CAPÍTULO 25
El fuego ha consumido al diablo, entonces ¿La pasión los pondrá a arder como castigo de sus repudios?
Nas.
—Encárgate de que ambos cuerpos lleguen a la isla de mis padres, los del servicio ya saben lo que tienen que hacer.
—Entendido señor —cuelgo, sin embargo, sigo sosteniendo el móvil en la mano sin girarme a verle la cara nuevamente.
Su cercanía sigue atosigándome segundo a segundo, lo volátil que soy algunas veces ante su escrutinio me ha hecho replantearme si la decisión que tomamos fue la adecuada. Jamás sobreviviremos a lo que se viene si alguno de nosotros mueve un peón que no debía.
Tengo la cabeza echa un lío, lo suficiente como para querer meses alejado de tanta mierda barata. Pero por obvias razones nada de eso sucederá, no al menos si quiero ser un segundo en todo.
Y estamos claros que no nací para ello.
—Volviendo a lo anterior...—camina lentamente hasta la silla de en frente para sentarse con las piernas cruzadas. Una de mis mayores fantasías siempre ha sido follarla en tacones y con un diminuto vestido, justo como el que tiene ahora— Alemania está retirando su apoyo, necesitamos refrescar los términos de la alianza.
—No necesitamos refrescar nada —comento arremangándome la camisa negra—, esos clanes solo van a querer una sola cosa que evidentemente no podemos darles.
—Adivino, un matrimonio.
Asiento.
—Los únicos que estamos dispuestos a hacer algo semejante están en esta habitación —le señalo—. No podemos pedir más de lo que no estamos dispuestos a dar, tenemos las manos atadas y no deberíamos comprometer aun más la misión. Todo puede venírsenos encima tarde o temprano, salvo que....
—¿Qué?
Me paso las manos por el rostro, como si eso fuera aclararme la mente. Es una idea totalmente descabellada, pero a falta de posibilidades...
—Es momento de que los mellizos tengan un mayor aporte con los temas internos del negocio —explico—. Lo que ellos hacen con lo tecnológico es brillante, pero su poder de persuasión no lo tienes ni siquiera tú.
—Los necesitamos para mañana, si los enviamos ahora —salta—, si no llegamos a recuperar esos documentos, la guerra que tiene papá contigo dejará de ser solo broma y pasará a una real.
Echo la cabeza para atrás en símbolo de mi frustración evidente, respiro. Me encargo en cuestión de segundos de poner todos los archivos sobre una mesa imaginaria para repasar algo que nos sirva momentáneamente... algo que nos abra más soluciones que problemas, necesitamos a alguien capaz de hacer lo que los mellizos hacen con la tecnología.
—Keira —suelto el nombre con alivio.
—¿Qué tiene que ver ella?
—Estuvo a cargo de una feria científica a nivel internacional después de haberle ganado a la némesis de los mellizos.
Frunce el ceño completamente, la ignoro mientras voy por un puro en mi maleta.
—Posiblemente no haga tanta magia como nuestros hermanos, pero puede defenderse. Una de las capacidades que coloqué como miembro del jurado el año pasado fue la resistencia de red y el montaje, según recuerdo le fue demasiado bien en ambas.
—Bueno... supongo que la chica es mejor de lo que pensábamos —eso es cierto, hasta el momento la habíamos subestimado demasiado y resultaba ser que cada vez nos sorprendía mucho más—, partiendo de allí entonces tendremos que mandar a los mellizos a solucionar lo demás y hacerlos regresar lo más pronto posible para seguir con lo planeado.
—Egan ya hizo algo por nosotros, su ficha jugada en mi contra fue más necesaria de lo que creíamos así que con o sin documento tendríamos que viajar a Egipto a la larga.
—Los Deveraux son más débiles aquí y al haber probado cercanía con sus cazadores, como buena presa que son la curiosidad terminaría por asesinarlos.
—Bingo.
Le doy una calada al cigarro.
—Aunque eso nos deja justo como en el principio —murmura más para ella que para mí—, estamos en un terreno neutral.
—Ni tanto —apunto con poco entusiasmo—, tú tienes bajo tu manga al hijo del guardián de la pirámide central y yo tengo a ....
—No la nombres que quizá aparece —tuerce la boca en señal de fastidio, suelto una risa ronca por el chiste de la situación.
—Si no te llevas con ella es porque las dos son iguales, Nuriel.
—No sé qué te hace tanta gracia, pero sigue por ese lado y te emparejo el otro ojo —hace mención al moretón que tengo bajo el maquillaje, una cortesía de Aden.
—Como te decía....
—No —espeta rotundamente avanzando hasta la cama que es donde estoy sentado— Ya probamos lo que hacemos gracias al remordimiento —ladeo el rostro. Si ella quiere llamarle de esa manera, está bien, pero en lo que a mí respecta es otra la palabra más acorde—. Si vamos a hacer esto, lo haremos por nuestra cuenta, solos y dejando todo lo demás a un lado.
Flashback
<< —Debo hacerlo.
Mi rubia niega escupiendo sangre, la furia en sus ojos es evidente. Parece estar en estado de shock y es solo cuando intento tocarle la mejilla que reacciona mordiéndome la mano.
—Acabas de cometer el peor error de tu vida.
—Kali...
—¿Te crees que te voy a rogar para que no me entregues? —niega— Por si no lo has notado te he perfeccionado a lo que yo necesitaba y lo mismo sucederá con ellos, tengo cierta habilidad con los hombres...
Aprieto la mandíbula saboreando el amargo de sus palabras.
—Eres mi peón.
—¿Eso es lo que te hice creer? —suelta una risa— Esto ha sido una competencia desde el día número uno cariño.
—No vas a jugar con mi mente ahora.
—Soy más Bianchi que Al Capone, Nas —alza el mentón pese a que las cadenas apenas y le permiten moverse—, pero más pronto de lo que te imaginas te enseñaré porque también soy Paspala.
Niego con poca gracia asegurándola contra unos tubos de los acueductos.
—Esa cabecita tuya siempre ha sido tan imaginativa.
—Nunca he destilado mi veneno real contigo —se encoje de hombros—, es normal que te pases mis palabras por el culo.
La ignoro hasta llegar a la puerta.
—Nas —me detengo para observarla de soslayo pese a la poca iluminación que hay—, no llores por lo que vendrá después.
—El diablo no llora.
—Y el infierno nunca perdona.
Cierro la puerta sintiéndome mucho peor. Si esto se debe considerar como una victoria ¿Entonces porque carajos siento como si me enterraran vivo?
Fin del flashback
Lo último lo dice casi escupiéndolo, aún no hemos hablado de lo que hicimos hace algunos minutos atrás ni en las consecuencias que eso nos traerá ni bien pisemos Florencia.
En nuestra defensa, sus padres los enviaron al matadero y Adriano ya estaba robando oxígeno con tanta atribución que se tomaba por sí solo.
—Está muy fuerte tu propuesta.
Se me trepa encima y por instinto llevo una mano sobre su muslo suave, la piel se le eriza al instante mientras que por mi lado la boca se me vuelve agua, sin embargo, el contacto visual no se pierde en ningún momento.
No he podido sentirla cerca desde hace meses, literalmente por lo que cada bocanada de aire cerca de ella, a su aroma tan peculiar como ninguno, es similar a un trago de llamas en la garganta y sentidos. Kali tiene la mala costumbre de convertirme en algo que ni siquiera yo sé, me tienta y no... no es solo por lo que tiene entre las piernas o su inteligencia, va mucho más allá de ello y por fuera de la poca indulgencia que suele tener para todo.
Suspiro eliminando mi contacto dejando ambas manos detrás sosteniendo mi cuerpo, ella se lleva el cigarro a su boca exhalando para otro lado y luego devolviéndolo a mi boca.
—No es una propuesta —deja un beso húmedo en la comisura de mis labios tensándome el cuerpo entero de paso—. Ya no quiero compartir más.
—Kali —advierto.
—No —hace un puchero—. Concédeme esto.
Alzo las cejas.
—¿Intentas comprarme? Ya no eres una niña.
—No a ojos ajenos —sus manos se envuelven en mi cabello, lo hala un poco para conectar nuestras miradas de una manera mucho más evidente. Paso saliva sin rehuir—, pero si a los tuyos... ¿Hace cuando no me conscientes?
—Desde que me pediste a gritos que te hiciera venir —finjo pensar—, no recuerdo exactamente la fecha, pero se siente como si hubieran pasado años.
Los ojos se le dilatan en instantes adquiriendo un brillo demasiado potente, sonríe de lado poniéndome la polla dura de remate.
—Deja de verme así, mierda. Me vas a estrangular la verga.
—Ni satán lo permita —se hace la ofendida dándome espacio, me acomodo el pantalón—, lo necesitamos para mi placer.
Blanqueo los ojos.
—Nos hemos desviado demasiado del tema central.
—¿Y cuál es ese?
—Los Rizzo —se cruza de brazos entre mis piernas—. No te atrevas a poner esa cara... si seguimos "equivocándonos" —hago énfasis en lo último—, los Deveraux podrían sacarnos ventaja.
Se yergue haciendo el clásico gesto de mamá, en momentos como estos es donde más me da miedo equivocarme, porque sí... todo el mundo sabe que con Kenna Bianchi de por medio nada puede salir a como ella no quiera.
—Exactamente eso es lo que se quiere.
Aden.
—Atacar por la espalda no es común de los Al Capone —provoco—, te lo aceptaría de los Bianchi, pero como es evidente no tienes ni una sola gota de ese apellido.
Se me abalanza encima, pero entonces Kali solo carraspea desde algún punto logrando que Nas se detenga y le muestre una sonrisa victoriosa.
—Eso pensé.
Idiota. ¿Quién mierda se cree para intentar darnos lecciones de vida? Ni mis propios padres se toman tanta molestia como el recogido.
El chirrido de unas cadenas tensándose captan nuestra atención a totalidad, Egan es el primero en avanzar por las escaleras del pequeño garaje que teníamos incluido. El sitio no era evidentemente a lo que estábamos acostumbrados, pero misiones son misiones y teníamos que comernos la maldita pobreza como fuera.
—Asim despertó —le murmuro a Keira que aparece por una puerta, no había querido despertarla puesto a que realmente la sentía cansada, pero su rudeza al querer demostrarnos que podía resistir impedía que lo dijera abiertamente.
Como si eso importara.
—¿Empezarán el interrogatorio?
—No —le tomo la mano siguiendo a los demás—, fue tan estúpido que trajo el verdadero anillo de su padre así que le hicimos una réplica exacta en la impresora para poder elaborar las invitaciones adicionales.
—¿No crees que van a sospechar la falta de tantas?
—Es por eso que nosotros dos volaremos hacia Alemania en unas horas y tú te quedaras en la limosina con todo lo que se necesita para ayudar con los portales de seguridad.
Egan me guiña el ojo ignorando completamente a Azael que está envuelta en un camisón rojo. Al principio quiero reír porque su discordia no les durará mucho por lo que sea esta vez, pero entonces la pelirroja se voltea fulminándome con la mirada.
—¿Yo sola? Es decir, esos portales deben estar con muchos códigos y yo no...—le doy un apretón de manos indicándole que todo irá bien cuando a mitad de la palabra, esta se le quiebra, fue tan imperceptible que juraría que los demás no se molestaron en reparar, sin embargo, yo conocía cada una de sus facetas.
—Aden debe prepararte para ello, solo son unas leves indicaciones porque te dejaremos nuestros implementos para que no tengas inconvenientes.
Me mira.
—¿Enserio deben ir?
—Ya sabes cómo funciona esto —no me quejaba, me gustaba, es solo que dejarla a la deriva no era una de mis ideas preferidas—, si ellos no pueden acudir siempre estamos nosotros.
Pasarles este asunto a nuestros padres estaría de más puesto a que conforme uno va creciendo, nuestras obligaciones con la organización van ascendiendo de igual forma, siempre y cuando nos sintamos cómodos con ellas.
Si algo le resalto a mis padres es que jamás nos obligaron a hacer algo que no deseábamos, aunque creo que otra es la historia con Nas y Kali. Supongo que al ser sus primogénitos se espera distintos resultados
Quedaríamos en ridículo si no resolvemos esto, ellos pudieron con mucho más siendo solo dos, estoy seguro que saldremos bien librados. Los duendecillos esos son solo dos con un cerebro a medio funcionar, así que, esto no puede darnos mucha lata.
—¿Y por qué no va Azael?
—Porque los alemanes son unos machistas de mierda que en cuanto vean mi dedo anular sin anillo plantearan inmediatamente una propuesta de matrimonio —se queja—. Y no es que me incomode, porque estoy soltera y abierta a experiencias, pero estoy consciente de que si accedo perdería toda mi autonomía y me convertiría en una esposa trofeo.
Mi hermano bufa siguiendo de largo.
—¿Nas?
—Kali entrará conmigo como mi tercera esposa— Todos observamos a la ahora pelinegra por la entonación que Nas utiliza, pero le resulta más entretenido la pantalla de su móvil.
Fuera de todo, me tranquiliza saber qué si algo iba mal afuera, ella podría entrar con total normalidad al evento diciendo que era la primera. En Egipto se podía tener varios matrimonios, pero ninguno como el primer compromiso.
—¿Zane?
—Seré la seguridad del moreno con Azael.
—Bueno, supongo que tendrás que ser muy específico con las indicaciones —se muerde el labio en un tic nervioso.
Un suspiro se me escapa. Esto de estar cambiándonos de sitio no me gustaba para nada, aunque a la larga buena es la ventaja que nos daba sobre los Deveraux tarde o temprano una equivocación nos costaría demasiado y a estas alturas yo no estoy dispuesto a regresar con las manos vacías.
Si bien... no estoy totalmente de acuerdo en el proceder de mis hermanos, supongo que su experiencia nos servirá de algo.
Kali es la que abre la puerta por lo que es la primera en entrar y posicionarse frente al chico con aspecto deplorable.
—Quítenle esa mierda de la boca que tenemos poco tiempo.
Muy poco, quiero decir. Zane hace caso siendo el primero en tomar la iniciativa para el interrogatorio que dura muy poco para Keira que está demasiado sumida en el asunto, la saco diez minutos después teniendo el cronómetro al límite.
Llegamos a la sala en donde un equipo idéntico al que está en la limosina, se encuentra instalado. Ella toma asiento reconociendo algunas piezas para el control de las cámaras y reconocimiento facial.
—¿Qué tan buena alumna eres? —carraspeo cuando me doy cuenta que la voz me sale más profunda de lo que pretendía.
El espejo de pared detrás de ella me muestra a claridad que mis ojos entre azules con atisbos de plomo, están dilatados.
Imposible. ¿Justo ahora?
—No lo sé —me mira son una sonrisa de oreja a oreja—, profesor.
—No lo hagas —carraspeo negando—. No si quieres salir con las dos piernas juntas.
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