Mika.

Siempre pensé que dejar a una chica embarazada o reprobar la escuela y tener que buscar otra, sería la peor cosa del mundo pero ahora comprendo que lo peor de lo peor es decepcionar a tu madre.
Tener que ver como su brillo se apaga lentamente por tu culpa es lo peor.
Se levantó de su asiento y al levantar su brazo con su dedo índice, nos indicó la puerta.
— Fuera de mi casa.
Yuu y yo nos levantamos de nuestro lugar, al caminar sentía su mirada llena de tristeza y ¿furia?
Antes de que salir, me giré hacia ella y la ví por última vez.
— Te quiero mamá.
Y salí de esa casa. Yuu me estrecho entre sus brazos y me dio un fuerte abrazo para tratar de no derrumbarme pero creo que ya es demasiado tarde... yo soy el culpable de todo.
— No te preocupes Yuu, soy fuerte y no me caeré fácilmente... porque te tengó a mi lado.
— No es necesario... no porque yo sea el de abajo signifique que sea débil.
Me reí ante su comentario y sentí como mis lágrimas salían sin previo aviso.
— Tonto... te amo Yuu-chan.
— Y yo a ti Mika.
No me importa lo que a partir de ahora nos depare el futuro, prometo cuidarte en la salud o en la enfermedad, en la riqueza o en la pobreza, hasta que la muerte nos separé... Yuu-chan.

— Llegamos.
No puedo creer que Yuu viva con ese estúpido de Haru y más que me haya convencido de prometerle no volver a pelearme con él.
Haru salio de un cuarto en bóxer (tengo que admitirlo, tiene buen cuerpo pero nunca le va a ganar al gran Mikaela), ví a Yuu ruborizarse y tirar un poco de baba.
Le di un suave codazo en su brazo y camine hacia él.
— Deberías taparte, hay niños presentes.
— Según mi experiencia con Yuu-chan... no es muy inocente que digamos.
Tranquilo Mika, tranquilo... se lo prometiste.
— Eso ya lo sabia, pero no lo decía por él.
Me puse enfrente de él y lo ví directamente a sus ojos, Yuu se puso entre nosotros y nos separó.
Yuu-chan se sonrojo pues al separarnos, tocó con sus manos el abdomen desnudo de Haru.
Quité rápidamente su mano, la besé y le enseñe el anillo que le di.
— Ahora al único que le quitará esa inocencia seré yo y nadie más.
Tomó la otra mano libre de Yuu y lo estiró haciendo que nos separáramos de nuestra unión e hizo que se metiera al cuarto junto con él.
Corrí a la puerta pero como siempre tengó mala suerte, llegué tarde y le puso seguro.
— ES MIO HARU Y SI LO TOCAS TE VOY A MATAR.
Como no recibí respuesta, decidí escuchar a través de la puerta. Pegué mi oído pero escuchaba pequeños fragmentos.
— Eres un... Yuu... daño... lo... nunca... te quiero... pero... estés con él...
Solo lograba escuchar su voz, esto se acabo, no se que estén haciendo haya adentro ahora mismo y ni quiero imaginarmelo.
Me alejé de la puerta y me senté en una silla a esperar a que salieran.
Después de una eternidad, Yuu salió con dos sabanas y dos almohada. Me sonrió y me entregó lo que me correspondía.
— Dormíremos en los sillones.

No podía conciliar el sueño, intentaba fijar mi vista en la obscuridad para ver la hora en el reloj que se encontraba en la pared.
11: 47 p.m.
Decidí observar a Yuu dormir, era lo único que podía hacer en aquella casa.
Yuu se despertó y yo cerré los ojos, se levantó y me movió un poco para tratar de despertarme. Hice como si estuviera dormido y recién despertado.
— ¿Mika?
— ¿Qué pasa Yuu-chan?
— Siento como si alguien me mirará mientras duermo.
Una sonrisa maliciosa se formo en mi rostro, levanté mi sabana y en cuanto lo hice, se metió y me abrazo.
Como el sillón es tan pequeño, lo abracé por detrás haciendo que quedáramos muy juntos. Sentía su trasero moverse contra mi amiguito.
Mikaela sé fuerte.
Yuu se movía como si quisiera hacerlo en este instante.
— No te muevas mucho o de quitaré esa inocencia aquí mismo.
Y se movió.

Me coloque encima de él y lo besé con fuerza. Sus labios se resistían pero poco a poco fue cediendo. Al abrir su boca, metí mi lengua y comenzó una batalla por el control, en el cual yo gané.
Le quité la ropa de poco a poco hasta dejarlo en bóxer, mientras lo besaba, metí mi mano hasta que alcancé su miembro.
Lo tomé y comencé a acariciarlo, las caricia eran suaves y lentas para hacerlo sufrir.
— M-mika... tocame m-más... mmm...
Seguí lento para hacerlo sufrir, tiene que pagar lo de Haru, sentía su desesperación. Me separó de él, se bajo su última prenda y comenzó a masturbarse solo. Yo solo observaba, sentía mi ropa estorbar así que me la quite toda.
— Mika... mmm... m-más...
Tomé su mano y lo ayudé con su trabajo. Entre gemidos y jadeos, se corrió diciendo mi nombre.
— Yuu-chan malo, yo no te di permiso de hacer eso.
Se escuchaba su respiración agitada y su corazón latir rápidamente.
— N-no me dejaste otra opción.
— Bueno ahora hará lo que yo te diga... ¿ok?
— Ok.
— Mete tres dedos en tu boca y llena los de saliva.
Se metió los dedos y comenzó a meterlos y sacarlos como si se embistiera con ellos. Sentía mi parte baja doler pero esto es la mejor vista que he tenido en toda mi vida.
— Sacalos y con un dedo haz círculos en tu entrada, lo meterás hasta que yo lo diga.
Comenzó a hacer círculos, veía su cara de placer ante mi y su sufrimiento.
Mi mano por institución se fue a mi miembro, la comencé a mover de arriba a abajo y al tener así a Yuu, hacia que el placer aumentara.
— Metelo.
Poco a poco comenzó a hacer mi nueva orden, lo metió y comenzó a hacer círculos.
— El segundo.
Con el segundo empezó a dilatarse pues abría y cerraba sus dedos, simulando que eran tijeras.
Y el tercero se lo metí yo. Entre los dos lo embestimos, una mano no paraba de subir y bajar mientras que la otra aumentaba su velocidad dentro y fuera de él.
— Yuu... me veng...
Y no terminé la frase porque me corrí en mi mano, Yuu-chan se volvió a correr.
Saco sus dedos y yo me los metí en la boca, ví como se sonrojaba y se tapaba la cara con su brazo libre. Mientras se distraía con algo tan insignificante, me coloque en su entrada y se la metí de una sola estocada.
— M-mika...
Retiró su mano y ví sus ojos abiertos como platos. Comencé a moverme sin su permiso, primero lento y poco a poco iba aumentando la velocidad.
— Mika... a-hi...
— ¿Aqui?
Al darle más fuerte escuyche un gran gemido de su parte, levanté ambas piernas en mis hombros para tener más acceso.
En la habitación solo se podía escuchar nuestras respiraciones aceleradas y nuestros cuerpos chocar. Al darle la última estocada Yuu se corrió en su abdomen, al sentir sus paredes contraerse, me corrí dentro de él.
Bajé sus piernas y me recoste encima de yuu.
Nunca me voy a cansar de esto.

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Perdón por las faltas de ortografía.
Me da flojera corregir.