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↠2.- Es Real

La semana de su proyecto estaba por acabar y Tsubaki había entablado una amistad con la funcionaria del lugar. Por ser el último día, la maestra les dio a sus alumnos el día libre para que se relajaran.

—Matsaru-san, las demás chicas y yo vamos a las termas— Era Sato-san quien había detenido a la pelirroja—¿Quieres venir con nosotras?— Sin embargo, Tsubaki solo negó con su cabeza y rechazó amablemente la invitación. 


Pues tenía algo más importante que hacer. 


Esa tarde la pasaría conversando con la señora Hana en su hogar luego del trabajo. Además, tenía un gran presentimiento, pues tal vez encontraría respuestas a su pregunta. En fin, Tsubaki se despidió del grupo de compañeras y caminó hacia la reserva.

Al pasar por la puerta, el jefe del lugar miró algo sorprendido al ver a la hermosa jovencita regresar.

—¿Tsubaki-chan? ¿Qué haces aquí?— La muchacha se acercó al mostrador mientras este aún mantenía su rostro sorprendido— No que iban a tomar—

—¿Está Hana-san?— Tsubaki no tenía tanta paciencia para aguantar al hombre y el montón de preguntas interrogatorias. 

—Pronto saldrá de su turno...—

—Entiendo, muchas gracias— Lamentaba un poquito tener que ser un poco mordaz.

La pelirroja tomó asiento en la pequeña salita de espera mientras tomaba un folleto y lo ojeaba, lo malo de estar ahí era no poder usar su teléfono móvil, por lo que era mejor mantenerse leyendo para pasar el aburrimiento. 

Al cabo de 20 minutos, Tsubaki vio a la mujer que regresaba con un grupo de turistas. Internamente se alegró de verla, ya le dolía estar sentada. 

Esperó pacientemente a que la mayor se desocupara para así poder ir, además quería que se llevase una sorpresa. 

—¿Tsubaki-chan?— 

Nop, la sorpresa se arruinó. Matsaru se acercó mientras la amable señora le daba su atención. 

—Pensé que estarías con tus compañeras— Confesó la mayor, pero la pelirroja negó. 

—Quería pasar más tiempo con usted y conversar... Obviamente, si no le molesta— Aclaró Tsubaki y la mujer colocó su mano sobre su hombro. 

—No me molestaría en lo absoluto— Su sonrisa se hizo más brillante y luego se alejó un poco— Espérame cinco minutos y estaré lista— La menor asintió. 

Esperaría con paciencia, algo raro en ella. 



De camino al hogar de Hana-san, Tsubaki se mantenía con los ojos cerrados y trataba de pensar en otras cosas que no sea el movimiento. A Hana le preocupó un poco y aprovechó un semáforo para regresarla a ver. 

—¿Te encuentras bien?— La pelirroja asintió con su cabeza mientras abría un ojo con inseguridad. 

—Sí, si lo estoy— Más eso no dejó tranquila a la adulta quien nuevamente puso en marcha el jeep rojo. 

—Te vez pálida... a lo mejor te llevo al médico— Dijo en tono preocupado mientras tomaba el carril derecho para circunvalar e ir al norte.

—N-no, no se moleste... Yo, sonará patético pero me mareo fácil cuando viajo en auto o en bus—Confesó Tsubaki mientras soltaba un suspiro contenido. 

—No es patético, Tsubaki-chan. Cada persona tiene sus propias condiciones— Habló la mayor mientras desistió su decisión a último momento y continuó el trayecto a su hogar—Bajaré un poco la velocidad—

—No tiene que molestarse— Dijo ahora la de ojos avellana un poco nerviosa, no deseaba ser una molestia. 

—No lo eres, tranquila— Mas las palabras de la adulta lograron tranquilizar un poco su agitado corazón. Se sintió un poco bien que alguien te tomara en consideración y entendiera tus defectos con bastante comprensión, a pesar de no conocerse tanto....

"Hana-san es increíble" 

Pensó la pelirroja que sonrió un poco mientras dejaba que el movimiento no tan acelerado la dejara llevar...

El viaje a casa no tomó más de 30 minutos, ahora Hana que dejó estacionado e vehículo, miró como la pelirroja se estiraba aliviada. 

—¡Vaya~! Tiene una casa enorme—Comentó Tsubaki—¡Súper genial!— La muchacha giró su cabeza mientras veía con detalle todo lo que poseía Hana-san—¡Oh! ¡Tiene un campo de cultivo! ¡Y eso es un cobertizo muy bonito!— Comentó mientras brincoteaba feliz, al igual que una niña de 5 años. 

—¡Está inclinado!— Una risa hizo que la emoción de la pelirroja se calmara y giró hacia Hana-san quien se reía, enseguida Tsubaki sintió vergüenza por su comportamiento—Disculpe... yo, que vergüenza....

—No, no te preocupes— Hana acomodó un mechón de su cabello detrás de la oreja— Mejor entremos a beber té— La menor asintió mientras la seguía. 

Estando ambas ya acomodadas en la mesa del comedor, Hana se dio el lujo de abrir la conversación.

—Tsubaki-chan— La menor subió su mirada a la mayor—¿Tú no odias a los lobos?— La joven dejó la taza con tranquilidad mientras su rostro la miraba seriamente.

—No, es todo lo contrario— Aclaró la de ojos color avellana— Les tengo una gran admiración— Esto despertó curiosidad en la mayor.

—¿Admiración?— La menor solo asintió.

—Sí, los admiro desde que era pequeña. Recuerdo que en una obra de teatro en la escuela, mi clase interpretó caperucita roja pero al final del cuento lo terminé de arruinar. Pues me interpuse en la muerte del lobo.... A final de cuentas no me pareció justo y las lágrimas se me saltaron— Confesó la menor. 

Hana miraba con felicidad a todo lo que decía la joven.

—Tienes un gran corazón— Dejó una sonrisa resplandeciente que a la joven contagió—Yo también los admiro, son seres maravillosos. 

Hana cerró sus ojos un momento, pensó si que sus hijos aún estuvieran con ella en casa y conocieran a Tsubaki, puede que tengan más amigos... 

—¿Hana-san?— La menor preguntó algo dudosa—¿Usted... usted ha visto un lobo salvaje en estos bosques?— La mujer miró un poco confundida por la reacción de la joven—Perdón, tal vez solo sea un rumor que creí...—Hana negó con su cabeza, y con paciencia comenzó a narrar su historia junto a una sonrisa. 

Lo que quedaba de día transcurrió con calma, los colores azulados cambiaban a colores más naranjados y rosados, hasta que llegó la noche. Ambas seguían sentadas en el mismo comedor. Hana terminó su relato y se formó un silencio sepulcral entre ambas. 

—Tal vez todo lo que te dije es simplemente una locura, y puede que no me creas...

—¡Nada de eso!— Tsubaki mostró un rostro super conmovido mientras apoyaba fuertemente sus palmas a la madera, sin querer ella terminó por golpear la mesa al mismo tiempo que se levantaba. 

—¡Usted ha sido una madre increíble! Fuerte, comprensiva, amable. Soportó tanto por sus hijos y yo la verdad lamento lo de su esposo... Pero— Nuevamente se volvió a sentar— Quiero decir que usted ha hecho un buen trabajo al criarlos sola, sin tener una guía... Ha hecho un gran trabajo Hana-san.

La mayor no pudo evitar llorar, pues luego de tantos años, la necesidad de compartir su dura vivencia con alguien ha sido superado. El miedo que sintió al contarlo simplemente se borró, el miedo a ser juzgada desapareció. 

—No me equivoqué contigo. Gracias Tsubaki-chan— Hana limpió sus lágrimas con el dorso de su mano y luego comenzó a recoger los trastos— Ara, se hizo bastante tarde...— Miró al reloj de pared al igual que la pelirroja. 

—¡Cierto!— Tsubaki solo tenía libre hasta las siete de la noche, pero ya solo faltaba cinco minutos para la hora de quedada—Debo irme— Dijo rápidamente mientras buscaba sus cosa, pero la mayor la detuvo. 

—No te preocupes, yo hablaré con tu maestra para que sepas que estas aquí— Comentó— Además, salir a esta hora es peligroso. No hay faroles y tampoco buses— Afirmó Hana y Tsubaki solo asintió. 

La señora tenía toda la razón y dejó el asunto en sus manos. Para suerte de la pelirroja, la maestra había aceptado y ahora se encontraba tomando un baño en la tina gigante junto a la mayor, por obvias razones, ambas usaban una toalla alrededor de su cuerpo. 

Hablaron de cosas casuales hasta la hora de dormir, el silencio arrullador del campo, las cigarras cantando y la agradable brisa que pasaba entre las maderas. Era simplemente confortador. 

—...Me hubiera gustado ver uno...—Suspiró.

—¿Ver qué?— Soltó la adulta acostada en el futón de al lado.

—Un lobo salvaje, bueno... su hijo es uno, pero no quiero decirle que es salvaje como insulto— Nuevamente comenzó a divagar. Hana cambió la conversación y preguntó más acerca de la jovencita. 

—¿Pronto acabarán su semestre en la "U"? Tienes algo planeado para las vacaciones— Comentó

—Uhm... no tengo nada pensado.

—¿Qué tal si vienes a trabajar en la reserva? Yo podría darte hospedaje y comida— Habló Hana— Obviamente, si estás de acuerdo—

—¡Me encantaría!— Tsubaki estaba exaltadísima— Si se trata de usted, creo que mi tía lo va a permitir.

—Ya veo, entonces cuando regreses. Tendremos un picnic— Afirmó la adulta hacia la universitaria. 





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¡Nuevo Capítulo!

Qué puedo decir, la verdad me identifico bastante con Tsubaki, pues ella dijo las mismas palabras que le hubiera dicho a Hana-san, en verdad ella se esforzó por sacar adelante a su familia. Luchó por mucho tiempo sola y obviamente debe sentirse mal estar alejada de sus dos niños, sus dos cachorros y con la llegada de Tsubaki fue como un alivio al corazón. 

Esta señora es demasiado amable y pura para este mundo. 

Espero que les haya gustado este cap UwU

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