34 ¿De verdad vamos a ser papás?
Zack se sentó con Diana en los asientos traseros de su camioneta mientras que Ethan la conducía, él no era mucho de conducir por eso tenía chófer, pero mientras él estuviera lo iba a hacer, se aseguraría de ir a una velocidad prudente para evitar cualquier tipo de accidente y así evitar que su reina algún percance.
— Yo... Lo siento mucho.— les dijo Diana.
Un bebé no estaba en sus planes, no aún y no sabía si ellos realmente querían ser padres, ella no los quería obligar a tomar una responsabilidad que no querían.
Ethan la vio por el espejo retrovisor, curioso de su disculpa.
—¿Por qué? No has hecho nada malo.— le dijo Zack dándole suaves masajes en los pies a Diana.
—Por ponerlos en esta situación, no planee quedar embarazada lo juro. —Sollozo, demonios, no quería llorar en ese momento, ahora sabía por qué estaba tan llorona, estúpidas hormonas.
—¿Pero qué dices reina? Si para mí es la noticia más maravillosa que me han dado, voy a ser papá y tú eres quien me va a dar a mis hijos. Admito que no estaba en mis planes tenerlos aún, pero si quería tener hijos contigo.— le dijo Ethan muy emocionado.
—¿Y tú Zack? ¿No estás molesto conmigo?
—No, todo lo que venga de ti lo voy a amar sin importar nada, realmente no pensaba tener hijos, o no me lo plantee de esa manera, pero cuando los vi en el eco... No sé, algo en mi cambio.
—Instinto paternal ¿tal vez?— le pregunto Diana derramando un par de traicioneras lágrimas.
—Tal vez, pero no llores que me parte el alma verte así.
— Es de emoción. Ahora sé por qué tantas ganas de llorar.
— Lo que nos espera hermano— le dijo Ethan a Zack y ambos rieron.
Sí, tenían que tomarlo con humor, solo esperaban que con las hormonas no se volviera una llorona empedernida.
—¿A cuánto vamos? Siento que llevamos años en llegar a casa
—Vamos con la velocidad adecuada.
—Vamos Ethan que si sigues con esa velocidad cuando lleguemos va a ser para el nacimiento de los bebés, ya quiero llegar, tengo hambre.
—Está bien, está bien, ya casi llegamos, ¿Qué quieres comer?
—Quiero una pasta cuatro quesos, pero con más queso de lo normal.
Zack llamó a la Nana y le pidió la pasta exagerada de queso, cosa que extraño a la Nana, pero ya que, si eso querían, eso le prepararía.
—Le pediremos a la Nana que se quede aquí para que cuide de ti mientras no estamos en casa. — le dijo Zack mientras subían al departamento.
—¿Y pretenden que me quedé en casa sin hacer nada? Pues, no están muy equivocados.
—Escuchaste al doctor este primer trimestre es importante que estés sin estrés, no queremos que pase algo y perdamos a los bebés y también a ti.— le dijo Zack mientras entraban a casa
Ella apretó los labios, tenía razón, ellos solo querían lo mejor para ella, pero ni loca iba a estar todo el embarazo encerrada.
Pero una duda le rondaba en la cabeza, la boda, ¿aún se querían casar con ella?
Esperaba que sí, realmente quería unirse a ellos para toda la vida.
Diana fue a la habitación a darse un baño y colocarse algo más cómodo.
Los hermanos D'angelo fueron al despacho a brindar por su futura paternidad.
— No lo puedo creer ¿De verdad vamos a ser papás?— le dijo Ethan a Zack recibiendo el vaso con la bebida que él le estaba dando.
— Pues parece que sí, ni yo me lo creo, ¡Salud! — brindaron y dieron un abrazo.— hay que dar la noticia a nuestros padres.
Si estaban que no cabían de la emoción.
—Sí, cuando ella quiera hacemos una cena familiar y damos la noticia.
—¿Qué noticia? — pregunto Nana entrando al despacho, ya que la puerta estaba abierta.
—A ti no podemos ocultarte nada Nana, pero Diana está embarazada.
—¡Ay pero qué emoción! Lo sabía.
—¿Cómo que lo sabías?— pregunto Zack.
— Si bueno, era de esperarse, si andan haciéndolo como conejos cada que pueden y quieren.
—Nana por favor. Ni que fueran todos los días.
—Si sí, lo que digan, sospeche que estaba embarazada desde antes de la fiesta de compromiso, la Vi diferente, su cuerpo se ve diferente, además de que anda con náuseas y vómitos, duerme más... No puedo creer que no se hayan dado cuenta de nada, y eso que es su mujer ¡Por dios!
Se sentía pésimo, por no haberse dado cuenta de eso antes, ¿Cómo no pudieron notarlo?
—¿Pero cuéntenme de cuánto está? — le dijo la Nana muy emocionada.
— Está de ocho y diez semanas.— le dijo Ethan y Zack le mostró la foto del eco que tenía en su teléfono, ya que había puesto la misma cara que colocaron ellos al saber el tiempo de embarazo.
—No lo puedo creer— decía mientras veía el eco. — Son dos bebitos, y serán los más bellos que hayamos visto jamás, sí señor.— se limpió una lágrima traicionera — ¿y creen saber de quienes son? Porque ha estado con los dos.
Ellos se preguntaban lo mismo, aunque realmente no era algo que les iba a quitar el sueño, ya se habían mentalizado que, independientemente de quién era el padre los iba a querer como suyos.
— Realmente no sabemos, el doctor no sugirió hacerles una prueba de paternidad para saber quién era el padre biológico, pero a mí no me interesa hacerla. — dijo Ethan.
—Ni a mí, aunque lo más probable es que sean de él, por el tiempo que tienen.
— Pero uno de ellos puede ser tuyo ¿no? El de ocho semanas.
— Tal vez, pero realmente si son de él o mío no importa los voy a amar como si lo fueran.
—Estoy muy orgullosa de ustedes. Se merecen esta felicidad y más. Los quiero mucho— los abrazo y dio un beso en la frente a cada uno, ella los quería como si fueran sus hijos. Nunca pudo tener hijos después de... Haber perdido a su bebé en el parto. Así que ellos eran lo más parecido a unos hijos, junto con Brayan ese muchacho era todo un amor— ¿Y dónde está mi niña?
— En su habitación, fue a ducharse y ponerse algo más cómodo.
—Está bien, la felicitaré cuando salga, ya la comida está casi lista, imagino que será para ella ¿No?
—Sí, se le antojó comer eso.
—Bueno, le prepararé algo más aparte de eso.
—Oh no Nana no será necesario, comeremos lo que ella coma también.— le dijo Zack.
— Pero no lo digo por eso, sino que es un antojo y no lo va a poder comer, lo va a devolver, así que le prepararé algo más.
— Está bien, haz lo que tengas que hacer, yo iré con ella a ver si necesita algo.
Ambos salieron del despacho y Zack aprovecho el momento para llamar a Brayan y saber si había terminado con el trabajito que le pidió.
Pero la llamada no caía, frunció el ceño al ver que cada que llamaba caía al buzón de voz.
¿Qué demonios estaba haciendo ese hombre que no podía contestar el móvil?
—Necesito que te comuniques conmigo cuánto antes, quiero respuestas de lo que te pedí.
Quería saber si pudo con lo que le pidió, Brayan era muy creativo, no había duda en eso, pero Alicia era una loca astuta y no podía confiarse.
Se relajaría, su mujer estaba a salvo, y nada ni nadie iba a quitarles la tranquilidad que respiraban
Ethan llegó a la habitación de Diana, la escucho vomitando en el baño y se dirigió rápidamente ahí, estaba desnuda inclinada en el retrete.
Busco en las gavetas un franco de alcohol y la ayudo a que lo oliera para que calmara un poco las náuseas.
—Tranquila aquí estoy, aquí estoy, huele esto te ayudará un poco.
—Bota ese champú amor, huele horrible.
—¿Cuál champú?
—El mío, su olor me dan ganas de vomitar.
—pero si es el que siempre usas.
— Pues ya no lo usaré, me da asco su olor, por favor bótalo. — se abrazó a él aun estando en el piso llorando.
Se sentía estúpida llorando por todo, ¿Cómo iba a llorar por no querer ni ver en pintura ese champú? Si de paso era la marca que ella usaba.
— Está bien, está bien... No llores, lo botaré, no verás rastro de eso en la casa.
— Tengo hambre.
—Ven, vamos a que te vistas y vamos a comer.
— Déjame que lave los dientes y salgo.
Ethan sacó el envase de champú y salió de la habitación.
— Nana, en las próximas compras nada de este champú, acabo de encontrar a Diana vomitando la vida por culpa de este champú.
—está bien mi niño— Ethan le entrego el envase y Ana se encargó de botarlo.
— ¿Pero si es el que usa?— dijo Zack viendo como Ana se lo llevaba de su vista.
— Eso mismo pensé, pero, fue lo que me pidió, si no lo quiere ni ver, pues ya está, desaparece, no quiero verla vomitando la vida por cosas que puedan evitarse.
—Pues sí, ahora hay que comprarle uno que no le afecte el olor. Hablando de olor huele riquísimo lo que Nana está cocinando, ya hasta apetito me dio.
—Uf sí, ya quiero comer, ve por ella dijo que se lavaba los dientes y venía.
Zack se dirigió al cuarto a buscarla y la encontró desnuda, en la cama, abrazando una almohada y con otra en medio de las piernas, dormida.
Se acercó a ella y beso sus labios suavemente, se veía preciosa, tomo su teléfono y le tomo una foto, la tendría de recuerdo, y esas nalgas se le veían de lo mas sexi acostada de esa manera.
Ahora tenía que hacer algo con esa erección. Era imposible verla desnuda y no excitarse.
Se metió al baño de la habitación de Diana y se dio una ducha con agua fría para que se le bajara la erección.
...
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