❀ Epílogo
Comenzó a correr al ver que no llegaría a tiempo, una de sus manos sostenía un maletín marrón, mientras que en otra llevaba un regalo envuelto en un papel de regalo que solo tenía dibujos de caballos.
Al ver que ya estaba a menos de una cuadra de llegar, comenzó a disminuir la velocidad. Caminó lentamente hasta toparse con el guardia del edificio.
— Buenas tardes Sehun. — saludó con una sonrisa en su rostro, una sonrisa que no parecía desparecer con nada.
El mencionado también sonrió al ver llegar al castaño, y es que era el más querido por todos en el edificio.
— Buenas tardes señor Kim.
El chico no dijo nada, en cambio, prosiguió con su camino hasta llegar al ascensor y esperar a que este marcara su piso.
Corrió nuevamente cuando las puertas del ascensor fueron abiertas.
Llegó al departamento correcto y extrajo sus llaves del bolsillo delantero de su pantalón de vestir.
Apenas abrió la puerta, fue recibido por un pequeño de cabello negro y de ojos muy achocolatados, como los de su padre. El pequeño, que recién cumplía cinco años, se aferró a la pierna del castaño mientras gritaba "Mami" a todo pulmón.
El chico de 25, casi 26 años dejó el maletín en el suelo y el regalo en la pequeña mesita que se situaba a un lado de la puerta para tomar a su "hijo" en brazos. Este último lo abrazó con mucha fuerza antes de besar sus mejillas.
— Hoy es mi cumpeaños mami. — dijo más que emocionado el niño.
— Lo sé mi amor, por eso te traje esto. — el castaño señaló el regalo y el cumpleañero no tardó en patalear para que lo bajaran.
Al estar en el suelo, comenzó a romper la envoltura.
Mientras tanto, el castaño se encaminaba a la cocina, en busca de la señora Min. Esta ya iba de regreso cuando se encontró con el padre soltero.
— Realmente lo siento, señora Min. — se disculpó el chico. — los señores Lee decidieron cambiar el lugar y ahora será una renovación de votos en la playa.
La señora rio y negó, tocando el hombro del chico y diciendo: — No es tan importante, JiMin, amo cuidar a tu pequeño.
En ese momento, JiMin pudo suspirar con tranquilidad.
— Enserio lo siento, no quiero que piense que soy un apro...
— ¡Oh, claro que no! Ya te dije que amo pasar el rato con Seoki, además me está siendo de gran ayuda esto de cuidar niños, muy pronto tendré que cuidar a mi nieto y este trabajo no ha hecho nada más que refrescar mis dotes de madre. — la mujer mayor rio y comenzó a caminar hacia la sala de estar, donde se encontraba su cartera de mano.
El, ahora, castaño mordió su labio inferior con duda y al último se giró en sus talones para seguir a la señora Min.
— ¿Cómo es eso de que tendrá que cuidar de su nieto? — sonaba algo entrometido, pero en la voz tierna e inocente de JiMin hacía la diferencia.
— ¡Ay, ni me hagas acordar! — bufó. — Mi yerno no es nada más ni nada menos que un chico de 16 años. Es cierto que mi hijo ya llevaba un tiempo saliendo con ese chiquillo, pero nunca pensé que lo fuera a embarazar. Ahora tengo que cuidar de ese chico que ha sido echado de su casa por cargar con mi nieto y de paso ayudarlo en su embarazo.
JiMin sonrió mentalmente.
— ¿A usted le agrada el chico ese? — volvió a preguntar. La mujer rio y golpeó con suavidad el hombro del pelicastaño.
— ¿Acaso estamos en un interrogatorio o qué? — se burló ella.
— No es eso, solo que me llama mucho la atención de que un chico de esa edad esté lidiando con tan gran problema. — mintió.
La señora Min se lo pensó un momento y al final accedió. No era tan malo contar con JiMin, quien pasó casi por lo mismo.
— Ciertamente el chico ha demostrado que es alguien competente para mi hijo y muy maduro para su edad. Incluso está en su octavo mes y no emite ni una queja. Así que sí, me agrada mucho el muchacho.
JiMin asintió, desviando su mirada a su pequeño, quien venía cargando un hombre araña de peluche.
— ¡Gacias, mami! — gritó el pequeño, antes de correr hacía el pelicastaño y volver a abrazarlo.
— No hay de qué, mi amor. Feliz cumpleaños Hoseokie.
La mujer miró a aquella familia con ternura, pensando en lo fuerte que fue JiMin para salir adelante con un bebé y sin el padre de este.
Aún recordaba cuando el chico llegó al edificio. Estaba con un bebé recién nacido en brazos y con solamente una mochila pequeña. Aún recuerda que le preguntó por su pareja y por la edad que tenía. JiMin solo contestó: Su papá murió, pero aún me tiene a mí, saldré adelante por él y por el futuro brillante que le espera.
Esas palabras quedaron grabadas en la mente de la señora Min. Siempre se quedaría con el recuerdo de un Kim JiMin fuerte y valiente.
[❀]
— ¿Estás cansado? ¿Quieres que te consiga algo?
JungKook rio y negó para luego atrapar los labios de su novio y así acabar con las constantes preocupaciones y preguntas que salían de estos.
— Estoy bien, los bebés están bien y nada malo ocurrirá.
YoonGi asintió no muy convencido y pasó una de sus manos por el rostro de su pequeño y aún joven novio.
Era cierto que ese embarazo jamás fue planeado, sin embargo, nunca fue rechazado. Él se haría responsable del bebé y de JungKook, quien solo tenía 16 años.
— ¿Cuándo le diremos a mi madre que son dos en vez de uno? — preguntó el pelirubio. JungKook negó.
— Tu madre está loca, no me deja hacer absolutamente nada. Los únicos minutos en los que puedo levantarme es cuando se va a cuidar al hijo del vecino. Imagínate lo que ocurriría sí se entera de que tendrá dos nietos en vez de uno. De seguro me ataría a la cama y nunca más me dejaría ver la luz del sol.
YoonGi rio a modo de respuesta. Su madre era muy exagerada, y es que jamás pensó verla de esa forma, incluso al momento de enterarse que había embarazado a un adolescente fuera del matrimonio le pidió y rogó que le diera el dinero para que JungKook abortara; y ahora, ahora solo rogaba por el bienestar de su nieto.
— Ya deja de poner esa cara de estúpido, YoonGi. Te recuerdo que aún sigo molesto por lo de la vez pasada.
El pálido abrió sus ojos en par, mirando sin comprender a su novio.
— No te entiendo.
— Te dije que te alejaras de ese loco y lo único que hiciste fue ir a arreglar su ducha.
— JiMin no está loco, solo se encuentra un poco solo.
— Y eso no significa que tú le vayas a hacer compañia.
El mayor rio.
— Ese chico bajito no se compara contigo, nisiquiera está esperando a mis hijos y tampoco es como si pudiera enamorarme.
JungKook bufó y de inmediato detuvo un taxi. Se estaban tardando mucho en ir a la cita con la doctora.
Esa nueva pareja y futura familia estaba viviendo su momento de felicidad, ese tipo de felicidad que a JiMin le encantaba destruir.
Una risa se instauró en el rostro del más bajito y volvió a apoyarse en la pared mientras idealizaba un futuro al lado del hijo de la señora Min.
— Si no eres mío, no serás de nadie, Min YoonGi, nisiquiera de ese mocoso idiota.
Park JiMin, sinónimo de maldad y de enfermedad, dos cosas diferentes que al juntarse no da ningún resultado bueno.
Cualquiera puede desear lo ajeno, está en los genes del ser humano desear lo prohibido, buscar lo inalcanzable y envidiar lo imposible.
Estaba en los genes de JiMin querer arrebatar toda felicidad ajena, acabar con cualquiera que se interpusiera, al igual que lo hizo con TaeHyung, y perderse en una ilusión que él nunca llegaría a vivir.
El castaño observó cada movimiento de YoonGi, de SU YoonGi, y sonrió.
Jamás pensó encontrar a alguien tan perfecto como él, jamás pensó llegar a tener la oportunidad de "amar" nuevamente.
— Esta vez no te dejaré ir — susurró para sí mismo.
[❀]
Los pasillos del hospital se hacían cada vez más largos, el niño no dejaba de llorar en sus brazos y su labio inferior ya estaba de sangre al haberlo mordido con demasiada fuerza.
JiMin se encontraba desesperado.
Había matado al "gran amor de su vida", a su hermano y ahora... ahora estaba hurtando a un bebé que no le pertenecía. Y es que en su mente retorcida solo cabía la única idea de que tenía que cuidar del pequeño bebé de su mellizo, ese bebé que también le pertenecía, ese niño de siete meses que debió haber crecido en su vientre, no en el de TaeHyung.
— Yo te cuidaré muy bien Hoseokie, MI Hoseokie, solo mío.
Y esa misma noche salió del país. Se había robado todo el dinero de sus padres, había vaciado las cuentas bancarias de toda su familia antes de irse a China, había cambiado de apellido y colocado al pequeño como su hijo legítimo.
JiMin había hecho hasta lo imposible para que nadie lo encontrara y lamentablemente lo había logrado. Después de tres años, nadie logró dar con el paradero de Park JiMin.
Tanto la familia Jung como la familia Park quedaron devastadas al enterarse que habían pérdido a sus hijos como a su nieto.
Y muy pronto, la familia Min también se sumaría a esa lista.
El final me gustó y lo siento mucho. Así mismo, muchas gracias por llegar hasta aquí conmigo. Espero vernos en otra de mis historias. ♥
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