•LUCY WILDE•
La noche termina de caer y sonrío inconscientemente mirando el inmenso anochecer que tengo ante mis ojos. Sus brazos acarician los míos erizando mi piel y se sienta detrás de mí abrazándome por la espalda mientras besa mi cuello despacio.

-Ojalá pudiera observar esto cada noche -digo suspirando

-Podrás hacerlo pequeña, recuerda, esta casa es tuya -dice besando mi mejilla

-Sí pero no me hace del todo feliz -murmuro- no me llena Jesús, es algo material, quiero irme de este mundo con algo que sea puro y plenamente sincero

-¿Irte de este mundo? Nena, no te entiendo -dice confuso

-Sí Jesús, ahora que he cumplido mi sueño, hay alguien que me está llamando desde el cielo

-No hables así pequeña, me aterroriza -dice abrazándome

-He aprendido a no tener miedo a nada, ni siquiera a la muerte -digo sincera

Me giro para observar sus ojos color café que se bañan con los míos en un mar de sinceras miradas.

-No me queda mucho tiempo Jesús -digo seria- pensarás que estoy loca, pero no, no lo estoy

-Siempre existen motivos para seguir vivo, y créeme que tú eres uno de ellos -dice dulcemente

Acaricia mi mejilla con total dulzura y roza mis labios para, seguidamente, fundirnos en un suave pero profundo beso. Un beso que, si los ángeles me observasen, pensarían que estoy poseída por el mismísimo demonio, que es un pecado, y sí, quizás este chico sea mi perdición.

-Me enloqueces chiquita, necesito tu sonrisa para ser feliz, tus ojos para revivir mis sueños y tus labios para sobrevivir en este mar llamado amor.

•LUCY WILDE•
Sus labios recorren mi cuello despacio mientras sus labios se desvanecen por debajo de mi top y sonrío levemente al sentir cómo roza mis pechos con sus dedos. Me siento a horcajadas sobre él rodeando su cintura con mis piernas y sonrío tímidamente al sentir su miembro bajo mi intimidad.

La pasión crece conforme sus labios descienden por mi cuello tras quitarme el top y, seguidamente, mi brasier de encaje. Recorre la estrecha zona que dejan mis pechos con su lengua y mi piel se estremece mientras ahogo un gemido.

Me rodea con sus brazos y me lleva a una habitación con velas aromáticas y un corazón dibujado con pétalos de rosa roja, mi favorita. Cierro los ojos y siento la suave pero fría sábana acariciar mi espalda.

-El día que deje de hacer locuras por ti, será el fin de mis días, te lo aseguro -susurra rozando mis labios

Nos desnudamos mutuamente sin ninguna prisa, nuestros cuerpos desnudos chocan y ansian el roce para mantener, o más bien, incrementar nuestro calor corporal.

Entra en mí muy lentamente tras separar mis piernas considerablemente y ahogo un grito de placer con la respiración agitada.

Sus movimientos no cesan, su cadera se mueve a dos tiempos dentro de mí, hacia delante y hacia atrás, mientras juega con mis labios y su lengua juguetea con la mía.

Gimo su nombre continuadas veces mientras mi aliento de menta se mezcla con el suyo y sonreímos al unísono sobre nuestros labios cuando llegamos al climax.

-Cada día te amo más -susurro jadeante

-Si supieras lo que siento yo cada vez que te hago mía, te sorprenderías -dice rodeándome con sus brazos

-¿Qué sientes? -pregunto curiosa

-Que nunca le había hecho el amor a alguien como te lo hago a ti, básicamente porque eres el amor de mi vida