3. Una mujer capaz
Capítulo 3
Una mujer capaz
Nuevo día y la ansiedad me consume. No sé cuál es el trabajo que me va a proponer Ethan y eso me tiene nerviosa. No es que no pueda trabajar en lo que sea, mientras sea honrado, solo que el no saber las cosas me desespera y eso él lo sabe.
A las ocho de la mañana su chófer me deja en el estacionamiento subterráneo de la empresa. Nunca había venido, de hecho, aún no sé a qué se dedican él y su amigo. Desde que lo conozco no me ha importado más que su amistad y compañía, soy un poco despreocupada y confiada con él por esa parte.
—Señorita, el señor me dio instrucciones de escoltarla hasta su oficina.
—Está bien señor Jones, la verdad nunca he estado en este lugar y es un poco intimidante.
Subimos a un elevador privado que va hasta el último piso. Según Jones solo los presidentes de la empresa pueden usar ese elevador, le iba a cuestionar por qué nosotros lo estamos usando pero en ese momento las puestas se abrieron y salimos rumbo a el escritorio de una secretaria.
—Buen día Señorita Méndez, anuncie por favor al señor D'Angelo que la señorita Smith está aquí.
—Buen día señor Jones, enseguida —dice la secretaria antes de escanearme minuciosamente con la mirada, cosa que me pone realmente nerviosa y me hace cuestionarme si realmente estoy vestida para la ocasión
Y bueno nada, siento que me veo espectacular con mi vestido azul rey que me llega a mitad de muslo, de mangas cortas, con unos tacones de plataformas negros adornados con pedrerías azules. Mi cabello está suelto en ondas, y lo mejor es que no llevo maquillaje, mi piel está tan bien cuidada que no necesito recurrir a eso, y es algo de lo que estoy orgullosa.
Me siento bella, así que le sonrió y levanto mi barbilla como toda una diva.
La chica marca un número, anuncia que el señor Jones está aquí y en menos de tres minutos Ethan sale de una oficina.
—Gracias señor Jones puede retirarse.
Éste solo le asiente y se retira. Ethan le informa que no quiere interrupciones y pasamos a una oficina que derrocha elegancia y pulcritud.
Por un momento me quedo embobada viéndolo, se ve hermoso con ese traje de tres piezas color gris, hace que sus ojos grises resalten y ese cabello platinado que tiene me encanta.
De una manera muy formal me indica tomar asiento frente a su escritorio. Se sienta frente a mí y me mira fijamente de una manera muy intensa.
—Bien, ya estás aquí. ¿Todo bien? —pregunta.
Desde que estoy aquí, no deja de preocuparse por mí, cada vez que llega a casa me pregunta cómo estoy y si estoy bien. Sé por qué lo dice, sé que se preocupa por mí, y eso es algo que me gusta.
—Sí, tranquilo, no estoy tomando antidepresivos gracias a ti —le sonrío.
Mi estado de ánimos hace tiempo atrás no era bueno, así que me recetaron antidepresivos para calmar mi ansiedad y poder dormir. No quiero hablar sobre eso, me pone de mal humor y hasta sentimental, así que decido cambiar de tema.
—Este lugar es intimidante. No sabía que trabajabas en un lugar como este, de hecho no sé a qué te dedicas, ni que voy a hacer aquí.
El solo asiente entendiendo que no quiero hablar del tema y me dice:
—Hay un par de cosas que aún no sabes. Primero soy uno de los presidentes de este conglomerado de empresas. Las empresas D'Angelo son las más importantes portantes a nivel nacional e internacional.
Mientras más me cuenta más impactada estoy, no sabía que era un magnate y yo creyendo que era un simple empresario. Tampoco es como que me importe su dinero, no me considero una mujer interesada.
Hay algo que me está haciendo ruido y es que dijo que era uno de los presidentes, quiere decir que no es el único.
—Dijiste que eras uno de los presidentes, ¿Hay otros?
—Sí, mi hermano.
—¿Hermano? Pero creí que no tenías hermanos.
—No. Biológicamente no tengo. Mi amigo Zack y yo somos adoptados por la misma familia, por eso tenemos el mismo apellido. Somos hermanos pero no de sangre, para el ojo público somos los hermanos D'Angelo, nuestro padre se retiró hace un par de años y nos dejó al mando de todo... Bueno, basta de historia, a lo importante, ¿querías trabajar no es así? Vas a tener el trabajo más importante en esta empresa, vas a ser nuestra secretaria. Como verás somos dos presidentes y una sola secretaria no se da basto con todas las tareas así que la señorita Méndez necesita una ayuda, ¿Crees que puedas?
¿Es en serio? Hace tiempo fui secretaria para cubrir mis gastos de la universidad la cual nunca pude terminar, pero sé que en algún momento lo voy a retomar nuevamente, solo me faltaba un semestre para terminar, tuve que congelar la carrera de gerencia empresarial y ahora estoy aquí en otro país, lejos de mi familia y de todo lo que una vez tuve.
Así que le doy una sonrisa como el gato de Alicia en el país de las maravillas y le digo que puedo con eso y más. Le comento que antes de conocerlo trabajé de secretaria pero que tuve que dejarlo y bueno ya el resto él lo sabe.
—Tranquila, si lo que quieres es estudiar puedes hacerlo, no hay problema con eso. Sabes que te voy a apoyar en todo.
—Sí, lo sé, pero no es justo que esté sin hacer nada. Me gusta ganarme la vida, hacer las cosas por mis propios medios, te agradezco mucho todo lo que estás haciendo por mí, pero si retomo los estudios me gustaría ser yo quien cubra con todos los gastos.
—Realmente eres terca. Y nadie puede sacarte esas ideas de la cabeza, pero está bien, eres una mujer capaz de lograr lo que se proponga.
—Gracias, así que dime, ¿Cuándo comienzo?
—Hoy mismo —toma el teléfono y llama a la señorita Méndez y pide su presencia, en pocos minutos ella entra después de que él de permiso de entrar— señorita Méndez ella será la nueva secretaria, quiero que la pongas al tanto de todo, para que cuando mi hermano llegue esté lista para recibir los datos del exterior.
La cara de ella es todo un poema, creo que no se esperaba que fuera a ser contratada.
—Entendido señor. ¿Su lugar de trabajo será junto a mí?
—No, ella estará en la oficina.
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