CAPÍTULO 16
La teoría es cuando se sabe todo y nada funciona. La práctica es cuando todo funciona y nadie sabe por qué. En este caso hemos combinado la teoría con la práctica: Nada funciona... y nadie sabe por qué.
Aden.
La mierda que nos ha caído encima durante la gala de beneficencia ha sido realmente una bomba. Egan y yo considerábamos la misión Deveraux como la primera en nuestro próximo recorrido, algo como una iniciación en este ámbito, sin embargo, todo se nos ha adelantado.
No me pesa ver el tiradero causado desde el helicóptero que pilotea sobre el palacete. Teníamos la idea de viajar en las camionetas con dos convoyes persiguiéndonos, pero mamá se ha negado al llamar pidiendo un estado general de Kali.
Está desesperada ciertamente como Nas que no deja de hacer un ruidito con sus pies a nada de sacarme de quicio. No tengo ni la menor idea de lo que le ha dicho a la otra, pero meto mis manos al fuego responsabilizándolo del ataque de pánico que le causó.
Porque sí, con certeza puedo decir que fue uno.
Keira hizo un buen trabajo limpiando sus heridas, extrajo dos de las balas de manera rápida y medio las cosió hasta llegar a la central del Pentágono; la otra que la lleva en la pierna está mucho más hundida imposibilitando una buena visión. Como está dudo mucho poder partir hoy por la noche o tan siquiera mañana.
Tuvimos que sedarla para poder cargarla y montarla en el transporte. Nuestro hermano mayor ni siquiera ha vuelto a intentar ponerle un dedo encima o siquiera mirarla, algo les pesa a ambos, pero si no lo hacen a un lado todo por lo que hemos trabajado se irá a un tacho de basura.
Ángel toma mi mano dándole un apretón. La miro un momento previo antes de que ella misma se encargue de juntar nuestros labios envolviéndome en algo que no sabía que necesitaba hasta este momento.
—Todo está bien.
—Lo está —respondo enganchando un mechón de su rizo detrás de su oreja—, todo ha salido de maravilla.
—Excepto por Kali.
La mira de soslayo frente a nosotros tendida en una camilla.
—Es un daño colateral al cual todos nos enfrentamos a diario. No somos la clase de jefes que se esconde detrás de su puesto todo el tiempo.
Suspira recostando su cabeza en el hueco de mi cuello, me tenso por un momento.
—Con Nábila y Clío muertas esto se siente más acogedor —Egan deja caer su cabeza sobre el respaldar del asiento con nuestro blasón grabado—, esas perras eran un dolor de testículos. Siempre preguntaban, todo curioseaban y se inmiscuían en asuntos personales como su fuésemos iguales.
—Eran irritantes —bufa la que tengo a mi costado—, creían demasiado lo de estar por encima de los demás cuando poco hacían por merecérselo.
—Déjenlas arder en paz —Azael musita quejumbrosa—. Formaron parte del grupo algunos años, no les tuvimos misericordia al asestarles un balazo, al menos mantengámosles consideración a sus recuerdos.
—La mierda mierda es, no cambia ni pudiendo evitarse.
—¿Lo dices por experiencia? —todos volteamos expectantes a la voz firme, pero femenina— Tranquilícense, estoy drogada y no es mucho lo que puedo hacer.
Frunzo el entrecejo preocupado.
—Te pusimos la dosis correcta.
—A menos qué....
—¿A menos que esté acostumbrada a ella y poco sea lo que me afecte? —pregunta aun sin abrir los ojos— Sí, puede ser.
Nas pasa la saliva soltándose del cinturón para llegar a su costado y revisarle los signos vitales que al ojo requisé. Todo se encontraba conforme.
—¿Alguien me lo quita de encima?, estoy tratando de ser coherente y pacifista por lo que les pido que cooperen —frunce los labios.
—Ya se te pasará, nunca te ha molestado tener a Nas cerca —Zane intenta bromear, todos le negamos con la cabeza.
Mala idea.
La rubia abre sus ojos dejando en claro lo parecida que es a nuestra madre. Su color por alguna razón ha dejado de ser un azul profundo, contrariamente se ha palidecido un poco sin dejar de ser un azul convencional.
Es un azul extraño, algo más...frío.
—¿Tienen paracaídas? Se me ha antojado tirar a alguien por la borda.
Aprieto los labios sin querer animarle la idea por la sonrisa que amenaza por desprenderse. El pelinegro termina de mover algunos botones de los aparatos para luego verla sin que ella le conceda lo mismo.
—Tienes todo en orden al parecer ¿Cómo te sientes? —la interrumpe.
Trato de evitar el echo de que siento a la pregunta con doble sentido. Mi hermana parece no tener algún ápice por responderle cuando por los auriculares nos informan el estado del transporte.
—Alpha Charlie Bravo November Eco Fox-trot pide permiso para abordar la pista de aterrizaje.
— Alpha Charlie Bravo November Eco Fox-trot permiso concedido, proceda con cautela.
Nas regresa a su asiento mientras que todos verificamos a tientas nuestro cinturón de seguridad. A lo lejos puedo vislumbrar a un grupo médico movilizándose junto a un hombre de buen porte.
—Papá nos está esperando —gime la pelirroja.
Por alguna razón, Kali se vuelve hacia a mí y niega. Trato de reconfortarla con una leve sonrisa que sigue siendo tensa por el arrebato de Keira sobre mi hombro.
El helicóptero logra aterrizar y es cuestión de nada para tener a los médicos examinando a la molesta rubia que intenta no moverse mucho por pedido de ellos. Su perro faldero no ha podido subirse, pero desde ya otro circulo de seguridad personal bordea las instalaciones.
Es eficiente, al menos.
Nuestro progenitor nos palmea el hombro revisándonos a simple vista, se detiene un momento en Azael para darle un abrazo y decirle un par de cosas que no alcanzo a oír debido a que avanzo con Keira de la mano para dejarla con médico y la revise por completo. Tiene algunos golpes, pocos a comparación de los míos.
Aun así, necesito que la revisen.
—Estaré con papá —planto un beso sobre la comisura de sus labios.
—Tienes que atenderte.
—Lo haré luego —le guiño un ojo.
Intenta refutarme, pero yo ya estoy andando echo una furia tras la camilla que es perseguida por el mayor del grupo. Lo quito de sopetón empotrándolo en una de las paredes.
—No te quiere cerca. Largo.
Se zafa de mi agarre acomodándose nuevamente el traje de alta costura que lleva desde la gala. Su mirada irradia hambre, veneno y es mi señal para seguir avanzando sin miedo.
—Sea lo que sea que le hayas dicho en el palacete no te sirvió, solo empeoraste las cosas. Hazte un favor y piérdete que lo único que estas logrando es que Kali se enojé y se resista a ser atendida.
—Nada de esto es de tu incumbencia —me esquiva.
—Es de mi incumbencia cuando es la segunda vez que la veo en ese estado por tu culpa —vuelvo a ponerme enfrente. Lleva la mandíbula tensa y los puños demasiado ajustados, pero incluso nada de eso me detiene para soltar lo demás—. Te aseguras de no cometer errores excepto con ella. Abre los ojos Nas, porque es cuestión de nada para que mi hermana se levante de esa maldita cama y te regrese a donde te dejó hace cinco años, en el suelo del maldito infierno. Esa es una de sus mejores habilidades, ser inquebrantable y lo sabes.
Kali podrá llorar, sentir que el mundo se le viene encima o que espinas bordean su cuerpo luego de la decepción; pero ella es como mamá, nunca se dejó vencer y cada que se cae se vuelve a levantar. Con la cabeza bien en alto y una jodida sonrisa en la cara. haciéndote creer que luce intacta, aunque poco de ello sea cierto.
—No me iré.
—Prioridades —me mantengo firme pasando de presencia para acompañar a papá afuera de un consultorio ya resguardado por el perro faldero.
—¿Qué tanto hablabas con tu hermano? —pregunta sin verme del todo, su concentración se mantiene en el celular.
—Nada en particular.
—No soy idiota.
—No he dicho que lo seas.
—Pero lo das a entender cuando crees que me tragaré ese cuento —arquea su ceja, viéndome.
—Vale. No eres idiota, pero si chismoso.
Azael aparece con Keira bajo su brazo que corre a verme, saluda a papá y él solo intenta sonreírle luego de que me abraza. Sus muestras de cariño realmente me sonsacan, pero me sigo diciendo que puedo acostumbrarme a ellas.
—No te intentes pasar de listo Aden —me señala.
Pasan un par de horas hasta que mamá aparece con otro puñado de hombres custodiándola hasta que se acerca a Egan que está más cerca, pasa por Azael y luego se posa en mí haciendo lo mismo que su esposo, evaluándome entero sin hallar alguna herida sangrante.
—¿Y Nas?
—No lo...
—Se fue —me apresuro a decir llamando la atención de todos— Dijo que tenía que organizar unos asuntos.
Cruzan miradas.
—¿La vio?
—Kali no quiere ni que le respire cerca. Le disparó a los pies cuando quiso intentarlo —Mamá frunce el entrecejo paseándose por el pasillo con todos sentados, excepto papá que la sigue con la mirada entre tanto y tanto.
—Eso es bueno.
—¿Cómo podría ser bueno si por poco lo mata? —ángel abre su boca.
—Posiblemente lo entienda más adelante —sonríe queriendo ser maternal, pero no le sale.
La puerta detrás de nosotros se abre, todos saltamos expectantes de las palabras del tipo canoso con una larga bata blanca y anteojos.
—El estado de la paciente no es crítico. Nos encargamos de desinfectar nuevamente cada área y de renovar los puntos hechos para que no queden cicatrices, sin embargo, la herida de su pierna es la que más nos preocupa —pasa saliva—. Vamos a hacerle un par de exámenes para verificar si chocó con algún nervio ya que tuvimos que extraerle la bala de emergencia. La composición de la bala se estaba extendiendo pudiendo causar una sepsis en su órgano más cercano.
Papá se pasa las manos por la cara.
—¿Está estable? ¿Podemos verla?
—Por supuesto, señora Al Capone.
Gruñe, pero no corrige nada. Nos repasa con la mirada dejando a su esposo entra primero, entendemos la referencia por lo que asentimos.
—Zane —lo llamo.
—Uhmm
—Vete con Nas y asegúrate que no haga nada estúpido.
—Aden yo no soy una maldita niñera, quiero ver a Kali.
—La verás cuando llegue a la casa —espeto—. Ahora piérdete.
Fanfarronea luego de varios minutos tomando sus cosas haciendo caso. Dos cabezas piensan mejor que una, eso es algo que bien se sabe así que las posibilidades de que cometan algo estúpido son pocas.
Espero.
Azael.
Tengo el cuerpo entumecido de tantas horas que pasé sentada. Entre estar a cuatro ojos frente a las pantallas monitoreando el desorden del palacete y volver a estarlo en la central, me siento realmente cansada.
He tenido peores días, definitivamente, pero eso no me quita las ganas de ducharme y luego envolverme entre mis sábanas suaves para pasarme horas ahí hasta recuperar cada gota de energía.
Paso la hoja de la revista que tengo en mano mientras los demás siguen conversando con Kali. Los tíos Malek y Malak han llegado hace nada, papá tuvo que literalmente amordazarse para no irse en su encima, mientras que mamá por otro lado solo estuvo unos segundos en la habitación y luego se retiró alegando que la llamaban de Roma por un problema de jurisdicción.
Las cosas por aquí andan algo tensas, demasiado me atrevería a decir. La rubia está actuando de maneras muy extrañas con Nas e incluso asumiendo que tiene que ver con la desaparición del mismo durante el ataque, me atrevo a decir que es demasiado castigo.
Resoplo al sentir nuevamente mi celular vibrar en la mesa auxiliar al costado del sillón. Edy no se ha cansado de reventarme la casilla en las últimas cinco horas, es demasiado insistente lo que empieza a colmarme la paciencia no solo a mí si no que también a Egan que voltea a verme con las manos en los bolsillos totalmente exasperado.
Realizo el amago de tomarlo, pero entonces el maldito ya lo ha tomado por completo para partirlo en dos disimuladamente y luego metérselo en el compartimento de su gabán negro largo. Él junto a su hermano mellizo han tenido la oportunidad de ducharse y cambiarse nuevamente, es entendible debido a su pequeña obsesión con tener la ropa manchada.
No los culpo, cada uno es raro a su manera. Yo por ejemplo no puedo dormir sin que mi puerta esté con cerrojo o entrar a mi armario y no ver la ropa acomodada por color, los cubiertos que utilizo preferentemente deben ser de plata aunque eso desentone con los demás juegos. Son pequeñas cosas, pero significativas.
—Te dejaremos descansar Bella —papá deja un beso sobre su frente y luego sale asegurándose de que todos hagan lo mismo. Estoy por hacerlo, pero su llamado me detiene.
—Necesito que hagas algo por mí.
Cierro la puerta nuevamente. Avanzo hasta donde está para tomar su mano.
—¿Asesinato o entierro?
La camilla se estremece al momento de tomar la libertad de sentarme. La habitación es grande, con colores plomos bajos y toques blancos por algunos lados.
—Ninguno. Quiero que inicies con la remodelación de mi habitación, saca todo lo grisáceo y azul. Que cambien también mi balcón, anúlalo por completo.
Carraspeo extrañada.
—Asumo que la discusión no se centró en su desaparición ¿Verdad?
La máquina que tiene conectada se dispara pitando levemente al aumentar su ritmo cardiaco. Ella estira la mano para apagarla.
—Se va a casar con Savannah Rizzo —me mira sin preocupación—, piensa que esa es su mejor manera de ayudarme o yo qué sé. Tiene demasiado metido en el cerebro que ya ni pensar con juicio puede.
—¿Papá no te iba ayudar? —algo de eso se mencionó durante la cena de ayer, incluso creo que por eso se desarrolló la calentura de ambos debajo de la mesa.
—Su orgullo le pesa más que las bolas para negarse al chantaje —encojo los hombros—. No tengo ni idea si tiene otra cosa en mente, pero como dije, ya no me interesa absolutamente nada de lo que tenga que ver con ese engendro.
Se suelta para mirarse las uñas. Me acomodo el cabello en un moño rápido procesando todo, si bien los dos son unos idiotas no creo que estén evaluando al cien su situación. Tienen opciones, pero por un motivo u otro escogieron este. Son inteligentes, algo debe haber detrás de esto si es que no lo están fingiendo.
Claro.
—Nas te adora y no quiero que lo que te voy a decir suene a justificación porque absolutamente nada lo va a hacer —presta atención a mis palabras—, pero siento o creo que esta es la mejor manera que ha encontrado para protegerse a ambos. El idiota nunca ha permitido que algo te dañe, por algún motivo le causa gracia hacerlo el mismo y puede que inconscientemente te esté castigando por irte a la vez que lo hace con él por traicionarte.
—Coincidimos solo en una cosa —se acomoda—. Es un idiota. Mi idiota.
Reprimo la risa.
—Iré a la casa para hacer lo que me pediste, trataré de avanzar todo para cuando salgas de alta que según se estima es dentro de dos días.
—Yo no me voy a pudrir aquí dos días —alega quitándose la intravenosa de sopetón—. Me encuentro perfectamente bien, puedo mover la pierna y ya demostraron que no se me ha dañado nada por lo que los planes siguen.
—¿Nos vamos hoy en la noche?
—Sí y antes de eso quiero ver al estilista. La pedida de mano formal se hará hoy en la cena de media tarde.
—El salón de Jared puede...
—Dile al mudo que me envíe al mejor y con un tinte negro azabache, el más profundo que tengan.
Abro los ojos.
—Kali, creo que te estás precipitando.
—Nas acaba de escoger el modelo corte zafiro en oro blanco —murmura viendo su celular para luego mirarme—. Ya tiene el anillo por lo que yo no me estoy precipitando a nada que no sea volver a levantar mis muros y enseñarle lo dura que puedo ser si me lo propongo.
¿Enfrentamiento de poderes? Sí.
Literalmente el infierno va arder.
21.02.22.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro