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42. Diana no va a tener una cita con ningún hombre.

Ya habían pasado un par de meses y Diana tenía alrededor de cinco meses y medio hoy era su cita con la ginecóloga, hace un mes atrás Max les informo que no iba a poder seguir siendo su  doctor, pero la referiría a una colega de su entera confianza.

Así que ahí estaban en la sala de espera, la doctora estaba atendiendo a una de sus pacientes y luego sería el turno de ella.

Luego de un tiempo salió la mujer que estaba siendo atendida junto a su esposo.

Era Zoraida junto con Dylan, quienes se quedaron impresionados al ver a los hermanos D'angelo ahí acompañando a su secretaria.

— Ethan, Zack ¿Cómo estan? — dijo Dylan acercándose a ellos, los hermanos sabían que se refería a lo de la loca de Alicia y toda su locura.

Zoraida solo de dedico una sonrisa a los hermanos y un asentimiento de cabeza a Diana como señal de saludo. Estaba sobándose su abultado vientre.

— Estamos bien, gracias por preguntar. — dijo Ethan, ya no se sentía resentido con él, de echo ya había superado lo que pasó con el y Zoraida, fue su amigo durante años después de todo.

— ¿Ya conoces a mi prometida?— dijo Zack a Dylan.

— ¿Tu prometida? Pensé que...

— También es su prometida— Dijo Ethan de lo más relajado. — hoy sabremos el sexo de los bebés.

—¿Los?

— si, son mellizos.—dijo Ethan muy orgulloso sobando la ya pronunciada panza de Diana.

— gracias — dijo Zack al momento que se dirigía a la puerta del consultorio ya que la doctora había salido y él había entendido que ya les tocaba entrar.— hasta la próxima.— se despidieron con un gesto de cabeza y se dirigieron los tres con la doctora.

Diana suspiro al ver a esos tres hombres como los propios tontos, se notaba que se apreciaban mucho, pero por circunstancias de la vida se había separado, pero sentía que podían reavivar esa amistad apagada que tenían, aún no estaba perdida, y ella lo pudo notar.

Solo Hacia falta un poco más de tiempo.

Una vez en el consultorio la doctora tomo nota de su peso y talla, todo normal para su embarazo.

— Hasta ahora tu peso está bien, no has aumentado más de lo debido así que hasta ahora no hay inconveniente con eso— le había dicho la doctora después de pesarla y verificar su presión arterial.— ahora colócate en la camilla y súbete la camisa para ver cómo estás los bebés.

— ¿Ya podemos saber el sexo de los bebés?— pregunto Zack.

— si, pero no puedo decirles. Lo lamento — dijo la doctora un tanto apenada, era una señora estrada en años pero se conservaba muy bien podría tener unos cincuenta años talvez, así que sabía lo que hacía, por eso max la recomendó con los ojos cerrados.

Los hermanos quedaron extrañados por la respuesta de la doctora ¿Cómo que no podía? Ella quería morir ese día. Ese fue el pensamiento de Zack.

—¿Porque no puede? ¿Los bebés tienen algo malo? — hablo Ethan preocupado.

— Doctora no nos preocupe de esta manera ¿Algo anda mal con mi embarazo? — Pregunto Diana con la voz quebrada de los nervios y las ganas de llorar contenida.

Ella realmente se había sentido bien, aunque las ganas de andar follando como conejo había menguado un poco, solo un poco, se sentía realmente bien, hacía caminatas todos los días, ya no comía tantas comidas chatarras, se alimentaba realmente bien... No entendía porque no le podía decir el sexo del bebé.

— El embarazo va realmente bien, no hay ningún tipo de complicaciones y los exámenes de rutina están execelente, pero no les puedo decir el sexo del bebé porque...— dijo mientras buscaba entre unos escritos en su historial clinico— las señoras Mireya y Dayana, exigieron no decirles hasta la fiesta de revelación de sexo, creo que eso ya lo habían hablado con ustedes ya que son los padres.

Zack bufo, después de todo ese par se salió con las suyas, por más que él les había dicho que no era necesario hacer la dichosa fiesta ellas siguieron con su plan.

A ese par les gustaba jorobarle la paciencia.

—No puedo creerlo, se supone que les dijimos a ellas que desistieran de eso. Ahora Me voy a comer el cerebro por querer saber el sexo de los niños. — dijo Diana con un tanto de diversión, porque bueno, no es que le relustara descabellada la idea de la fulana fiesta, pero es que realmente quería saber el sexo de sus bebés.

— Bueno, ustedes son los padres y si no están de acuerdo con eso pues ustedes tienen la última palabra.

— yo quiero saber el sexo de nuestros hijos — dijo Zack.

—Mi reina tu decides.— Dijo Ethan.

— No quiero saber el sexo aun— Dijo después de pensarlo como medio minuto.

—¿porque?— pregunto Zack empezando a irritarse. ¿Es que no podían decirle y hacer como si nada después?

— Son nuestros hijos después de todo ¿no? No vamos a dejar de amarlos por no saber hoy si son niñas o niños, así que ¿porque no dejarles el gusto de celebrarlo? A fin de cuentas vamos a hacer un baby shower me parece muy buen momento para descubrir el sexo de los bebés

Después de eso nadie dijo nada más, si eso era lo que ella quería eso se haría.

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— El pastel está hermoso— dijo Dayana, estaba viendo que todo estuviese en orden, ya habían pasado tres meses desde que la doctora les dijo que no podía decirle el sexo de los bebés.

Ya Diana tenía entre ocho y ocho meses y medio, pero ambos bebés estaban en buena condición, iba a tener una cesarea programada en dos semanas así que quisieron hacer el baby shower en esa fecha.

Así que ahí estaban ellas, más emocionadas que la propia Diana, colaborandoles a los decoradores que hicieron magia con todo para ese momento.

— Mamá por favor, un poco más y tendré que encargar otro pastel, dentro de poco estarán tus dedos marcados por todos lados.

— Pero es que está tan hermoso que provoca comérselo ya.

Diana rodó los ojos y como pudo se levantó del sofá dónde estaba, y se dirigió a la mesa y tomo un cupcake y se lo dió a su mamá, para que calmara sus ansias, a ese paso acabaría con todos los pasapalos antes de empezar.

— Toma, y no te comas las galletas, que vas a engordar. — Diana salió despacio al despacho a ver a sus hombres.

En alguna parte de la sala se escuchó la risa de Mireya.

—No hagas caso consuegra, ven hay unas cremas que están para morirse.— le dijo Mireya arrastrando a Dayana por un brazo, parecían dos niñas haciendo travesuras en la cocina.

Diana entro al despacho y encontró a los hombres relajados con un vaso de whisky cada uno, aunque Zack tenía algo extra, estaba fumando.

Rayos como detestaba ese infernal olor.

¿Porque fumaba? ¿Acaso quería morir con cáncer de pulmón? Porque a ese paso lo estaba logrando.

— Papá, ¿Me puedes conseguir el número de Robert?— dijo Diana acercándose a Diego, haciendo que el mencionado se sobresaltara, ya que no la había escuchado entrar.

— Rayos, hija casi me da un infarto del susto

— Lo dudo, si no te has muerto con este humo a cigarro, no creo que yo te mate de un infarto. En fin ¿Me consigues el número?

— ¿Quien es Robert? — pregunto Zack, mientras volvía añicos en cigarro en el cenicero. ¿Quien demonios era ese? ¿Y porque ella tenía que estar solicitando el número de un hombre?, Vio a Ethan buscando una explicación.

Ethan contuvo la sonrisa, el conocía a ese Robert, lo conoció en el mismo club que frecuentaban cuando conoció a Diana, pero Zack no lo conocía.

—Si sigues fumando como locomotora vieja, creeme que lo conocerás pronto — dijo Diana lanzandole una de sus miradas asesinas, esas que le daba cada que lo descubría fumando, y no le gustaba esa mirada porque sabia que significaba, y era una semana sin sexo.

La primera vez que eso ocurrió fueron tres días sin probar su rico cuerpo, pensó que era solo por maldad hacia él, pero con el tiempo descubrió que no mentía cuando se trataba de dejarlo sin sexo, y lo más tormentoso era saber que ella disfrutaba de los buenos orgasmos que le brindaba Ethan y él no podia hacerle lo mismo, porque lo sacaba de la habitación y tenía que dormir en alguna de los invitados.

—¿Quieres que te saque una cita con él? — le dijo su padre, entendiendo por dónde iban los tiros. El conocía a Robert y su profesión

—Y una mierda— dijo Zack irritado sin Comprender como era posible que su suegro estuviera haciéndole eso ¿Era enserio? ¿Sacarle una cita a su mujer con otro hombre? Tenía que saber quién era, porque lo mataría con sus propias manos.— Diana no va a tener una cita con ningún hombre.

— Pues deja de comportarte como un imbecil y deja de estar fumando, ¿No te dije que eso me hace daño? ¿Y sobre todo a los bebés? Pero no, tu prefieres esconderte a fumar como si no hubiera un mañana.

Diana estaba empezando a alterarse, caminaba como elefante de un lado a otro con una mano en su espalda baja porque el peso de su barriga era demasiado.

Los hermanos vieron que estaba empezando a respirar irregularmente y se preocuparon un poco.

— Esta bien amor, está bien, iré a terapia, con un psicólogo o a dónde sea para dejar de fumar pero por favor tranquilízate y respira ¿Si?— le dijo Zack cuando se acercó a ella lentamente.

Diana hiso como la niña del exorcista cuando escucho a Zack decirle que respire.

—¿Enserio quieres que respire Zack D'angelo? ¿Este aire contaminando?

Sonará un poco exagerado pero es que no lo era, ella estaba cansada de decirle que dejara de fumar y era como si a él le entrara por un oído y le saliera por el mismo oído  ¿no entendía que le repugnaba ese olor de mierda? Aunque realmente era por el embarazo que le agarró una repugnancia terrible al olor de cigarrillo

Y lo peor de todo era que lo llamo por nombre y apellido, estaba realmente molesta.

Diana estaba cansada de este tema, y a él no parecía importarle mucho tampoco. Después de todo ella lo conoció con ese asqueroso vicio. Y no era que al principio de su relación le molestara, al contrario le daba realmente lo mismo, es más, lo hacía parecer rebelde y misterioso y eso le gustaba, pero con el embarazo agarro una repugnancia por dicho vicio que él tenía, que la hacía rabiar hasta el punto de no querer saber de él por una semana.

Respiro profundo cuando sintió que su espalda se le iba a partir en dos por la presión en su barriga, tenía que dejar de agarrar ese tipo de corajes o moriría.

—Ya todo está listo en el jardín cuando gusten pueden ir con los demás.

Ethan y Diego querían ahorcar a Zack por hacerla rabiar, ¿es que no se podía comprar un cigarro eléctrico o una mierdas de esa que simulaban un cigarro?

Vieron como Diana subía a su habitación.

Diana tomo una ducha rápidamente antes de bajar a reunirse con la familia.

Mientras se vestía se decía a sí misma que no tenía que portarse de esa manera con su marido porque a fin de cuentas era algo con lo que lo había conocido.

Sintió una molestia en la parte baja de su espalda.

—Hijos por favor, dejen a mamá descansar hoy ¿Si? Miren que estoy muy ansiosa de saber si van a ser niñas o niños. — hablo mientras acariciaba su enorme barriga, y se acostaba/sentaba  en la cama recostada de enormes almohadas, porque si, desde que tenía siete meses no podía dormir como antes, se asfixiaba con mayor rapidez y se incomodaba mucho cada vez que trataba de dormir de lado, y dormir boca arriba era imposible, así que optaron por acomodarle almohadas para que durmiera prácticamente sentada.

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