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01. Visita Inesperada

01

Ibrahîm Pavanelli.

El viento sopla fuerte en las calles el clima en Italia ha estado extraña últimamente por momentos se siente frío y en otros cálido, en veces hay vientos fuertes como ahora y también donde el aire apenas sopla.

—Rahîm apúrate que se hace tarde.

Algo que muy a menudo pasa en Milán es el tráfico, resulta que con mi amigo Joseph teníamos que estar temprano en la Universidad para un trabajó pero nos agarro esta lluvia de carros que tanto odio, lo bueno es que ahora ya estamos dentro solo nos toca apurarnos para llegar a nuestro destinó, ahorita Elisa nos ha de estar matando con la mente.

—¿Que piensas que hago?

—Camina un poco mas rápido, entonces.

—Bueno.

Le ponemos acelerador a nuestros pies y corremos al salón que nos toca, tratamos de ser precavidos para que ningún maestro nos cache corriendo ya que sí pasa eso nos puede atrasar mucho y es lo que menos necesitamos.

Cuando llegamos los dos nos detenemos rápido y tratamos de actuar lo mas normal posible, que no se note nuestro retraso.

—¡Se supone que tenían que estar aquí hace media hora! —nuestra queridísima amiga Elisa se acerca hecha una fiera —. Por suerte para ustedes el profesor Alec tuvo un problema y se retraso.

Suelto un respiro de alivio, temía de que nos fuesen a cancelar el trabajo o algo así. Joseph sonríe y Elisa solo se próxima con el trabajo que tenemos que exponer.

Después de cinco minutos el maestro Alec entra al salón y yo solo empiezo a respirar para sentirme tranquilo porque me estoy empezando a sentir nervioso. El profesor puede llegar a ser un hombre muy intimidante y eso causa cierto miedo en uno que talvez va a presentar alguna tarea. Muchas veces a diferentes estudiantes les ha rechazado sus trabajos porque precisamente no fue de su agrado.

Si pasamos este trabajo con mis amigos terminamos el año de universidad. En todas las clases nos ha ido muy bien y solo nos falta está la que más odiamos, por lo menos yo.

Álgebra.

—¿Ya están todos listos? Disculpen por llegar un poco tarde pero es que tuve un problema con unos papeles —el profesor dice y yo solo pienso que es una bendición de que llegue tarde.

En eso el tiempo avanza y poco a poco los grupos pasan a exponer los temas impuestos por el maestro. Por cierto a nosotros nos toca exponer sobre los derivados y eso enserio me estresa. La verdad la metería en general me irrita.

—Equipo número ocho, les toca —al escuchar al profesor se me activa el modo serio. Si algo no le agrada a él es que tomen como burlas las exposiciones. Nos acomodamos, Elisa se encarga de las diapositivas de que cada una de ellas transcurran en orden y no haya un relajo y de conectar todo. Eso no es problema para ella, si alguien sabe muy bien el significado de orden, esa es Elisa.

La exposición empieza, nosotros hacemos lo que tenemos que hacer, tratamos de ser lo mayormente específicos con el tema para poder conseguir la mejor nota posible. Cuando ya terminamos el profesor Alec nos queda viendo y simplemente nos dice que tomemos asiento.

Por un momento pensé que nos diría que estuvo horrible.

Nos acomodamos con los chicos y sonrió —. Que pasé lo que tenga que pasar —comentó.

—Yo creo que lo hicimos bien —Joseph nos da consuelo.

—Eso espero —dice Elisa.

En este momento todos estamos algo tensos, obviamente nadie se quiere quedar en la clase y menos cuando ya va a terminar el año, todos queremos pasar.

Los minutos pasan hasta que todos los grupos terminan de exponer, él maestro nos comunica que por correo nos va a enviar a cada grupo, nuestros resultados que si me preguntan, sacamos buena nota. Nos despedí y todos salimos del salón. Con los chicos caminamos y al primer lugar que vamos es a un puesto de hamburguesas que queda cerca de la Universidad, súper recomendable.

Al llegar nos acomodamos en una mesa y ya sabiendo lo que vamos a pedir, ordenamos la comida.

—Siendo sincero pensé que sería peor —comenta Joseph.

—Ya somos dos —le sigo a mi amigo.

—El maestro Alec no es tan malo —dice mi amiga y yo solo niego por completo.

—Elisa, el profesor Alec es el diablo en persona no tiene piedad de nadie —digo por que es la verdad es un completo desgraciado, es verdad que muchos se pasen de holgazanes pero hay otros que hacen lo posible por pasar y tienen dificultad y al maestro no le importa.

—Dramático —dice y voltea los ojos.

—Rahîm, a Elisa le gusta el profesor y por eso lo defiende mucho —comenta Joseph y Elisa solo le suelta un golpe en el brazo.

—¡Deja de decir estupideces! —Elisa se sonroja e insulta a Joseph.

La verdad es esta, Elisa es una chica que desde joven le han atraído los tipos, inteligentes que impongan autoridad y pues esas son las mayores cualidades del Profesor Alec, además que él no es tan viejo, solo tiene como 35 años y ella 22 así que no importa, ya es mayor de edad.

En eso mi teléfono suena, los chicos se callan de discutir y yo solo tomo el aparato, me doy cuenta que se trata de una llamada.

Mi madre. Seguro quiere saber cómo salí en el trabajo.

—Si mamá —contestó y mi amigo Joseph empieza hacer muecas como de bebé le muestro el dedo de inmedio y sonrió.

—Hola hijo, como te fue con la exposición. Me puse un poco preocupada —mi madre es una mujer maravillosa a pesar que estoy viviendo en un departamento con mi amigo siempre trata de saber como me encuentro, si necesitó algo que no dude en pedirle su ayuda y así está al pendiente en muchas otras cosas. Por eso el imbécil de Joseph me molesta.

Otros talvez se molesten por que las madres les pregunten cosas pero a mí no me molesta, al contrario me agrada saber que mi madre siempre está ahí para mí.

—Nos fue bien mamá, solo falta a que él maestro nos dé la nota.

—Espero que te haya ido bien hijo.

—Gracias mamá.

—Bueno hijo te dejo que tengo que trabajar, te amo mucho.

—Igualmente mamá, bye.

—Casi se me olvida, invita a tus amigos a mi casa el viernes en la noche, les tendré una cena.

—Ok mamá.

Cuelga la llamada y sonrió por lo afortunado que soy por tener a una mamá así, tan cariñosa, consiente, enojada también pero lo mejor lo mucho que ha perseverando por tratar de que tenga todo lo que necesito y más.

—Qué lindos —Elisa sonríe —. Tu deberías ser así con tus padres, Joseph.

—Yo no soy así Elisa.

—No me vengas con tus pendejadas de chico frío, Joseph.

—Chicos, mi madres los invito a una cena, el viernes.

—Tan linda tu madre, obvio que voy —Elisa confirma y pues Joseph no es la excepción.

—Cuando se trata de la comida de la señora Sophia, no falto —Joseph y mi madre ya se conocen, podría decir que hasta amigos se volvieron. En eso traen las hamburguesas y felizmente empezamos a saborear estas delicias, él que las inventó merece ser recordado por siempre.

◇◇◇

—Joseph apurate, que tenemos que pasar por Elisa.

Este es mi amigo, él que se alista a último momento cuando ya todos están a momento de salir —. Tranquilo, que estoy seguro que tu madre nos espera —comenta relajado y yo solo sacudó un poco mi pelo.

Sale de su habitación ya listo, con algo casual —. ¿Y que fue lo que te hiciste tanto que te tardaste como mujer?

—Es que acaso no ves, me veo increíble —volteo los ojos, sus niveles de narcisismo son hasta el infinito.

¡Dame paciencia señor!

Tengo que empezar a rezar por que si no, me vuelvo loco con Joseph.

Caminamos al auto de mi amigo (Sí, lo sé, tiene un auto) ¿Cómo? Pues sus padres se lo compraron porque con lo que conseguimos en el trabajo no nos alcanza. Mi madre me ha querido ayudar para comprarme el mío pero he decidido en no molestarla.

Lo voy a conseguir por mi propia cuenta.

Ya dentro del carro, avanza y en menos de 15 minutos llegamos al hogar de Elisa que por cierto ya está lista esperándonos en la puerta. Al vernos se aproxima y rápido se monta en el auto.

—¡Hola chicos!

—Hola —contestó y de igual manera Joseph.

El carro arranca y nos vamos directo a la casa de mi madre, el viaje lo siento un poco lento pero de igual forma estoy alegre de ver a mamá.

Elisa esta entretenida en su celular y a mí solo me queda ver vídeos por que nadie me escribe.

Bueno, eso se escucho muy triste.

Al llegar bajamos del auto y rápido llegamos a la puerta de la casa y tocamos. Es una casa bien grande.

Mi madre abre.

—Por fin estan aquí —comenta ella alegre de vernos. Mis amigos la saludan primero y yo al finalizar le doy un cariñoso abrazo —. Me hacían mucha falta verlos.

—A nosotros también, señora Sophia.

Entramos y ella le indica a mis amigos por donde, yo me voy directo al baño a hacer mis necesidades. Termino de hacer y me limpio, camino al comedor solo para encontrarme con un banquete. Cuando de comida se trata mi madre no le falla a nadie.

—¿Alguien más va a venir o solo nosotros nos comeremos esto? Por que si es así no tengo problemas —comentó alegre.

—Tu tía Elena, va a venir así que no te emociones mucho —sonrío.

—Que bueno, ya tenía tiempo que no la veía.

—¡Me alegra oír eso! —la vos de mi tía nos asombra. Al verla me acerco a ella y le doy un fuerte abrazo. Ella es importante para mí, es como mi segunda mamá —Que gustó volver a verte cariño.

—Igualmente tía.

—Bueno pues, siéntanse que ya les voy a servir la comida —mi madre nos avisa y cuando ella avisa hay que hacer caso.

—Tía, ellos son mis amigos, Joseph y Elisa —comentó.

—Encantada.

—Igualmente —dicen mis amigos al unísono y mi tía sonríe.

—Que tierna pareja —dice mi tía Elena y yo solo río al escucharlo, Elisa por poco y se ahoga con lo que escucho y  Joseph simplemente hace una mueca.

—No somos nada —Elisa se apresura a hablar.

—Disculpen pensé que sí eran —mi tía se siente avergonzada.

—No se preocupe.

Mi madre nos sirve la comida a todos, los minutos pasan y el momento entre todos se vuelve más hogareño de lo normal. Todos actuando como una gran familia feliz.

Después de las historias de mis amigos y comer bien, mi madre me humille delante de todos enseñando fotos que no tiene que enseñar y contándole mis momentos más vergonzosos.

En eso se escucha el timbre.

Todos nos detenemos y le preguntó a mi madre si espera a alguien pero ella simplemente niega. En eso veo a mi madre levantarse de su asiento pero la detengo.

—Yo iré a abrir madre, tu quédate aquí.

Ella me sonríe.

Camino para ver de quién trata.

Abro la puerta y me sorprendo de lo que veo. Es una mujer elegante, Bonita y que parece de alta clase, solo con ver sus collares.

—¡Hola! —saluda.

—hola.

—¿Por casualidad aquí vive una mujer llamada Sophia Pavanelli?

—Sí, es mi madre ¿Quien la busca?

Los ojos de la mujer se abren al escuchar las palabras de mi boca —. ¿hijo?

—Sí —contestó y yo solo me preguntó en mi cabeza si ya la habré visto antes.

—Dile que la busca una vieja amiga.

—Bueno, espere un momento.

Camino de nuevo al comedor y le aviso a mamá sobre la mujer que la busca, ella queda en la nube y me sigue. Mi madre se acerca a la puerta y la mujer se encuentra de espalda —. ¿Quien me busca? —mi madre pregunta.

—Hola Sophia —la mujer se da vuelta y mamá al ver su rostro se sorprende mucho.

Y en eso mamá menciona su nombre.

—Tahira.

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Hola chicos!!

Ya empezamos con una nueva historia y un nuevo problema por resolver. Les agradezco desde antes por apoyarme con mis historias.

Esto se va a poner ardiente.

Love You!

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