21
-Mi reina creo que no está de más decirte la maravillosa mujer que eres, solo te quiero preguntar ¿Quieres ser nuestra esposa?
Esposa... Esposa...
Esa palabra hizo eco en su cabeza, de pronto se le había olvidado todo, un cúmulo de emociones la envolvieron en ese momento.
No sabía si reír o llorar, de la pura emoción claro. La voz de Zack la saco de ese trance en el que estaba.
-¿Y bien, qué respondes?
-Yo... Yo...-no se había dado cuenta en qué momento sus lágrimas impertinentes estaban surcando sus mejillas, pero pudo responder fuerte y claro.- Sí, Si Si Si quiero casarme con ustedes, ser su esposa.
Ethan se acercó a ella y le coloco el anillo, era hermoso el aro era de oro blanco con pequeños diamantes incrustados y de decoración un símbolo de infinito doble que hacía que tuviera tres orificios de los cuales en los extremos asemejaba que estaba sujetando el aro y en el centro tres diamantes, pero el del centro era más grande que los otros dos. Era hermoso, muy sutil pero a la vez elegante.
En definitiva ella sentía que ese anillo los representaba.
Aun Zack la tenía rodeándola con su brazo cuando Ethan la beso. Todos los presentes aplaudieron y celebraron el compromiso de los hermanos D'angelo.
Mireya sabía que esto era una mega noticia para los periodistas presentes, que no eran muchos a petición del señor Antonio D'angelo.
Los hermanos estuvieron preparando el momento desde que Diana regreso a casa luego de lo sucedido.
Lo que sintieron cuando Diana no estaba con ellos los dejo más que claro con lo que querían Con ella, lo querían todo y si casarse con ella era tener un poco más, pues así sería.
-Felicidades, hija.
-Papá- abrazo a su padre con mucho sentimiento, el limpio sus lágrimas- no llores no me gusta verte así.
-Es de felicidad papá, no sabes cuánto amo a esos dos hombres-sorbió su nariz, se sentía una tonta de tanta lloradera así que respiro profundo varias veces y sonrió nuevamente.
-Nos hacemos una idea hija, nosotros solo queremos tu felicidad- le dijo su madre abrazándola cálidamente- y si ellos dos te hacen feliz pues, no hay más nada que decir.
-Gracias mamá, no saben lo feliz que me hace saber que no juzgan mi relación.
-No más hija, sé que fui una mala madre en juzgarte y tratarse de una mala manera en el pasado y espero me perdones.
-Lo has dicho bien, en el pasado, y ahí quedó solo quiero vivir mi presente y forjar mi futuro con ellos.
Los invitados los felicitaron muy animadamente deseándoles toda la felicidad y prosperidad.
Pero a Diana no le pasó de inadvertida las miradas de reproche de algunas mujeres, ella pensaba que, de seguro pensaban tener algo en un futuro con alguno de ellos, lástima.
-Amiga estás bellísima, felicidades.- le dijo Carla su compañera de trabajo, se habían vuelto muy amigas en esos últimos meses.
-Gracias, pero estás mal de la cabeza es la misma ropa que tengo del trabajo. Que horror no sabía nada de esta... Reunión si no tendría una vestimenta más apropiada.
-¿Y arruinar todo diciéndote que era tu fiesta de compromiso? Estás loca, a demás siempre andas de punta en blanco. Me atrevo a decir que hasta en pijamas te vería bien.
- exagerada, además yo, No uso pijamas, ¿Tú también sabías de todo esto verdad? Y no me dijiste nada, ¿Que clase de amiga eres?- fingió estar molesta.
-Oye no juzgues, a demás era un secreto, ellos querían que fuera una sorpresa tanto para ti como para los medios, hoy se daría a conocer su compromiso, no quieran seguir manteniendo su relación en el anonimato.
-Bueno, les debo agradecer mucho todo eso, porque si no, los medios me hubieran agobiado a tal punto de la locura.
-Ahora sí vas a estar loca con todo lo que se viene. ¿Por cierto dónde están esos dos ogros que te gastas?
-No lo sé, iré a buscarlos, y no les digas ogros.
-Aja lo que tú digas, yo iré con mi chico que me está esperando.
Diviso a Zack hablando con algunas mujeres reconoció a algunas, eran las hijas de las amigas de su futura suegra.
Estaba cerca y no se habían percatado de su presencia así que pudo escuchar parte de la conversación.
-¿Qué clase de juego absurdo es este Zack?- decía una de ellas.
-No es ningún juego ¿Es muy difícil de entender?
-pues claro que sí, no te has tomado en serio ninguna relación, ¿Por qué ahora? ¿Por qué con ella?.-dijo otra.
-Porque es la mujer que amo, y no tengo por qué dar explicaciones de lo que haga o deje de hacer con mi vida. - su corazón se saltó un latido al escucharlo decir esa palabra, no era de expresarse tan abiertamente, pero ahora que ya estaban comprometidos no había nada que ocultar o temer.
-Yo puedo hacer que cambies de opinión- le dijo una acariciándole el brazo y hablándole de manera seductora- sabes lo bien que la pasábamos juntos.
Escuchar eso le revolvió el estómago, sintió náuseas de pronto. Diana pensaba ¿Será que en este tiempo que estaban juntos le fue infiel?, No, no lo creía posible, siempre estaban juntos y cuando Zack tenía que salir a juntas fuera de la empresa siempre se comunicaba con ella, no lo creía capaz de tanto.
Se acercó a ese grupo de arpías tomando a todos por sorpresa.
Zack solo esperaba que ella no haya escuchado esa conversación.
-Aquí estás amor. -le dijo metiendo su mano bajo su camisa, acariciando su abdomen-Gracias por entretener un rato a mi prometido. - Él le dio un beso en la sien y la atrajo hacia el rodeándola por los hombros.
Se sentía como un adolescente enamorado, y no lo iba a negar, le gustaba esa sensación no la había sentido nunca con alguna mujer, así como también sabía que Diana estaba celosa. De esas mujeres, y no tenía porque él solo tenía ojos para ella.
-Iba a tener mejor entretenimiento, pero llegaste y arruinaste todo.
-Es una pena, en fin. ¿Nos vamos cariño?
-sí, claro.
Se retiraron dejando con la boca abierta a esas mujeres, sí, Diana estaba celosa, pero no por eso iba a desconfiar de Zack.
-¿Qué tanto escuchaste?
-¿Por qué quieres saber? ¿Hay algo que me quieras decir? - caminaron a la mesa de los banquetes y Zack se sirvió de los que ahí había.
-De hecho sí, todas esas mujeres con las que estaba hablando, pues... Tuve algo en el pasado, nunca le puse etiqueta a lo que teníamos porque no lo tomaba como una relación, simplemente era para follar y ya.
-Yo... Yo confío en ti Zack y quiero creer que no me has Sido infiel en todo este tiempo.
-No mi reina, desde que te Vi en persona no he pensado en nadie más que no seas tú. - besó sus labios como solo él sabía hacerlo dejándola sin aliento.- ahora quiero que pruebes esto- acercó a su boca una porción de un dulce y ella gustosa lo recibió. -¿Y bien, qué opinas?
-no está mal es cremoso pero a la vez crujiente y... Y...- trato de disimular el gesto de desagrado.
-¿Y qué? ¿Es muy fuerte su sabor?
-Si, creo que sí- sintió una sensación desagradable en su boca y estómago.- creo que no haber comido bien en el día me dejó el estómago un tanto... ¿Mal?.- en definitiva no podía dejar de comer y su condición en la sangre ameritaba que tuviera buena alimentación.- creo que... Lo siento.
Salió a toda prisa en busca de un baño dejándolo desconcertado, sabía que tenía un sabor delicioso al principio, pero una vez deglutir dejaba un sabor diferente, iba a buscarla y saber si estaba bien porque no le gustaba que se sintiera mal, eso lo enfermaba, pero uno de los inversionistas lo detuvo para felicitarlo y claro ¿Por qué no? Hablar de negocios.
Diana necesitaba vomitar, y no sabía que vomitaría, pues su estómago estaba vacío.
Entro como alma que lleva el diablo a uno de los baños que usaban las de servicio, cerca de la cocina.
Luego de un rato, ya se sentía un poco mejor, solo que ahora sí estómago dolía, necesitaba comer, o realmente se pondría mal.
Salió y entro a la cocina, fue directo a la nevera y saco un jugo de manzanas y lo necesario para preparar un sandwich. Quería preparar uno con bastante queso.
Una vez que comió y bebió, se sintió mejor, que tonta había Sido si creía que no comer como debía no le iba a afectar, no sé repetiría, así estuviera hasta el tope de trabajo se tomaría su tiempo en comer por lo menos una fruta cada hora.
Saco su teléfono de uno de los bolsillos de su vestido y le marco a Ethan, hacía rato que no lo veía y él no era de desaparecerse sin avisar por lo menos no a ella.
Llego al comedor y vio a una de las de servicio.
- oye ¿Has visto a Ethan? - le preguntó
-sí, el señor subió hace rato con una bandeja de pollo frito para usted, le dijo a Melani que le dijera que lo esperaba arriba... Veo que no le informo nada.
-No, no me lo dijo, pero gracias.
-siempre a la orden señorita, el señor se encuentra en su antigua habitación.
No pudo evitar sonreír, Ethan siempre tan complaciente, le había conseguido el pollo frito que había querido comer, de solo pensarlo se le hacía agua la poca.
Subió las escaleras y se dirigió a su habitación.
Pero en el momento que abrió la puerta y puso un pie dentro, deseo no haberlo hecho, lo que estaba viendo la dejo con la sangre helada, sintió que el sandwich lo iba a devolver, sus ojos no daban crédito a lo que estaba viendo.
-No- su voz estaba rota así como su corazón, las lágrimas querían salir sin control, pero las reprimió.- ¿Qué es todo esto, Ethan?
Ethan estaba en la cama boca arriba, desnudo, su respiración era acelerada, intento ponerse de pie, pero volvió a caer.
-¿No es obvio? Estábamos haciendo el amor hasta que llegaste y lo arruinaste todo.- soltó Melani con arrogancia cubriéndose con las sábanas.
No lo podía creer, Ethan la había traicionado y de la peor manera. No lo podía creer, pero ahí estaban las pruebas ante sus ojos, ellos dos, desnudos.
...
Hola, mis queridos lectores, he estado haciendo correcciones a la historia, pero aun así, se me pasan algunas cosas por alto, si ven alguna falla no se cohíban en decírmelo, y poder corregirlo.
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