Capítulo 9
•JESÚS OVIEDO•
-¿Por qué siempre tienes que cagarla? -digo furioso
-No quiero verte con esa mujer
-Esa mujer como tú la llamas tiene nombre, y es Lucy Wilde, y me está volviendo completamente loco, ¿por qué tienes que venir a estropearlo todo? ¿No te bastó con joderme la vida una vez?
-Te joderé la vida hasta que mi corazón dé su último latido
La observo con la mirada sobrecargada de furia, el asco hacia ella aumenta y mi cuerpo se tensa bruscamente.
-Algún día pagarás por todo el daño que estás haciendo -digo repudiándola- como le toques un sólo pelo a Lucy, estás muerta
-¿Me estás amenazando? -dice desafiante
-Sólo te advierto -digo totalmente serio
Se marcha rabiando de celos y enciendo un cigarro dando una larga calada para relajarme.
(...)
Veo a mi extrañable Lucy salir del centro comercial, su figura es inconfundible y su cabello y su sonrisa aún menos.
Observo cómo se aleja con la mirada fija en el suelo, siendo inconsciente de todo lo que le rodea, y con ello, el peligro. Observo un coche aproximarse a ella a gran velocidad y arranco mi moto totalmente desesperado.
Me aproximo hacia ella yendo en dirección contraria apurando al máximo el motor y de un impulso, la sujeto con fuerza subiéndola en la moto y me desvío hacia la vía correcta deteniéndome dos manzanas más adelante.
-¿Por qué Jesús? ¿Por qué siempre llegas a tiempo para salvarme? -dice rompiendo en llanto
-Mi corazón no quiere que sufras ningún daño -digo acariciando su mejilla que empapa mis dedos con sus lágrimas
Observo sus ojos cristalinos teñidos de rojo pero la dulzura sigue ahí, totalmente presente.
-La chica de antes -coloca su dedo índice sobre mis labios
-No quiero saber nada Oviedo -dice tajante
•LUCY WILDE•
Suena mi tono de llamada y observo un número desconocido. Frunzo el ceño y lo cojo algo confusa.
-Buenos días, habla Lucy Wilde -digo formalmente
-Señorita Wilde, le llamo de la editorial donde dejó la reseña de su libro
-¿Y qué tal? -pregunto sin esperanzas
-¿Podría pasarse por aquí en 10 minutos? Me gustaría hablar personalmente con usted
-Allí estaré -cuelgo
(...)
Me siento en el sofá esperando a que aparezca la persona que se comunicó conmigo y entra un joven bastante peculiar.
-Buenos días Lucy Wilde -dice sentándose en su silla giratoria
-¿Usted no es el hermano gemelo de Jesús? -asiente
-Daniel Oviedo, para servirla -dice besando mi mano tras estrecharlas
-No me esperaba esto -digo nerviosa- ¿de verdad eres el dueño? -asiente mostrándome sus certificaciones
-Hablemos de tu libro -dice serio
-No me lo digas, ya sé la respuesta -digo suspirando
-Déjame hablar, por favor -dice serio sin perder la compostura
Me quedo en silencio esperando que prosiga y suspiro entristecida.
-Lo he leído completo, no sólo la reseña que has dejado, sino el libro que le has dado a mi hermano y déjame decirte que pensaba que él estaba obsesionado y que decía que era increíble porque está loco por ti, pero mis sospechas no eran ciertas, me equivoqué y probablemente pueda darte una oportunidad en mi editorial.
Mis ojos del clásico color café con una estela verdosa se llenan de lágrimas y tapo mi rostro emocionada.
-Confío en que serás una gran escritora y el esfuerzo que has hecho, te será recompensado con el apoyo de gente que quizás en ocasiones anteriores se había reído de ti por el mero hecho de ser "inferior" a su persona. Por eso te pido que ahora más que nunca luches y te aferres a tus libros con uñas y dientes y no dejes que nadie -eleva mi barbilla- absolutamente nadie decida cuál será tu futuro si desvaloraliza tu trabajo
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