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❀ Capítulo 22

La hora de marcharse había llegado, dos días habían transcurrido desde que JiMin logró entregarse a HoSeok, ambos estaban "fortaleciendo" su noviazgo y creciendo como pareja. O eso fue lo que le hicieron creer al pequeño pelirrojo.

El pelinegro se despedía de sus padres, pues estos se quedarían una semana más en la cabaña, mientras recibía consejos y advertencias de no hacer fiestas en la ausencia de los mayores; HoSeok lo tomó en cuenta y no tardó en aceptar y abrazar a sus padres. Mientras tanto, TaeHyung observaba al novio de su mellizo, tal vez no haya logrado separarlos en su totalidad, pero había logrado algo mucho mejor que le aseguraría un final triste a JiMin, había logrado acabar con esa fidelidad que HoSeok le tenía a su hermano. Había llegado más lejos de lo que pensó.

- Eres un idiota - murmuró el pelirrojo mientras miraba a su hermano pelicastaño a través del espejo retrovisor.

JiMin tenía bien en claro que el culpable de la "pelea" que tuvo con su futura suegra fue nada más y nada menos que TaeHyung, sabía que su propio hermano conspiró contra él y la verdad, no le asombraba. Incluso, el chico bajito podía jurar que si las circunstancias eran otras, hubiera hecho lo mismo para hundir a su enemigo.

El castaño no contestó u omitió palabra alguna ante lo dicho por su mellizo. Con el simple hecho de saber que había ocasionado esa ira en su hermano le era suficiente.

HoSeok no tardó en correr al auto y subir a este cuando terminó de despedirse de sus padres. JiMin lo recibió con un cálido beso que fue observado por Tae, este último no le tomó ni la menor importancia a esos falsos afectos y decidió alzar su mano para despedirse de los señores Jung; muy en el fondo sabía que lo mejor para él era ignorar todo tipo acercamientos que tenían su hermano y el novio de este.

[❀]

El viaje en auto fue acompañado por la música preferida de JiMin, quien cantaba al compás de ese cantante llamado Taeyang. Cierto que las canciones eran lindas, pero ante la perspectiva de Tae, todo aquello era molestoso, en especial si en cada coro, JiMin lo miraba por el espejo y le sonreía cínicamente.

Cómo maldecía el momento en el que permitió que su mellizo se adueñara de todo lo que era suyo. Cómo maldecía el hecho de haber pertenecido a la misma madre y de haber compartido vientre con alguien tan hipócrita, como lo era JiMin.

HoSeok, en cambio, no apartaba la vista de la carretera, no quería ver a JiMin y tampoco a TaeHyung. Tenerlos en el mismo lugar le hacía sentir algo culpable. Sus padres le habían advertido que el jugar con fuego le podría causar una quemadura, pero ciertamente, el joven Jung ya había recibido varias quemaduras y estaba seguro que recibiría más si seguía haciendo lo mismo, sin embargo, no se detendría. No dejaría a JiMin y mucho menos, abandonaría el amor clandestino que mantenía con el hermano de su novio.

Al llegar a la casa de los Park, no tardó en bajar del auto y dirigirse hacia la maletera del auto y comenzar a bajar el equipaje, tanto de su novio como de TaeHyung. JiMin lo acompañó y no dejó de abrazarlo en ningún momento, algo que no le parecía molestoso al pelinegro, pero que se vio en la obligación de romper cuando notó la mirada gélida que le entregaba el pelicastaño.

Tae fue el primero en recibir sus maletas y también fue el primero en marcharse sin clamar una despedida, ¿estaba enojado?, Claro que lo estaba. Había aguantado las constantes y "disimuladas" caricias que se proporcionaba la pareja, más por parte de su mellizo, pero para ser sinceros, se encontraba algo dolido por ver como JiMin tenía el derecho de abrazarlo y besarlo en público, cuando él sólo contaba con ese privilegio dentro de las sábanas y de una habitación. Lo había comprobado, pues eso hizo HoSeok en los dos días que le restaban en aquella cabaña, solo lo había tocado y besado cuando se encontraban solos en una habitación o por casualidad en el baño.

- ¿Puedo ir a tu casa más tarde? - cuestionó el pelirrojo sin dejar de tocar el pecho firme de su pareja y sonreírle coquetamente.

HoSeok había observado cada movimiento ejercido por TaeHyung, hasta que este se adentró en la casa, y realmente se sentía mal. Él era consciente de que estaba haciendo mal al jugar con dos personas especiales que no tenían la culpa de sus errores y de sus problemas, tanto emocionales como sexuales. Jung era lo suficientemente inteligente para darse cuenta que en estos momentos, el que verdaderamente lo necesitaba no era JiMin.

- ¡HOSEOK! - gritó el bajito, exigiendo, a través de ese acto, un poco de atención.

El mencionado salió de sus ensoñaciones y miró a su pareja, sonriéndole a su vez.

- Podemos ver películas en tu casa esta noche ¿cierto? - JiMin solo esperaba una afirmación de parte de HoSeok e incluso ya estaba pensando en que harían al "ver películas", pero cuando recibió un NO por respuesta, sus planes se vinieron abajo, al igual que su mirada.

- Tengo que limpiar mi habitación y ver si podré sobrevivir una semana sin mis padres. - Mentiras y más mentiras, eso era lo único que sabía decir el pelinegro. - pero prometo que mañana tendremos una tarde llena de películas. - aseguró el mayor, tomando entre sus manos el rostro de su preciado pequeño y besando esos labios gruesos y suaves.

JiMin era inteligente, demasiado para el gusto de cualquier joven, y sabía que las palabras dichas por su novio no eran más que una vil mentira. Pero no le quedó de otra, más que fingir que era el novio idiota que se la creía todo.

Cuando las maletas del más bajito estuvieron delante de la puerta principal y HoSeok ya dentro de su auto, despidiéndose con una preciosa sonrisa, no dudó en devolverle el gesto y decirle lo mucho que le amaba por un grito, un grito que él aseguraba, se escucharía por todo el vecindario.

- Te arrepentirás de lo que sea que me estés haciendo, Jung. - el semblante tierno y sonriente desapareció del rostro de JiMin para darle paso a una mirada lleno de odio y unas manos que se cerraban hasta formar un puño.

Aquel juramento era el comienzo de todo, aquellas palabras fueron las que marcaron el destino de TaeHyung y las que acabarían con el JiMin "vulnerable y tierno".

[❀]

Sus padres habían salido, el enano de su hermano los había acompañado y TaeHyung se sentía aburrido, tratando de captar un punto perdido en el techo. Estaba tan concentrado que en ningún momento se percató del sonido de una motocicleta, hasta que unos gritos provenientes del jardín trasero lo trajeron a la realidad.

Conocía perfectamente aquella voz y sin dudarlo, salió de su habitación y bajó la escaleras de dos en dos hasta lograr llegar a la primera planta y correr hacia la cocina, abriendo la puerta que daba hacia el patio trasero para encontrarse con... HoSeok. Este último avanzó a paso firme hasta tener a Tae entre sus brazos y besarlo con mucha desesperación. Necesitaba tanto del castaño como del aire para respirar.

- J-JiMin n-no está. - dijo entre jadeos el menor de ambos.

HoSeok rio y negó de manera rápida.

- No estoy buscando a JiMin, bebé.










Se nos viene el lemon vhope, uno completo, claro está. Perdonen las fallas ortográficas.

Nota actual:

Nos vemos otro día, bebés. Espero que les haya gustado estos dos capítulos cortitos. ♥

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