👑♡uno♡👑
Un montón de hombres uniformados, seguían a un caballo blanco que llevaba a dos personas.
El animal corría a toda velocidad, sin importar a la fuerte lluvia, que ya los había mojado, a todos los que corrían por el bosque.
Corrieron tanto hasta que el caballo blanco se detuvo, el otro hombre saltó dejando solo a uno, que iba cubierto con una manta de pies a cabeza.
—Príncipe le prometo que arreglaré todo, solo huya — dejó un anillo en su mano — es lo único que tiene de ahora en adelante — tomó su mano y dejó un beso en esta para luego mandar al caballo para que empezará su recorrido — Yuraf cuida de tu amo — le dio un golpe.
El animal empezó a correr sin detenerse, sus pasos votaban, el lodo a sus alrededores, manchando sus hermosas patas.
El hombre volteó hacia atrás y vió a su acompañante, peleando con sus perseguidores, lo vió caer al suelo y sintió una punzada en el pecho.
Tres caballos continuaron persiguiendo.
Los guardias estaban a un paso de alcanzarlo.
Era luna llena y ya era casi media noche a unos segundos de pasar a la mañana.
El animal corrió tanto que llegó a un gran río caudaloso y no se detuvo en entrar ya que no se arriesgaría en que atrapen a su nuevo amo y que luego lo maten.
Pero ninguno imaginó que el río fuera muy hondo con grandes piedras resbalosas, que provocaron que se los llevará la corriente, pero tampoco no imaginaron que había una gran cascada, que posiblemente tenga piedras en mala posición.
Los guardias que los habían perseguido se quedaron mirándose unos a otros porque sabían sobre la cascada y dieron por muerto al chico.
—Siempre muere quién cae a este río, si está muy caudaloso — dijo el jefe de los guardias— solo nos queda estar en duelo por su muerte, vámonos, el príncipe Kim murió.
El río seguía llevando al Omega, en el recorrido arrasó sus prendas pero no había lastimado ni un pedazo de su piel.
El chico estaba inconsciente mientras iba siendo llevado con tanta tranquilidad, tal vez el río lo llevaba a su verdadero destino porque ya era momento.
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Un chico pelinegro corría a toda velocidad, había ido de fiesta con unos amigos, tenía que llegar antes de la media noche o sus padres cerrarían las puertas de su casa.
Hasta ese transcurso de su vida nunca les había presentado una chica, y ellos esta vez habían organizado una cena con alguien y él se fue de fiesta, olvidándose de eso.
Sus padres pensaban mal de su sexualidad, aunque a él nunca le llamó la atención algún hombre, tal vez si unas chicas pero no era bueno en palabras.
Siempre decía una palabra incoherente y todas se alejaban.
Sabía que no tenía caso correr, pero tenía que estar antes de la media noche, al menos despedirse de la hija del socio de su padre, según le habían dicho ella tal vez sería su futura esposa.
Era amante de los dibujos, dibujaba cada cosa que le llamará la atención.
Llevaba una mochila de color negro y una chaqueta, no sabía porqué la lluvia había empezado con tanta fuerza junto a unos vientos horribles.
El taxi que lo estaba llevando se había malogrado y él le pago lo único que le quedaba de dinero, menos mal que ya estaba cerca, así que tuvo que correr.
Entró a una calle oscura para acortar el camino, miró al cielo y sonrió ante la luna brillante.
El reloj en su muñeca ya había marcado las 12:00 de la noche y venía un carro sin reflejo y ruido, carro que atropelló al chico.
El chico se quedó mirando el cielo, sonrió a la luna, su sangre había manchado el piso, lo último que vio fue un gran relámpago a su dirección y cerró los ojos.
✿♡✯🐺✯♡✿
El chico había despertado en un lugar extraño y se preguntaba el motivo del ¿por qué no estaba muerto y en vez de eso, por qué se encontraba a la orilla de un río y no en un hospital?
Sin tomar importancia sacó su cuaderno de dibujos de la mochila que tenía y miró la luna para dibujar con tanta concentración, dibujar era su pasión.
Todo lo tomó como un sueño y no sintió miedo de estar solo en un bosque.
Pero pasó algo extraño que llamó su atención, el relincho de un caballo que lo asustó, lo ignoró y continúo dibujando, siguió escuchando más cerca y se encogió en su lugar al pensar que tal vez haya fantasmas y demonios porque el lugar estaba en medio del bosque y arbustos.
Hasta que un caballo blanco se paró frente a él parecía desesperado y quería decirle algo, señalando con su cabeza, como para hacerle entender que lo siguiera.
El chico se levantó y solo siguió al animal que caminó con orgullo, hasta llevarlo al otro lado del arbusto en el cual, a la orilla del río se encontraba un cuerpo desnudo.
El pelinegro se quedó con la boca abierta y de sorpresa observando al chico, la belleza de su rostro le cautivó y se fijó en su cuerpo que era tan perfecto, tan curvilíneo.
—Magnífico — sintió moverse algo en su interior, pasando saliva, se mordió los labios — un hombre tan delicado, más delicado y especial que todas las mujeres que haya conocido.
El caballo relincho para sacarlo de su trance, porque el quería que su amo estuviera vivo.
El chico reaccionó y se acercó para luego inclinarse y tomar al chico en sus brazos, su cuerpo sintió un escalofrío en el momento en que sus manos tocaron su suave piel, se sorprendió porque pesaba mucho.
El pelinegro lo dejó en los pastos y lo observó por un buen rato, llevó sus manos con temblor hacia su cuerpo, tocó sus curvas y sintió un raz en su ser.
¿Por qué sentía emociones extrañas en su cuerpo al ver al delicado hombre desnudo?
Aplastó el pecho del chico varias veces y lo movió con sus manos de su hombro.
Al no ver ningún resultado, decidió tomar otra alternativa.
—Maldición, es solo para salvarlo — se inclinó para darle respiración de boca a boca, lo hizo unas cuatro veces y el chico empezó a regresar a la vida.
Tosió todo el agua, y respiró del aire muy bien, para al fin darse cuenta de la presencia de alguien más, se quedó sorprendido y se miró a si mismo, para encontrarse desnudo.
Se levantó para correr y esconderse detrás de un arbusto, en ese mismo lugar se revisó a si mismo y miró desde ahí al desconocido que también lo miraba curioso.
El pelinegro se quitó su chaqueta, que era grande — te daré esto para que te cubras, debe ser incómodo estar desnudo frente a alguien a pesar de que seamos hombre — se acercó al arbusto y le entregó.
El chico tomó con recelo pero se cubrió rápidamente, pero no había formas de como cerrarlo, él no sabía cómo poner el cierre. Así que solo cruzó sus manos, al menos la chaqueta llegaba hasta sus muslos.
Salió de su escondite y descalzo para mirar con ojos de tristeza a su salvador que no hacía otra cosa más que mirar su cuerpo con descaro.
"es atractivo ¿por qué me llama la atención? No soy gay"
El chico se dio cuenta de la mirada del hombre y se dio cuenta de que estaba abierto su abrigo, con tanta vergüenza volvió a cruzar sus brazos.
—Me llamo Jungkook, Jeon Jungkook — se presentó el pelinegro y se acercó para tomar el cierre de la chaqueta — así se hace ¿acaso no lo notaste? — terminó de cerrar y luego sonrió.
— Kim Taehyung — respondió bajo deslumbrando a Jungkook quién se quedó maravillado por su voz un poco gruesa, pero suave al mismo tiempo.
"Me gustaría escuchar su voz en otra cosa" aun seguía con sus ojos puestos en su desnuda y exquisita pierna.
Taehyung también miró a Jungkook de pies a cabeza, para notar que su ropa era muy distinta y llegar a la conclusión de que era un Beta.
—Hum... Taehyung, hueles a vainilla, fresa y pastel — se acercó para pasear su nariz por toda la piel libre del omega — me encanta el olor a fresa, tu olor es muy meloso.
Taehyung se quedó sorprendido y pensó que Jungkook era un Alfa usando alguna hierba que ocultaba su aroma.
—Pensé que eras un Beta — dijo muy bajito y con timidez.
El pelinegro solo rodó los ojos sin entender nada.
—¿y qué haces por aquí a estas horas de la madrugada, que pasó de donde eres?
Taehyung sabía que no tenía que decir su verdadero origen, porque nadie sabía quién era él, los únicos que vieron su rostro eran sus padres, el guardia real y el médico real.
Porque siempre estuvo encerrado en su habitación leyendo libros y otras cosas más.
Nadie sabía de su nombre, solo era conocido como príncipe Kim, su madre era la única que sabía su nombre. Y no entendía por qué le había dicho su nombre a Jungkook, tal vez porque no le hizo daño, a pesar de verlo desnudo y hasta ahora no intentaba nada más que mirarlo con ganas, se había dado cuenta de sus miradas.
—Soy un huérfano que siempre creció en pueblos — mintió — me encontré este caballo hace muy poco y se volvió mi amigo.
Ambos se miraron con unos ojos muy diferentes.
—Supongo que ya sabes que somos destinados — dijo de pronto el Omega — si ya sentiste mi tercer aroma, solamente eso quiere decir, ¿me dejas sentir también el tuyo?
—No tengo ningún aroma — lo miró extrañado.
—¿y tú de dónde vienes? — preguntó — Eres un Alfa — afirmó en voz baja.
—Soy un nada, solo soy Jungkook, que vino de muy muy lejano — lo miró con sus profundos ojos.
Jungkook se quedó pensando en las palabras Alfa y Beta, algo llegaba a su cabeza, tenía un recuerdo de un dibujo en su niñez que había visto de lobos.
"Alfa que tiene mando, beta raza menos y omega también existe, pero es una raza que lo consideran menos"
—¿y tú qué eres?
—¿Qué soy de que? — lo miró un poco confundido.
—Olvídalo — empezó a dar vueltas en su lugar.
—Podrías llevarme contigo — pidió Taehyung — quiero que alguien cuide de mí, podrías por favor apiadarte de mí, por unos meses.
Jungkook sonrió mirando el cuerpo de Taehyung y lamió sus labios — claro.
Taehyung se sintió incómodo por su mirada.
"Una semana y me das tu cuerpo, chico raro que actúa como una mujer" dijo aun observando esa suave y acaramelada piel, que lucía perfecto con su chaqueta "solo hasta que te haga mío y luego te dejo"
No entendía porqué quería tener sexo con ese hombre, era él primero que le llamaba la atención. Hasta el punto de excitarlo solo con estar desnudo.
—Yuraf — Taehyung llamó y el animal se echó en el suelo para que el Omega pudiera subir.
Cuando el chico estuvo en su lomo se levantó.
—¿y yo iré a pie? — miró al tímido Omega.
—Sube pero no te pases de listo, soy un Omega casi desnudo, ten respeto por favor — dijo muy bajito.
—¿con qué omega? — lo miró de loco y subió a su atrás, se agarró de su cintura, provocando un estremecimiento en Taehyung que solo se quedó mirando sus intrusos brazos.
El caballo empezó a caminar, cuando Jungkook movió un pie.
— ¿Cuántos años tienes? — preguntó Jungkook.
—Veintidós, ¿y tú?— respondió bajo.
Jungkook se sorprendió tanto, que abrió los ojos, pensó que Taehyung tenía apenas unos dieciocho.
—también, veintidós años — respondió extrañado, al parecer tenían en común una cosa — que coincidencia ¿no?
Taehyung solo movió la cabeza recordando las palabras de su madre.
"El príncipe de Killa tenía la misma edad que tú"
Caminaron por un largo recorrido hasta que llegaron a unas tierras en ruinas que Taehyung reconoció cuando una vez siendo niño viajó y pasó por esas tierras, sin salir del camino por supuesto.
—El Reino fantasma — detuvo a Yuraf con miedo y sorpresa.
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