Capítulo 27
•JESÚS OVIEDO•
El olor que desprende el café recién hecho, abre por completo mis fosas nasales abriéndome totalmente el apetito.
Abro los ojos y veo a una reina descansar profundamente a mi lado.
Beso su mejilla dulcemente sin despertarla y me pongo la camisa para bajar a la cocina.
-Buenos días -digo al entrar
-Buenos días jovencito -dice Olivia sonriendo
Me sirve una taza de café y sonrío agradecido por este gesto de simpatía.
-Gracias por dejar que me acercase a Lucy -digo dando un pequeño sorbo
-No las des -dice sonriendo- no voy a impedir algo que, de un modo u otro, habría sucedido -aclara sincera
-Es un noble gesto por tu parte -respondo tajante
Termino de dar pequeños sorbos a mi café y coloco la taza en la encimera.
-¿Te vas? -pregunta curiosa.
-Sí, he pensado darle una sorpresa al amor de mi vida -digo sonriendo
-Me encanta escuchar cómo te expresas al hablar de mi niña -dice dulce
-Es lo menos que puedo hacer -exclamo- estoy totalmente loco por esa diabla con cara de ángel -digo sincero
-Cuídala Jesús, cuídala como nunca lo hizo su padre -dice tocando mi hombro
-Ojalá pudiera decirte que no lo haré pero si te soy sincero, me resulta totalmente imposible -digo suspirando
Observo su rostro y clavo mi mirada en sus ojos. Me fijo en ellos y me recuerdan a los de Lucy. Ojos color café como los míos pero con una sútil estela verde rodeando el oscuro tono marrón de la totalidad de su hermoso ojo.
-La amo como nunca he amado a nadie, ¡es de locos! -exclamo riendo
-Amar es una forma muy sensata de expresar que todo ser, sin importar sexo, raza o edad, merece ser amado incondicionalmente -expresa sonriendo
Arranco mi moto y provoco el rugido del motor. Mi corazón hace que mi mirada se clave en su ventana y veo a Lucy sonriendo mientras muerde sutilmente su dedo con el cabello totalmente despeinado.
Hago un gesto con mi mano izquierda como sinónimo de despedida, acompañado de una amplia sonrisa que se esboza entre mis carnosos labios.
Regreso a casa tras conducir unos 10 minutos y abro la puerta de mi apartamento pudiendo escuchar gemidos en la parte alta.
-Ya empezamos -digo riendo
Subo sigilosamente y observo a mi hermano acostarse con una chica rubia de tez morena con bastantes caderas. Tapo mi boca para evitar reírme y joderle su momento de gloria, y decido entrar en mi habitación sin hacer el más mínimo ruido.
Minutos después se abre la puerta y su tupé despeinado marca tendencia.
-¿Qué? ¿Pasándolo bien no? -digo riendo
-Ya me hacía falta -dice con la respiración agitada
-Estás perdiendo facultades -río sarcásticamente
-Capullo -dice golpeando mi hombro
Se sienta a mi lado cuando pierdo la noción de su presencia y suspiro.
-¿Qué pasa? -pregunta preocupado
-Tengo miedo -digo nervioso
-¿Miedo? ¿De qué? -frunce el ceño
-De hacerle daño, de no ser lo suficientemente bueno para ella, de no saber cuidarla -suspiro entristecido
-Dale tiempo al tiempo, si la quieres, el hecho de cuidarla te saldrá simultáneamente -dice seguro
-Eso espero tío, enloquecería de rabia si yo mismo le hago algún rasguño -articulo nervioso
Coloca su mano en mi hombro y lo apreta suavemente como sinónimo de transmitirme tranquilidad. Sabe como calmarme, al igual que ella. Él con sus curiosos apretones de hombro, y ella con esos algodones que tiene por labios y esa sonrisa tan frágil de muñeca de porcelana.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro