ᕤᕦ HOGAR ᕤᕦ
Una alarma le despertaba como todos los días.
De nuevo le invadía esa horrible sensación de que, por más que lo intentara, volvería a sentirse mal.
¿Por qué debía invertir su tiempo y esfuerzo en un montón de cosas que no le hacían ni remotamente feliz?¿Para complacer a los demás?¿A esos que jamás se habían tomado el tiempo de preguntar cómo se sentía y que le habían echado en cara miles de veces todas las cosas que habían echo por ella?
Ella conocía esa respuesta, oh, sí.
Pero, ¿y si...se rebelaba? ¿Cómo irían las cosas?¿Algo cambiaría o las cosas seguirían siendo...iguales?¿Iban a seguir callando sus opiniones bajo el argumento de que eran los mayores y quienes pagaban las cuentas? De todas formas, a esas alturas, ella ya se había dado cuenta de que la ''madurez'' era relativa. Ella no llevaba ni dos décadas en el mundo, y ya lo comprendía como jamás esperó. Estaba segura que conocía más que ellos, que tenía muchos más argumentos que ellos.
Pero, de nuevo, ¿sería bueno rebelarse? Ellos la mandarían al demonio, puede que hubieran gritos y algún que otro golpe y reproche, y, ¿por qué no? algún insulto infundado.
Así, después ella se encerraría en su cuarto y se pondría a leer, a escribir, a oír música...lo que fuere, con tal de evadir el hecho de que nadie la comprendía. Nadie de las personas que deberían estar programadas para ello parecían amarla realmente.
Haría todo eso, y lo seguiría repitiendo, para evadir que su casa ya no se sentía en lo más mínimo como su hogar.
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