos, sentirla estrecha, acariciar cada parte de ella sin censura ni límite, con rapidez o con lentitud, nuestros propios cuerpos se sincronizaban. Bajé una de sus piernas para llegar más profundo en ella, su pierna se contrajo, su piel se deslizaba por la alfombra, su respiración se iba entrecortando anunciando su bello orgasmo. Su pelo estaba por toda la alfombra, su piel brillaba bajo la penumbra de la lámpara; sus pechos se flexionan a mi. Su desnudez era una obra, sus gemidos eran mi nombre o buscando más de mí. Solté sus manos para aferrarse a su cintura y aumentar mis movimientos, sus manos fueron a mi espalda para dejar marcas permanentes.

Sus labios pedían más, más cercanía, más pasión, más beso... más contactos. Y como su fiel amante, se lo concedió. Me centré en ella. Hasta que soltó un grito, llegando a su placer máximo. Unos segundos después llegué con ella pero no me separé, solo me dediqué a besarle y seguir bajando mis besos.

-Daniel -gimió cuando yo besaba su vientre y acariciaba sus piernas.

-No he terminado contigo... hoy... serás amada de tal forma que ni tus piernas responderán a ti.

Y esa fue nuestra noche... caricias, delirios y dos cuerpos encontrándose nuevamente después de mucho tiempo.

N/A: un capítulo algo más rápido de lo usual y con escenas algo subidas de tono. Espero les guste. Las quiero mucho y gracias por ser pacientes. Las adoro.

Bry

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