Capítulo 19
•JESÚS OVIEDO•
Deambulo por mi despacho sin cesar mis movimientos, la preocupación me ahoga y suspiro con las manos en la espalda mientras observo las vistas desde la boutique.
-Me estás poniendo nervioso -dice mi hermano alterado
-Supuestamente ya quedan menos de 3 horas para que aterrice el helicóptero en el helipuerto del hospital
-El médico te dijo que te llamaría en cuanto aterrizase, no pierdas los nervios y espera -aconseja
-Tengo miedo joder, su tía podría atentar contra sus vidas -digo preocupado
(...)
El médico sigue sin llamarme y decido comunicarme con él para salir de dudas.
-Comuníqueme con el doctor Simons -pido amablemente intentando no perder los nervios
-Joven, aún no ha llegado el traslado -dice preocupado
-¿Podría comunicarse con el piloto? -pregunto frustrado
-Ahora mismo lo intento y le llamo joven
Colgamos y suspiro observando a mi hermano que da una calada a su cigarro. Cojo uno de la caja de mi chaqueta y lo enciendo dándole una gran calada expulsando el humo.
El médico vuelve a llamarme y me comunica que deberían de aterrizar en unos minutos. Me dirijo al mejor hospital privado de todo Nueva York junto a Dani y busco al médico al que saludamos estrechando las manos.
-Llegará en cuestión de minutos -dice una enfermera
-Tranquilo tío, llegarán bien -dice mi hermano tranquilizándome
Encendemos la televisión de la sala de espera y nos acomodamos en las incómodas sillas como podemos. Al cabo de unos minutos, vuelve el doctor con cara de muy pocos amigos.
-¿Qué ocurre? -pregunto nervioso
-El helicóptero se ha desviado
-¿Cómo que se ha desviado? -grito
-Cálmate Jesús -dice mi hermano agarrándome
-Como le pase algo, os la veréis conmigo -advierto
•LUCY WILDE•
Me despierto con un fuerte dolor de cabeza y la vista totalmente nublada. Intento observar a mi alrededor y veo a mi madre con la boca amordazada.
-¡Mamá! -grito desesperada
-¡Cállate! -dice esa mujer golpeando mi mejilla
-Vas a pagar por esto, ya sabía que estabas planeando algo, ¡me das asco! -grito al final
-Te cansarás de gritar -dice riendo perversamente
Coloca un arma en la espalda del piloto para que siga llevando el helicóptero en dirección a un lugar desconocido, ya que de esta mujer puedo esperarme cualquier cosa.
Veo que está distraída y intento llamar a Jesús para pedirle auxilio. Cuando veo que está comunicando y se coloca su foto en la parte superior al cogerlo, empiezo a alterar a mi tía.
-¿Qué piensas lograr con esto? -pregunto frunciendo el ceño
-Acabar con ustedes, ¿te recuerdo el porqué? -asiento- me habéis arruinado la vida, aunque más bien me la arruinó ella -dice observando a mi madre con desprecio
-Eres una bruja -digo seria
-Una bruja que acabará con la existencia de dos estorbos -dice riendo
-No sé cómo alguna vez pude quererte -digo suspirando
-¿A qué estás jugando niñita insolente? -dice agarrando mi barbilla
-Suéltame, me haces daño -digo con asco
-Lucy, contesta por favor -escucho de fondo
Observa mi espalda frunciendo el ceño y ríe al ver la pantalla encendida. Lo coge y pone el manos libres.
-Despídete de tu princesa -dice riendo
-Como le toques un sólo pelo, te mataré con mis propias manos -dice Jesús alterado
-Ya la estoy tocando -dice irónica- qué bonita quedará con el rostro y el cabello calcinado
Me observa riéndose a carcajadas y intento gritar pero ahogo el grito cuando coloca su mano taponando mi boca.
-Adiós Jesús Oviedo -dice colgando.
Lanzo el móvil contra el suelo de la impotencia y la desesperación, y me siento en la silla llevando las manos a mi rostro.
-Relájate joder, estarán bien -dice mi hermano intentando tranquilizarme
-¡No van a estar bien en manos de esa mujer! -grito desesperado
Sollozo sin ningún tipo de consuelo, ¿por qué ahora?
Tras varios minutos de relajación, decido dar parte a la policía aunque hasta que no pasen 48 horas no se molesten en buscarlas.
-¿Qué desean jóvenes? -pregunta el guardia civil con el rostro totalmente serio
-Queremos que busquen la ubicación de un helicóptero que venía de Madrid, era del hospital general, y se ha desviado
-¿Quiénes iban dentro? -pregunta apuntando en un papel
-Mi novia, su madre, una enfermera, el piloto y su...tía -digo con rencor
-¿Qué edad tiene su novia y la madre?
-Mi princesa tiene 18 años y su madre 42 -digo intentando no perder los nervios
-¿Por qué venían de Madrid?
-Estábamos trasladando el caso de su madre a aquí, está enferma con cáncer
-Haremos lo que podamos joven, ¿hace cuánto que desapareció el helicóptero sin dar indicios?
-2 horas aproximadamente señor, pero por favor, le ruego que me ayude, su tía ha provocado el desvío del avión, tiene a mi novia y a su madre amordazadas, amenazadas de muerte -digo desesperado
-Daré la orden de búsqueda y captura en este mismo instante -dice cogiendo el teléfono y indicando una apresurada búsqueda por el océano Atlántico- cuando tenga noticias, le llamaremos -dice tras apuntar mi teléfono
-¿No hay ninguna manera de que pueda ir? -pregunto curioso
-Lamento decirle que no joven, es peligroso
-Por el amor de mi vida cruzaría cielo, mar y tierra -digo seguro
-Está muy enamorado -dice sonriendo
-Cualquiera se enamoraría de esos dos luceros que complementan la belleza de su rostro.
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