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Así es como se siente tener todo en tus manos pero a la misma ves saber que no tenes nada.

Me quedo viendo en el espejo y veo a alguien diferente, como si en dos días me hubiesen cambiado por completo. Mis pensamientos me ayudan a entender que esto es lo que me depara si sigo este caminó, uno que no tiene opciones. Pero pensaran, ¿tan mal te sientes por disfrutar de esos privilegios? No es por disfrutar que me siento así, sino de pensar que me puedo volver amante a esta sensación.

Amante de placeres y riquezas.

—Joven Rahîm, los esperan los jóvenes.

Volteo y Kristel me sonríe.

Me levanto de la silla en la que me encontraba. Seguro de mi mismo, caminó al encuentro con los chicos. Decidí asistir a la cena y no puedo renunciar ahora. Creo que es algo íntimo pero insistieron en que me encontrase con ellos durante la reunión con los gemelos, que siendo sincero espero que sean personas de buenos sentimientos.

No se que hago, créanme pero haré lo posible para que todo salga bien para que un día mi padre y mis hermanos, no se vayan a sentir como pensando que quiero arrebatarles algo por el simple hecho de ser hijo del gran Jeque.

Que por cierto ahora no se encuentra en la mansión, salió con la señora Tahira del país.

Lo único que quiero es conocerlos bien y tratar de entablar una buena relación con ellos. No me importan las grandes riquezas y eso es lo que quiero que comprendan.

—Ya estoy listo —digo al llegar al lado de los chicos.

Los dos me quedan viendo fijamente.

—Que guapo —Amira comenta bien amable.

Solamente sonrío.

—Ya estamos todos listo, salgamos —comenta Karim, vestido de una manera un poco peculiar, sin negar que luce muy importante y que le da su traje.

Empieza a caminar y cuando sus mayordomos le abren la puerta principal, hombres vestido de una manera similar a él lo saludan con gran respeto. Yo quedó estupefacto al ver dicha escena.

—Karim es el gran heredero —Amira se acerca a mi de manera sigilosa.

Yo volteo impresionado y solo hago un gesto como de asombro —. Se nota el gran respeto que le tienen —digo.

Ella pone su brazo entrelazado con el mío y salimos atrás de Karim, unos autos negros de gran tamaño nos espera fuera de la mansión, trato de disimular un poco mi asombro por la calidad de los automóviles, deben costar una fortuna.

—Tu te vienes conmigo —comenta Amira ya la volteo a ver y asiento.

—¿Y Karim? —preguntó imaginando un poco su respuesta.

—El tiene su propio vehículo, es privado, bueno yo también lo tengo pero la diferencia es que al de él no cualquiera entra, solo los de gran confianza.

—Entiendo —digo pensando en lo un tanto exagerado que es Karim. Es razonable que quiera privacidad pero tampoco es que alguien va a entrar a tu auto solamente para hacer algo malo.

Cada quien con su manera de vivir.

Caminamos al gran vehículo de la señorita Amira y al entrar quedó un poco pasmado, creo que Amira lo notó un poco. Es increíble todo lo que un auto puede tener por dentro, solo le falta un baño y listo, es una casa. Pero lo que más asombra es lo lujoso que se nota que es.

Por algo son de las familias más ricas del mundo.

—¿Que te parece? —pregunta la chica con una sonrisa en su rostro.

—Es asombro la verdad.

—Sabía que te iba a gustar, puedes tomar todo lo que quieras yo invitó, solicite algunos aperitivos para ir saboreando por el camino y... —ella saca una botella de vino de un lugar parecido a un refrigerador —. No podía faltar un buen vino.

Mis ojos han de brillar en este momento.

—Gracias —digo, es lo único que mi mente puede pensar en este momento.

—No tienes de qué, ahora estas con nosotros, así que eres de nosotros.

Sonrió.

Amira es sin duda alguna una chica asombrosa. Sino supiera que es familia, creo que me enamoraría de ella. Y aunque suene raro es la verdad.

El camino lo pasamos hablando de cosas personales, como ¿que animal me gusta?, ¿cuál es mi color favorito?, ¿mi comida favorita? Ustedes saben lo básico.

En eso el auto se detiene, y ella solo abre la ventanilla para poder ver un edificio increíblemente alto, luces por todos lados, gente andando de haya para acá, enserio es sorprendente.

Ojalá que mis amigos y mi mamá estuvieran aquí conmigo. Disfrutando de este lugar. Siempre pienso en ellos. Y aunque me comunico con ellos, por llamadas y mensajes, no es lo mismo.

Siento que es muy poco.

—¿Que te parece?

—No tengo palabras, hasta pienso que ha de ser chistoso para tí ver todas mis reacciones.

Sonríe.

—Un poco sí —comenta chistosa.

Caminamos y como era de esperarse, una cantidad considerable de personas están esperando por nuestra llegada.

El joven Karim camina y solo notó como algunas de las personas a su alrededor, inclinan un poco la cabeza. El respeto hacia él es increíble, yo siempre pensé que solamente eran personas que tenían dinero más que cualquiera pero al parecer para los demás no es así. Él es como un símbolo de realeza, lealtad y respeto.

Caminamos tras él, todas las personas nos quedan viendo o mejor dicho viendo a la señorita Amira, ya que ella es la hija del Jeque.

¿Será el prometido de la señorita Amira?

Empiezo a escuchar a mi alrededor y yo solo me sorprendo por lo que dicen.

Amira me voltea a ver y yo no sé que cara poner, no me agrada del todo que digan ese tipo de cosas, literalmente ella es mi hermana y aunque nadie sepa, lo que dicen me incomoda un poco.

—No prestes atención a lo que dicen, solo camina y disfruta de la atención.

Sonrió. Obvio que vio mi incomodidad.

—No soy de disfrutar ese tipo de cosas pero te haré caso —sonrío.

Seguimos caminando y hasta que por fin estamos en un lugar más privado, me acomodo.

—Tenemos que subir hasta arriba —Amira comenta al ver que me siento en uno de los sillones que habían dentro.

—Bueno —digo, me vuelvo a levantar y seguimos, Karim se va en un ascensor, él con sus guardias. Y yo con la señorita Amira nos vamos en otro, también con sus guardias.

¿Para que tanto guardia?

Ellos sabrán.

El ascensor sube y sube. Y no me voy a poner a describir el lugar, porque sí no, no acabo ahorita. Solo diré que todo es tan brillante que hasta puedo ver rostro en dónde sea.

Cuando las puertas se abren, una cantidad como de 20 personas se encuentran socializando entre ellas. Amira acomoda su mano en mi brazo y caminamos. Unos jóvenes al notar su presencia rápidamente se le avientan a saludarla.

—Tan hermosa como siempre señorita Amira —dice uno de ellos.

—Hermosa es una palabra que le queda pequeña, usted es magnífica —comenta otro.

Ella sonríe.

—Gracias chicos pero es que acaso no se han dado cuenta que vengo acompañada.

Ellos rápidamente me voltean a ver pero cambiando rápidamente su semblante. Antes irradiaban alegría y ahora irradian sequedad.

Cómo cambian tan rápido de carácter.

—Es un placer, mi nombre es Rahîm Pavanelli.

Ambos sonríen pero de una manera súper falsa, que cualquier a kilómetros se hubiese dado cuenta.

—Mi novio —agrega Amira. Yo abro los ojos y la volteo a ver —. Es guapo, cierto.

—Pero a este nunca lo he visto en ninguna parte —comenta uno ya irritado por lo que dijo Amira.

—Él es hijo de uno de los millonario más importantes de Qatar.

Los chicos me voltean a ver y yo solo trato de acoplarme a la mentira de Amira. Tampoco la voy a quemar, se nota a leguas que los quiere fuera.

Sonrió.

—Chicos, tengo una reunión importante junto a mi novia, así que, permiso —digo y Amira me voltea a ver sonriente.

Que puedo decir, fue divertido poner en su lugar a esos niños de oro.

Caminamos y los chicos vociferan cosas pero nosotros ni atención a lo que dicen.

—Eres mala Amira —comento riendo por ver el rostro de asombro de esos peleles.

—No soporto a ninguno de ellos —comenta haciendo una cara de fastidio —. Disculpa si te incomode, pero fue lo primero que se me ocurrió, para alejarlos.

—No hay cuidado, fue divertido hacerlos enojar.

Caminamos hacia el lugar reservado, donde nos presentaremos con los gemelos Wang.

Según lo que he escuchado, se trata de una chica y un chico.

Ella es una mujer con mucho poder y con mucha influencia, según escuche. Cuando ella habla, todo se detiene. Una cosa más, es una persona amable.

Él es una persona relajada pero con autoridad, que siempre está al frente de todo que tenga que ver con negocios del padre. Es por así decirlo, la segunda cabeza al mando.

Para sus cortas edades de 21 años, ya son líderes hechos y derechos.

—Me gustaría mencionar que ellos dos son muy serios al momento de hablar de cosas importantes, así que trata de no hablar de eso con ellos porque pueden ser muy intensos.

Amira advierte y yo solo asiento.

La verdad es que ni pensaba hablar con ellos. Pensé que solo lo haría el joven Karim, pueda que no sea como yo creía. Una puerta se abre y un lugar hermoso, se muestra a nosotros. No me gusta decir esto pero es tan increíble lo que puede llegar a hacer el dinero.

El edificio es impactante pero este lugar en específico diría que es la joya más preciada del lugar.

Karim entra primero con sus seguidores para después seguirle nosotros.

Al estar dentro la puerta se cierra.

—¡Karim, mi amigo! —dice un joven alto de tes blanca y un cabello muy liso brillante, acercándose al joven.

—¡Han que gusto verte! —se saludan con abrazo, al parecer son muy buenos amigos.

—¿Y la señorita dónde se encuentra? —comenta el joven Karim.

—Acaso no puedes vivir sin mí, Príncipe.

Una voz dulce, llega a mis oídos.

Una chica de tes blanca, un rostro tan hermoso como nunca antes había visto y una figura tan delicada que con solo pensar en como se sentiría tocar esa piel, me relajaría.

—Nadie podría, señorita Akame.

—Que gusto Príncipe Karim —se le acerca ella y le da un abrazo fuerte al joven. Mientras Amira y yo esperamos a que nos presenten, la chica nota a Amira y se acerca a nosotros —. Tanto tiempo Amira, que gusto verte de nuevo.

—Lo mismo digo Akame.

—Que pena Amira, por no saludar —se acerca el hermano de la chica.

Yo quedó como ese animalito al que nadie elige por tener algo que a nadie le agrada.

La chica me voltea a ver y yo de igual forma.

Sonríe.

—Amira, no nos has presentado —comenta ella.

—Akame, Han él es Rahîm un amigo de la familia.

La chica me da su mano y yo con un poco de nervios la sujeto, no estoy acostumbrado a socializar con este tipo de personas. Al igual que el chico.

—Bueno ya estamos todos juntos, ¿empezamos por comer o lo dejamos para después?

Yo volteo a ver a Amira y a ella le parece la idea de comer después, al igual que Karim.

No me queda de otra que aceptar también. Me va a dar un poco de vergüenza si acepto y solo yo comiendo y los demás hablado.

—Bueno, entonces síganme por acá.

Caminamos a un lugar con una vista sorprendente, como era de esperarse. Se puede ver el brillo de la ciudad a todo su esplendor, sin dudas puedo decir que es mágico todo.

Nos acomodamos en los muebles del salón, las demás personas se quedaron parados detrás nuestro.

Volteo a ver a todos lados y sin dudas es una obra de arte todo esto.

Regreso a la realidad y notó algo que rápidamente me incomoda.

La chica Akame está viéndome fijo a los ojos y yo por un momento trato de mantener la mirada pero al final, volteo a otro lado.

¿Porque estará viéndome?

Seguramente le he de parecer una broma.

En eso empiezan a hablar de cosas que yo no tengo idea de que trata. Hablan de lugares, proyectos, futuros negocios y muchas otras cosas que lo único que provocan en mí es salir corriendo de ahí. Una que otra ves me preguntan mi opinión, pero trato de ser lo más reservado que pueda y ser cortos con mis respuestas.

Y otra cosa, la chica por momentos me queda viendo y sonríe.

Yo solamente le sigo la sonrisa.

—Disculpen pero me pueden prestar el baño —comento un poco apenado.

—Sí claro —dice el chico muy amable —. Gath lleva a nuestro invita al baño —dice el chico y un señor se acerca a mí y yo simplemente lo sigo.

Al estar en el lugar, ni siquiera notó como es el lugar simplemente me quedo viendo fijamente en el espejo y por un momento una lágrima quiere escapar de mi ojo, estoy empezando a sentir la ausencia de mi familia y aunque parezca que soy fuerte, alguien que sabe mantenerse, no lo soy. Mis emociones siempre han sido una ventaja y también desventaja de mi vida.

Los quiero ver.

En eso alguien toca la puerta.

—¿Sí?

—Me gustaría hablar contigo jóven Rahîm.

Mis ojos se abren y en eso empiezo a secarlos, quito todo rastro de tristeza.

O eso creó.

Abro la puerta y salgo, la veo ahí parada enfrente de mí y no se cómo actuar.

Me siento nervioso.

Agachó un poco mi cabeza —. ¿Que desea de mí, señorita? ¿Porque vino hasta aquí?

Mis ojos están viendo al piso, siento que no puedo mantener su mirada. No se que sea, talvez su belleza que irradia tanta luz que provocan que mis ojos se quemen.

El señor que vino conmigo no está.

—Mírame a los ojos —su vos es aplastante.

Mi pecho empieza a doler.

¿Porqué siento ésto? ¿Que me está pasando?

Mi rostro se levanta lentamente, hasta que mis ojos se conectan con los suyos.

¿QUE ME SUCEDE?

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¡Hola chicos!

¿Cómo han estado?, espero que muy bien. Ya los extrañaba mucho.

Primero que nada, disculparme con todos ustedes por el retraso. He empezado una nueva etapa en mi vida y ha sido complicado acostumbrarme pero pronto estará todo muy bien.

Una brisa que llenara el corazón de nuestro chico.

Pero cuidado porque hay límites.

Los AMO a todos.
Alegran mis días con sus comentarios.