Levanto la mirada de los documentos que me encuentro revisando en mi despacho cuando escucho la puerta abrirse. Sonrío al ver a Josabet aparecer en su camisón de seda lila y con dos tazas de café en sus manos.

—¿Una pausa? —pregunta sonriendo.

Asiento y deposita ambas tazas frente a mí. Dejo los papeles a un lado para poder recibirla entre mis brazos cuando se sienta en mi regazo y junta nuestros labios en un beso lento. Nos separamos unos momentos después y a pesar de su sonrisa la siento removerse nerviosa.

—¿Nerviosa?

—Sí, mañana será la primera vez que viajemos con los niños y aunque sé que nuestra seguridad es prioridad no puedo de dejar de sentir temor de que algo nos suceda —confiesa recostando su cabeza en mi hombro. Acaricio su espalda para reconfortarla.

Por mucho que intentemos ser como una familia normal, o al menos es lo que intentamos darles a nuestros hijos. No dejamos de ser la familia real de Hannover y eso no cambiará nunca. El peligro forma parte de nuestras vidas y nunca estaremos lo suficientemente preparados para afrontarlo.

—Sabes que me matas cuando no tengo palabras para reconfortarte —expreso y ella suspira contra mi cuello.

—No necesito palabras, tú eres lo único que necesito para sentirme segura.

Deposito un pequeño beso en su cabeza y la rodeo con mis brazos.

—No hay que enfocarnos en eso. Tú lo dijiste es el primer viaje de los niños, iremos a Ilis, donde Chis no permitirá que nada nos suceda, además que nuestra familia es un tanto numerosa.

Ríe con suavidad y la siento asentir.

—Tienes razón. Aún no me lo creo, al fin Lyris y Coral podrán casarse bajo la nueva ley de Ilis, es algo digno de celebrarse por lo alto —comenta y en su voz noto lo feliz que está por ellas.

Yo también lo estoy, Lyris es como mi hermana sin importar de que no compartiéramos sangre y Coral es la mejor amiga de mi esposa y una parte importante dentro de nuestra familia. Que por fin luego de muchos años logren unir sus vidas de la manera que ellas lo querían es un gran paso. No solo por ellas, es un gran paso para Ilis, la inclusión de la ley que permite a parejas de mismo sexo poder contraer matrimonio e incluso el tener hijos propios o adoptados es algo que le llevó mucho tiempo conseguir a Chris, quien no solo motivado por la situación que atravesaba su hermana, sino que también con el fin de avanzar como nación, tuvo que luchar a capa y espada contra los conservadores y tradicionalistas. Un esfuerzo digno de admirar.

—Estoy muy feliz por ellas —expongo sonriendo.

—Ahora que lo pienso es la primera vez que Sam irá a Ilis —dice y se endereza para tomar una de las tazas que descansan en el escritorio.

—Es verdad.

Samuel de Artanis, príncipe de Artanis llegó a Hannover hace varios años para estudiar aquí, por diversos motivos decidió establecerse en Lizar, siendo un estudiante destacado un día hace cuatro años se presentó frente a mi para el lugar de asistente, en un inicio pensé que hacia un príncipe buscando un puesto así cuando lo normal es que estuviera en su país preparándose como cualquier heredero. Sam me demostró ser capaz de llevar el trabajo que necesitaba y mucho más, era brillante e ingenioso, en poco tiempo el lugar de asistente le quedaba demasiado chico y lo admitía les tome cariño a sus respuestas sarcásticas y fuera de lugar. Lo ascendí como consejero por que era muy bueno en eso y junto a Bob no hizo más que crecer. Pero me intrigaba el por que no deseaba volver a su país natal, pero la respuesta llegó sola. Samuel era un espíritu libre, al que simplemente no podías encerrar en una jaula de oro.

En más de una ocasión me había sentado a pensar como sería Samuel si en algún momento llegaba a ser rey. La única respuesta a la que llegué es que sería una revolución. Sus ideas estaban muy lejos de las convencionales, sus estrategias eran increíbles, pero de algo estaba completamente seguro, sería un rey al que su pueblo lo recordaría de por vida.

Fuera de las oficinas del castillo con rapidez se convirtió en uno más de nuestra familia, Tasha y Nathaniel, mis hijos lo adoraban con locura. Tanto así que ellos mismo lo bautizaron como el tío Sam el mismo día que lo conocieron. Bet y yo nos volvimos algo así como sus hermanos mayores y Bob como no podía faltar en su mejor amigo.

***

—¡Nathaniel! —grita Bet y me vuelvo para encontrarlo corriendo completamente desnudo por el salón.

Reprimo una sonrisa y me pongo a la tarea de atraparlo.

—Hey señorito, puedo saber ¿por qué corres desnudo? —pregunto intentado mantenerme serio. Nathaniel se remueve entre mis brazos tratando de zafarse de mi agarre.

—No quero papi, no quero —repite una y otra vez. Me río para mis adentros, Nathaniel tiene dificultades para decir «quiero» por lo que siempre suena adorable cuando su «quero» sale de la nada cuando por lo demás habla a la perfección.

—Y ¿qué es eso que no quieres?

Señala a mis espaldas, me vuelvo y veo a Josabet salir por el pasillo con un trajecito de tres piezas azul eléctrico, personalmente también me parece horrible y comprendo el por que mi hijo huyo.

Josabet me observa seria con una mano en sus caderas.

—Hale ayúdame —me pide y no puedo evitar negar con la cabeza.

—Esta vez estoy con Nathaniel, ese traje es francamente horrible.

Resopla exasperada y rueda los ojos. Mi hijo me da un beso en la mejilla y una gran sonrisa en agradecimiento de que me ponga de su lado.

—Esta bien —dice resignada—. Te buscaremos otro traje Nathaniel, ahora ven con mamá.

Nathaniel se remueve en mis brazos para que lo baje. El sabe que una vez su mamá le ha dicho que harán algo ella siempre cumple sus promesas. Corre hasta ella y aprovecho el momento para reír con suavidad para que no me escuchen.

Camino por el mismo camino por el que desaparecieron momentos antes para poder ir a ver a mi princesa.

Tasha quien suele ser la más inquieta de mis dos pequeños, ahora está sentada frente a la peinadora aplicándose un poco de brillo labial. Me recuesto en el marco de la puerta y suspiro, algo se instala en mi pecho en el momento que la veo, crecen tan rápido. Cuando menos me dé cuenta, seguro llegará con un chico y me lo presentará como su novio. Sacudo la cabella tratando de quitarme esa espantosa imagen de la cabeza.

—Mi princesa —susurro.

Ella se voltea de inmediato y sus ojitos azules idénticos a los míos brillan como si fueran zafiros.

—¡Papi! —grita emocionada y viene hacía mí. La tomo en volandas y la acerco a mí.

—¿Lista?

Asiente enérgica como siempre.

—¿Tu maleta también? —pregunto y me señala a su cama rosa pastel donde efectivamente descansa una maleta azul cielo de ruedas—. ¿Has guardado todo lo que te índico mamá?

—Si papi, todo.

Confió en su palabra por que con Josabet hemos acordado la forma en como criaríamos a nuestros hijos, no es fácil y muchas veces no sabemos que hacer, pero de una u otra manera siempre encontramos una solución.

Hola a todos quienes han esperado un poco más de esta historia, un día como hoy hace dos años atrás comencé a escribir por primera vez esta historia. Así que para conmemorarlo quisé hacer algo especial para todos ustedes.

Aún no estoy segura cuantas partes tendrá pero serán algunas. Espero que lo disfruten de la misma manera que yo lo hago escribiéndolo.

Los quiere,

Panda.