CAPITULO 1
Desde que era un niño pequeño, siempre le encantó ver películas a la hora que fuera, independientemente de la trama o el elenco actoral, su espíritu se llenaba de gozo visualizando lo que fuere en compañía de unas buenas palomitas con caramelo derretido, su padre le enseñó a corta edad como improvisar un falso cine: con una cuerda y una sabana blanca cualquiera —desde entonces— era un hobbit para él y lo hacía cada vez que podía.
Vestía un dogi azul y sus pies estaban descalzos, demostrando la falta de preocupación en ese momento ocioso de relax. Se envolvía cuál sushi en su cama admirando esa improvisada pantalla de cine casi terminada.
Un pequeño respiro con algo que le brindara apoyo era ideal en el momento.
Por último: encendió el proyector de su alcoba reproduciendo unas cuantas películas caseras.
Su reciente error lo había obligado a apartarse de todo y no encontraba mejor compañía en ese entonces, que los buenos recuerdos familiares. Amaba esas pequeñas cintas de video que guardaban tantos momentos con su familia.
Quería alejarse de todos esos dedos acusadores y las miradas de decepción que lo hacian sentir cada vez mas inútil.
• • •
— Tu solo escondete y graba el momento. ¿De acuerdo? —oía una voz familiar acordando planes.
La camara al principio enfocaba el piso, posteriormente se pudo escuchar a Goten dandole indicaciones a Goku de como funcionaba dicho aparato. El Son, cuando finalmente entendió su funcionamiento, se dispuso a grabar; no sin antes jugar un poco y hacer muecas o caras ridículas frente a la lente de la camara.
— ¡Oye, presta atención! —reclamaba su mejor amigo con molestia.
En el rostro de Goku se podía observar claramente la culpa, su voz también lo delataba.
— Goten. Vegeta va a matarnos por tu broma pesada —opinó jugando con sus dedos de manera nerviosa.
El menor hizo un gesto de que estas eran solo tonterías, buscando la forma de persuadir al peli-palmera.
— ¿Tengo que recordarte todos los postres que te voy a regalar?.
Fue lo suficiente para que los ojos de Goku brillaran en gran manera, la comida era su mayor debilidad; y aunque con mucha culpa, aceptó filmar el momento.
Lo siguiente que la cámara filmó, fue como Goten con un marcador en tinta roja saboteó una prueba de embarazo falsa, dibujando dos líneas y después entrando con cuidado al baño de la reina Vegeta para depositar la falsa evidencia y cambiar la muestra original. Regresó al armario donde permanecía como camarógrafo el Son, indicando con un dedo en los labios que permanezca en silencio.
El hacía esta maldad conforme a que recientemente la soberana tenía síntomas de mareo y descompostura, lo que le llevó a creer que estaba embarazada; en cuanto Goten escuchó la conversación de ambas Doncellas sobre hacer una prueba de embarazo, vió la oportunidad perfecta de jugar una de sus bromas.
Ahora estaba en la habitación de su capitana, esperando que ambas mujeres llegaran.
Tuvieron mas cuidado de camuflar la cámara cuando escucharon sus pasos cercanos a la habitación.
— Solo tenemos que esperar un par de minutos Vegeta —informó la peli-lila, tratando de brindarle tranquilidad a la contraria.
— M-maldicion, ¿Cuando se supone que estará lista esa porquería? —mencionaba de forma impaciente— juro que es la última vez que ese condenado de Kakaroto me pone un dedo encima.
— Al parecer tiene buena puntería.
La soberana la fulminó con la mirada.
Dicha peli-lila al ser intimidada, aprovechó de buscar unas cosas en la recamara de al lado cuando aún no se cumplía el tiempo del análisis.
Ambos se asomaron un poco para poder precensiar el momento exacto en que la peli-flama viera el tes de embarazo, conteniendo las risas y esperando oir la reacción de ambas doncellas.
Se podía observar a su alteza nerviosa, caminando de un lado al otro con las manos sudorosas y los pies tambaleantes. Fue en busca del tes de embarazo que estaba en el baño y volvió a verse frente a la camara, cuando regresó con la prueba en manos y lágrimas de angustia recorriendo le la cara.
— ¡Truuuunks! —Entonó alterada, gritando a todo pulmón— ¿¡Dos de estas rayas que significan?!.
— ¡Positivo! —respondió, a lo que su reina abrió los ojos como plato, anonadada y no muy contenta por la noticia— ¿Por qué, su majestad?.
Vegeta cayó de culo en la alfombra, hiper ventilándose por la falsa noticia que acababa de recibir.
Una broma demasiado pesada.
Goku y Goten no lo resistieron más comenzando a reir a carcajadas, la sola imagen de Vegeta dándose aire a si misma con las manos murmurando cosas sin sentido, de golpe les causó un repentino ataque de risa; el cuál los puso en evidencia enseguida. No tardó mucho en descubrirlos —es mas— se detuvo rápidamente a pensar cual sería la mejor forma de enviarlos a tomar el te en el otro mundo.
La mirada de los tres se cruzó y la lente de la camara quedó al descubierto, ambos amigos se observaron con miedo.
— ¡¡Corre perra!!, ¡¡Corre!! —exclamó el marido de la peli-lila a todo pulmón antes de abandonar la habitación a las carreras.
• • •
Una nueva toma se visualizó en la cinta.
Mostraba a Vegeta sosteniendo un pequeño bebé en sus brazos. Su gesto debatiéndose entre el asco y la ternura, provocaron una pequeña risa de parte de su hijo.
— Kakaroto, es tu turno de cambiar al niño.
— Vegeta, ¿Yo de nuevo? —protestó el menor de brazos cruzados— acabo de cambiar a Vegetto.
— Creeme, si lo cambio yo lo voy a tirar con todo y pañal.
— ¡No Vegeta!, ¡Pobrecito! —se compadecía su dama de compañía intentando cargarlo.
El pequeño bebe Gogeta aplaudía completamente ajeno a la situación, estaba sucio de punta a punta y la alcoba real también comenzaba a desprender hedor a podredumbre proveniente del excremento. Sucio, muy sucio: dentro... y fuera del pañal también.
— Ustedes no se aguantan nada —alegó Goten, cargando al pequeño niño junto con su hijo por sus pequeñas piernecitas— 1101 pañales después y ya pierdes el olfato, el asco y las ganas de tener mas hijos también. Esto amerita la manguera.
— Goten, no los cargues así, ellos se van a lastimar.
Hizo caso omiso, llevando a ambos bebés fuera del patio real. Los dos comenzaron a llorar y a correr como locos por estar lejos de sus madres mientras que Goten los perseguía con el chorro de agua fresca intentando limpiarlos.
• • •
La paz y tranquilidad que Vegetto llevaba consigo en ese momento, fue interrumpida, su risas cesaron. Dos manos que traspasaron la tela de la sabana le dieron un gran susto al menor.
— ¡Me cago en la...
— ¡Buuuuu! —exclamó a modo de broma su mejor amigo arrebatándole la respiración— ¿Te asustaste avatar?.
Su última frase lo trasladó al momento vergonzoso de ayer. Le dedicó una de las miradas seriales que solía hacer su madre aún sostenienendose el pecho por el miedo del momento. Estaba completamente solo y a obscuras por lo que ese tonto de Gotenks lo sobresaltó demasiado con su repentina presencia.
— Ojala que tu escusa para interrumpir sea buena —sentenció quitando la sabana y colocando en off el aparato que usó para reproducir tantos recuerdos— maldita sea, ¿acaso no le dije a los guardias que no dejaran entrar a nadie? —protestó en tono gruñón.
Fue extraño para Gotenks observar a su amigo de tal forma, quizás se excedió demasiado con su comentario o la forma de asustarlo fue mucho; pero el nunca estaba con el seño fruncido y una mala cara. Eso era especialidad de Gogeta.
— Dime, ¿Que estabas haciendo Vegetto?.
Pensó que lo mejor sería desviar la conversación hasta enfriar un poco el sentimiento del guerrero y que este pudiese conversar lo ocurrido ayer. Ni siquiera a él que era el primero con el que se descargaba le había dicho algo, y ese ojo morado junto con un enorme chichón despertaron la curiosidad del mayor.
— Solo... estaba viendo filmaciones de cuando eramos niños.
Un suspiro ahogado salió de sus labios, fue algo completamente obvio para su amigo que sabia lo mucho que significaba para el guerrero su familia.
— ¿Porqué no me sorprende? —inquirió para si mismo, estirándose de lleno en la cama del principe— siempre fuiste tan cursi y nostálgico. No es para tanto Vegetto.
¿No es para tanto?.
Medio reino lo aborrecía y su hermano no le dirigía la palabra.
¿No es para tanto?.
— Si tu madre te observara de la misma forma en que a mí —mencionó con tristeza— y metieras la pata en uno de los días mas importantes de tu vida, me entenderías. ¿Como que no es para tanto?, solo quiero meter mi cabeza en un poso y no salir nunca mas de ahí.
Su rostro renegado se escondió entre la almohada lanzando uno que otro golpe a la cama en manera de descargue.
— Vegetto, exageras. Un error lo comete cualquiera —apaciguó dedicando una mirada comprensiva hacia él— incluso mis padres dijeron que los vieron trabajar duro toda la semana, quizás la coronación fue muy de golpe, les faltaba prepararse. Aun no estaban listos pero pueden repetirla en otro momento, no es como si los estuvieran desheredando o algo así.
El príncipe menor se removió de manera pesada e inquieta. Su madre no era una persona facil y no quería decepcionarla haciendo cualquier otra tontería.
— No se, no quiero cometer de nuevo el mismo error —entonó frustrado— me sentí patético en ese momento. También estoy mal por Gogeta, el me ayudó y yo solo, por la furia del momento reaccioné mal y ambos... al cabo de un intercambio de palabras terminamos a los golpes.
— Tranquilo lo harás increíble la próxima.
Una risa irónica se desprendió de los labios del azabache. Gotenks puso los ojos en blanco fastidiado de su actitud negativa. Aun recordaba como su amigo durante los últimos entrenamientos lo molestaba repitiendo una y otra vez el discurso al derecho y al reves con entusiasmo. Estaba cien porciento seguro de que sus nervios y la carga moral de que Gogeta quería mas que nadie ser rey le jugaron en contra.
:— Vegetto, tienes que aprender a confiar mas en ti.
— Como sea —ignoró su consejo levantándose de la cama y comiendo un gran montón de palomitas— a veces me gustaría tener tus padres.
— Y a mi me gustaría ser tu padre —confesó el contrario con un pequeño rubor en las mejillas.
El azabache esbozó una sonrisa cargada de diversión y con un poco de molestia en el fondo comenzó a molestarlo.
— A mamá no le gustará saberlo.
Cubrió su rostro con las manos cuando sintió como sus mejillas ardían en gran manera, definitivamente se arrepentía de su lengua suelta que arrojó eso sin siquiera pensarlo. Vegetto simuló salir de la recamara para buscar a la reina y contarle el secreto de su amigo, este lo correteo por toda la habitación, con vergüenza, arrojándole distintas cosas para frenarlo.
— No te atreverías a decirle —desafío interponiéndose en su camino— idiota, tu mamá me mataría.
— Prueba me —aceptó solo con intenciones de molestarlo— es un tanto perturbador que mi mamá te guste... probablemente papá se ría al saberlo, en cuanto a Gogeta... No prometo nada, es bastante celoso y, ¡Oh, madre!, ¡Estamos hablando de ti!.
Como Gotenks estaba de espaldas a la puerta y lo veía mas rojo que trasero de chimpancé, aprovechó para seguir bromeando con el. El peli-flama casi se orina encima de la risa al ver la cara de pánico que puso su amigo y la velocidad con la que se dio la vuelta asustado.
Para su fortuna, los pasos que se oyeron aproximarse sólo eran de la prima de los mellizos quién entro a la habitación de manera confundida, no entendiendo nada de lo que estaba pasando.
— ¡Vegetto! —reclamó de brazos cruzados— ¡Casi me da un infarto animal!, ¡no juegues con eso!.
— Lo siento Gotenks —se disculpaba aun a carcajadas— descuida, tu secreto está a salvo conmigo.
— ¿Que secreto? —interfirió la recién llegada.
Gotenks sabía que cualquier información que llegase a oídos de Beet era desprendida de su boca sin pena alguna. Imploró por medio de señas a su amigo que no dijera nada a lo que el príncipe después de divertirse demasiado al ponerlo incómodo aceptó y sus labios quedaron sellados.
— Vamos —insistió en un puchero— prometo no decir nada chicos. Soy una tumba —aseguró apoyando ambas manos debajo de su mandíbula.
Y es que a la joven Saiyajin le encantaba el chisme mas de lo que a Goku le gusta la comida.
— Una tumba abierta, mejor dicho —alegó Gotenks con incomodidad.
Vegetto solo permaneció comiendo en silencio mientras oía como su prima le reclamaba contar el secreto del primogénito del Gran Mariscal.
— Bueno, ni quería saberlo de todos modos —se resignó luego de reprochar mucho, sacando una pequeña botella de licor de su chaqueta.
— ¿Bebiendo tan temprano capitana? —cambió de tema el de mechones morados.
— ¿Y qué? —respondió hostil— ¿Le dirás a tu papi para que me suspenda?.
— ¿A que viniste, primita? —dudó un tanto fatigado— piensas inventar de nuevo que los saibaman fugitivos roban bocadillos de mi despensa.
— No puedo creer que de verdad te creiste ese cuento —bufó sacudiendo los cabellos del principe— eres tan inocente.
— Y tu tan tragona —contraatacó haciendole cosquillas.
Gotenks se puso de pie dispuesto a retirarse cuando el principe lo detuvo.
— ¿A donde vas?.
— Descuida, yo ya me iba de todos modos —alegó la de cabellos largos, mirando de mala manera a el amigo de su primo— solo venía a ver como estaba Vegetto y por unos cuantos bocadillos gratis.
El de cabello azabache conocía perfectamente la desagradable relación —si es que se le podía llamar relación— a lo que sea que esos dos tenían. Ambos no podían estar en el mismo espacio por mucho tiempo, por alguna razón no se agradaban para nada.
— Aunque vinieras mas a lo segundo, gracias de todos modos Beet.
— Ve a entrenar por la tarde holgazán —recomendó avanzando en dirección a la salida con un par de palomitas en la mano— tu escuadra pregunta por ti y muchos de los soldados extrañan tu presencia, Gogeta está mas pesado que zapatillas de cemento desde que no estas.
— Lo tendré en cuenta —aceptó despidiéndola con un guiño— por cierto, no se te ocurra pilotar en ninguna misión o le diré al tío raditz que confisque todo tu licor.
— Tiene las mismas mañas que su padre —susurro el peli-lila.
— ¡Te escuché Imbécil!, ¡Limpia tu boca antes de hablar de mi padre!.
Y así se marchó, insultando al amigo de Vegetto consumiendo la botella de ron para molestarlo aun más. El azabache se levantó de su cama para guardar las cosas y encaminarse al baño a lavarse los dientes, después se peino un poco, se vistió con su característica armadura y se dispuso a comenzar un nuevo día de mala gana. Al parecer el plan de quedarse en sus apocentos jugando videojuegos o tragando en forma desmedida ya no era posible. Gotenks mientras tanto seguia quejándose de la prima del guerrero por lo irresponsable y grosera que esta era a su parecer.
— Tu prima es un verdadero dolor de cabeza.
— Ya lo repetiste como cien veces —recordó colocándose sus zapatos— si sigues así voy a pensar que también te gusta.
El rostro de indignación de Gotenks le arrebató una carcajada a Veggeto.
— ¡Ni aunque fuera la última saiyajin del planeta! —denegó en una pequeña rabieta.
El peli-flama lo observó pícaro.
— Los que se pelean se aman —acusó— y terminan en la ca...
Le cubrió la boca antes de que este pudiera terminar la frase. Ambos salieron de la recamara dispuestos a asistir al entrenamiento de la tarde; pero antes de eso, Vegetto quería hacer las pases con su hermano y su mejor amigo, siempre era un útil intermediario por lo que pidió que lo acompañe.
El los conocía a ambos como si fueran la palma de su mano, sabía lo que rondaba en la mente de los dos, conocía lo que les gustaba y lo que les disgustaba también. Los tres eran muy íntimos y lo compartían todo como hermanos. Por eso Gotenks casi siempre lo pasaba mal cuando sus mejores amigos mellizos se peleaban.
— Madre... Lo que me dice, es terrible.
A mitad del pasillo su caminar se detuvo por unas voces que estaban en cercanías de la habitación de su hermano. Eran ni mas ni menos que Gogeta y la reina los que conversaban en el pasillo de manera sigilosa.
— Mejor vámonos, merecen privacidad —dispuso el de mechones lilas antes de ser frenado por su amigo.
— shh, aferrate a esa pared como si fuera tu muñeca inflable y escucha todo —ordenó el contrario entre murmullos.
— Vegetto, no seas infantil carajo.
— Infantil mis bolas, es algo importante.
— Lo chismoso viene de familia.
— Vamos —insistió asomando mas su oido al pasillo— de seguro no es la primera vez que espías a mi madre.
— No seas bobo, yo respeto a tu madre —Objetó avergonzado.
— Mas espionaje y menos charla mi querido Watson.
No le quedó de otra que aceptar. Aunque no mucho podían escuchar de aquella conversación tan sutil que estaban teniendo, la cara de Vegetto demostró un cambio radical al escuchar la voz de su madre y hermano tan preocupada —mas que nada su madre— ella era alguien experta en resolver cualquier situación y no había cosa en la vida que alterara su paz o tranquilidad.
Algo andaba mal.
Y lo supo justo en el momento en que observó de reojo como una pequeña lágrima fluía lentamente por el ojo izquierdo de Gogeta.
El nunca lloraba.
— Nadie mas puede saberlo, ni siquiera tu hermano —advirtió demandante— cuidense y encarguense de todo mientras no estoy. Tu padre y yo volveremos una vez que encontremos solución.
La voz de Gogeta se oyó entrecortada, su expresión abatida no daba buena espina.
— Mamá... ¿Y si no hay solución?.
No respondió nada y tan solo se fundió con su hijo en un pequeño abrazo, que resultó devastador para el mayor de los hermanos. Su madre depositó un pequeño beso en su frente y después prosiguió con su camino.
— Confió en que sabrás guardar esto que te confié, hijo —anunció antes de marcharse— no me decepcionen y comuniquen me todos sus movimientos a través del rastreador. Si tu padre siendo como es fue capaz de gobernar, ustedes dos también pueden proteger el reino.
— Si... Madre.
Ahora si que Vegetto estaba anonadado a mas no poder, su madre jamás se marchó a ninguna parte de esta manera tan repentina. Bajo su cadáver creyó que los dejaría administrar el reino mientras no estuvieran listos —claramente— ambos tenían cosas por aprender y su madre siendo tan dedicada y estricta de golpe los dejaba solos gobernando el palacio. Su padre no se despedía, nadie decía nada, Gogeta se dejaba caer en la pared ocultando su rostro entre las piernas completamente petrificado por la noticia... y ahora que lo notaba, el palacio se encontraba un tanto mas vacío.
¿Que estaba pasando?.
¿Que es eso que no podía decirle?.
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