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Capitulo 6. ¿Satisfecha?

Ethan me envuelve en sus brazos y, junto con los bomberos y paramédicos, me ayudan a salir de esa cabina del mal. Una vez afuera, siento que puedo volver a respirar, pero me siento muy débil como para caminar por mis propios medios, así que me acuestan en una camilla. Solo escucho fragmentos de sus conversaciones.

-Está perdiendo mucha sangre; no es tan grave la herida como para...

-...Llevémosla al hospital...

-... Necesita una transfusión...

Y todo se vuelve negro.

Cuando despierto, estoy en un cuarto de hospital; mi cuerpo está pesado , siento la boca seca y con un sabor metálico, me muevo un poco y el dolor de cabeza que siento es inquietante; un quejido sale de mi boca.

-Por fin despiertas. - Escucho una voz potente que me estremece.

Enfoco mi vista en la persona que está hablando y está recargado en el padre con los brazos cruzados; no tiene corbata y los primeros botones desabrochados. La camisa la tiene remangada hasta los antebrazos; lucen fuertes y musculosos y esos tatuajes que tiene en ellos se le ven excelentes. Su mirada es seria, su cabello castaño un poco revuelto hace que se vea peligroso y esa mirada gris es tan penetrante que inconscientemente muerdo mi labio inferior. Vuelve a hablar y me saca de mis pensamientos.

-¿Satisfecha?

-¿Eh? -digo un tanto desorientada. ¿Quién es ese hombre?

- Olvídalo -dice, separándose de la pared donde estaba recargado y viniendo a mi cama. Se sienta a un lado y coloca un mechón de cabello rebelde detrás de mi oreja; su tacto es tan cálido. ¿Cómo te sientes?

-Me duele la cabeza, tengo sed -digo sentándome con cuidado; él me ayuda a sentarme y acomoda la almohada en mi espalda. -¿Y tú quién eres?

Me ve y sonríe de lado y me dice: -Zack, tu jefe. -Por un momento mi corazón se paralizó. Santo cielo, me estaba comiendo con la mirada a mi jefe, no puede ser y es el hermano de Ethan, qué horror. No fue muy buena nuestra forma de conocernos, pero bueno, qué más da, me alegra que estés bien.

Cuando iba a responder, la puerta es abierta y entra Ethan con una doctora.

-Mi reina, qué bueno que despiertas. -¿Cómo te sientes? -dice mientras se acerca a mí y le da un vaso de no sé qué a Zack, mi jefe, y me agarra por las mejillas y me da un beso en la frente. Nos diste un susto de muerte. -Y así, además, me da un tierno beso en los labios. No me cansaré de recibir gustosa sus labios, pero en estos momentos no es debido; está su hermano, el cual es mi jefe también. ¿Qué va a pensar de mí? Que soy una casa de fortunas, quizá.

-Ethn, no...

-Tranquila, no hables más, aún estás débil, perdiste mucha sangre, tuvieron que hacerte una transfusión. -Seguirá en dirección a la doctora y le dice: ¿Cómo está, doctora ? Dígame que ya podemos llevarla a casa.

-Lamentablemente, no -dice viéndome con arrogancia. Sus signos vitales están estables, pero tuvimos que suturar la herida de su cabeza. Agradece que Ethan estaba cerca y supimos de tu trastorno; es necesario que personas como tú tengan un brazalete médico indicando estos tipos de diagnósticos.

-No es necesario que use eso -dice Ethan, tomándome de las manos y sobando mis nudillos-; no lo necesita, su historia clínica la tengo yo y se le puede facilitar al hospital cuando sea necesario.

-Pero es necesario, ¿y si le ocurre otro accidente? No vas a estar cerca de ella para protegerla; además, su tipo de sangre es muy raro y no siempre hay sangre de su tipo.

-Por eso no hay problema, yo le donaré las veces que sean necesarias. Ahora, si no hay más objeciones, ¿nos dejas a solas con nuestra chica? -dice Zack, levantándose de la esquina de la cama donde estaba y abriéndole la puerta para que saliera.

-Por supuesto, se quedará esta noche en observación, le colocaremos medicamentos endovenosos y mañana, si evoluciona bien, se puede ir a casa.

Zack le dice que está bien, que él se quedará conmigo en la noche y yo me siento un poco incómoda, pues su sola presencia emana autoridad.

Veo a Ethan con ojitos de cachorro.

-No me puedo quedar, reina, tengo cosas que hacer que requieren mi presencia; además, Zack es compatible con tu raro tipo de sangre. Si te ocurre algo, él te puede donar un poco más, así se quede sin una gota. -Me dice mientras se acomoda mejor a mi lado, se quita los zapatos y me abraza. -No vuelvas a darme un susto como ese. -Ese... -Acarició la mejilla y le dio un beso en la frente.

Busco con la mirada a Zack y está recargado de la puerta. ¿Es que no va a hacer más nada sino estar ahí de pie?

-Gracias, no nos conocemos y ya me has salvado la vida. -Una sonrisa de lado es lo que me da por respuesta; me escanea con la mirada y esta se ensombrece.

Lo que me pregunta me deja casi sin palabras.

-¿Eres la mujer de mi hermano?

- No sé por qué lo preguntas y, si lo fuera, creo que no es de tu incumbencia.

-Claro que lo es -me dice mientras camina hacia mí lentamente. Observó a Ethan y está plácidamente dormido.

-No. No lo es.

Sonríe ampliamente y se inclina ante mí, sosteniéndose de la orilla de la cama; puedo sentir su aliento mentolado. Okey, estoy en un cuarto de hospital con un Adonis abrazándome; no puede ser que tenga pensamientos lujuriosos con un extraño.

-No me gusta compartir lo que me pertenece.

Di un respingo al escuchar esas palabras, me renuevo un poco incómoda y al momento Ethan afianza su agarre y susurra: "Mi reina".

-Aunque con mi hermano todo es diferente.

-Estás loco, no te conozco y no te pertenezco.

-Veremos.

Y lo siguiente que hace me corta el aliento.

ME BESA.

Y no es un simple beso, es un beso posesivo, dominante; mis papilas gustativas explotan con el sabor de su boca y una punzada en mi intimidad se hace presente.

Siento unas manos acariciar mi muslo y unos labios jugar con mi pezón izquierdo; es imposible que evite que gemidos salgan de mí. Intento separarme de Zack y coordinar mis pensamientos. Ethan está jugando con mis pechos y con su mano en mi intimidad; Zack solo observa y se lame los labios. Se podría decir que es un acto sádico y morboso, pero para mí fue sumamente excitante.

-Definitivamente. Eres mía. -Dice Zack y se dirige al sofá que está junto a la ventana y no puede evitar ver su creciente erección.

No sé cómo describir lo que estoy sintiendo; estoy sumamente excitada.

Y lo que pasó después es algo que jamás imaginé que iba a suceder...





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