—Tienes que comer algo Diana, no puedes estar así todo el bendito día.

—No tengo hambre, me duele el estómago.

—pues claro que te duele, si no has comido bien en una semana, solo jugos, gelatinas y galletas, eso no te hace bien para tu salud, mira lo pálida que estás.

—No quiero comer nada Carolina, de verdad.

—Pues no, lo siento mucho, te vas a levantar de esa cama, te vas a dar un buen baño y vamos a salir, ¿Okay? Y no quiero un no por respuesta.

Diana prefirió ir a casa de su amiga Carolina a tener que ir a casa de sus padres y contarle su desgracia.

Tan solo de pensar en que su vida en cuestión de minutos se había vuelto un caos era muy doloroso, aún no podía creer lo que le estaba pasando, creía que era una pesadilla que no terminaba.

Salió de la cama con pesar, y fue al baño, al verse en el espejo no se reconoció, estaba pálida, con ojeras y se veía más delgada, y como no, si en toda esa semana no había comido nada sólido, todo le caía mal.

Se dio una buena ducha, se vistió y maquillo las ojeras, si iba a salir no iba a dejar que la vieran en esas condiciones.

Solo esperaba que no aparecieran Zack y Ethan, ella prefirió no salir de la ciudad después de todo, así que pensándolo bien puede que en algún momento los volviera a ver, aunque prefería no pensar en eso.

Ya había pasado una semana y no la habían buscado, ni una llamada, ni un mensaje, nada ¿Por qué? Se preguntaba, pero después de todo ella les había pedido que no lo hicieran, solo estaban complaciendo su petición, pero en el fondo ella quería que la buscarán, que la hicieran sentir que si importaba, y no como ahora que se sentía tan miserable y deprimida, se sentía tan patética por llorar por todo.

Vio el anillo en su dedo y suspiro tratando de contener las lágrimas, no quería llorar, pero tampoco se quería quitar el anillo, era lo que le quedaba de ellos, y así lo quería mantener, cerca de ella.

—¿Ya estás lista? Frank nos va a llevar al parque de atracciones, dice que hará bien para que te distraigas un poco.

—Si ya estoy lista— tomo su teléfono que estaba en la mesita de noche y salieron.

—creo que deberías hablar con tus papás, están empezando a sospechar que algo está pasando.

—No quiero hablar con ellos Carla, eso sería tener que dar explicaciones y realmente no quiero.

—está bien, pero algo le tienes que decir, está mañana me llamaron. Y tuve que decirles que estabas en una junta con Ethan.

—¿Y por qué justamente con él?

—Porque me dijeron que llamaron a Zack para saber de ti y él no dio respuesta concretas les dio a entender que no estabas con él en la oficina.

—Bueno, ya hablaré con ellos luego, solo... Solo dame un poco más de tiempo ¿Sí?

—Está bien, solo porque sé que no estás para estar lidiando con más de lo que ya tienes.

—Gracias, de verdad, has Sido la mejor amiga que he tenido. — no pudo evitar llorar se sentía muy triste.

—Pero no llores tonta que para eso estamos las amigas.

Caminaron por el parque con calma viendo los puestos de juegos.

—Iré a conseguirles unos algodones de azúcar mis bellas damas.— les dijo Franck cuando ya habían caminado un poco.— espéreme aquí.

—está bien amor —le dijo Carla dándole un beso en la mejilla a su novio.

—Se ve que te quiere mucho.

—y yo a él, no sabes todo lo que tuvimos que pasar para poder estar juntos. Pero eso no importa estamos aquí para divertirnos.

—¿Sabes qué? Tienes razón, hoy no voy a pensar más en mis desgracias, vamos a divertirnos.

—Así se habla. Ven vamos a aquel puesto, me quiero ganar un peluche.

Ambas rieron como adolescentes y fueron a un puesto de tiros, dónde había que darle a unos globos.

—Veo que ya encontraron con que divertirse. Tomen Diana  el tuyo es el azul y el de mi chica el rosa.

—Gracias, pero ¿por qué el mío es más grande que el de Carolina?— pregunto curiosa Diana.

—Aaah... Pues... Pues, porque no has comido bien en estos días y por algo tienes que empezar ¿no? — a Diana le pareció verlo como nervioso, pero no le dio importancia.— ¿Quieren probar suerte aquí?

—Si queremos llevarnos el peluche más grande que haya en este puesto, yo quiero ese koala que está allá ¿Y tu diana, por cuál vas a jugar?

—Mmmm, por aquellos dos que están en la esquina, — señalo a un par de osos enormes uno rosado y uno azul.

—Wow, son hermosos, pero creo que tendrás que gastar muchas fichas para poder obtenerlos, es el premio mayor.—carla estaba muy entusiasmada, veía a su amiga más relajada comiendo su algodón de azúcar como una niña pequeña.

—si bueno lo intentaré, pero empieza tú, así veo que es lo que haces mal para yo no hacerlo.

Ambas rieron y comenzaron a explotar globos a diestra y siniestra, eran las únicas en ese puesto, las personas se paraba solo a ver cómo se divertían y luego seguían su camino.

—mi turno— Diana sacudió sus manos y tomo los dardos que el hombre encargado del puesto le estaba ofreciendo, ya lo había intentado cuatro veces y solo había la mitad de los globos.— rayos, una última vez y me doy por vencida ¿Okay?, Quiero una última tanda, señor.

—Lo siento, pero  ya no hay más dardos para este juego, se agotaron las oportunidades, temo que tendré que cerrar el puesto después de esto — el hombre le sonrió ampliamente, pero Diana  no lo podía creer, si apenas la noche estaba empezando.

—Pero no puede cerrar así no más, todavía hay globos y...

— Sí, pero no tengo más dardos. Pero no se preocupe, que sí pudo ganarse los osos de peluches.

—¿En serio? ¿Pero cómo?—pregunto una Carolina muy anonadada.

—Pero solo exploté la mitad.— hablo Diana aún sorprendida.

—Si bueno, esos peluches son el premio mayor no cualquiera se los lleva, solo el que es constante, y usted señora ha Sido la participante más constante que he tenido el día de hoy sin contar con que ustedes me gastaron los dardos, así que tome aquí tiene bien merecido su premio.— el hombre bajo con cuidado los dos peluches y se los entrego a Diana, estaba realmente contenta, nunca se había ganado algo en esos juegos y estos le gustaron mucho desde que los vio cuando se pararon en ese puesto.

...