Capítulo 93. Sentimiento Mágico
A Nora le resultaba imposible de evitar mirar a Donnie con otros ojos desde entonces. Sentía como si el tiempo se detuviera cada vez que se quedaba mirándolo.
En todo este tiempo no esperaba en absoluto que llegara a pasar algo así. De hecho, lo negó rotundamente aquella noche con las chicas.
Pero aquella sonrisita que se manifestaba siempre que pensaba en Donnie, la ayudaba a ver la situación con claridad.
Por su parte, Donatello pensaba en la sorpresa de que Nora estuviera cuidando de él cuando estuvo inconsciente tras aquella explosión.
Aunque últimamente le inquietaba el hecho de que Nora no diera señales en los días posteriores.
Pasaron la tarde juntos en la azotea de su casa como siempre, al día siguiente tras recuperarse, y después... Nada.
A medida que pasaban los días, se asombraba de que despertaran más sentimientos. Necesitaba quedarse en casa, reflexionar bien.
No quería echar a perder su relación con Donatello. Pensaba que si cometería algún error, afectaría la relación entre ellos.
Por supuesto, no estaba dispuesta a dejar que eso sucediera.
La rubia se encontraba encerrada en su habitación, sentada sobre su cama con las piernas cruzadas. Junto a ella se encontraba su gatita Dana, quien yacía acostada observándola.
Unos toques en la puerta sacaron a la rubia de sus pensamientos. Se trataba de su padre, quien portaba una taza de café.
William: ¿Te apetece café? —Ofreció acercándose a ella.—
Nora: Sí, gracias. —Agradeció con una sonrisa, y agarró la taza con cuidado.— ¿Tienes día libre?
William: No, qué va. Tengo que estar allí enseguida. Pero quería pasar un rato más con vosotros. —Explicó.—
Nora: Ya veo. —Sujetó la taza con ambas manos, y tomó un par de sorbos al café.—
William: Dime, ¿qué te preocupa? —Preguntó preocupado.—
Nora: ¿Hm? —Reaccionó abruptamente. Bajó la taza sujetándola con ambas manos, y lo miró.— ¿A qué te refieres?
William: Llevas días aquí encerrada, y pareces estar pensativa en todo el tiempo. —Indicó con preocupación.—
Nora: Am, bueno... —Titubeó sin saber qué responder. Evidentemente, no iba a decir que pensaba todo el tiempo en una tortuga mutante.—
William: ¿Es por ese canalla de Charles? ¿Te ha vuelto a molestar? —Preguntó seriamente.—
Nora: No, no. Es que... Me preocupa la dificultad de este próximo curso... —Se llevó la mano libre para abrazarse a sí misma, pensando que era una buena excusa.—
William: No me digas. ¿Tú, preocupada por la Universidad? Pero cariño, es el último año. Todos los anteriores los has superado excelentemente. Este no será la excepción. —Dijo sonriente tratando de animar a su hija.—
Nora: Eso espero. Tengo tantas ganas de ejercer como Criminóloga... —Suspiró pesadamente.—
William: Lo conseguirás. Sólo confía en ti misma. —Llevó la mano hasta el hombro de su hija, dedicándole una sonrisa transmitiendo su apoyo.—
Nora: —Agradecida por el gesto, le devolvió la sonrisa.— Gracias, papá.
William: De nada. Y anímate. ¿Vale?
Nora: Está bien. —Respondió sonriente.—
William: —Sonriente se retiró de la habitación cerrando la puerta tras salir.—
Nora: —En cuanto se fue, soltó un pesado suspiro de alivio. Por un momento pensó que este iba a dudar por su falsa preocupación. La idea funcionó.—
William: —Cuando dio media vuelta tras salir de la habitación, se encontró con la pequeña Alex de brazos cruzados con el labio torcido.— No es nada, sólo es la Universidad.
Alex: ¿Y te lo has tragado? —Cuestionó retórica frunciendo el ceño.—
William: ¿Y qué otra cosa puede ser? ¿Tienes alguna idea? —Preguntó esperando explicación.—
Alex: —Se le vino a la cabeza que podría tratarse de su "amigo especial". Nora le pidió total discreción sobre él, por lo que no convenía mencionarlo.— Nada, es la Universidad entonces.
William: Pues claro. —Respondió.— Bien, me voy al trabajo. Portaos bien, ¿vale? —Dijo con seriedad dirigiéndose a la entrada para recoger su equipo de policía.—
Alex: ¿Lo dices por mí? —Cuestionó molesta cruzando los brazos.—
William: Por los que dais más faena. Es decir, Liam y tú. —Respondió burlón.— Nos vemos a la noche. —Se despidió para después salir de la casa.—
Alex: No sabe lo que dice... —Refunfuñó. Tras recordar la situación con su hermana, dirigió la mirada hacia su habitación— ¿Por la Universidad? No me lo trago. —Sin dudarlo, entró en su habitación.—
Nora: —Reaccionó alarmada tras escuchar a alguien entrar en su habitación.— ¿Qué pasa?
Alex: ¿A quién quieres engañar, Nora? —Cuestionó frunciendo el ceño con los brazos cruzados.—
Nora: —Sintió un gran peso cuando observó que esta estaba convencida de que pasaba algo más.— Agh, cielos... Tú no... —Refunfuñó agotada.—
Alex: Y agradece que sea yo. —Acercó la silla de escritorio para sentarse frente a ella.— Venga, cuéntamelo.
Nora: No es nada... De verdad. —Hizo un intento por evadir la explicación.—
Alex: Charles ya no está, y tú nunca te preocupas por el curso siguiente. Tiene que ver con "tú amiguito", estoy segura. —Replicó esperando las verdaderas explicaciones.—
Nora: Alex, no... No lo llames así, porque... —No pudo continuar la frase, estaba convencida de que estaba a punto de delatarse.—
Alex: Ajá, sabía que es por él. —Indicó victoriosa.— Oye, siempre va todo bien con él. ¿Qué es lo que pasa?
Nora: Nada, no pasa nada. Es sólo que... Estaba pensando en una cosa que tengo que decirle... Pero no es nada importante. —Recalcó haciendo un intento de que la pequeña lo dejara estar.—
Alex: ¿Y qué tienes que decirle? —Preguntó con curiosidad.—
Nora: —Mostrándose nerviosa, miró de reojo hacia los apuntes de su escritorio. Mierda, los va a ver...—
Alex: —Notó su extraño comportamiento en estos instantes. Dirigió la mirada hacia donde parecía llamar su atención, y descubrió que sobre la mesa había un pequeño libro escrito con su letra.—
Nora: —Se alarmó cuando la pequeña se había dado cuenta. Se levantó de un salto de la cama en un intento por recoger aquel libro antes de que esta lo alcanzara.—
Alex: —Rápidamente, alargó el brazo logrando agarrarlo y llevárselo consigo unas milésimas de segundo antes que ella. Leyó lo que había escrito en una de las páginas, y se quedó anonadada.— Madre mía...
Nora: ¡Alex, devuélvemelo! —Exclamó arrebatándole el libro. Pero tras ver la cara de la pequeña, ya era tarde.—
Alex: —Dejó que le arrebatara el libro, se había quedado congelada ante lo que había descubierto.— Entonces... ¿Es eso? ¿Te gusta Donnie?
Nora: —Reaccionó nerviosa ante la pregunta de su hermana. Abrazó el libro prisionándolo en su pecho. Soltó un pesado suspiro para responder.— Sí...
Alex: ¡¿Y por qué no me lo has dicho antes?! —Exclamó enfadada.—
Nora: ¡Porqué ni yo me había dado cuenta hasta hace poco! —Respondió elevando también el tono.—
Alex: ¿Y cómo es posible eso? —Cuestionó confundida.—
Nora: Llevo mucho tiempo sintiendo una variación de emociones cada vez que paso el tiempo con él. Hasta hace poco, no le di importancia... Y sí, he tardado en darme cuenta.
Alex: ¡Qué fuerte! —Exclamó entusiasmada.— Aunque siempre es un rollo cuando los amigos se gustan entre ellos.
Nora: No ayudas... —Indicó frunciendo el ceño.—
Alex: No es por vosotros. —Explicó.— Oye, ¿en serio no te habías dado cuenta? Hasta yo me he fijado en tus sonrisas cuando lo mencionamos. —Recordó con una sonrisita.—
Nora: No exactamente. Como te decía, siempre lo he visto como un amigo. Pero, hasta ahora no había llegado a la conclusión de aquellos sentimientos... Es confuso, ¿vale? —Cuestionó agotada de aquella confusión.—
Alex: Vale, vale. Oye... ¿lo sabe? —Preguntó con curiosidad.—
Nora: No, nadie. Quise quedarme aquí unos días sin verle, para pensar... —Admitió dejándose caer hasta sentarse sobre la cama.—
Alex: ¿Y a qué estás esperando? Ve, y díselo.
Nora: No sé cómo va a reaccionar, Alex. —Indicó preocupada.—
Alex: ¡Pues seguro qué bien! —Exclamó tratando de convencerla.—
Nora: ¡Eso no lo sabes! —Replicó.—
Alex: ¡Lo qué sí sé es que la estás fastidiando por dejarle de lado sólo para "pensar"! —Indicó haciendo comillas con los dedos.— ¿Has pensado en cómo se estará sintiendo
Nora: —Reaccionó ante lo que acababa de escuchar. Alex estaba en lo cierto. Sabía que Donnie se vería confuso por su repentina ausencia, pero se había percatado que posiblemente estaba cometiendo un error.— Ay, no...
❇
Mikey estaba agotado del nerviosismo y alteración que presentaba su hermano de morado.
Donatello caminaba de un lado a otro, pensando en voz alta de los posibles motivos por los que Nora no quería verlo, ni hablar con él en estos días.
Donnie: Es imposible que sea por la Universidad, hasta dentro de unas semanas no empezará el último curso... ¿Quizá haya quedado con amigos...?
Mikey: ¿Con Sara y Lara? —Preguntó desinteresado observando a su hermano.—
Donnie: No lo creo. Lara siempre está en la mansión, y Sara pasa el tiempo con ella, con Leo, y con los de su banda. —Respondió.— Pero, si no ha estado con ellas... ¿Entonces con quién? Eso es lo que no comprendo...
Mikey: ...Agh. —Rodó la vista soltando un pesado suspiro, y dejó caer la cabeza contra la mesa, agotado por las paranoias de su hermano.—
Donnie: Charles se supone que ha salido de la ciudad... Un momento, ¿y si ha vuelto a ir por ella? ¿Y si la ha secuestrado? —Se preguntó alarmado y angustiado.—
Mikey: —Cansado de las paranoias del de morado, alzó la mirada frunciendo el ceño.— Tío, déjalo ya. Si eso hubiera pasado, lo habríamos sabido. Piensa.
Donnie: —Volteó habiendo escuchado el razonamiento de este. Lo pensó durante un par de segundos, y estaba en lo correcto.— Es verdad... Pero, entonces... ¿Qué le pasa a Nora conmigo...?
Mikey: Seguro que no es nada. Creo recordar que no es la primera vez que le perdemos la pista. —Supuso encogiéndose de hombros.—
Donnie: Siempre ha habido algún motivo: Los estudios, sus hermanos, sus padres, las chicas,... Y esta vez nada... —Indicó cabizbajo, sin lograr comprender qué le sucedía a la rubia.— ¿Qué es lo que debe estar pasando para que no quiera ni hablarme...?
Mikey: —Viendo a su hermano con preocupación, pensó que quizá había llegado el momento adecuado.— Oye, hermano, tal vez sea la oportunidad para decirle lo que sientes.
Donnie: —Alzó la vista abruptamente tras escuchar al pecoso. Volteó prestando toda su atención en él.— ¿Lo dices en serio?
Mikey: Sí. Quiero decir... Con April lo has intentado, pero aún así no has perdido nada. ¿Qué tal si aprovechas esta ocasión para hablar con Nora? —Sugirió tratando de ayudar a su hermano.—
Donnie: —Reflexionó por unos segundos la pregunta. Le encantaría, ahora que Charles ya no estaba para fastidiarlo. Pero, el miedo empezó a invadirle.— No lo sé, Mikey. Tengo miedo de arruinarlo todo...
Mikey: Tío, Nora es una amiga increíble. Se ha hecho amiga de todos nosotros, han pasado muchos meses y sigue con nosotros. Vamos, seguro que irá bien. —Dijo en un intento por animarle.—
Donnie: —Tras escuchar a su hermano, de nuevo volvió a reflexionar en la idea. Se moría de ganas por confesarle de una vez lo que siente. Aun así, ese temor le frenaba.— No sé qué debería hacer...
Mikey: Ánimo, hermano. No pierdes nada por intentarlo, Donnie. —Llevó una de sus manos hasta el hombro de su hermano, transmitiéndole su apoyo.—
Donnie: —Se quedó con la mirada perdida mientras la idea resonaba en su cabeza. No llegaba a ninguna conclusión, indeciso de lo que debería hacer.— Tengo que hablar con las chicas...
❇
Sara caminaba portando una pequeña libreta en la que no paraba de escribir.
Estaba tan envuelta con la situación de la banda, que necesitaba apuntar todas las ideas que se le pasaban por la cabeza.
Se trataba de sacar adelante a un colectivo que confiaba en ella para lograr algún escape en su vida. Y lo más importante... La esperanza que habían perdido.
Lara se percató del plan de la morena, la veía todo el día con la libreta y el lápiz por todas partes. Pero le restó importancia, en su cabeza sólo pensaba en una sola cosa...
¿Cómo es qué Raph no me ha mandado ni un sólo mensaje?
¿Y por qué diablos no ha vuelto a pasar por aquí?
Atormentada por esas incógnitas, pensó que la morena tendría la respuesta.
Se reunió con ella bajando las escaleras aún leyendo las anotaciones que había escrito.
Lara: Oye, me parece que mi móvil está fallando.
Sara: Oh, ¿por qué crees eso? —Preguntó aún bajando las escaleras mientras continuaba leyendo sus notas.—
Lara: Digo yo que está estropeado... Raph lleva por lo menos una semana sin enviarme mensajes. Anda, ¿te importaría enviarme mensajes, y lo comprobamos? —Pidió a su hermana.—
Sara: —Se detuvo en seco cuando escuchó a la pelirroja. Esperaba que en algún momento esta lo mencionara, pero no la forma en la que lo acababa de decir.—
Lara: ¿Qué? ¿Tan raro es lo qué he dicho? —Preguntó confundida.—
Sara: Lara, el fallo no es de tú móvil, sino tuyo. —Indicó seriamente.—
Lara: ¿Qué quieres decir con eso? —Preguntó seriamente cruzando los brazos.—
Sara: No hace falta que te lo diga a estas alturas... —Insinuó bajando las escaleras, al fin bajado al salón.— Ve, habla con él.
Lara: No es por eso. Es que... —No terminó la frase mientras bajaba las escaleras para quedar frente a ella.— Desde que pasó aquella noche, ya sabes, Leo..., Donnie malherido,... Siento que Raph está actuando extraño.
Sara: ¿A qué te refieres con "extraño"? —Recalcó tratando de averiguar a qué se refería con exactitud.—
Lara: ¿No te has dado cuenta? Ya no se pasa por aquí para verme, ya no me escribe, ni siquiera se me quedó mirando aquella noche. —Explicó.—
Sara: ¿Y qué crees que puede ser? —Cuestionó.—
Lara: No lo sé... A lo mejor está harto de mi, yo qué sé. —Confusa se encogió de hombros ante la imposibilidad de llegar a una pequeña conclusión.—
Sara: Lara, ambos habéis decidido dejar vuestra relación en tiempo muerto para llegar a alguna conclusión. Está pasando el tiempo, y no habéis sido capaces ni siquiera de conversar tranquilamente. —Explicó.—
Lara: Alguna vez hemos hablado, pero... No sobre lo que está pasando... —Respondió.—
Sara: Mira, no quiero meterme más en lo vuestro. Pero... Tú sabes lo que tienes que hacer, que es precisamente lo que tendrías que haber hecho en un principio. —Aclaró seriamente.—
Lara: Entonces... ¿No tienes idea de lo qué le pasa? —Preguntó sintiendo una constante inquietud por el repentino cambio de la tortuga.—
Sara: No. —Respondió.— Pero si sé que... Uno se cansa de dar todo de sí sin recibir nada por parte del otro. Vuestra situación es cosa de los dos, no de uno sólo. —Concluyó para retirarse, dejando así a la pelirroja con una breve reflexión.—
Lara: —Se quedó mirando a la morena con confusión, frunciendo el ceño ante aquella reflexión. Tras analizarla en su mente, sabía lo que quería decir. De todos modos, le preocupaba con diferencia el extraño cambio de Raph. Era lo que más le inquietaba.—
❇
Cansada de insistir, Alex se había retirado de la habitación de Nora. Además del agotamiento, pensó que posiblemente la rubia se quedara pensando, y finalmente decidiera hablar con Donnie.
Por su parte, Nora se quedó sentada sobre el espacio que la separaba de la ventana.
Observaba el cielo y los edificios. Era curioso, pero admirar aquel paisaje la ayudaba a obtener la claridad ante sus dudas y pensamientos.
Se sentía fatal consigo misma por dejar de lado a Donatello durante estos días, de solo pensarlo, sabía que no era la mejor decisión.
Sin embargo, necesitaba su espacio para pensar. Sí, estaba convencida de que le gustaba Donnie, ya no le quedaban dudas.
Pero lo que tanto le hacía dudar era qué pasaría después. Si la tortuga correspondería a sus sentimientos, o tal vez no. Si la relación entre ellos seguiría adelante, o se estropearía.
Además, tenía el miedo de llevarse el vacío y sufrimiento que le ocasionaría el rechazo.
Su mente se nublaba cada vez que pensaba en las alternativas más negativas. Suspiró pesadamente tras la frustración de no tomar ninguna decisión.
Se tomó un par de minutos para recuperar la serenidad. Cerró los ojos tratando de encontrar la claridad en sus pensamientos.
En tan sólo un instante, un recuerdo le llegó a la mente. Dicho recuerdo se trataba de un acontecimiento reciente.
Concretamente, la noche en la que Donnie fue malherido por una explosión.
Hasta ahora, no tenía en cuenta aquel momento en el que ella y April estuvieron hablando mientras cuidaban de Donnie.
Su expresión cambió cuando empezaba a recordar aquella charla entre ambas:
Splinter se estaba ausentando por unos momentos, confiándoles su hijo a Nora y April.
Las chicas se compartían breves conversaciones mientras cuidaban de él.
Hasta que el ambiente cambió repentinamente cuando la conversación se enfocó en Donatello.
April: Oye, Nora, me alegra que estés aquí. —Dijo sonriente.—
Nora: Vaya, ¿en serio? —Preguntó inesperada ante el cumplido.—
April: Sí, eres una amiga genial. De hecho, Donnie habla de ti todo el tiempo. Está muy feliz desde que te uniste al grupo.
Nora: —Reaccionó asombrada ante lo que la pelirroja acababa de decir.— ¿Es verdad eso?
April: Y tanto, incluso me recuerda a los tiempos en los que llegué al grupo, y pasaba el tiempo con Donnie. —Rememoró con una amplia sonrisa.—
Nora: —Se la quedó mirando, pensando en una única cosa que todos sabían a cerca de Donnie sobre April.— Oye, April... ¿A ti te gusta Donnie?
April: —Reaccionó ante la inesperada pregunta de la rubia. La realidad es que no era la primera vez que escuchaba esa misma pregunta.— Si te soy sincera, hubo un tiempo en el que sentí algo por él. Pero... no duró mucho...
Nora: —Frunció el ceño ante las últimas palabras, no terminaba de entender lo que quería decir.— ¿Qué quieres decir con eso?
April: Quiero decir... Hubo un periodo de tiempo en el que sentí algo, durante la granja por la invasión. Con el paso del tiempo, aquellos sentimientos se esfumaron. Digamos que nunca he podido ver a Donnie de otra forma que no sea un amigo. —Explicó dirigiendo la mirada a la tortuga.—
Nora: Entiendo... —Dijo comprendiendo a la pelirroja. La entendía, pero había algo que no terminaba de comprender.— Pero, tú a él le gustabas. Lo sabes... ¿No?
April: Siempre lo supe. Él trataba de disimularlo, pero, me di cuenta al poco tiempo de conocernos. —Río levemente recordando aquellos momentos con cariño.—
Nora: —Río levemente imaginando a Donnie intentando disimular de una forma muy divertida.— Me habría gustado verlo.
April: —Pensando en la manera tan peculiar de disimular de la tortuga, llegó a darse cuenta de que en este último tiempo, Donnie volvía a actuar de aquella manera.— ¿Sabes una cosa? Estoy segura de que lo has visto.
Nora: —Reaccionó confusa tras escuchar a la pelirroja.— ¿Eh?
April: ¿No te has dado cuenta? Actúa exactamente igual contigo. A penas me fijo cuando estáis juntos, pero no me hace falta observaros para saber que debe sentir algo por ti. —Indicó.—
Nora: —Se quedó atónita ante lo que acababa de escuchar. Hasta ahora, no había caído en la cuenta de la manera en la que Donnie se comportaba con ella.— ¿Lo dices en serio?
April: —Asintió sonriente.— Tal vez deberíais hablar. Quién sabe, y a lo mejor mis sospechas son ciertas. —Supuso encogiéndose de hombros.—
Nora: —Sorprendida por la inesperada información, dirigió la mirada hacia la tortuga.—
April: —Observando la manera en la que miraba a Donatello, le hizo sospechar al instante. Sentía curiosidad, así que no dudaba en averiguarlo.— Tengo que saberlo... Te gusta, ¿no es así?
Nora: —Se desanimó cuando dirigió la vista comprobando que este seguía sin despertar. Segura de sí, respondió.— Sí... —Esbozó una cálida sonrisa dirigiendo una de sus manos hasta su plastrón.—
April: —Sonrió alegre y entusiasmada por la idea de que ambos formaran una pareja. Además de que realmente se hacían ver buena pareja.— Qué bonito. Hacéis buena pareja, por si lo dudabas.
Nora: —Tras escuchar las palabras de la pelirroja, no pudo evitar sentir la alegría invadir sus emociones.—
Tras la interesante y reveladora conversación, Splinter volvió a los pocos minutos.
Se preocupó tras comprobar que su hijo continuaba inconsciente, pero le conmovió la cálida compañía que este tenía por parte de las chicas.
Cuando la rubia recordó al completo aquel momento, todas sus dudas salieron de su cabeza.
No daba crédito. Al parecer, Donatello posiblemente sentía algo también por ella.
Nora sintió cómo se agitó su respiración, tras sentir una potente emoción recorría su cuerpo. Sin duda, era una sensación maravillosa.
No era la misma sensación que sintió con Charles en aquellos tiempos... Era una sensación mucho más maravillosa...
Una sensación mágica.
Nora: Tengo que verle ahora mismo... —Concluyó esbozando una amplia sonrisa.—
La rubia guardó rápidamente su móvil en el bolsillo derecho del pantalón. Abandonó con prisas su habitación, dirigiéndose hacia la puerta de su casa para salir.
Alex se alarmó tras la escandalosa salida de la rubia de la habitación. Salió del salón para averiguar qué rayos le ocurría.
Alex: ¿Se puede saber qué pasa contigo? —Preguntó alarmada por tal escándalo.—
Nora: ¿Tú qué crees? —Preguntó retórica ante la obvia situación.— No digas nada, ¿estamos?
Alex: Vale, pero no llegues tarde. —Dijo con burla.—
Nora: —Suspiró rodando la vista. Sin más tardar, abrió la puerta para apuradamente salir de su casa.—
Alex: ¡Sí! —Celebró victoriosa y entusiasmada. No lo podía negar, le emocionaba como si se tratara de una película de romance.—
La rubia se dirigió a toda prisa a las alcantarillas. Tenía a muy poco alcance una tapa de alcantarilla en la que siempre bajaba para llegar.
En pocos minutos, había entrado en la guarida por el túnel de metro. Esta llamaba a gritos al de morado.
Nora: ¡Donnie! —Exclamó llamando a la tortuga, pero no recibía respuesta.— ¡¿Donnie?!
Como respuesta ante su llamada, apareció la tortuga de naranja con una porción de pizza mordisqueada.
Mikey: No está, ha ido a hablar con las chicas. —Indicó para después darle un voraz bocado a su pizza.—
Nora: ¿Qué? ¿Para qué? —Preguntó con confusión.—
Mikey: Dijo que a lo mejor ellas sabían si estabas enfadada con él, o te pasaba algo. —Explicó.— Por cierto, ¿te pasa algo?
Nora: Sí, que he sido una estúpida. —Respondió.— Voy hacía allí ahora mismo. —Sentenció para salir corriendo de la guarida.—
Mikey: Qué explicación tan sencilla. —Río levemente volviendo a deborar su porción de pizza.—
❇
Tras un ajetreado camino, la rubia estaba ante la entrada de la mansión. Caminó hasta la puerta suspirando pesadamente recuperando el aliento por las prisas.
Invadida por los nervios, cerró los ojos pensando en la decisión que finalmente había tomado. Sabía que había cometido un error dejando de lado a Donatello durante estos días...
Estaba dispuesta a rectificar. Decidida, abrió las puertas para entrar.
Cuando llegó al salón, se encontró con la tortuga frente a ambas chicas cerca de las escaleras.
Dirigieron sus miradas hacia ella, excepto Donnie. Hasta que este reaccionó ante la voz de la rubia.
Nora: Donnie...
Donnie: —Reaccionó atónito ante la voz de Nora. Exaltado tras su inesperada aparición, volteó para verla.— ¿Nora? ¿Qué... Qué haces aquí? ¿Qué es lo que te pasa con-
Nora: —Corrió hacia él sin ni siquiera prestar atención a sus preguntas. De hecho, la última pregunta la interrumpió como nadie esperaba.—
Donnie: —No lo podía creer. No daba crédito de lo que estaba sucediendo. La rubia lo había callado de tal forma que sus labios se atraparan entre ellos. Se estaban besando.—
Tanto Sara como Lara quedaron boquiabiertas por tal impactante escena. Además del impulso por parte de la rubia.
Sabían que Donnie le gustaba Nora, pero...
¿Desde cuándo a Nora le gusta Donnie?
¿Cómo es qué no nos lo dijo?
Pensaban ambas hermanas mutuamente.
Tras la escasez de oxígeno, ambos se separaron delicadamente, y se miraron entre ellos.
Nora lo admiraba sonriente, llena de emoción. Mientras que Donnie se la quedó mirando impactado.
Donnie: ¿Qué... qué acaba de pasar...? —Preguntó completamente anonadado.—
Nora: Me gustas, Donnie. —Confesó tímidamente junto con una sonrisita nerviosa.—
Donnie: —Tras escuchar las palabras de la rubia, se le hacía mucho más difícil de creer lo que estaba sucediendo.— Repito... ¿Qué acaba de pasar?
Nora: —Río levemente.— Que me gustas... Tú, a mí, me gustas, Donnie. —Aclaró sonriente atrapando sus mejillas con calidez.—
Donnie: No puedo creerlo... ¿Lo dices en serio? —Preguntó lleno de entusiasmo, aguantándose así mismo las ganas de estallar de alegría.—
Nora: Sí, de verdad. —Confesó sonriente.—
Lara: Am... ¿Hola? Sabéis qué estáis en nuestra casa, ¿verdad? ¡¿Por qué demonios no nos explicáis qué está pasando?! —Exclamó refunfuñando cruzando los brazos.—
Sara: Estoy de acuerdo. ¿Alguien nos explica qué nos hemos perdido? —Preguntó frunciendo el ceño con confusión.—
Nora: Am... —Suspiró volviendo a dirigir la mirada a la tortuga.— Llevaba un tiempo sintiendo cosas por ti, aunque no le había tomado relevancia hasta ahora. Sé que suena absurdo, pero... Me he dado cuenta hace poco de lo que realmente siento.
Donnie: Entonces, ¿por eso no querías verme, ni hablarme en estos días atrás? —Preguntó.—
Nora: —Asintió.— Quería pensar con claridad, identificar cada sentimiento, pero mi actitud ha sido deleznable. Siento tanto haberte dejado de lado estos días... —Se lamentó arrepentida por ella.—
Donnie: Tranquila, no... No pasa nada. Lo entiendo. Es sólo que... estaba muy preocupado. Empezaba a pensar que estabas enfada conmigo, que quizá ya no querías hablarme. —Explicó.—
Nora: Nada de eso. —Respondió sonriente acariciando su mejilla.—
Donnie: —Sonrío ampliamente encontrando a fin la oportunidad para confesar sus sentimientos.— ¿Sabes una cosa? Te llevo ventaja.
Nora: ¿Eh? —Reaccionó confusa frunciendo el ceño.— ¿Ventaja en qué?
Donnie: Tú me gustas desde hace tiempo... —Confesó tímidamente.—
Nora: —Reaccionó con sorpresa ante su confesión.—
Donnie: Nunca me he atrevido a decirlo, porque... Estaba convencido de que siempre me veías como un amigo. Pero, no puedo describir lo mucho que me gustas... —Confesó rascándose la nuca con timidez levemente sonrojado.—
Nora: —Sonrío ampliamente por sus palabras.— Yo no puedo explicar este sentimiento mágico que siento por ti. —Admitió sonriente abrazándolo por el cuello.—
Donnie: Entonces, esto quiere decir que... —Insinuó casi estallando de emoción.—
Nora: Te doy el gusto a ti. —Río levemente esperando con ansias la propuesta.—
Donnie: Nora... ¿Quieres... Quieres ser mí novia? —Preguntó invadido por los nervios.—
Nora: Sí... Sí. ¡Sí! —Repitió estallando de la alegría.—
Donnie, Nora: —Ambos se sonrieron embobados compartiendo la mirada entre ellos. Sus labios se unieron haciendo así un beso apasionado.—
Sara: Ohhh... —Sonrío conmovida y emocionada por la romántica escena.—
Lara: —Dio una pequeña sonrisa alegrándose internamente por ellos. Aunque eso sólo le hizo pensar aún más en la tortuga de rojo. Raph...—
Donnie, Nora: —Se separaron del beso compartiéndose una embobada sonrisa.—
Nora: Te quiero. —Confesó sonriente y llena de emoción.—
Donnie: Yo también te quiero, Nora. —Respondió entusiasmado tomando con gentileza su mano.—
Sara: Enhorabuena, chicos. —Felicitó completamente conmovida.—
Nora: Gracias. —Agradeció.— Creo que mejor nos vamos, y pasamos un ratito a solas. ¿Te parece?
Donnie: No puedo rechazar eso. —Aceptó más que dispuesto.—
Sara: Genial. Entonces pasad buena noche, chicos.
Donnie: Gracias, Sara. —Agradeció gentilmente.— ¿Te acompaño a casa?
Nora: Por supuesto. —Respondió sonriente rodeando su brazo.—
Lara: Oíd, chicos... Felicidades a los dos. —Dijo sonriente alegrándose por los dos.—
Nora: Muchas gracias, Lara. —Agradeció con una amplia sonrisa.— Venga, vamos.
Donnie: Espero que cuando despierte mañana, todo esto no haya sido un sueño.
Nora: —Río levemente.— No te preocupes, me encargaré de asegurarte de que no lo ha sido.
Lara: —Mientras se alejaban, no pudo evitar quedándose viéndolos hasta salir de la mansión. Fue entonces cuando una pequeña presión en el pecho tomó acto de presencia.— Me voy a la cama...
Sara: —Alarmada se la quedó mirando preocupada mientras esta subía por las escaleras. Estaba convencida de que estaba pensando en Raph tras la escena entre Donnie y Nora. Ojalá sea para bien... Pensó.—
La recién pareja se encaminó a casa de la rubia, sin dejar de sonreír en todo el camino.
Estaban realmente felices de haber confesado al otro lo que sentían, y lo mejor de todo, ser correspondidos.
Quién lo iba a decir, empezar a salir juntos tan de repente. Pero, así era como mejor se reciben estas situaciones, por sorpresa.
❇
La pelirroja se hallaba sentada sobre su cama. No podía parar de darle vueltas a la cabeza sobre su relación con Raph.
Tenía el móvil entre sus manos, con la esperanza de que este le mandara algún mensaje. Pero torcía el labio cada vez que lo revisaba, y nada.
Consumida por la angustia y frustración, se levantó abruptamente de la cama. Se llevó las manos tras la nuca resoplando con decepción.
Empezaba a sentirse decepcionada consigo misma, siendo evidente que la situación había empeorado entre los dos.
Necesitaba algo que le pudiera levantar los ánimos, y Raph no parecía tomar acto de presencia con un mensaje.
Alzó la vista cuando se acordó de algo que la tortuga le había estado enviado...
Las canciones.
Al principio se mostraba reacia a escucharlas, ya que le parecía una pérdida de tiempo.
Ahora sentía la necesidad de oírlas, y prestar atención a su mensaje.
Volvió a sentarse sobre su cama, sujetando el móvil sobre sus manos. Entró al chat de Raph, encontrándose con las canciones:
Shape of you - Ed Sheeran.
I don't wanna live forever - Zayn ft. Taylor Swift.
La pelirroja levantó una ceja junto con un pensativo "hm". Presentía que esas canciones eran de su gusto.
De la mesita de noche sacó sus auriculares para conectarlos al móvil, y sin más tardar seleccionó la primera canción. Y una vez que terminase, seleccionar la otra.
No lo podía negar, le encantaron. A pesar de percatarse que la letra de ambas recordaba a ambos y la situación.
Incluso e sirvieron de ayuda para reflexionar sobre ambos y la situación en la que se encontraban.
Y ésta vez, para bien.
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