Capítulo 17
•JESÚS OVIEDO•
-¿Seguro que estarás bien? -le pregunto preocupado
-Que sí tonto, vete ya que pierdes el vuelo -dice besando mis labios
-No me voy a quedar tranquilo -digo entristecido
-Estaré bien mi vida, cualquier cosa te llamaré -dice sonriendo
-Está bien pequeña -digo finalmente
Beso sus labios varias veces mientras junto nuestras frentes y nuestras narices chocan simultáneamente.
Camino hacia el control de la guardia civil y siento un fuerte abrazo en mi espalda.
-Nena, no me lo pongas más difícil -digo conteniendo las lágrimas
-Te amo Jesús, te amo de verdad -susurra con un hilo de voz
-Y yo a ti mi niña -digo girándome- cuídate mucho -susurro sobre sus labios
-Te echaré de menos -dice sonriendo levemente
-Eso es lo que quiero, que sonrias -digo antes de besar sus labios
Realizo un último cruce de miradas con la ladrona de mi corazón y me adentro en la zona de control encaminándome hacia la puerta de embarque.
-Estar lejos de ti será una maldición -susurro sin mirar atrás
(...)
Tras 7 largas horas de vuelo con destino a Nueva York, regreso a mi apartamento donde encuentro a mi hermano revisando unos papeles algo desorganizados.
-Como siempre tan atento al trabajo -digo riendo
Se levanta y nos abrazamos dándonos una palmada en la espalda como sinónimo de saludo.
-¿Qué tal todo por Madrid? -pregunta curioso
-Bien, salvo que es imposible traer a su madre y hospitalizarla aquí -digo apenado
-¿Estás seguro? Quizás el que operó a abuela pueda ayudarnos -dice seguro
-No había pensado en él, no tenía cabeza para hacerlo -digo suspirando
-¿Y ella cómo está? -pregunta mi hermano preocupado
-Destrozada -suspiro- necesita traer a su madre y tenerla aquí con ella porque aunque la operación haya sido todo un éxito, puede volver a recaer en cualquier momento y quién sabe si morirá en el acto
-Es complicado -dice él suspirando- ve a darte una ducha, te vendrá bien -aconseja
Acepto su consejo y subo a mi habitación tras subir la maleta. Me desvisto y entro en la ducha abriendo el agua y regulándola para que caiga sobre mi cuerpo prácticamente hirviendo.
Me enjabono el pelo y quito el jabón con mis manos. Seguidamente me coloco una toalla alrededor de la cintura y observo mi reflejo en el espejo empapado de vapor.
-Te necesito tanto nena, hace escasas horas te tuve entre mis brazos y ahora estamos a kilómetros y kilómetros de distancia, qué ironía -digo suspirando
Me seco el pelo con la toalla dejando el tupé totalmente alborotado y bajo a la cocina a preparar algo de comer mientras decido llamarla.
-¿Cómo estás reina? -digo preparando la cena
-Extrañándote -dice entristecida
-Pronto estaremos juntos pequeña, te lo prometo -digo sonriendo levemente
-¿Cómo sigue tu madre? -le pregunta mi hermano estando a mis espaldas
-Bien, dentro de lo que cabe -suspira
-Intentaremos buscar algún medio para traerla, no pierdas la esperanza chiquita -digo seguro de mis palabras
-Ojalá Jesús, ojalá -esboza una pequeña sonrisa
(...)
Termino de cenar y su rostro angelical invade mi mente. Recojo la mesa con una amplia sonrisa entre mis labios y mi hermano ríe.
-¿Qué sucedió mientras estabas en Madrid? -pregunta
-Es tan fácil de adivinar -digo sonriendo
-¿Te acostaste con ella?
-Surgió y no me arrepiento -respondo tímido
-Hacía años que no te veía tan feliz
-Nunca fue como ahora -aclaro
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro