Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

30 Garret: Ya no tengo piel

Furioso era una emoción leve para describir mi estado de ánimo. Perdí la capacidad para palpar la Penumbra, para contenerme, concretarme... Me esparcía en descontroladas emanaciones por el lóbrego escondite. Esto se había vuelto una prisión.

¿Qué me hizo La Sombra?

Intenté gritar pero no proyecté ninguna voz, quise arañar el suelo como hizo Sofía para salir de ahí, pero ya no contaba con uñas. Reventaría de rabia e impotencia si no lograba liberarme. Me hallé dilatándome como una gran nube en torno al horripilante destello que siempre evité, incapaz de replegar mi nuevo ser en un espacio más reducido y estable.

Algo goteaba adentro de aquel candor.

De súbito, y para mi intranquilidad, la incandescencia desapareció, llevándose la luz, mas el goteo continuó. Un goteo en la Penumbra era una rareza. La Penumbra no era capaz de guardar agua.

Solo que fuera sangre...

«Son recuerdos», me había dicho La Sombra, pero no había nada allí.

Si bien la Penumbra no era luminosa, solía tener cierto grado de visibilidad, hasta ahora. Nunca hubiera pensado que lo que me permitía ver era ese maldito destello. Sin aquella luz, esto era una ceguera extenuante con ese maldito goteo que seguía y seguía.

Opté por encontrarlo y choqué con algo que se manifestó en el suelo sobre mí, debajo, encima... Era una sensación tan terrorífica verme forzado a expandirme sin un límite claro. No había nada ahora que yo no tocara si no había luz. El bulto frío que atraía el viento de la Penumbra era un cuerpo inmóvil.

¿Qué demonios hacía un cuerpo aquí?

¿Era la Sombra coleccionista?

Me permití explorarlo con los filamentos oscuros de mi forma incorpórea. No era ajeno a estar ante cadáveres o a producirlos, pero al palpar los detalles de este, mis vapores trepidaron exaltados.

Verónica... La primera doppelgänger.

Una soga amarrada al cuello hablaba de la forma en la que tomó su propia vida. Fue a la primera a la que llevé a la locura, aunque recordaba que ella ya estaba algo dañada desde el principio. Fue a la primera mujer a la que maté indirectamente.

En cuanto me sentí aspirado por el hálito del cadáver, cientos de maldiciones, en los múltiples idiomas que conocía, hubieran hecho eco si hubiese tenido voz. Fui aspirado al mortuorio interior del cuerpo, a un espacio más pequeño donde reboté contra los tejidos necrosados. Me dispersé por la cavidad torácica hasta rozar un borde, ¿la salida? Me encontré ante una superficie plana y cristalina por donde vislumbré una figura.

¿Una ventana?

Del otro lado, un Garret más joven, que recién volvía del infierno, se hallaba con los ojos cerrados.

Recuerdos...

En definitiva recordaba esa época. En ese entonces llevaba poco tiempo de haber retornado de los Campos Asfódelos, un mes a lo mucho. Regresé para encontrarme con que no había transcurrido un mes sino varios años. Lyuben había desaparecido y en su lugar se creó un nuevo tipo de autoridad. El nacimiento del concejo de Larra tuvo lugar durante mi ausencia, formado por las cabezas de cada casa, a excepción de la de Araziel y la de Azazel.

Sin Lyuben me sentí más solo que nunca.

La ausencia inexplicable de mi padre y la horrífica imagen de Sofía en el patíbulo fue lo que me impulsó a cometer ese traspié. Esaú de la casa de Asmodeus, con la habilidad para comunicar imágenes a falta de lengua, me dejó un retrato nítido de Sofía ardiendo en llamas, amarrada de cabeza al poste del patíbulo, vestida con un sambenito negro. Concluí entonces que el alma de Sofía murió en el Inframundo porque estaba muriendo en la hoguera, y pensé que su alma no volvió a tiempo a su cuerpo.

Tan pronto como mi yo más joven abrió los ojos púrpura, enrojecidos y llanos que parecían mirarme, sentí el impulso de gritarle que la respuesta a lo que buscaba no estaba en el espejo que sostenía. ¡Cómo si pudiera evitar que La Sombra saliera de ahí!

«¡No la encontrarás aquí! ¡Ella no está aquí! Nada de esto es real. ¡Todo esto ya pasó! ¡Ya no mires la maldita cosa! ¡No liberes a La Sombra! ¡No lo hagas! ¡No!»

—¡Qué significa eso! ¡Qué me quieres decir! —sollozó Garret desde el otro lado—. La quiero de vuelta. ¡La dejé ahí y ardió al sol! ¡La maté, la maté! ¡Llévame con ella!

La mirada púrpura de mi versión más joven se clavó en el espejo creando una rajadura. Ese fue el instante en el que cometí el error de permitir el surgimiento de La Sombra desde una dimensión desconocida. Me enfoqué tanto en obtener una respuesta a lo que vi en los Campos Asfódelos y a lo que el concejo me mostró, que no me importó si algo demoniaco cruzaba.

Cuando escuché un crujir sobre el vidrio contra el que mis emanaciones chocaban, me surgió una expectativa.

¡Una salida!

Me extendí por la cara cristalina hasta la abertura que de nueva cuenta me succionó.

La noción de lugar y tiempo se difumina como lo hace mi conciencia. A cada instante o segundo, si es que los segundos siguen existiendo, en el que mi ser traspasa el estallido de cristales veo el rostro de Bastiam, el de Sofía, el de Lyuben y el de mi madre. Finalmente me esparzo hacia el otro lado del espejo donde pierdo por completo la tridimensionalidad y me adhiero a un terreno, aplastado por los pies de alguien.

¿Dónde demonios estoy?

Las botas de un joven Garret me aplastan.

«¡Deja de pisarme!»

Con una sacudida de aquellas botas, soy arrojado hacia las sombras aledañas de un arbusto.

Mi joven «yo» refunfuña.

—Deja de seguirme y yo dejo de pisarte.

Esto debe ser un sueño o la forma perversa de La Sombra para hacerme recordar mi momento más oscuro. La mancha sombría que queda de mí está más sedienta de lo que estuve cuando poseí un cuerpo. Me contraigo con el deseo de beber sangre.

«¿Me escuchas?»

—En demasía.

El joven Garret deja los jardines del castillo de Lyuben Azazel y camina a toda prisa hacia la habitación vacía de mi tutor. El sonido de la piedra golpeada por los tacones de sus botas emite un eco opaco, demasiado nítido que vibra sobre mí. El viento frío que se filtra en los pasillos de piedra, donde debería estar la instalación eléctrica de deslumbrantes lámparas de noche, debería helarme la piel, pero yo ya no tengo piel. Mi silueta se sacude junto con las proyecciones oscuras de las antorchas. ¿Esto es real?

«Maldición. Necesito sangre.»

—Sí, necesito sangre —responde Garret.

Imposible.

Uno no debe interactuar con los hechos del pasado o modificarlos de ninguna forma. Debe ser un sueño, una pesadilla.

¿Por qué estoy aquí?

No lo tengo claro...

La Sombra, fue La Sombra.

¿La sombra me encerró en un recuerdo o me envió a otra realidad? ¿Otra dimensión? ¿El pasado? De ser así, estoy transgrediendo las leyes naturales y las consecuencias serán desastrosas.

—¿Sabes cómo volver? —se dirige a mí el joven Garret.

No habla de lo que me inquieta, pero igualmente respondo: «Ojalá lo supiera. Debo volver, necesito sangre.»

—Demonio.

«No soy un demonio.»

Al llegar a la habitación, me distiendo en el espacio. Lyuben debe tener algo que me ayude a volver.

—¿No llegaste aquí desde los infiernos? Debes ser un demonio.

«No comprenderías de dónde vengo, ni lo que soy. Y si fuera un demonio, no deberías conversar conmigo.»

—Cierto, no debería... Debería matarte.

«¡Matarme! Y ¿qué harás? ¿Apuñalarme? Además, si fuera un demonio romperías el equilibrio, idiota. Inténtalo si quieres.»

La risa de mi yo más joven estalla en una aberrante carcajada. Esa fue mi etapa más volátil, no razonaba con nadie y no me importaba nada. Recién había vuelto del Inframundo y me había dado cuenta de lo que perdí. La razón se me extravió y lo único que quería era sangrar al mundo.

—¡Llévame de vuelta, ahora! ¡Hazlo!

«No hay forma de que te lleve a ningún lado, solo los Azazel tenían la capacidad de abrir un portal al Inframundo y Lyuben ya no está.»

—¿Cómo sabes de mi padre?

«Sé todo acerca de ti...»

—¿Ah sí? ¿Sabes dónde está él? ¿Murió?

«Supongo que así fue.»

—Supones... ¿Qué demonios eres?

«Es evidente que una sombra»

—Idiota.

«No más que tú.»

—Regresaré con tu ayuda o sin ti.

«Pierdes el tiempo.»

—Usaré cuantos espejos necesite para abrirme un portal.

«Los espejos son portales que solo permiten el paso de ellos. No seas imbécil.»

—¡A la mierda! ¡Llévame de vuelta!

¡Qué demonios!

Esta conversación con Garret está transcurriendo tal como la recuerdo. Mierda, ¿está pasando esto en realidad? ¿No viví esto ya? ¡Qué significa!

Busco en los alrededores a La Sombra que debería estar en mi lugar, pero la única sombra aquí «soy yo».

Mientras tanto, mi yo más joven se introduce debajo de la cama y desciende las escaleras hacia el escondite oculto de Lyuben. El idiota quiere hacerse de lo necesario para crear ese portal. Si en ese entonces La Sombra no me hubiera llevado a la Penumbra a calmarme, hubiera cumplido mi amenaza y creado un Pandemonium.

El imbécil joven de Garret ya está escarbando en los cofres en busca de cuantos espejos pueda encontrar.

Parte de mí quiere ver qué sucederá si lo hace, pero si en verdad estoy en el pasado, destruirá el futuro que conozco, a Sofía y a Bastiam...

Esto es demasiado.

Esa mañana recibí órdenes del concejo de Larra de presentarme como caballero de apoyo para el ejército del reino de Francia en contra del ejército español. Y aunque me hubiera gustado partir a matar, deseaba más volver a los Campos Asfódelos y no obedecí. Fue mi primer acto de insubordinación.

«Ambos necesitamos sangre, marchemos a la guerra», intento persuadirlo, pero Garret está empeñado en la estúpida idea de volver.

Y yo debo volver a mi propio tiempo. Estar aquí comienza a revolverme la mente como si mis recuerdos se volvieran un vómito de incoherencias.

Sé que Sofía me odia, mas no sé si su objetivo es destruir a los daimones; estaba del lado del Inquisidor después de todo.

¿Qué es lo otro por lo que debo volver?

Mierda, ¡qué es! Hace unos momentos lo sabía.¡Demonios! Yo no pertenezco aquí. Vengo de otro lado, ¿cierto? Hubo alguien a mi cargo, alguien importante además de Sofía, alguien a quien prometí proteger. ¿No era un niño? Tengo que cuidar a alguien joven, pero ¿cómo se llamaba? Que La Sombra me gane así...

Voy a matarlos a todos.

«Nada de esto es real, nada de esto es real, nada de esto puede ser real, nada de esto es real.»

—¡Por Hermes! ¡Para la cantaleta y deja de seguirme! —grita el joven Garret—. ¡Volverás por donde viniste!

Si esto en verdad está sucediendo, el tonto de Garret intentará devolverme. Recuerdo que La Sombra reaccionó justo a tiempo, reventando el espejo en sus manos. Y ahora el imberbe sostiene ese espejo frente a él. Este es el momento. Los ojos de Garret, en el niquelado, palpitan ocasionando que el reflejo se distorsione en unos rasgos grotescos.

«¡Demonios, imbécil, cruzarán demonios! ¡Cierra esa cosa estúpida ya! ¡Qué no aprendiste nada!»

Tengo la sensación de estarme gritando a mí mismo con una potencia que envuelve en oscuridad la imagen de una serpiente de varias cabezas que cobra vida en el reflejo de mi joven yo. Como resultado, el espejo revienta bloqueando el paso de la serpiente que ya iba a saltarnos.

«¡Qué carajos fue eso!»

–Parecía una serpiente Naga.

«¡A quién carajos le importa!» ¡Esto es insoportable! Es imperante que me marche de este plano o de este recuerdo insano al que La Sombra me envió.

El joven Garret se dirige al cofre donde se hallan guardadas las reliquias de mi familia y si toma el espejo de mi madre, peores cosas podrían suceder.

«¡Espera! ¡Alto!» Me enredo a sus piernas haciéndolo tropezar.

—Si no vas a ayudarme, ¡déjame en paz! ¡Vete! ¡Eres libre de hacer lo que quieras!

«Lo intentaré» miento, «Te llevaré.»

Lo envuelvo con mi ser, en un manto opaco de lo que ahora soy. Dentro de mis propias tinieblas me siento más relajado. Aquí yo tengo el control

—¿Dónde estamos?

«En una antesala a los infiernos, no puedo ir más allá de la Penumbra.»

Me da pena este Garret. Sé por lo que está pasando. No puedo decirle que Sofía sobrevivió porque en el estado en el que se encuentra, tomará la verdad como engaño. Necesito ganarme su confianza. Tengo que planear bien la forma en la que le revelaré todo.

La estancia que Garret tuvo en los Campos Asfódelos fue una lucha constante por la supervivencia y por mantener la cordura. Casi no recuerdo cómo volví. No había sangre en los infiernos y las ánimas... No sé bien cómo las ahuyenté. O quizá no lo hice. Esos entes me susurraron tantas cosas que llegué a dudar si estaba vivo o era un ánima más. No comí, ni bebí nada hasta mi regreso y la delgadez que marca los pómulos a mi yo del pasado le cambió tanto las facciones que parece otra persona. Es otra persona.

Garret camina despacio en la amplitud oscura, sin poder ver nada. Ningún tipo de iluminación le permite desplazarse. Sé que no deja de reproducir en su cabeza lo que el concejo le dijo que sucedió con Sofía en la plaza central. Se culpa por escogerla, por huir a sus deberes, por usarla y por amarla de verdad... Cuando esas imágenes y la culpa se vuelven insoportables cae de rodillas y comienza a golpear y a gritar, golpea el suelo con tanta rabia y por tanto tiempo que sus puños sangran y la garganta le arde hasta que pierde la voz y cae exhausto.

Nunca experimenté tanto dolor, tanto odio. Desde entonces lo llevé como un agujero maligno en el pecho que solo fue suavizado por el niño... No debo olvidar al niño.

Diablos, estoy más sediento cada vez.

Aprovecho que Garret termina dormido para explorar esta nueva Penumbra. El destello no está por ningún lado, todo es oscuridad. Intento salir de aquí sin Garret, pero no tengo éxito. La Sombra siempre me dijo que solo podía explorar el plano donde yo me hallara. Cuando menos no mintió en ello, solo lo logró intercambiando lugares conmigo y debo averiguar cómo lo hizo.

¡Hola! Y ahora sí que se le puso la cosa difícil a Garret o a La Sombra o sepa Dios qué hizo JLGrimson aquí, ¡ja! ¡Ups! ¿Qué les ha parecido? ¿Demasiado loco?

Todo cobrará sentido (espero) pronto. Comienzo a perder la razón yo también. Muchas gracias por seguir la historia hasta aquí. Déjame tus comentarios y tus estrellas. Pronto subiré la parte siguiente.

Abrazos de sangre.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro