Un muy enojado HoSeok caminaba por los pasillos de la universidad, esperando encontrar al causante de toda esa “mierda”, que ahora no solo afectaba su tranquilidad, sino también su noviazgo.

Estaba cansado de encontrar siempre esas estúpidas notas y no evitar pensar en todas esas palabras calientes, que en cierta parte sí lograban su objetivo: joderle la existencia.

Al ver esa sonrisa arrogante desde el otro lado del pasillo, lo único que hizo fue acelerar su paso y casi correr hasta llegar al causante de su desgracia.

Al estar frente a la persona que no solo le había causado un terrible dolor a su pequeño novio, sino también quería arruinar su noviazgo, atinó a lanzar el primer golpe.

— ¡No vuelvas a meterme en tus estúpidos juegos! — HoSeok estaba más que enojado y con la respiración irregular se dedicaba a mirar cómo el antes golpeado era levantado por sus dos amigos.

— ¿¡Qué coño te sucede, Jung!? — gritó Jaebum, el agredido.

— ¡Yo te pregunto lo mismo, Im! — se defendió el pelinegro. — Está bien que JiMin no haya querido estar contigo, pero eso no es excusa para estar enviando tus mierdas con el objetivo de arruinar mi relación.

Muchos de los estudiantes y compañeros de ambos jóvenes ya se iban reuniendo alrededor y murmurando cosas que simplemente no eran ciertas o en gran parte sí.

Jaebum, por su parte, se sentía dolido, no por el golpe, sino por las palabras que le habían sido dirigidas. Él amaba demasiado a JiMin y el hecho de que el bajito haya elegido a HoSeok por encima de él, claramente le dañaba y peor aún, que se lo vinieran a restregar en la cara hacía de su día el peor.

— ¡No quiero que te acerques a mi novio y menos, que estés con tus estúpidas notas que ya me están llegando hasta los huevos! — el intenrior de HoSeok ardía, ardía de cólera y sin pensarlo ya estaba arrojando todas las notas que según él, Jaebum se había encargado de hacerlas y entregárselas anónimamente. — La próxima que reciba una de esas te juro que me encargaré de matarte.

Los murmullos se hacían cada vez más fuertes y solo los amigos de Jaebum eran los que se mantenían callados en aquella conversación.

— Y-yo no lo hice — fueron las únicas palabras que se atrevió a soltar Jaebum. HoSeok abrió sus ojos en par. Sabía que le estaban mintiendo y por esa razón lanzó su mochila al suelo y  se apresuró a lanzar otro golpe.

Jaebum no se quedó quieto, pues su padre le había dicho una vez: solo defiéndete cuando sea necesario, y eso estaba haciendo: defendiéndose.

— ¡Eres un maldito! — gritó HoSeok al lanzar un gran puñetazo en el rostro de su contrincante.

— ¡Yo no he hecho nada! — se defendió Jaebum. El pelinegro no le creyó en ningún momento.

Los golpes, como patadas y puñetazos continuaron, al igual que las alentadoras palabras de sus compañeros de clase y los gritos de algunas mujeres.

Todo se había ido control, HoSeok solo había venido a dar una advertencia y había terminado en la oficina del rector junto a Jaebum. Claro que los amigos de este último declararon en contra de HoSeok, entregándole una sanción de tres días, en los que tendría que limpiar los baños junto a otro chico problemático después de clases.

Jaebum aún seguía pensando en el actuar tan agresivo de HoSeok y en la manera que se le lanzó al negar la entrega de esas notas. No podía creer que ese chico pelinegro, que se había llevado el corazón de su pequeño JiMin, se haya comportado de esa manera, mejor dicho, no quería creer. Iba seguir metido en sus pensamientos cuando uno de sus amigos le dio un leve golpe en el hombro para llamar su atención y le entregó una de esas notas que le habían sido arrojadas.

Sus ojos se abrieron en par y en ese momento entendió el actuar de HoSeok, logró entender que aquel idiota o aquella idiota que escribía esas porquerías no solo quería arruinar ese noviazgo, también quería hacer lo mismo con JiMin.

[❀]

“Ya te dije que odio las peleas más que a todo en este mundo” esas fueron las palabras que iniciaron con una terrible discusión  entre JiMin y HoSeok.

El pelirrojo al ver a su novio golpeado y con el ceño fruncido no hizo nada mejor que regañarlo y tratar de acariciar los golpes, que se encontraban en el rostro del más alto, algo que no logró, pues HoSeok era muy orgulloso en todos aspectos y al recibir regaños y alguno que otro grito no evitó contestar de la misma manera, empezando así con una discusión, que también tuvo lugar en unos de los chismes de toda la universidad. Ahora no solo se encontraba sancionado, también se encontraba distanciado de su novio.

No había nada peor que le pudiera pasar ese día... o eso creía.

Respiró hondo y miró a todos esos chicos y chicas que pasaban hablando por su lado, todos sonreían y parecían felices, en cambio, él solo estaba ahí, sentando en los jardines de las instalaciones y tratando de encontrar la manera de hablar y disculparse con su pequeño pelirrojo.

Su mejilla aún dolía y estaba más que seguro de que su ojo izquierdo se encontraba morado.

— Esto me costará un fin de semana sin fiestas — dijo para sí mismo, al pensar en la reacción de sus padres al verlo llegar así.

Un suspiro se escapó de sus labios y se apoyo en el árbol que se encontraba detrás de él. Quería relajarse, pero el solo hecho de pensar en su relación, lo hacía sentirse mal y sumamente estresado.

Cerró sus ojos por un momento, tratando de descansar unos minutos, pero le fue imposible al sentir una gran punzada en su pómulo derecho. Abrió de inmediato sus ojos para encontrarse con el hermano de JiMin.

— TaeHyung — musitó.

El mencionado solo sonreía, achicando sus ojos, y mantenía su dedo índice en el aire.

— Al parecer los rumores sí eran ciertos.— se pronunció el castaño. HoSeok asintió con desgana. Ya no tenía fuerzas ni ganas de hablar.

— Eso significa que los otros rumores también son ciertos.

El pelinegro frunció su ceño sin entender.

— Has discutido con JiMin — aseguró el castaño.

A HoSeok solo le quedó volver a asentir y a TaeHyung solo pensar en lo que haría para animar y a la vez, aprovechar el momento que podría pasar junto al aún novio de su mellizo.

El silencio estaba presente entre los dos jóvenes, pero todo se vio afectado cuando el castaño se colocó de pie. El pelinegro pensó que TaeHyung se marcharía del lugar e incluso ya estaba preparado para despedirse de él, pero eso no ocurrió.

— Hay que salir a divertirnos — dijo más que animado el que estaba de pie. HoSeok emitió una sonrisa con mucho dolor, pensando que tal vez era una broma, pero al ver la mano extendida de su cuñado se dio cuenta que no estaban jugando.

— Estamos en pleno horario de clases — se excusó el mayor. TaeHyung se alzó de hombros, como restándole importancia a la educación y volvió a extender su mano.

— Estoy más que seguro de que nos divertiremos juntos — aseguró el menor. El pelinegro miró detenidamente al que le ofrecía diversión por un día y se lo pensó por unos minutos.

Jimin se había enojado con él, había recibido una sanción e incluso su rostro y alguna partes de su cuerpo se encontraba adoloridos. No le haría mal una salida con el hermano de su ahora molesto novio ¿no?

— ¡Vamos! —  HoSeok tomó la mano de TaeHyung y en ese momento el castaño supo que todo iba a ser diferente.

Nota actual:

Maratón 2/3