Capítulo 14
Los picos inmensos de hielo comenzaron a rodear a los chicos poco a poco mientras aumentaban su tamaño, los ojos de Yerlei se tornaron de un tono verde y rojo sin dejar ver ni un poco de blanco en ellos, su piel ya era azul cristalina y tenía garras en sus dedos, parecía conservar el resto de su figura de cierta forma. Veía con claridad a los chicos que buscaban una forma de salir de la jaula que había creado a su alrededor y sonreía bastante dejando ver sus dientes, grandes y filosos bastante grotescos.
Shun estaba entre los chicos, justamente en el centro de ellos sintiéndose un tanto más protegido, Shiryu había tomado el frente poniendo a los demás prácticamente detrás protegiendolos de alguna manera de la cosa que creaba esos muros de hielo, Seiya estaba al lado pero a la vez un poco más detrás, al lado de él estaba Shun y cubriendo el otro lado estaba Mime que no estaba mejor que los demás, de hecho tanto Seiya como Mime estaban aterrorizados, pero no iban a huir, aunque a decir verdad no parecía haber lugar por el cual escapar.
Yerlei comenzó a acercarse mientras mantenía un aire orgulloso por sus actos, no es que las cosas hubieran resultado exactamente como las quería pero el resultado a final de cuentas para ella era el mismo, de seguro su señora lo podría dejar pasar, estaba segura.
- aún están a tiempo, vamos, sólo tienen que rendirse y venir conmigo sin resistirse, prometo no lastimar...
Sus palabras quedaron al aire cuando de repente un leve temblor volvió a sacudir la tierra, tanto Shun como sus amigos no lo notaron por los movimientos constantes de donde estaban parados, pero Yerlei en cambio los sintió con claridad, porque no era ella quien lo creo, alguien más lo estaba ocasionando...
Uno de los picos de hielo que ella creaba sufrió una fractura bastante grande, y sólo unos segundos después se fracturó en su totalidad a la mitad, amenazando con aplastar tanto a los chicos como a aquella criatura que confundida vio como una línea blanca se extendió por aquel pico a la mitad, dos segundos y el hielo sólido se convirtió en suave y fina escarcha que no llegaba a lastimar ni a una hormiga, eso abrió un camino detrás de los chicos que sin tiempo de dudar comenzaron a correr hacía la salida recién hecha.
Shun- ¡Rápido, corran!
Yerlei estaba a punto de ir tras ellos cuando unos picos más finos y mejor hechos de hielo blanco en un estado más puro, y por lo tanto más sólidos destruyeron el resto de paredes a su alrededor con sólo tocarlas para desaparecer de la misma manera que antes, no era normal, esos chicos no eran capaces de semejante poder, desistió de perseguirlos por el momento e hizo cambiar nuevamente su cuerpo para dejarla nuevamente con su dulce aspecto humano y miro hacia el frente.
Yerlei- sea quien seas, es mejor que te muestres, sé que no eres un humano, tampoco pareces pertenecer a una raza común y corriente.
Se escuchó una risa masculina y de entre algunos escombros de las casas salió un rubio de ojos azules que veía de manera altanera a Yerlei mientras sostenía una sonrisa arrogante, algo que claramente la molesto.
Yerlei- me pregunto, ¿cómo es que alguien de tu posición terminó haciendo de guardaespaldas de un grupo de niños humanos? ¿acaso te compraron? No creí que los tuyos fueran así de fáciles.
Una pequeña carcajada escapó de los labios de él.
Hyoga- ¿comprarme? ¿Acaso eres estúpida? Aún que quisieran, esos niños no tienen nada que me importe además de su sangre, y no creo que alguien desee morir así.
Las palabras la molestaron bastante, más de lo que debían, el cabello rubio como rayos de sol y los ojos azules como el océano y cielo sólo le recordaban una cosa, y sólo pensar en eso le recordaba que tenía que ir con bastante cuidado, más que el insertar un hilo en una aguja.
Yerlei- entonces, si no es por eso, ¿porque los ayudas? Este no es un asunto que te interese, no te estoy molestando y si así lo deseas puedes quedarte con dos de los chicos para que nos vayamos en paz.
La sonrisa que tenía desapareció y mostró una expresión molesta ante la simple insinuación de esa detestable mujer.
Hyoga- sólo con haberlo molestarlo me molestas a mi, ¿irnos en paz? No me hagas reír, sólo tu presencia me molesta
Hyoga alzó un poco su mano y extendio la palma de su mano, no lo hacía para que ella tomará algún tipo de oportunidad que él ofreciera para dejarla con vida, energía en estado puro que tomó forma como hielo, volteó hacía el bosque donde vio huir a los chicos un momento y después volvió a ver a Yerlei.
Hyoga- sólo tienes cinco minutos para huir, tratar de escapar de mi o matarme, después de eso te mataré yo.
Tratar de escapar o de huir era prácticamente imposible, sabía de rumores que se decían acerca de los de su clase, rapidos, feroces y letales, en general asesinos silenciosos que no dejaban rastro de ellos o sus victimas, era difícil rastrear a uno de ellos común y aquel rubio que tenía en frente no era cualquiera. Optó por lo que le daría más ventaja para librarse de él sin riesgo de ser asesinada después. Dejó salir sus garras y su aspecto antinatural volvió a salir, porque sólo tenía una opción ahora, tenía que matarlo...
Shun continuó corriendo a la par de sus amigos tanto como sus piernas le permitieron, ninguno de ellos estaba a dispuesto a parar de correr pronto, las respiraciones de todos eran irregulares y no tenían aliento suficiente para preguntar sobre lo que había pasado, Shun seguía preguntándose mentalmente sobre lo que había pasado.
No pudo ser cualquier cosa.
Porque sabía que no fue natural, fue a propósito, intencional, y alguien lo había hecho, según sabía no había nadie más que supiera lo que paso, estaban solos a sólo una excepción, y conocía su nombre, dudaba a pesar de todo porque no creía que él tuviera esa clase de poder, ¿cómo podría ser?
Entonces...
¿Hyoga tenía esa clase de poder? No podía creerlo, porque no dio señales de poseerlo y no mostró nada ni siquiera cuando se conocieron. Era muy débil, lo suficiente como para sólo mostrar parte de su fuerza física y reflejos que ahora podía asegurar que eran prácticamente instintivos.
Ella se abalanzó hacia él con las garras de fuera, afiladas como cuchillas, las garras de igual manera imponiendo un poco con una capa de hielo para protegerla. La velocidad que uso no sería fácil de ver para un humano, y una sonrisa en la cara de Hyoga fue lo único que vio antes de colisionar con él para tener el primer contacto, su objetivo era su cuello.
Había escuchado del tipo de habilidades que se sabía que poseían las criaturas sobrenaturales, nunca se preguntó en realidad sobre esas cosas, lo único que sabía era por los rumores en boca que contaban los habitantes de su anterior hogar, si bien, casi no parecían hacerle caso, y tampoco parecían conocerlo más que de vista, si había escuchado ocasionalmente una que otra historia de los más viejos que contaban a los niños de corta edad y a sus nietos.
Sintió un leve contacto entre su piel y sus garras que se desvaneció sin haber pasado un segundo, un escalofrío recorrió su columna vertebral y en seguida sintió una mano que se posó alrededor de su cuello con extrema fuerza y firmeza, con sólo un impulso fue aventada varios metros lejos de él, pero sin que llegará a salir de los límites del pueblo, por esa acción una libera nube de polvo se alzó bloqueando sólo un poco la vista de ambos, y quien arremetió está vez fue Hyoga que también mostró sus dientes acompañado de un gruñido que Yerlei escuchó antes de tratar de alejarse de su trayectoria.
Historias que hablaban sobre poderes que se equiparaban al poder del enemigo de su dios, poderes que llamaban con terror y miedo demoniacos. Fuerza, sabiduría, velocidad, belleza, agilidad, y sobre todo, el control del agua, del viento, fuego y de la tierra incluso, incluyendo varios subgéneros más que eran incapaces de registrar con certeza, habilidades que de tan diferentes que eran en cada portador no se registraban todas, porque era imposible contarlas siquiera.
Sintió una intensa ráfaga de viento helado con algunos cristales que flotaban y que llegaron a rasgar su piel un poco, Hyoga había golpeado pero se aseguró de sólo pasar a su lado, tenía que sólo frenarla, no matarla, aún no.
Hyoga- Un minuto, quedan cuatro para que puedas acabarme o te decidas a huir.
Pero esa clase de habilidades no las tenía cualquiera, de lo contrario sería antinatural, mucho más de lo que ya era, por lo poco que sabía se enteró de que sólo una parte privilegiada de ellos tenía derecho a siquiera presentar señales de poseerlos...
El tiempo pasaba horriblemente rápido para ella, al paso de los segundos sentía como el vampiro usaba sus propias garras para hacerle daño, las que él tenía eran más pequeñas pero de cierta forma a la hora de pelear parecían ir afilandose y alargandose, cada que las sentía rosar podía sentir como una parte de su piel era rasguñada profundamente luego de una sensación helada, y se dio cuenta de que era por el hielo, blanco y uniforme que podía fundirse con la piel de su contrincante a la perfección como una armadura, y por eso aunque lograba asestarle golpes mortales para otros, no podía dañarlo. Dos minutos.
Estuvieron seguros de haberse alejado lo suficiente de esa mujer cuando dejaron de escuchar ruidos y cuando corrieron después de un kilómetro y medio más, Yerlei no parecía haberlos seguido, y por si acaso habían tomado direcciones algo distintas cada cierto tiempo para ganar algo de tiempo después de que en cualquier caso decidiera darles caza, se detuvieron cerca de unos cuantos árboles bajos y arbustos que cubrían la entrada a una cueva pequeña pero lo suficientemente grande como para esconderlos a todos, Seiya una vez que recobró el aliento fue callado al momento por Mime y por Shiryu para que no gritara de histeria, una vez que se tranquilizó todos optaron por entrar a excepción de Shun que por un momento se quedó viendo con extraordinaria exactitud hacía el lugar donde se encontraba el lugar que habían dejado.
Shiryu- tenemos que entrar Shun.
La voz de su amigo lo hizo voltear con sorpresa por un momento, luego de eso asintió y volvió a ver de manera menos exacta al mismo lugar, sólo unos segundos antes de dar vuelta para entrar con ellos.
Hyoga- Se acabó el tiempo
Su boca tenía rastros de sangre que variaba entre el rojo y negro, sus ropas también estaban manchadas al igual que sus manos las cuales se limpiaron cuando el hielo se volvió agua, aprovechó la misma para retirar parte de la sangre que llevaba en el rostro dejándolo un poco más limpio. La sangre estaba sobre su cabello, rostro, ropa y sus brazos, estaba lleno de ella pero de toda esa sangre ni una sola gota le pertenecía a él.
Hyoga- patético...
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