•LUCY WILDE•

Termino de instalarme en el pequeño y acogedor piso que he alquilado en la mismísima ciudad de Nueva York, y decido salir en busca de una editorial que necesite gente emprendedora con ganas de luchar por cada uno de sus libros.

Camino por Times Square observando la amplia variedad de carteles publicitarios que envuelven a grandes edificios y decido sacarme una foto para enviársela a mi madre enferma para intentar que se sienta orgullosa de mí por una vez en la vida, porque no solamente he viajado aquí para ganarme la vida sino también para pagar los tratamientos y operaciones a las que debe someterse, y aunque considere que ser escritora es caer en lo más bajo de la sociedad, haré lo posible por salvarle la vida.

Encuentro una editorial al fondo de la avenida y me dirijo a ella entrando con una amplia sonrisa.

-Buenos días jovencita -dice una mujer sesentera al otro lado del mostrador

-Buenos días, venía a preguntar si podría dejaros una reseña de mi libro -digo colocándolo en el mostrador

Lo observa detenidamente y sonríe levemente al leer el título 'Al otro lado del universo'. Lo coge entre sus manos y me extiende un papel donde escribo mi nombre completo y mi número como teléfono de contacto.

-Sea o no publicado, te llamaremos -dice con una sonrisa

-Muchísimas gracias -agradezco estrechando manos

La mujer sonríe y salgo de la editorial con ganas de comerme el mundo, con ganas de luchar por mis sueños y no rendirme. Camino hacia Central Park y me siento en un banco observando a unos niños jugar con coches y muñecas sin discriminar ambos juguetes y sexos.

-Y pensar que yo nunca fui como ellos -susurro

Llega un balón de fútbol a mis pies y observo al joven que corre hacia mí completamente bañado en sudor.

-Supongo que es para usted -digo amable

-Gracias -dice él sonriendo

Se marcha con el balón entre los pies y sonrío levemente mientras observo cómo peina su tupé.

-Me cuesta tanto relacionarme con gente distinta a mí -susurro suspirando

Regreso a mi acogedor apartamento y nada más entrar se observa un sofá circular rojo pasión y en medio una pequeña mesa de cristal.

Avanzo llegando al pasillo a cuya derecha está la cocina junto a una pequeña terraza, y justo en frente una habitación abierta con estanterías que se comunica con el baño.

En la zona izquierda del pasillo está mi habitación con una cama de matrimonio, un escritorio y un amplio vestidor. Este apartamento tampoco es para darse una gran vida pero es acogedor, y me servirá para el tiempo que esté aquí, quién sabe si será semanas, meses o quizás años.

El desesperante ruido del despertador me irrita y me levanto con pocas ganas. Voy al baño para darme una ducha mañanera para, seguidamente, desayunar y salir a buscar trabajo en alguna agencia de modelos.

Me enrollo la toalla al cuerpo y me seco el pelo con el secador, me lo aliso y decido vestirme. Me pongo una falda color vino con unas medias negras, una camisa larga gris y una bufanda beige a juego con los tacones.

Cojo una manzana y camino por Times Square preguntando por agencias de modelos. Me indican que hay una al doblar la esquina y decido probar suerte en ella. Observo el gran edificio y subo en el ascensor hasta la quinta planta donde está el estudio del fotógrafo que, según dicen, es el más famoso de toda América.

-Buenos días jovencita -dice un señor canoso de avanzada edad

-Buenos días señor, venía a una entrevista para ser modelo de su revista

-Se está equivocando joven, el fotógrafo es mi nieto, ahora es él el que lleva la boutique -responde amablemente

-¿Podría hablar con él? -asiente

-Chaval, sal un momento, hay una joven que desea hablar contigo -dice llamándole

Se acerca con la cámara colgada del cuello y sonríe peinando su tupé.

-Déjanos solos -ordena- pasa y toma asiento

Deja la cámara sobre la mesa y se sienta frente a mí apoyando sus codos en sus rodillas.

-Y bien, ¿cómo te llamas? -pregunta serio