Extra Aniversario
Extra Aniversario
Hermanos D’Angelo
La casa de Diana estaba iluminada con luces suaves y velas que titilaban en la mesa del comedor, creando un ambiente acogedor y romántico. El aroma de las especias y la comida recién hecha llenaba el aire, mientras la música suave sonaba de fondo. Era el Día de San Valentín, y Diana quería sorprender a sus dos esposos, Ethan y Zack, con una cena especial.
Diana, vestida con un elegante vestido rojo que resaltaba su figura, se movía con gracia entre la cocina y el comedor, colocando los últimos detalles en la mesa. Había preparado un menú exquisito: pasta al pesto, ensalada fresca y un delicioso postre de chocolate.
Todo tiene que ser perfecto — murmuraba Diana para sí misma
Justo en ese momento, la puerta se abrió y Ethan y Zack entraron, riendo y hablando entre ellos.
—Huele a algo delicioso— dijo Ethan
— ¿Qué estás cocinando, amor? — dijo Zack mirando a su alrededor
Diana se giró, con una sonrisa radiante.
— ¡Sorpresa! He preparado una cena especial para ustedes. ¡Feliz Aniversario!
Ethan y Zack se miraron, sorprendidos y emocionados.
—Esto es increíble, mi reina. No tenías que hacer todo esto— dijo Ethan
—Sí, pero nos encanta. ¡Eres la mejor! — esta vez fue Zack quien hablo
Diana los guió hacia la mesa, donde había colocado dos copas de vino tinto junto a los platos decorados con flores frescas.
—Quiero que esta noche sea especial. Así que, ¡a brindar! — dijo ella
Los tres levantaron sus copas y chocaron suavemente.
—Por nosotros, y por el amor que compartimos— brindo Ethan
—Y por muchas más noches como esta— continuo Zack
Después de brindar, comenzaron a disfrutar de la cena. La conversación fluía con naturalidad, llena de risas y recuerdos de su boda y la luna de miel.
— ¿Recuerdan nuestra primera cita?— pregunto ella, la cita a la que se refería era a la consulta con el ginecólogo cuando supieron que estaba embarazada
— ¡Cómo olvidarlo! Zack se desmayó— dijo Ethan riendo)
—Tu también te desmayaste así que estamos a mano— dijo Zack recordando ese momento tan bochornoso de su vida.
—Pero fue el comienzo de algo hermoso. — dijo diana recordando clara mente ese día, realmente era un buen recuerdo.
La cena continuó, y después del plato principal, Diana trajo el postre: un pastel de chocolate decorado con fresas.
—Y ahora, el toque final: ¡pastel de chocolate! — dijo ella
—Esto se ve delicioso. — dijo Ethan, él sabía que la cocina no era el fuerte de ella pero se había empeñado en tomar clases de repostería y… bueno, ellos eran unos débiles que no podían decirle que no a ella, así que más de una vez tuvieron que ausentarse en el trabajo por dolores de barriga gracias a los postres artísticos de ella, pero había mejorado bastante después de unos meses, así que ahora no tenían temor de comer cualquier postre que ella hiciera, sabía que estaría bueno,
—Y en todo lo que haces. Gracias por hacer de esta noche algo tan especial. — comento Zack
Diana sonrió, sintiéndose agradecida con ellos y por el amor que compartían. — No hay nada que me haga más feliz que verlos sonreír. Ustedes son mi todo.
Después de disfrutar del postre, Zack se levantó y tomó la mano de Diana.
— ¿Te gustaría bailar? — le pregunto Zack
—Sí, ¡vamos a celebrar! — lo secundo Ethan
Diana asintió, y mientras la música suave llenaba el aire, los tres se acercaron, formando un círculo de amor y complicidad. Comenzaron a bailar lentamente, riendo y disfrutando del momento.
—Gracias por ser tan maravillosos. No podría pedir mejores compañeros en esta vida. — dijo Diana mirando a sus esposos
—Y gracias a ti por hacer todo esto. Eres la reina de nuestra familia
Mientras bailaban, el amor que compartían llenaba la habitación, y Diana supo que, sin importar lo que viniera, siempre tendrían esos momentos especiales juntos.
…
La luz de la luna se filtraba a través de las cortinas, creando un suave resplandor en la habitación. Diana, Ethan y Zack estaban sentados en la cama, el ambiente impregnado de una calidez acogedora. Las risas y las conversaciones de la cena aún resonaban en sus corazones, pero ahora había un silencio cargado de complicidad.
Diana miró a sus esposos, sintiendo una profunda conexión. Su corazón latía con fuerza, y una sonrisa juguetona apareció en su rostro.
— ¿Sabían que esta noche se siente mágica? —dijo Diana, con un guiño.
— Todo se siente más intenso cuando estamos juntos. Como si el mundo se detuviera —respondió Ethan, acercándose. En definitiva él era el más romántico de sus esposos
— Y tú eres la razón de esa magia. Siempre logras que todo sea especial —agregó Zack, tomando la mano de Diana.
Diana sintió un escalofrío de felicidad al escuchar sus palabras. Se inclinó hacia ellos, disfrutando de la cercanía.
— Ustedes son mi mundo. No puedo imaginar mi vida sin ustedes—confesó, mirando a ambos con ternura.
Ethan acarició suavemente el cabello de Diana, mientras Zack la miraba con devoción.
— Cada momento contigo es un regalo. Y esta noche, quiero que nos sintamos más cerca que nunca—dijo Ethan, con sinceridad en su voz.
Diana asintió, sintiendo cómo su corazón palpitaba con fuerza y otras partes también. La atmósfera se volvió más intensa, y la tensión entre ellos creció.
— ¿Te gustaría que apagáramos las luces y simplemente disfrutáramos de este momento? —preguntó Zack, con una voz suave.
Diana sonrió y se levantó para apagar la lámpara, dejando solo la luz de la luna que iluminaba suavemente la habitación. Volvió a la cama y se sentó entre sus esposos, sintiendo la calidez de sus cuerpos cerca de ella.
— Esto es perfecto —dijo, con una sonrisa radiante.
Ethan se inclinó hacia ella, beso sus labios con pasión.
— Te prometemos que esta noche será inolvidable—susurró Zack en su oído mientras Ethan la besaba. — Estamos aquí para ti, siempre. Quiero que sientas lo especial que eres para nosotros —
La conexión entre ellos se intensificó, y en ese momento, el mundo exterior desapareció. Todo lo que importaba era el amor que compartían, la confianza y la intimidad que habían construido juntos.
— Los amo tanto —susurró Diana, sintiendo el peso de sus palabras.
— Y nosotros a ti —respondieron Ethan y Zack al unísono, con sonrisas cálidas.
Se miraron a los ojos, y el silencio se llenó de promesas no dichas. Las manos se entrelazaron, y la habitación, bañada por la luz de la luna, se convirtió en un santuario de amor, donde cada latido y cada susurro hablaban más que las palabras ¿para qué? Si sus cuerpos hablaban por si solos
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro