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Capítulo 95. Los Kairos

La normalidad al fin había vuelto en el grupo tras la reconciliación de Lara y Raph. El cambio fue cada vez más notorio en los días posteriores.

Habían dejado de ser los deprimidos y apagados del grupo, a volver a ser lo que eran desde siempre.

Junto con la relación recién iniciada de Donnie y Nora, la reconciliación de Lara y Raph eran de las mejores noticias que alegraban el ambiente en las alcantarillas.

Seguía sin haber rastro de Shredder, ni tan siquiera un ápice de actividad entre la ciudad. Pero una cosa estaba clara: Lo que sea que esté planeando, cambiarán las cosas para peor. Cosa que las tortugas y todos los demás estaban convencidos.

Mientras tanto, las tortugas debían lidiar con los asuntos de sus parejas:

Nora ya había dado comienzo a su cuarto y último curso de Universidad, lo que le sumaba, o restaba tiempo para pasar el tiempo con Donnie.

En cambio, Lara volvió a acudir al gimnasio de Kick boxing, esta vez sólo por diversión. Y por supuesto, le volvieron las ganas de darse vueltas en su moto por las mañanas. Obviamente, volvía a pasar el resto del tiempo con Raph.

Claro que de vez en cuando se escapaban al apartamento. Era como volver a los tiempos en los que se escabullían juntos para tener intimidad. Algo que les resultó muy tentador, sobre todo tras reconciliarse.

Leonardo se vio en la necesidad de involucrarse en la situación de su novia. Era una situación que él no tenía asumida, no le convencía por nada.

El hecho de que Sara tenga la responsabilidad de dirigir la banda que una vez fue la mafia que tanto los persiguió, le daba muy mala espina. Por lo que se comprometió a acompañarla a todas y cada una de las reuniones con el colectivo.

La tortuga se encontraba al fondo junto a Jack, a la espera de que Sara iniciara con la reunión. Consistía en los primeros pasos del liderazgo de la morena en la banda.

Sara: Hoy estoy aquí para explicaros cómo vamos a funcionar a partir de ahora. Me encantaría que recordéis este día, porque a partir de ahora, esta familia se desliga completamente de las mafias. —Sentenció.—

Aquello alarmó a todos los miembros. Entre todos se murmuraban en voz alta unos a otros, preguntándose qué sería de ellos ahora. Leonardo y Jack tan sólo se limitaban a observar.

Sara: Sí, soy consciente de vuestra función durante estos años. Y desde luego, sé del único jefe que os ha guiado. Sin embargo, ese rumbo es impropio de mí persona, y el menos indicado para nuestra familia. —Anunció convencida de sus palabras.—

Continuaron murmurando entre ellos, notándose la confusión en el ambiente. Uno de ellos se mostró voluntario para cuestionar en nombre de todos una pregunta común.

¿?: Entonces, ¿qué se supone que tenemos que hacer? ¿Cuál será nuestro recorrido a partir de ahora?

Sara: Lo que necesitáis para avanzar, es bien, para vuestro rumbo, para alcanzar una nueva vida, y lo más importante, para recuperar la esperanza. —Respondió con entusiasmo.—

Esta vez entre el colectivo no se escuchó ni un sólo murmullo. Leo y Jack se miraron entre ellos con confusión, asombrados de la manera en la que habían captado la atención en Sara.

Sara: Habéis llegado hasta aquí formando parte de una organización criminal. Eso va a cambiar. Ahora seremos nosotros quienes persigan a los criminales que se dedican a pasar la línea teniendo los equívocos ideales que hacer injusticias está justificado. ¡Pues no! —Exclamó logrando captar toda la atención del colectivo.—

Cada uno de los integrantes se mostraban de acuerdo ante el cambio que pretendía realizar la morena para guiarles.

Estaban convencidos de que continuar en el camino criminal les llevaría a un callejón sin salida, y era el momento de encontrar un camino en el que pudieran avanzar en sus vidas independientemente.

Sara: Seremos nosotros, los "Kairos", quienes vamos a demostrar que las injusticias sólo traen más injusticias. Nos beneficiaremos de sus errores, porque con ayuda del bien, conseguiremos lo que nos propongamos. ¡Todos juntos, seremos más fuertes! —Sentenció alzando aún más la voz, mostrándose motivadora.—

Todo el colectivo junto gritó un mutuo "sí", conformes con el discurso, y de acuerdo con las intenciones en las que lograrían salir adelante. Las palmas resonaron en la sala, aclamando las buenas intenciones con las que Sara los guiaría.

La morena les dedicó una cálida y amplia sonrisa, y se retiró del centro de atención.

Jack: Es increíble, ¿verdad? —Preguntó entusiasmado, y orgulloso da la morena.—

Leo: Increíble es que ella crea que va a salir algo bueno de todo esto... —Respondió seriamente cruzando los brazos.—

Jack: Vamos, Leonardo. Si me lo hubieran dicho hace años atrás, la verdad es que no me habría sonado tan disparatado. —Dijo tratando de sonar convincente.—

Leo: ¿De verdad crees qué todo lo que va a conllevar para ella va a ser bueno? Yo no lo creo, y eso es precisamente lo que me preocupa. —Indicó con preocupación.—

Jack: No te voy a engañar, va a ser duro. Pero oye, no todas las organizaciones criminales cuentan con ninjas como vosotros. —Señaló dándole leves codazos.—

Leo: Sigue sin convencerme, Jack... —Respondió indiferente.—

Jack: Mira, yo no he sido capaz de sacarlos adelante a pesar de haberlo intentado. Y créeme, me gustaría, pero acabaría resultando un caso perdido. Esta gente necesita un escape, Sara es la que puede darles esa ayuda. —Explicó tratando de hacerle entender la situación.—

Leo: Ha crecido rodeada de todos vosotros, lo sé. Pero... ¿Por qué ella? Tiene que haber otra alternativa para ellos, no Sara. —Replicó en desacuerdo.—

Jack: Me queda claro que no te gusta la idea. Pero debes aceptar que Sara es quien es gracias a las dos familias en las que ha sido criada. Es parte de ella, y ha acabado afrontándolo. No te queda otra que hacer lo mismo por ella, compañero. —Sentenció transmitiendo la claridad de la situación.—

Leo: —Meditó en silencio lo que acababa de escuchar. No podía negarlo, tenía razón. Pero nada le hacía cambiar de perspectiva el hecho de que Sara se responsabilice.— Eso no la responsabiliza de esto...

Jack: Así es. Pero ella tiene sus propios motivos. No me los ha contado, pero, deben de ser buenos, ¿no crees? —Cuestionó mostrando cierta curiosidad por los motivos de la morena.—

Leo: —Los motivos de la morena eran una incógnita, incluso para él. No tenía duda de que fuesen buenos, pero nada justificaba esa gran y peligrosa responsabilidad.—

Por el momento, Sara ya había hecho suficiente con la reunión. Ahora debía tomarse el tiempo para escoger el primer paso.

Jack permaneció junto con la banda, mientras que Sara y Leo se retiraron del lugar. Ambos montaron en la tortugoneta rumbo a la guarida.

El trayecto estaba siendo un tanto tenso, pues ambos empezaban a discutir del cargo que había asumido Sara.

Leo: Sara, tenemos que hablar esta situación con profundidad... —Indicó dirigiendo la mirada a su novia, sentada en el asiento de Raph.—

Sara: ¿Otra vez? —Preguntó en un tono de agotamiento.—

Leo: Sara... —Resopló.— ¿Eres consciente de la responsabilidad en la qué te has metido?

Sara: No acepté por nada, tampoco por desconocimiento. —Respondió seriamente, y soltó un pesado suspiro.— Leo, tú bien sabes que me sentiría mal si no asumiría el cargo.

Leo: Pero no estás en la obligación de asumirlo. Tú no eres la responsable del camino al que ha conducido Ángel a esa gente. —Replicó.—

Sara: No busco corregir sus errores. Solo quiero darles una oportunidad a esa gente. Darles una esperanza que perseguir. Eso es todo. —Dijo seriamente.—

Leo: ¿A costa de todo lo que ha construido? —Cuestionó frunciendo el ceño.—

Sara: Dime, ¿qué otra elección hay? No se puede hacer nada mejor por ellos. —Replicó seriamente.—

Leo: —Suspiró de agotamiento.— No sé yo, Sara. Tus intenciones son buenas, pero todo lo que esto conlleva... Es lo que más me preocupa. —Indicó mostrando su preocupación.—

Sara: Ya te lo he dicho varias veces, Leo. —Soltó un pesado suspiro de agotamiento.— Confía en mí, por favor.

Leo: —Meditó la petición de su novia por unos segundos.— Vale. Pero no te canses de tenerme por medio, porque no pienso dejarte cada vez que vayas a actuar. ¿Entendido?

Sara: —Reaccionó un tanto asombrada a su condición, era de esperar de él.— Claro, mí intrépido líder.

Leo: Lo digo en serio, Sara. —Recalcó seriamente.—

Sara: Yo también. —Respondió. Le llegó a la mente una idea traviesa y juguetona que no quería dejar ir.— Espera, Leo. Para aquí.

Leo: —Alarmado ante su petición, frenó el vehículo. No habían llegado aún, por lo que se encontraban en mitad del túnel.— ¿Qué pasa? ¿Estás bien?

Sara: Sí. Es sólo que... Estaría bien tener un ratito para nosotros, ¿no te parece? —Sugirió coqueta junto con una sonrisita.—

Leo: Claro, cuando lleguemos a

Sara: Aquí, me refiero en este momento... —Interrumpió nuevamente esbozando una sonrisita juguetona.—

Leo: ¿Ahora? —Preguntó con confusión.—

Sara: Bueno... ¿Alguna vez no has querido pasar el rato en la tortugoneta? —Preguntó coqueta levantándose de su asiento.—

Leo: ¿Y por pasar el rato te refieres a...? —Tenía una ligera idea de lo que pensaba su novia, pero quería incitar a que lo dijera.—

Sara: Ya sabes, tú, yo, los dos solos... —Insinuó coqueta acercándose a él, y se sentó sobre sus piernas abrazándolo por el cuello.—

Leo: Pero... ¿Aquí parados? ¿Acaso no puedes esperar? —Preguntó travieso y burlón mientras rodeaba su cintura.—

Sara: No es eso. —Negó riéndose levemente.— Últimamente nos llama hacer travesuras, y hasta ahora no lo habíamos pasado tan bien. ¿No crees qué es tentador? ¿Mm? —Cuestionó coqueta, mientras jugaba con los extremos de su bandana.—

Leo: Si es una estrategia para convencerme de tu cargo, estás jugando con fuego. —Amenazó burlón con una sonrisita traviesa, mientras acariciaba las curvas de su cintura.—

Sara: Buena opción, pero no es el caso. —Respondió burlona riéndose levemente.— Tú asiento parece cómodo. —Indicó en un tono traviesa, y comenzó a repartir besos por su mejilla.—

Leo: Lo es, también espero que sea resistente. —Bromeó riéndose levemente. Atraído por la traviesa idea de su novia, topó sus labios con los suyos brindándoles cortos besos y suaves mordiscos.—

Sara: —Río levemente por el comentario de la tortuga. Sonrío ante las acciones del líder y tampoco se quedó atrás, hizo lo mismo que él añadiendo unas caricias por sus músculos.—

Leo: Cuando te pones así no puedo pensar con claridad. —Indicó coqueto entre un beso cada vez más prolongado y apasionado.—

Sara: Piensas demasiado, algún remedio tengo que darle a eso. —Respondió en el mismo tono sin despegar sus labios de los suyos, al mismo tiempo que lo abrazó por el cuello.—

Leo: —El beso se hizo cada vez más húmedo, siendo ahora un beso con lengua. Llevó una de sus manos hasta su espalda sobre la camiseta, mientras que la otra exploraba su cintura.—

La pareja reconciliada tampoco perdía el tiempo. Ambos habían planeado escaparse nuevamente al apartamento.

Esta vez querían disfrutar de la soledad entre ellos dos, y un poco de cerveza para acompañar la velada...

La pareja se encontraba recostada en el sofá, riéndose entre ellos.

Lara: Así que, ¿yo aparecía en tus alucinaciones? —Preguntó frunciendo el ceño tomando un trago de cerveza.—

Raph: Te tenía presente en mí cabeza cada minuto del día, ¿qué esperabas? —Río levemente.—

Lara: Como haya aparecido en forma de bicho, será mejor que empieces a correr. —Amenazó no pudiendo evitar soltar una risita burlona, dejando la botellita sobre la mesa.—

Raph: ¿Tú, en forma de insecto? Me habría gustado verlo. —Admitió burlándose de la pelirroja.—

Lara: Serás tonto... —Agarró uno de los cojines del sofá para golpearlo.—

Raph: Ah, ¿con qué esas tenemos? —Esquivó el cojín cuando la pelirroja trató de golpearlo nuevamente. Rápidamente comenzó a hacerle cosquillas en sus puntos débiles.—

Lara: ¡No, eso no! ¡Quieto! —Trató de librarse de las cosquillas apartándose de él, pero le resultaba más difícil contener la risa.—

Raph: Vamos, ¿ya te rindes? —Preguntó burlón ante su poca resistencia y continuaba con el ataque de cosquillas.—

Lara: ¡Raph, no! ¡Para ya! —Exclamó desesperada ante lo superior que era el ataque de cosquillas para ella. Cada vez le costaba aguantarlo, por lo que intentó rodar por el sofá para liberarse.—

Raph: —La tortuga no paraba de reír ante todos los intentos de la pelirroja por liberarse de su ataque de cosquillas.—

Lara, Raph: —La pelirroja rodaba por el sofá logrando evadir el ataque de cosquillas, pero la tortuga no la dejaría libre. Ambos acabaron acostados, con Raph sobre la pelirroja. Conectaron sus miradas con la respiración ligeramente agitada.—

Raph: Echaba de menos tú sonrisa... —Admitió dedicándole una embobada sonrisa. No ha sido poco el tiempo que dejó de apreciar aquella sonrisa que adoraba.—

Lara: —Aquello la hizo sonrojarse ligeramente, provocándole una ligera risita desviando la mirada.— Y yo a ti.

Raph: —Sonrió ampliamente por su respuesta. Con calidez acarició su mejilla.— ¿Sabes? Deberíamos pasar más tiempo en la mansión, el apartamento ya se me hace pequeño.

Lara: ¿Se te hace grande aún teniendo a Sara y Leo en el mismo plan? —Preguntó sarcástica.—

Raph: Bueno, vale que nuestras habitaciones están pegadas. Pero tenemos más por donde estar por lo inmensa que es. —Sugirió de forma indirecta, y depositó varios besos en su mejilla.—

Lara: ¿Estás diciendo qué quieres hacerlo por toda la mansión? —Preguntó burlona frunciendo el ceño.—

Raph: Yo no he dicho eso, pero si es lo que tú quieres... —Respondió pícaro bajando los besos a si cuello.—

Lara: No voy a cumplir tus deseos tan fácilmente. —Rió burlona ante su intento.—

Raph: ¿Sólo son los míos? —Se separó ligeramente de su cuello para dedicarle una mirada burlona frunciendo el ceño.— Tú opinión cambia cuando bebes un poco de esa cerveza.

Lara: Me hace desvariar. —Respondió sarcástica riéndose levemente.—

Raph: Buen intento, pero a mí no me engañas. —Riéndose de la pelirroja, le depositó varios besos en sus labios.—

Lara: Tampoco era mi intención. —Respondió en un tono coqueta, y atrapó sus labios con los suyos.—

Raph: —Correspondió el beso gustoso, disfrutando de sus labios mientras le brindaba unas suaves caricias sobre su cintura hacia su espalda.—

El teléfono móvil de la pelirroja comenzó a sonar. Alarmada, la pelirroja prestó atención a su teléfono.

Se trataba de una llamada entrante de su padre. Se separó de la tortuga para sentarse cómodamente sobre el sofá, y alcanzó el teléfono para contestar.

Lara: Hey, papá. —Saludó aún asombrada por la inesperada llamada.—

Roth: Lara, ¿dónde estáis? —Preguntó notándose cierta intriga.—

Lara: —Ante la pregunta, pensó que no era conveniente decir que estaba con Raph en el apartamento.— Pues... en la guarida, ya sabes, con los chicos.

Roth: Ah, menos mal. He llamado a Sara pero no me ha contestado. Me había empezado a preguntar. —Admitió soltando un pesado suspiro de alivio.—

Lara: No se habrá enterado. —Justificó encogiéndose de hombros.— Oye, ¿qué te cuentas?

Roth: Precisamente llamaba para eso. Estoy aquí, en la mansión.

Lara: —Se exaltó con los ojos abiertos como platos.— ¿Qué? ¿Estás aquí? ¿Cómo...? ¿Cuándo has llegado? —Preguntó con confusión.—

Roth: Hace un par de horas. No os dije nada para daros la sorpresa, pero ya me estaba atacando la ansiedad.

Lara: Culpa tuya por no avisar. —Regañó a su padre tras la inesperada situación.—

Roth: Vale, lo siento. ¿Os falta mucho para volver? Quiero enseñaros algo muy importante. —Indicó entusiasmado.—

Lara: Am... No, no. Ahora vamos para allá. —Respondió.—

Roth: Hasta después, y tened cuidado.

Lara: Sí, sí, hasta luego. —Tras colgar la llamada, su rostro era un auténtico poema.—

Raph: —Sentía la mutua sorpresa tras la inesperada llegada de Roth a la ciudad.— ¿Ha vuelto tú padre?

Lara: Y no tiene nada mejor que hacer que aparecer sin avisar... —Indicó con indignación.— Mierda, y no le he dicho nada de lo nuestro...

Raph: Entonces vayamos a darle la sorpresa. —Dijo entusiasmado.—

Lara: Espera, espera. Antes tengo que llamar a alguien. —Indicó buscando el número de la morena.—

La pareja jadeaba con agitación, ambos habían acabado agotados tras sus travesuras. Sara se recargó sobre el plastron de su novio con la cabeza apoyada en su hombro, mientras que Leo tenía la cabeza hacia atrás tratando de aligerar su agitada respiración.

Les resultaba gracioso, pero a pesar de ser una de las veces un tanto agotadoras, resultó ser una de las más placenteras que ambos habían tenido.

Leo: Nunca pensé que haría algo así en la tortugonta, pero me ha sorprendido para bien. —Dijo en un tono pícaro riéndose levemente.—

Sara: ¿Ves? Ya te lo había dicho. Y además hemos cumplido una de mis fantasías. —Admitió un tanto avergonzada con una leve risita.—

Leo: ¿Por qué no me lo habías contado antes? —Preguntó con curiosidad mientras acariciaba su cintura.—

Sara: Si te lo contara ya no sería igual, ¿no te parece? —Preguntó en tono coqueta, y le brindó una cálida caricia en su mejilla mientras le repartía besos en la mejilla contraria.—

Leo: Buena observación. —Respondió gustoso por el gesto de la morena. No se pudo resistir a besar nuevamente sus labios.—

Sara: —Gustosa por sentir sus labios atrapados con los suyos, respondió el beso abrazando su cuello.—

La escena fue interrumpida por el sonido del teléfono de la morena. Ambos reaccionaron exaltados ante el sonido, el cual ya había sonado hace un rato.

Los dos se separaron dirigiendo la atención al teléfono de la morena, y se miraron entre ellos nuevamente.

Leo: Vamos, contesta. Tal vez sea importante. —Indicó presentando importancia a la llamada.—

Sara: Está bien. —Respondió resignada no sin antes depositarle otro beso en sus labios.—

La morena dirigió su atención a su teléfono, el cual se encontraba en el bolsillo de su pantalón tirado sobre el suelo.

Alargó la mano hasta el aparato, logrando alcanzarlo y percatarse que se trataba de una llamada entrante de la pelirroja.

Sara: ¿Si?

Lara: Qué, ¿te pillo liada? —Preguntó en un tono burlona.—

Sara: Ts... —Rodó la vista retórica tras su pregunta.— No. ¿Ocurre algo?

Lara: ¿A qué no lo adivinas? Papá está aquí.

Sara: ¡¿Qué?! —Reaccionó impactada pillándola completamente por sorpresa.— ¿Desde cuándo?

Lara: Un par de horas. Quería darnos una sorpresa, dice. No sé tú, pero yo no le he contado cómo van las cosas por aquí...

Sara: ¿Y yo qué? Yo tampoco le he dicho nada... —Indicó nerviosa llevándose una mano sobre la cabeza.—

Lara: Oh, es verdad. Gracias por consolarme. —Respondió burlona.—

Sara: —Molesta por su burla suspiró pesadamente.— ¿Te ha dicho algo?

Lara: Tiene algo importante que enseñarnos. No tengo ni idea de lo que puede ser, pero seguro que se quedará en nada en cuanto le digas en lo que andas metida.

Sara: Vale, ya lo sé. No hace falta que lo repitas. —Refunfuñó molesta y acogida por los nervios.— Ya vamos para allá.

Lara: Chao.

Sara: —Cuando colgó la llamada, se llevó ambas manos tapándose el rostro. Ahora tenía que asumir la situación de contarle a su padre lo que estaba llevando entre manos.—

Leo: Sara, ¿qué pasa? —Preguntó preocupado tras su desagradable reacción.—

Sara: Mi padre ha vuelto. Y ahora a ver cómo voy a decirle lo de la banda... —Indicó con desesperación, resoplando consumida por los nervios.—

Leo: Tranquila, ya veremos cómo se lo dices. Voy a poner esto en marcha. 

Al igual que la pareja, Lara y Raph se dirigieron hacia la mansión, donde Roth les esperaba.

Ambas parejas no tardaron mucho en llegar, pues incluso coincidieron justo en la entrada de la mansión.

Sin demorarse más, entraron encontrándose a Roth en el centro del salón esperando por ver a sus hijas después de tantos meses.

Roth: ¡Bienvenidas! —Exclamó alegremente abriendo los brazos esperando un fuerte abrazo.—

Sara: Qué bien verte, papá. —Dijo sonriente brindándole un fuerte abrazo.—

Roth: Yo también me alegro de veros. —Respondió devolviendo el abrazo.— ¿Y tú, Lara?

Lara: Qué pregunta más estúpida. —Respondió burlona brindándole otro abrazo.—

Roth: Menos mal, temía recibirte con malas pulgas. —Río bromeando sobre el temperamento de la pelirroja.—

Lara: Muy gracioso, viejo. —Se burló con el apodo riéndose levemente.—

Roth: ¿Viejo? Oh, muchas gracias. —Respondió retórico. Se alegró enormemente de la presencia de Leo y Raph.— ¡Chicos! Me alegra mucho veros.

Leo: Nosotros también. —Devolvió el cumplido con una amplia sonrisa.—

Raph: Se nos hacía muy extraño estar sin usted. —Dijo entusiasmado por su regreso.—

Roth: Nada de eso, yo siempre vuelvo. —Río leve y alegremente.—

Lara: Bueno, ya vale. ¿Qué es eso tan importante que nos tienes que enseñar? —Preguntó ciñéndose en lo importante.—

Roth: No he podido estar mucho tiempo al teléfono, pero todo ha sido por unos buenos motivos. El primero: Este documento. —De un maletín sacó un documento, el cual entregó a ambas.—

Sara, Lara: —La morena sujetó delicadamente el documento, mientras ambas lo leían a la vez en sus mentes. La expresión de sus rostros mostraban una gran sorpresa.—

Leo: ¿Y bien? ¿Qué es? —Preguntó alarmado por la expresión de ambas.—

Sara, Lara: —Ambas se miraron entre ellas sin dar crédito a lo que acababan de leer. Impactadas por tal noticia, se dirigieron a su padre.—

Lara: ¿Esto... esto va en serio? —Preguntó sin poder dar crédito.—

Roth: Sí. —Asintió expresando una alegre sonrisa.—

Raph: ¿El qué? ¿Puede alguien decirlo? —Preguntó lleno de inquietud.—

Sara: Entonces... ¿Vas a traer aquí a mamá? —Preguntó sintiendo cómo el pecho se le encogió por tal inesperada noticia.—

Leo, Raph: ¿Qué? —Preguntaron al unísono.—

Roth: Os debo una explicación: Llevaba varios meses asolado por un constante pensamiento. Comenzábamos a ser felices rehaciendo nuestras vidas, mientras que Amelia estaba abandonada en Nueva Zelanda. No podía aguantarlo más. —Explicó.—

Sara, Lara: —Se sintieron mutuamente impactadas. Nunca esperarían tal cosa. La realidad es que se sintieron abrumadas por el constante pensamiento que sufría su padre.—

Roth: Por eso he estado tan ocupado. No ha sido fácil, pero no me he rendido hasta lograrlo. Aún así, espero que os guste la noticia. —Dijo dedicándoles una cálida sonrisa.—

Sara: Papá... No puedo discutirte el que desearas traer a mamá a casa, nuestro nuevo hogar. Por mí está bien. —Conforme sonrío ampliamente.—

Lara: Yo... ¿Qué quieres que te diga? Me parece muy fuerte. —Dijo sintiéndose sobrecogida.— Pero... estoy de acuerdo con Sara. Es muy frío tenerla allí abandonada.

Leo: Creo que todos estamos de acuerdo. Una buena decisión, señor Cheryl. —Dijo sonriente.—

Roth: Me alegra escucharos. —Sonrió.— También me encargué de empadronarnos aquí, en la ciudad. Así que ya no hay complicaciones. —Indicó entusiasmado.—

Sara: Estupendo. —Dijo alegremente.— Habías dicho que había algo más. ¿De qué se trata? —Preguntó con curiosidad.—

Roth: Ah, cierto. Quería daros otra sorpresa: Vamos a hacer unas pequeñas reformas aquí. —Anunció entusiasmado.—

Lara: Eso ya no suena tan bien... —Indicó reacia de tan solo pensar en el escándalo y el ruido que conllevan las reformas.—

Roth: —Río levemente.— Tranquilas. He pensado que a todos nos vendría bien tener una sala especial para relajarnos. Y, ¿qué hay mejor que una sauna? —Indicó entusiasmado.—

Lara: ¡Eso sí suena bien! —Exclamó mostrando total entusiasmo.—

Sara: ¿La piscina no era suficiente? —Bromeó riéndose levemente.—

Roth: Puede, pero si no os gusta la idea...

Raph: Nos encanta la idea. —Indicó igual de entusiasmado que la pelirroja.—

Roth: No será lo único nuevo, habrán más cambios. —Sentenció sonriente.— Bueno, ahora os toca a vosotras. ¿Quién empieza?

Sara: Lara se muere por empezar. —Indicó apuradamente señalando a la pelirroja.—

Lara: Tranquila, tu turno llegará igualmente. —Le susurró burlándose de su intento por atrasar su situación.— ¿Notas alguna diferencia, papá?

Roth: Todo está igual. En cuanto a ti, pareces más calmada. —Tras mencionarlo, dirigió la mirada hacia Raph tiendo unas esperanzadoras sospechas.— Espera... ¿Puede ser?

Lara, Raph: —Ambos se miraron entre ellos, dedicándose una cálida y amplia sonrisa. Se depositaron un corto beso en los labios, y se abrazaron fuertemente.—

Lara: Puede. —Respondió alegremente mostrando una amplia sonrisa.—

Roth: ¡No puedo creerlo! Aunque, la realidad es que sí. —Río levemente lleno de alegría.— Qué alivio más grande, me alegra mucho este cambio para bien. —Indicó alegremente.—

Raph: Gracias, señor Cheryl. —Agradeció depositando un beso en la sien de su novia.—

Lara: Y, hablando de cambios... Venga, no hagas esperar a Sara. Casi no puede aguantar de las ganas que tiene de lo que va a decir. —Indicó dirigiendo la atención hacia su hermana.—

Sara: —Disimuladamente le dedicó una mirada asesina.— Bueno, en realidad no es para tanto... ¿Sabes qué Donnie y Nora están saliendo juntos?

Roth: ¿De verdad? —Reaccionó totalmente asombrado.— Vaya, quién lo diría...

Leo: Sí, no hace mucho que han empezado su relación. Una buena noticia, sin duda. —Dijo siguiendo a su novia, y sonriente por la pareja.—

Lara, Raph: —Ambos no pudieron evitar reírse por la resistencia que Sara mostraba a contar lo que tenía que decir.—

Roth: —Alarmado por las risas de la pareja, frunció el ceño confuso.— ¿Qué os hace tanta gracia a vosotros dos?

Lara: No sabía que Sara pudiera aguantar tanto para contarte lo más importante. —Respondió sarcástica sin dejar de reírse.—

Leo: —Dejó una mano sobre el hombro de su novia transmitiendo su apoyo. Serio, le indicó con un movimiento de cabeza hacia Roth que debía contarlo.—

Sara: —Con la atención en su novio, resopló de agotamiento.— Vale, ya está bien... Voy a contártelo sin rodeos, papá. —Sentenció seriamente.—

Roth: —Comenzó a preocuparse por el tono y la expresión que mostraba la morena.— Sara, ¿qué ocurre?

Sara: Yo... Estoy asumiendo el cargo de Ángel en la banda...

Roth: —Sintió cómo la sangre se congeló en cuestión de segundos. Abrió los ojos cual platos atónito por la noticia.— ¿Qué estás asumiendo que?

Sara: Siéntate. —Indicó señalando el sillón detrás de él, con la intención de explicarle la situación detalladamente.—

Roth no daba crédito a la situación en la que se veía envuelta su hija menor. Sara le recalcó que no había de qué preocuparse, pues ya no se trataba de dirigir una organización criminal.

La morena le explicó el contexto simplificado de tal situación. Como gran aporte, le mostró la carta que Ángel había escrito, declarando sus voluntades como testamento dirigido hacia ella.

La angustia se apoderó de Roth tras leer aquella inquietante carta, nunca se imaginó que fuese capaz de hacer tal cosa.

Como importante aclaración, Sara explicó sus motivos. Esa gente necesitaba una ayuda, una guía con la que avanzar para lograr una vida mejor.

Sara: Eso es todo. Sé que cuesta de asumir, la verdad es que todavía estoy en ello... —Río levemente.— No te parece correcto, ¿verdad?

Roth: Sara... —Resopló pesadamente.— Todo lo relacionado con ese canalla no es correcto. Pero... comprendo tú postura, y no puedo cuestionártelo. —Explicó entendiendo a su hija.—

Sara: —Sonrío ampliamente tras su respuesta.—

Roth: Sin embargo, no se puede negar de que se trata de una situación totalmente disparatada. —Indicó seriamente.—

Leo: Es precisamente lo que llevo tiempo intentando decirle. —Dijo seriamente cruzando los brazos.—

Sara: Creedme cuando os digo que puedo ayudar a esas personas, y hacer que ellos también nos ayuden. —Señaló razonando favorablemente la situación.—

Raph: Eso es un punto a favor. —Señaló sonriente.—

Lara: No entiendo qué tiene de malo. Es como tener un ejército en nuestras manos. No me digáis que no suena maravilloso. —Esbozó una sonrisa ladeada.—

Roth: No lo sé, es mucho que procesar... —Suspiró pesadamente.— Lo único que espero es que no te pongas en peligro.

Sara: No habrá problema. —Dijo en un tono calmado.—

Roth: Me gustaría distraerme y no pensar en el dolor de cabeza... ¿Os parece si os enseño dónde se realizarán las reformas? —Sugirió levantándose del sillón.—

A lo largo del día, tanto Roth como Leo mostraban su preocupación y no total aprobación por la situación de Sara con la banda.

La morena comenzó a frustrarse, no le hacía sentir bien aquello. Optó por salir y tomar el aire en el jardín.

Leonardo preocupado, se reunió con ella para tranquilizarla.

Leo: ¿Quieres hablar? —Preguntó preocupado.—

Sara: No. Os entiendo, ¿vale? Pero, me gustaría que también me entendáis. —Indicó frustrada.—

Leo: Claro que te entendemos, Sara. Pero, tienes que comprender que te enfrentas a una serie de peligros. —Señaló con preocupación.—

Sara: Lo tengo asumido, como todas y cada una de las cosas que he asumido a pesar de todo. Pero lo tengo decidido, y no sirve de nada que me pongáis esas caras... —Dijo frustrada cruzando los brazos.—

Leo: —Meditó un par de segundos lo que la morena acababa de decir. Estaba en lo cierto.— Tienes razón. De nada sirve poner caras raras, cuando ya está hecho... Lo siento, cielo.

Sara: Da igual. Sólo quería que lo comprendieras, y tú siempre me comprendes. —Dijo dedicándole una cálida sonrisa.—

Leo: Tú y Splinter sois los que más me comprendéis. Siempre lo soy, pero a veces no lo soy como debería cuando algo me preocupa, o me inquieta. Es justo eso. —Explicó.—

Sara: Ya lo sé, y no quiero que te mortifiques por ello. —Dijo depositando un cálido beso en su mejilla.—

Leo: —Sonrió gustoso por el beso.—

Sara: ¿Sabes? Creo que Don Vicioso y los suyos podrían ser una buena opción para empezar. —Sugirió pensativa.—

Leo: Sería favorable para nosotros, es preocupante el hecho de que poseen armas caza mutantes. —Respondió mostrando seria preocupación de lo que podrían llegar a hacer.—

Sara: Ya tengo una idea con la que pensar. —Río levemente.—

Leo: Tengo que preguntarlo: ¿Por qué "Kairos"? ¿Qué significa? —Preguntó lleno de curiosidad.—

Sara: Es una palabra Griega. Significa "momento adecuado u oportuno". Quiero hacerles creer en la esperanza, y que es el momento oportuno para ello. —Explicó esbozando una amplia sonrisa.—

Leo: Un nombre muy acertado. Y sin duda, una líder acertada. —Dijo con una sonrisa orgullosa—

Sara: Aprendí del mejor. —Devolvió el cumplido con una sonrisa.— ¿Damos un paseo?

Leo: Claro. —Aceptó sonriente. Ambos comenzaron a caminar, y rodeó su cintura atrayéndola hacia él.—

Sara: —Gustosa recargó la cabeza sobre el hombro de su novio, disfrutando del paseo junto a él.—

Vale, sí, este capítulo está muy regular... 😥

Pero no podía dejar pasar la oportunidad para dar pie a los ligeros cambios que voy a realizar con la mansión.

Llevo tiempo recreando la mansión en los sims 4, me está costando lo suyo, pero cada vez falta menos.

Así que, en cuanto termine de crear la mansión en los sims 4, os la enseñaré al igual que hice con el apartamento.

Y bueno, va faltando menos para lo mejor...

Sólo digo eso. 😏👏

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