La inspiración, a pesar de ser espiritual, va unida a la belleza interior, a lo que dicta nuestro corazón; va unida a aquello que realmente te llena, ya sea material o existencial. Escribir es la forma más sensata y honesta de mostrar tus sentimientos, de tal manera que alguien se sienta identificado con cada palabra que expresas.

Me llamo Lucy Wilde, tengo 18 años y nací en Madrid, mi ciudad natal, pero por motivos laborales he decidido mudarme a Nueva York a emprender una nueva vida. Soy escritora de novelas de ficción, desde pequeña escribir ha sido mi pasión, y sí, soy distinta o quizás extraña, rara.

Mientras las niñas de mi edad jugaban a las muñecas y despertaban su instinto de madre jugando, además, a las cocinitas, yo me encerraba en mi habitación día tras día y escribía un diario narrando miles de historias que fluían por mi mente sin cesar, y a partir de ahí supe a qué quería dedicarme, y ese es el mundo de la escritura, para mostrar al mundo que, los que escribimos, también somos seres humanos que necesitan ser valorados.

Pero no todo es un camino de rosas, ¿no? El trabajo de un escritor, o por lo menos el mío, no es aceptado en ninguna editorial madrileña y por esa misma razón he decidido mudarme a Estados Unidos, donde quizás tenga más oportunidades de ser quién soy y de ser valorada por alguien sumamente desconocido, pero mientras eso pasa, soy modelo.

Soy morena de cabello castaño con destellos rubios en las puntas, y mis ojos son los clásicos marrones color café.

¿Te atreves a sentir en tu propia piel mi desastrosa vida?