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17. Orgulloso de tí

17

Rahîm Pavanelli.

El dulce sonido del piano.

Cómo no deleitarse con las melodías emitidas en está. Provoca que tu alma y mente se sincronicen haciendo que tú cuerpo actúe de maneras inconscientes llevandote a lugares creados por tu propia imaginación.

Mi corazón desean tocar.

Mis manos lo exigen.

Lamentablemente tendré que negarme a este impulso. Estoy sentado enfrente y las llemas de mis dedos rozan provocando que más de alguna emita un pequeño sonido.

El piano es de el señor Ibrahîm.

Mi padre, aunque no se si llamarlo de esa manera.

—¿Joven desea algo en este momento? —la vos de Kristel interrumpe mis pensamientos. La volteo a ver sonriente.

—Gracias pero no necesito nada señorita —sonríe.

—Si desea algo solo es que mencione mi nombre y aquí estaré —comenta y yo solo asiento.

Esta chica es bien servicial. Por más que le diga que no es necesaria tanta educación, ella no deja de actuar de esa manera. Lo único que me dice es que tiene que respetar a la familia noble de los Farûq. Y como soy su invitado especial ella ahora me considera como una más de la familia.

—Lo tendré en cuenta —vuelvo a sonreír. Hasta me duelen las mejillas.

Ella se retira.

Los minutos pasan y el cansancio de estar en este lugar llega a mí. Me levanto del asiento y camino a la puerta. En eso rápidamente se abre.

Y adivinen de quién se trata.

Nada más y nada menos que el señor de la casa.

El señor Ibrahîm Farûq.

Me detengo y solamente me quedo parado. Él me voltea a ver y sonríe.

—¿Como has estado jovencito? —el señor con amabilidad se acerca a mí.

—Muy bien señor Ibrahîm. Gracias.

—Que bueno —me queda viendo sonriente —. ¿Supongo que ya ibas de salida? —pregunta

—Si, es que estaba relajándome un poco aquí, estuve viendo el piano pero tengo entendido que está prohibido tocarlo —digo y creo que fui un poco seco.

Y pensando bien creo que no estuvo del todo bien haber dicho eso.

—Este piano tiene un significado muy importante para mí, por esa razón decidí que nadie lo usará. Apreció mucho a este instrumento.

—Entiendo, disculpe que lo haya dicho.

Me queda viendo sonriente.

Se acerca a mí y me señala el asiento en el que me encontraba hace poco.

Enfrente del piano.

—¿Sabes tocar? —dice y yo me sorprendo.

—Solamente lo necesario —contesto.

—Toca alguna melodía que sepas, quiero escucharte —dice y de un momento a otro me pongo algo nervioso.

Voy a tocar para que mi padre me escuche. Debería sentirme bien pero la verdad es otra, siento que puedo tocar mal y quedar avergonzado.

—Esta bien, señor.

Quedó viendo el piano.

Empiezo a mover mis manos sobre las teclas y la melodía fuerte pero dulce comienza a sonar.

Me dejó llevar y solo trato de que todo suceda como tenga que suceder.

Cuando terminó sonrió porque creo que salió mejor de lo que esperaba. Volteo a ver al señor Ibrahîm y él me aplaude pero de una manera suave, sonrie de igual forma.

—Eatuvo bien Rahîm —me levanto del asiento —. Con uno pequeños retoques y te volves todo un profesional.

—Gracias señor, si no hubiera sido por mi madre no supiera nada —digo.

—Me gustaría conocer a tu madre y felicitarla por el hijo talentoso que tiene —comenta de manera muy amable.

—Muchas gracias señor.

—Dime, ¿cuando puede venir a visitarnos? —dice de la nada.

—¿Visitarnos?

—Si, no era broma lo de conocer a tu mamá —dice y de la nada mis nervios se revuelven.

—Ella pasa muy ocupada por el trabajó señor Ibrahîm.

—Bueno, dile que venga y si es necesario le pago esas horas de trabajo —comenta sonriente y yo solo pienso que se ha vuelto loco. Claro que él no sabe nada pero igual no puedo traer a mi madre. De todos modos creo que ella no quisiese venir.

—Lo intentaré señor.

—Bueno dile que tengo intenciones de ayudarte de muy buena manera —comenta y yo abro aun más los ojos.

—No es necesario señor.

—Tranquilo, Tahira me comentó que eres de una familia con economía media y quisiera echarte la mano para que puedas ayudar a tu familia.

—Enserio se lo agradezco pero no quiero molestar.

—¡Rahîm! —su tono se vuelve algo serio —. Estas son oportunidades que no caen del cielo, así que aprovecha el mana que A'la tiene reservado para tu vida.

Lo quedo viendo y siento que estoy siendo un poco cruel con él, hasta el momento me ha parecido un hombre y un padre increíble. Entiendo que muchas veces los tiene que dejar a sus hijos, el trabajo es trabajo y es algo fácil de comprender pero aun así él siempre está al pendiente de ellos un detalle que se tiene que apreciar.

—Gracias señor Ibrahîm, enserio le aprecio su gesto —digo feliz de saber que esta persona enfrente de mí, es mi sangre.

—Bueno, creo que es momento de que me vaya, si deseas puedes seguir tocando. Y si alguien te dice algo, solamente di que yo lo permití y listo.

—Gracias señor, pero creo que también me iré a mi habitación.

—Bueno —comenta de manera amable, me intriga más la manera de ser del señor Ibrahîm, cualquiera que lo ve pensaría que es un hombre arrogante que lo único que le interesa es el dinero pero la verdad es que nada que ver, un hombre muy gentil y con un corazón muy grande —. Eres un buen chico Rahîm —dice interrumpiendo mis buenos pensamientos hacia él.

—Gracias señor, es un honor para mí, escucharlo decir eso.

El alto y imponente hombre se retira y yo quedo viendo por última ves el piano.

Y salgo igual.

Cuando voy en camino la señorita Kristel me comienza a seguir. Me detengo y la volteo a ver.

—¿Cuando es la última ves que hicisteis algo divertido?

Ella me queda viendo sorprendida —. No le sabría contestar joven Rahîm.

Sonrió de manera nostálgica, me recuerda a las historias que mamá me contaba, pobre chica, seguramente ha de pasar mucho tiempo trabajando y dedicándose pocas horas del día.

—Vamos a mi cuarto y hagamos algo divertido.

Ella abre los ojos y se sonroja.

—No creo que eso sea apropiado joven, igual no podría.

Analizó un poco lo que dije y tal vez se escuchó un poco atrevido, creo que mal entendió mis palabras.

—Espero no me haya mal entendido, me refería a comer algo y hablar un poco —sonrió algo apenado.

Ella suspira, creo que si me mal entendió.

—Igual joven, no creo que sea apropiado —dice más calmada.

—Vamos Kristel, recuerda que estas para servirme en lo que quiero y ahora me quiero divertir con alguien de mi misma categoría.

—Como usted desee joven —ella dice un poco preocupada —. Pero, ¿misma categoría?

—Después lo comprenderás mejor —digo de manera que ella se sienta con confianza —.Kristel confía en mí verás que nos divertiremos y por favor no piensen nada malo.

Ella sonríe.

Caminamos a mi habitación sin antes pedir algo para comer en el cuarto. Al llegar nos adentramos y como siempre el cuarto está impecable. Estas personas se esmeran en dejar todo perfectamente bien.

—¿Que hacemos? ¿Y si pedimos algo de alcohol? —comentó.

Ella abre sus ojos —. No creo que eso sea posible joven.

—¿Y porque no?, Niños no somos.

—Claro joven pero recuerde que yo estoy en mi horario de trabajo y si estoy con usted ahorita es porque me pidieron que lo acompañase en lo que necesitara.

—Kristel me haces sentir como un completo idiota.

—Disculpe joven, esa no era mi intención —agacha el rostro.

—Tranquila, solo estoy exagerando —la quedo viendo y pienso, si está a mi disposición es porque yo decido lo que tiene que hacer o no pero  y si quiero que se tome el día libre, se debería de aceptar —Sabes qué, te doy el día libre Kristel, y así vas a poder hacer lo que sea sin recibir ninguna reprimenda.

—No creo que eso sea posible joven, solo el jefe encargado y alguien dueño puede brindarme ese permiso.

Volteo los ojos. Esta gente no se anima.

Pero...

Se me acaba de ocurrir algo.

Amira se encuentra ahorita en la casa, le podría decir que me haga el favor de brindarle el permiso, ella es dueña.

—Espérame aquí, ya voy a volver.

—Como deseé joven.

Salgo de la habitación y poco recuerdo la ubicación de el cuarto de Amira, solo se que la puerta es reconocible por los diseños de flores con un color dorado que parece la puerta a la entrada al mundo de la felicidad.

Enserio impresiona.

Le pido ayuda a los trabajadores y uno de ellos me lleva a la puerta de la señorita Amira.

Cuando estoy frente toco la puerta. Ella solicita el permiso para entrar y cuando entró, la encuentro sentada en una silla enfrente de un escritorio, con una tableta, haciendo un tipo de dibujo.

—Hola Amira.

Ella se voltea y sonríe.

Se levanta de la silla y se acerca a mí.

—Hola, ¿Como estas Rahîm? —dice ella expresando felicidad.

—Estoy bien Amira.

—¿Y eso que has venido a mi cuarto?

—Si, es que te quería invitar a mi habitación para hacer algo y divertirnos.

Soy yo o se escucho muy triste.

—¿Ahora?

—Si, si puedes, claro.

—Bueno, espera me pongo algo más cómodo y listo.

Decidí no decir nada sobre Kristel y mejor invitar a Amira a lo que sea que vayamos a hacer para cuando estemos haya, Amira misma le dé el permiso. Se que no va a tener problema con eso.

—Creo que voy a salir entonces, te espero fuera.

Camino.

—Espera, quédate adentro por si necesito ayuda —La quedo viendo y no se si eso sea apropiado.

—No quiero incomodarte —comentó.

—Tranquilo, eso no pasará.

Ella empieza entra a su ropero o mejor dicho una habitación completamente llena de ropa y accesorios, para resumir, es igual a una tienda. La verdad es que no me sorprende ya que es algo que me esperaba. Después de todo es la hija querida del jeque.

Se empieza a quitar la ropa que anda puesta y yo solamente volteo a ver a otro lado.

No se me olvida que es mi hermana.

Ella ríe.

—Puedes ver si quieres, no me molesta —dice de una manera que no me agrada, y aunque ella no sepa nada de nuestro vínculo me parece muy mal.

—Mejor no, no quiero que pienses cosas erróneas sobre mí —digo lo primero que pienso.

—Jamás pensaría algo malo sobre ti Rahîm pero como quieras tal vez después te animes a ver un poco más.

Decido no decir nada.

Después de minutos esperando ella sale.

—¿Que tal? —la volteo a ver y se mira linda.

—Te ves bien.

—Bueno, entonces andando es momento de disfrutar y que Alá nos perdone.

Ok. No se a que se refiere con eso solo espero que nada como lo que hace poco a pasado.

Salimos de la habitación y caminamos a la mía. Me hace las típicas preguntas sobre como me siento y si me ha gustado Emiratos. Y yo solo contesto de manera positiva a todo.

Llegamos a mi habitación y entramos, la señorita Kristel se encuentra sentada en una silla, al vernos se para y se pone de una manera firme con la cara agachada.

Amira la queda viendo y en eso me voltea a ver y yo sonrió.

—Invite a Kristel a pasar tiempo con nosotros, ¿esperó no haya problema con eso? —Amira niega con la cabeza aceptando mis palabras —. Y pues te quería pedir un favor.

—Así y ¿que sería?

—Que tenga el día libre para que ella se sienta más cómoda y pueda disfrutar de la misma manera.

—Rahîm me gustaría hablar contigo de manera más privada —comenta Amira.

Kristel al escuchar las palabras de Amira camina y por un momento pensé en detenerla pero mejor escucho lo que quiera decirme.

—¿Que sucede Amira?

—¿Y esto a que ha venido? Pensé que solo seríamos los dos.

—Creí que no te disgustaría que Kristel estuviese con nosotros ella es una chica bien agradable.

—Y no lo niego pero ella es una trabajadora de la casa Rahîm y no creo que esté bien.

Al escuchar sus palabras enserio me tocaron, acaso acaba de denigrar a alguien de clase trabajadora. ¿Donde está la chica buena y dulce?

—Creo que me he equivocado —digo.

—Que bueno que entendiste Rahîm.

—No Amira, tu no has entendido, me equivoque en ir por ti pensé que serías la chica buena que ve a todos por igual y no por su clase.

—¿Disculpa?

—Perdona que te haya molestado Amira, si deseas puedes regresar a tu habitación.

—Espera un poco, esto está yendo muy rápido. ¿Acaso me estas corriendo de la habitación Rahîm por esa chica?

—No Amira pero no quiero que te sientas incómoda con persona de clase trabajadora a tu lado.

—Ok, entiendo —Amira se acerca a mí —. Disculpa Rahîm, creo que me expresado mal, no quise ofender a nadie solo que jamás he estado con personas que trabajen para mi papá. Yo siempre los he visto y ya y si he necesitado algo se lo pido Robert mi encargado y listo.

—A eso quiero llegar Amira, ella es una chica igual que tú he igual que yo. El hecho de tener más dinero no nos hace mejor que otra persona.

—Perdona Rahîm, no lo había visto de esa manera.

—Tranquila Amira. También entiendo que no estás acostumbrada a estar con gente de clase media o baja. Creo que yo soy el primero.

—Ahorita voy a arreglar mi error Rahîm —comenta Amira.

En eso hace algo que enserio me enorgullece.

Llama a Kristel.

Cuando ella entra se le acerca de esa manera sumisa a la que están acostumbrados todos los que trabajan aquí.

—¿Si señorita Amira?

Amira levanta su mano y sonríe.

Kristel se sorprende y al parecer no sabe que hacer.

—¿Acaso me vas a tener con la mano en el aire? —Amira ríe de manera amable.

—Disculpe señorita —Kristel rápidamente le da la mano.

—Hagamos algo Kristel, que te parece si por hoy disfrutamos los tres pero no en esta habitación sino en otro lado, yo los llevaré.

Kristel no sabe que decir y en eso me voltea a ver.

Yo asiento para que ella se sienta más cómoda.

Kristel asiente a lo que dice Amira —. Bueno pues, alístense que vamos de salida. Y por cierto, dile al señor Aranda que yo te he dado el permiso para tener el día completamente libre.

—Como usted diga señorita.

Amira me voltea a ver sonriente.

Y yo la volteo a ver orgulloso de tener a una hermana así.

__________________________

¡Hola chicos y chicas!

Se que en este momento me han de querer matar por no haber seguido publicando como lo estaba haciendo. Y no les voy mentir diciendo que tenia un bloqueo de escritor o que no tenia tiempo.

La verdad es que entre en un momento de pereza, apenas y entraba a Wattpad.

Enserio les pido una disculpa por no ser responsable. Y después de su gran apoyo.

Lo que se es que ahora la historia seguirá como antes iba, publicando un poco más seguido.

Como sea, espero que les guste el capituló, con mucho amor para ustedes.
I LOVE YOU

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