Zack no pudo estar tranquilo mucho rato, eso de que Diana quisiera una cita con un fulano Robert lo tenía crispado.

Asi que no espero mucho y se fue directo a su habitación, y la encontró en la cama acariciando su barriga y hablándole a los bebés.

Se veía realmente hermosa con su enorme barriga, tenía las piernas más gruesas y las nalgas, uff como lo prendía ese enorme culo que se le formó por el embarazo y ni hablar de sus pechos, habían tenido que comprar brasier como tres tallas más grandes porque los que tenía le quedaban más que pequeños.

Parado en la puerta de la habitación imaginaba, follandola  tan rudo que sus pechos rebotaran... A la mierda, necesitaba enterrarse en ella.

Se quitó la ropa y quedó completamente desnudo, ella aún no lo había visto ya que había cerrado sus ojos. ¿Se había quedado dormida? Era posible, en los últimos meses dormía mucho.

Pensó por un momento en desistir de lo que tenía pensado hacerle hasta que la vio dirigir su mano a su entrepierna, acaso se iba a...

— Eso lo puedo hacer yo con mucho gusto.— le dijo con voz ronca por el deseo, un pequeño chillido de susto se le escapó a Diana.

— No. — le dijo ella aún con los ojos cerrados y acariciando su botón sensible.

—¿No que, preciosa? —se acercó a la cama, masajeando a su miembro, ya le estaba doliendo de lo erecto que lo tenía.

Diana trago con dificultad, aún mantenía los ojos cerrados pero sabía que si él la veía mientras se masturbaba la iba a excitar más, pero no iba a lograr un orgasmo a menos que él la hiciera llegar.

Diana abrió más las piernas dejándole a Zack la mejor vista de su vagina.

Gruño al ver cómo sus piernas estaban húmedas, subió a la cama y le abrió más las piernas.

—Te hice una pregunta preciosa — le quitó la mano de su entrepierna y beso su clítoris Diana gimió.— ¿No que? ¿No quieres que te folle?

—No

—¿Porque?

—porque... Porque si y punto.

— Esa no es una respuesta mi reina, y por no responderme como es debido te voy a follar hasta que se te ocurra algo mejor que responder.

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Unas horas más tarde estaban todos reunidos en el jardin de la mansión D'angelo.

Diana estaba comiendo unas galletas cuando siente una incomodidad en la espalda.

Rayos, el peso de la barriga era mucho y la sesion de sexo desenfrenado de hace un rato no ayudaba, eso había Sido rudo de verdad.

—¿Estás bien? — le pregunta Ethan al verla haciendo muecas raras en la cara.

—Si es solo que los bebés ya están inquietos.

—pues terminemos con esto de una vez y mandemos a todo mundo a su casa.

—¿Que? No Ethan por dios. No sabemos aún el sexo de los bebés, solo me quedaré aquí y se me pasará en un momento.

—¿Estás segura?

—Que si, pesado.—  le dió un beso.

Escucharon la vos de Dayana indicando que era hora del pastel.

—Bien llegó la hora de la verdad, Ethan y Zack picaran la parte de arriba del pastel mientras que Diana la parte de abajo, pero lo van a hacer a misma vez, lo que les indique el color del pastel ese será el sexo de los bebés.

Era un hermoso pastel de tres pisos así que se posicionarnos los hermanos a un lado mientras que Diana llegaba lentamente a ellos.

Sentía un dolor más intenso en sus caderas que le imposibilitada caminar. Y ya la estaba preocupando, a los bebés aún le faltaban unas semanas para la cesárea.

Una vez en sus lugares correspondientes, Mireya la madre de los hermanos les hablo.

—A la cuenta de tres picaran el paste. Uno... Dos... Tres.

Y picaron el pastel, pero al sacar el primer pedazo por parte de los hermanos la emoción los invadio

—AZUL, JODER ES AZUL.— decía Ethan

—TENDREMOS VARO...—dijo Zack pero callo cuando vio el pedazo de pastel que sacó Diana

— Es... Es...— Diana no podía hablar muy bien, sus ojos estaban cristalizados— es rosa... Tendremos una niña.

Zack abrazo a Diana y Ethan le dió un beso, no cabían de la emoción, por dios iban a tener una parejita una niña y un niño. ¿Que más podían pedir?

Aplausos y felicitaciones sonaba por el inmenso jardín.

—felicidades hija— le dijo Dayana a Diana

—¿por eso acomodaste los peluches en cada cuarto de los bebés?, ahora lo entiendo todo.

Y es que los peluches que Diana se ganó en la feria aquella vez que fue con Carolina eran una parejita de osos, uno rosa y uno azul, el destino ya estaba anunciando el sexo de los bebés y ellos ni sabían.

—Pues si, ay hija estoy tan feliz por ti.

—Gracias mamá yo también... Uff... — se quejo colocando sus manos en la parte baja de su espalda, dónde dolía como los mil demonios un dolor en su vientre que venía de tanto en tanto la alarmó

—¿Estás bien? ¿Dónde te duele?

— Si, si estoy bien, es solo el peso de la barriga que me está matando.

— ¿Estás segura?

—si, si, necesito ir al baño, mucho jugo me dieron ganas de hacer pipí.

—Ethan, zack— llamo Dayana a los hermanos D'angelo, realmente no veía bien a su hija desde la mañana, se veía realmente agotada y no era para menos la barriga de diana era mega enorme.

Los hermanos no tardaron en llegar, les costó como medio segundo cuando vieron como Diana se agarraba las caderas.

—¿Estás bien te duele algo?— pregunto Ethan

—que si, solo quiero hacer pipí.

—vamos, te acompaño.

No reclamo realmente le dolía el vientre y no quería armar un espectáculo frente a su familia.

Con cuidado subió las escaleras hasta su habitacion para ir al baño, ya que no quiso usar los de la planta de abajo.

Una vez en el baño hizo pipí y acomodo su ropa interior y se dispuso a salir pero al  momento de hacerlo y estar frente a los hermanos un líquido tibio baño sus piernas.

—Mierda, me volví a hacer pipí.

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