Capítulo 85. Amigos de antes
Ni Sara ni Roth esperaron que Lara volviera a casa con una cachorrita de Husky, y mucho menos se lo vieron venir.
Pero cuando vieron que Lara aparentaba sentirse animada por traerse consigo a la nueva integrante en la familia, obviamente no se lo podían tomar mal.
Por lo que, la nueva integrante canina en la familia, Luna, es bien acogida en la mansión, su nuevo hogar.
Lo único que faltaba por asentarse es que tanto Brandy como Luna se lleven bien entre ellos, ya que los roces entre caninos no suele ser cosa fácil ...
A medida que pasaban los días, todo seguía con calma, aparentemente.
Después de tres días, había llegado el día de Roth de viajar a México por el trabajo.
Roth: El taxi ya está de camino. —Anunció un tanto desanimado.—
Sara: ¿Cuándo vuelves? —Preguntó.—
Roth: Todavía es incierto, pero tal vez no pase de un mes. —Respondió encogiéndose de hombros dando una respuesta no asegurada.—
Lara: ¿Soy yo, o cada vez te largas más tiempo? —Preguntó seriamente cruzando los brazos.—
Roth: —Tras la respuesta de su hija, soltó un pesado suspiro.— Venid aquí.
Sara, Lara: —Ambas se miraron entre ellas, confusas de lo que su padre pretendía. Y se acercaron a él.—
Roth: —Las abrazó a cada una por detrás de los hombros.— Oíd, sé que no os gusta que me marche tanto tiempo. Pero yo tampoco estoy orgulloso.
Sara, Lara: —Sin decir palabra alguna, prestaban total atención hacia él.—
Roth: Mirad, no hace falta que os recuerde por todo lo que hemos pasado. Pero ahí está la cuestión, es pasado. Ahora debemos luchar por recuperar nuestra normalidad, dentro de lo posible, por supuesto. —Refiriéndose a las tortugas y todo tipo de mutantes que vagan por la ciudad.—
Sara: Papá, nadie te está apuntando con el dedo porque hayas recuperado tú trabajo. —Respondió.—
Roth: No lo digo por ti. —Tras responder miró hacia Lara, refiriéndose a ella directamente.—
Lara: No es que te apunte con el dedo, es que ... ¿tenía qué ser ahora? —Preguntó desanimada. Pues su situación no estaba siendo nada fácil para ella, y lo que le faltaba ahora es que su padre su marchara.—
Roth: —Suspiró mientras apoyaba las manos sobre los hombros de su hija.— Lara, sé que esto va a sonar extraño, pero no me necesitas.
Lara: —Confusa frunció el ceño ladeando la cabeza.—
Roth: En estas semanas he intentado apoyarte, hablar contigo, ayudarte. Pero no he podido hacer mucho porque tú no te dejas. Y pienso que tal vez sea el menos indicado para ayudarte. —Dijo.—
Lara: Si intentas justificarte con lo típico de "son cosas de chicas", no me vale. —Respondió fríamente.—
Roth: No es por eso. He intentado estar ahí para ti, pero tú no facilitas las cosas. Tal vez la situación mejore teniendo más espacio para ti. Porque yo ya no sé qué hacer, y Sara sabe que lo he intentado. —Indicó seriamente.—
Sara: —Tras eso no pudo evitar torcer los labios. No quería verso involucrada entre Lara y su padre. Pero en verdad tenía razón.—
Lara: Osea, que ... ¿Prefieres huir? —Preguntó en un tono ofensiva.—
Roth: No, no, te equivocas. Es sólo que, por mucho que lo haya intentado, no he conseguido nada. Y sé que centrarme en el trabajo no te ayudaré de ninguna manera, pero quizás lo consiga dándote todo ese espacio. —Explicó tratando de hacerla razonar.— ¿Lo entiendes?
Lara: No le hacía ninguna gracia que su padre utiliza el trabajo como excusa, pero menos le apetecía estar enfadada con él. Soltó un pesado suspiro de resignación, y asentó.— Vale, está bien.
Roth: No quiero que pienses que huyo de la situación familiar, o de ti. No estoy huyendo de nada, sólo continúo con la normalidad que tanto nos costó recuperar. ¿Comprendéis?
Sara, Lara: —Ambas asentaron firmemente.—
Roth: Estupendo. —Suspiró aliviado.— Espero haberme explicado bien.
Sara: Tranquilo, está bien. —Respondió con una pequeña sonrisa.—
Roth: Bueno, sólo espero que las cosas no empeoren ahora que estaré fuera. —Dijo notándose su preocupación.—
Sara: No te preocupes, todo estará bien. —Respondió sonriente.—
Roth: —Asentó devolviendo la sonrisa.—
Cuando los tres escucharon un claxon proveniente de fuera, sabían que era la hora de Roth para irse.
A pesar de ya haber pasado por estas despedidas, a ninguno de los tres les seguía sin gustarles.
Roth: Quiero que sepáis que me odio a mí mismo por dejaros sin mí durante un tiempo. —Aclaró angustioso por tener que marcharse.—
Lara: Da igual... Lo que importa es que vuelvas. —Respondió junto con una pequeña sonrisa. No quería que su padre se sintiera mal por su culpa, no quería permitírselo.—
Roth: —Sonrío sintiéndose mejor gracias a su hija. Detestaba irse justo en este momento por su situación, pero quizá era lo mejor.—
Sara, Lara: —Ambas lo abrazaron despidiéndose de él.—
Roth: —Sonriente también las abrazó.—
Tras la cálida despedida, se separaron del abrazo, y permitieron que Roth recoja la maleta que debió llevarse consigo durante la salida.
Roth: Esta vez quiero que seas vosotras quienes me llamáis y me enviéis mensajes. Ya no sois ningunas crías, así que, os toca a vosotras. —Concluyó seriamente.—
Sara, Lara: —Ambas asentaron firmemente mostrándose de acuerdo.—
Roth: Cuidaos mucho, por favor. —Rogó mostrando toda preocupación por sus hijas.—
Sara: Y tú también. —Respondió sonriente.—
Lara: Qué te vaya bien. —Dijo acompañada de una pequeña sonrisa.—
Tras la despedida, Roth salió de la mansión llevándose consigo su equipaje.
Las chicas se desanimaron por completo cuando lo vieron salir por la puerta, y aún más cuando escucharon el taxi alejarse llevándose a su padre.
Ahora estaban solas y tenían la mansión sólo para ellas, de nuevo.
Sara: Bueno, ahora estamos solas, otra vez. —Dijo dirigiéndose a su hermana.—
Lara: Sí. —Respondió soltando un pesado suspiro.—
Sara: Ven, vayamos a hacer la comida juntas. —Sugirió.—
Lara: ¿Y por qué no llamamos a una pizza? ¿O a un local a domicilio? —Propuso indispuesta en ponerse a cocinar.—
Sara: —Cruzó los brazos mirándola seriamente frunciendo el ceño respondiendo con la propia mirada.—
Lara: Vale, está bien. Tenía que intentarlo ...
❇
La joven rubia no tenía nada mejor que hacer, ya que al fin estaba de vacaciones.
Había terminado el tercer año de Universidad, y, como era de esperar, la joven había sacado unas notas excelentes.
Ya tenía el tiempo del mundo, para dedicarse a su familia, a sus amigos, y tal vez a alguien más ...
Durante estos tres días, solo se ha visto una vez con Donnie . Pero, con Charles, no se había vuelto a ver.
No le terminaba de convencer encontrarse de nuevo con su ex , pero no quería dejarse llevar por el pasado.
Pero no podía evitar influenciarse por las dudas ...
Nora: ¿Debería quedar con él? —Preguntó llena de duda.— Ni si quiera sé si quiero verlo ... Ays ... —Se llevó las manos a la cabeza.—
Alex: ¿Él?
Nora: —Reaccionó abruptamente tras escuchar a su hermana detrás de la puerta. Soltó un pesado suspiro tras la observación de su hermana.— ¿Alex?
Alex: —Tras la puerta se la escuchó carraspear, y dio tres golpecitos en la puerta.—
Nora: —Rodó la vista y se acercó hacia la puerta para abrirla.— ¿En serio tienes qué fingir?
Alex: ¿Fingir, para qué? Estoy en mí casa, y tú eres mí hermana. Si tuviera algo que pedir no niego que
Nora: Alex ... —Interrumpió seriamente cruzando los brazos.—
Alex: Estás hablando de chicos... ¿Qué esperabas? —Incrédula llevándose las manos a la cintura.—
Nora: —Resignada suspiró pesadamente rodando lavista.— Está bien, pasa. —Indicó ladeando la cabeza hacia la habitación.—
Alex: —Dio una pequeña sonrisa victoriosa y entró en la habitación.—
Nora: —Rodó la vista resoplando y cerró la puerta.—
Alex: Bueno, ¿de qué chico estamos tratando? ¿De tú "mejor amigo"? —Resaltó con un tono pícaro junto con una sonrisita traviesa.—
Nora: No, no es Donnie. Es... Charles. —Admitió con cierta dificultad. Casi le costaba de creer a pesar de días después de buscar encontrado.—
Alex: ¿Charles? ¿Es ese tío de los Ángeles? —Preguntó recordando aquellos momentos en los Ángeles.—
Nora: Sí. Yo no... No esperaba verlo aquí. Sigo sin comprender cómo ha podido localizarme... —Indicó con confusión llevándose la mano a la cabeza soltando un suspiro.—
Alex: Las casualidades existen, hasta con la mala pata de encontrarse con los ex. —Respondió encogiéndose de hombros.—
Nora: Supongo que tienes razón. —Resopló sentándose en su cama.—
Alex: ¿Vas a verlo otra vez? —Preguntó sentándose a su lado.—
Nora: Eso creo... —Respondió indecisa.—
Alex: No soy una experta en el tema, pero ver a un ex después de tanto tiempo no me parece de lo mejor...
Nora: Y no lo es, pero, ¿qué otra cosa tengo qué hacer? Quedamos en vernos en otra ocasión. Tal vez ... Pueda ser hoy esa ocasión. —Supuso encogiéndose de hombros.
Alex: Insisto, no es de buen gusto. Pero, pase lo que pase, quiero saberlo. —Dijo sonriente.—
Nora: —Se quedó mirándola frunciendo el ceño.—
Alex: ¿Qué? ¿No podemos hablar entre chicas? —Cuestionó encogiéndose de hombros.
Nora: —Suspiró con resignación.— Voy a mandarle un Whatsapp a Charles.
Alex: Podéis probar a veros en la cafetería cerca del Instituto. Estuve ahí el otro día con las chicas, y se está genial. —Sugirió sonriente.—
Nora: —Tomó en cuenta la sugerencia de su hermana, aunque de nuevo suspiró de resignación.—
❇
Ya en plena tarde, las dos hermanas resultaban estar tranquilas por la mansión. Y sí, han tenido que ''disfrutar'' de una pequeña sesión de limpieza.
Ninguna de las dos esperaba ningún tipo de visitas hoy, pero eso acabó convirtiéndose en lo contrario.
Raphael se acercó de nuevo a la mansión tras no pasar por allí en estos días. No quería presionar a la pelirroja visitándola día sí y día también. Pero una visita casual no tenía porqué ser mala.
La tortuga entró a la casa, y se quedó extrañado de no ver a ninguna de las chicas ni de Roth al entrar.
Aunque a pesar de eso se llevó una buena sorpresa.
Raph: ¿Lara? ¿Sara? —Preguntó en alto mirando a todos lados, pero ni las chicas ni Roth aparecían.— ¿Alguien? —Seguía sin aparecer nadie, excepto un cachorro que se dirigió a él a toda prisa y ladrando como loco. Dicho animal asustó a la tortuga.— ¡Aah!
La cachorra a pesar de su pequeña edad y estatura ladraba a Raph como si de un intruso se tratase.
La pelirroja se acercó tras reconocer los ladridos de su cachorra. Entendió el motivo cuando vio a Raph cerca de Luna.
No se molestó en contener una traviesa risa cuando se encontró a Raph con una cara de susto gracias a la recibida que Luna le ha brindado.
Lara: Cada vez empieza a gustarme más esa perrita. —Indicó burlona y sintiéndose orgullosa de la cachorrita.—
Raph: ¿No está tú padre? —Preguntó extrañado.—
Lara: Se ha ido a México a trabajar. —Respondió sin mostrar importancia.— ¿Qué quieres?
Raph: ¿De dónde ha salido? —Preguntó señalando a la pequeña Husky confundido.—
Lara: —Rió levemente ante las insinuaciones erróneas de la tortuga.— Es mía.
Raph: —Se quedó sorprendido tras la inesperada respuesta de la pelirroja.— ¿Ah sí? ¿Desde cuándo?
Lara: Tú tienes a tú pequeño, y quería tener la mía. —Respondió.— Resulta que también le hablé de ti, y ya ves las ganas que tenía por verte. —Vaciló sarcásticamente.—
Raph: Pero ya tienes a Chompy. Puedes estar con él cuando quieras, sabes que me parece bien. —Dijo tras escuchar a la pelirroja.—
Lara: Sí, lo sé. Pero tú sabes que no me gusta compartir, menos con terceras personas... —Soltó fríamente acusándolo indirectamente.—
Raph: Lara, no... —Ponerse a la defensiva no era la mejor idea, pero sí tratar de aprovechar la ocasión para tener un mínimo de conversación, con calma.— Te quiero a ti.
Lara: No me dio esa sensación cuando os vi... Besándoos... En mí cara. —Respondió entre cortado mostrándose cada vez más enfadada.
Raph: Fue un error, ni siquiera hice nada. Todos estaban ahí cuando ocurrió, pueden decirte lo mismo que llevo tiempo diciéndote. —Trató de convencerla mostrándose lo más sereno posible. No quería dejarse llevar por los nervios, ni por su genio, como le estaba sucediendo a la pelirroja.—
Lara: No hace falta, me lo acabas de decir tú mismo. Vale que ella te besara, pero, tú... ¿Qué hiciste? Nada, quedarte ahí pasmado dejándote besar por esa... por esa... ¡Aagh! —Gruñó cada vez más enfadada con la situación.—
Raph: Vale, sí, tienes razón. Debí apartarme, o apartarla a ella. Pero, ¿no puedes comprender qué me pilló por sorpresa y no supe cómo reaccionar? —Cuestionó tratando de hacerle razonar.—
Lara: ¡Lo único qué me estás mostrando es que eres idiota! ¡Sé perfectamente cómo hay qué reaccionar! ¡Sara sabría cómo reaccionar, Leo sabría cómo reaccionar! Y tú, el menos tolerante, ¿me estás diciendo qué no supiste cómo reaccionar a eso? —Preguntó alzando cada vez más la voz, y notándose la decepción en su mirada.—
Raph: Lara, tengo claro a quien quiero. Pero cuando estas cosas pasan... no puedes evitar quedarte paralizado sin ningún tipo de emoción o sentimiento. Sólo te quedas paralizado. —Se justificó tratando de convencerla de que no se quedó sin hacer nada por ningún tipo de sentimiento hacia Mona.—
Lara: —Estaba agotada de tener que estar escuchando a la tortuga y estar hablando de lo mismo.— Nos harías un gran favor a los dos tanto como a ti mismo si te largas.
Raph: —Tras escuchar a la pelirroja optó por tratar de hacerle entrar en calma.— Cálmate, Lara, por favor.
Lara: Vale, pues nada. Ya me voy yo. —Concluyó resignada dirigiéndose hacia la puerta de la entrada.—
Raph: Lara, espera. —Intentaba detenerla siguiéndola hasta la puerta.—
Lara: No, si me da igual. Lo mejor es que me vaya. —Respondió indiferente por el intento de la tortuga.—
Justo cuando la pelirroja abrió la puerta, se llevó una sorpresa cuando se encontró a Donnie tras la puerta.
Parecía ser que tanto Raph como Donnie se habían puesto de acuerdo en visitar la mansión en el mismo día, y en el mismo momento.
Lara: ¿Se te ha perdido algo?
Donnie: Em... Venía a pedir consejo, si no interrumpo nada... —Respondió con una sonrisita nerviosa, igual que avergonzada.—
Lara: Lo que me faltaba... —Rodó la vista suspirando agotada.— Ve arriba. Y tú, déjalo, me largo. —Detuvo a la tortuga de rojo impidiéndole esmutar una palabra más. Salió por la puerta sin importarle.—
Donnie: La insistencia no siempre da buenos resultados, Raph. —Indicó lamentándose del intento fallido de su hermano por arreglar la situación con la pelirroja.— Pero eso no quiere decir que acabe mal para vosotros. —Terminó sonriente.—
Raph: ¿A caso alguien te ha preguntado? —Preguntó con ofensa y sarcasmo. Acabó por abandonar la mansión, llevándose consigo la pesadez y frustración del fracaso.—
Donnie: —Miraba con preocupación a su hermano como se alejaba. La realidad es que su situación con Lara afectaba a todos. Caso a parte, entró en la mansión en busca de Sara.—
La tortuga tras entrar a la mansión, se dirigió hacia las escaleras para buscar a la morena.
Justo cuando subía las escaleras, Sara salió encontrándoselo casi subiendo a buscarla.
Sara: Oh, hola Donnie. —Saludó amablemente.—
Donnie: Hola. Em... Lara y Raph acaban de
Sara: Sí, lo sé. Los he escuchado desde el estudio, y eso que no es poca la distancia. —Rió levemente.—
Donnie: —Rió también dada la cómica respuesta de la morena.—
Sara: ¿Ha venido Leo contigo? —Preguntó.—
Donnie: No, está en una sesión de meditación con Splinter. Pero me ha dicho que vendrá a visitarte en cuanto acabe. —Respondió sonriente.—
Sara: Qué bien, me alegra saberlo. —Celebró alegremente.— Supongo que vienes por Nora... —Preguntó indirectamente, a lo que el de morado asintió.—
Donnie: Venía en busca de consejos, exceptuando los consejos de Mikey... —Terminó diciendo con un tono nada optimista.—
Sara: ¿Mikey? ¿Dándote consejos de parejas? —Preguntó con confusión ladeando la cabeza y frunciendo el ceño.—
Donnie: —Respondió asentando en silencio, mostrándose incómodo por el hecho de que sea Mikey quien le haya dado consejos. Consejos que... mejor no darles importancia.—
Sara: Vale, comprendo la emergencia. Toma asiento, voy a preparar café. —Indicó dirigiéndose hacia la cocina.—
❇
Nora entró en la cafetería en la que había quedado con Charles. Tras entrar, lo vio sentado en la fila derecha de asientos colindantes a los cristales del local.
Se acercó a él y a su asiento para saludarlo.
Nora: Hola. —Saludó sonriente.—
Charles: ¡Hola! —Exclamó alegremente. Se levantó de su sitio para abrazarla.—
Nora: —Por unos segundos se quedó parada, ya que no esperaba aquel abrazo. Pero optó por darle un pequeño abrazo.— Siento haber llegado tarde.
Charles: No, no, tranquila. Acabo de llegar. —Respondió.— Ponte cómoda. —Le invitó a tomar asiento mientras él tomaba su asiento de nuevo.—
Nora: Gracias. —Tomó asiento frente a él poniéndose cómoda.—
Camarera: ¡Hola, buenas tardes! —Saludó amablemente.— ¿Qué queréis tomar?
Nora: Yo un café con leche estaría bien. ¿Y tu? —Preguntó al chico.—
Charles: Un café. —Aclaró sonriente.—
Camarera: Muy bien, enseguida. —Se retiró poniendo en marcha el pedido.—
Nora: Gracias. —Agradeció.—
Charles: Bueno...
Nora: Bueno... —Rió levemente un tanto nerviosa, sin saber sobre qué conversar.—
Charles: El otro día me alegró mucho de verte, si te soy sincero. —Admitió junto con una sonrisa nerviosa.—
Nora: Para mí fue una auténtica sorpresa... —Rió levemente un tanto incómoda.—
Charles: Siento que, después de tanto tiempo, deberíamos romper el hielo. Así que, ¿qué tal te va aquí, en Nueva York?
Nora: Pues bastante bien, mucho mejor que en los Ángeles, a decir verdad. Siento que he aprendido y descubierto muchísimas cosas más que en San Francisco. —Explicó entusiasmada.—
Charles: ¿En serio? Vaya, no esperaba eso a pesar de que al principio no te gustaba la idea de irte. —Indicó sorprendido recordando aquellos momentos.—
Nora: Tú lo has dicho, al principio. Pero esa actitud no me duró mucho. Al fin y al cabo, todo fue a mejor. —Dijo optimista y alegre.—
Charles: Y me alegro, de verdad. Lo único que lo pasé un poco mal cuando te fuiste, al igual que Tara y las demás de tus amigas.
Nora: Bueno... Desde que me fui ya no he vuelto a hablar con ellas, ni ellas conmigo. Al parecer tan mal no lo habrán pasado. —Respondió encogiéndose de hombros restándole importancia.—
Charles: ¿En serio? No me lo esperaba de ellas, te querían mucho como amiga. —Respondió confuso.—
Nora: No importa, de verdad. En aquel instituto costaba horrores darse con amistades reales. Así que... pft. —Respondió restándole total importancia y riéndose levemente.—
Charles: Cierto. Y hablando de institutos, ¿qué estás estudiando actualmente? —Preguntó intrigado.—
Nora: ¿Recuerdas cuándo te decía 'algún día seré una criminóloga'? —Cuestionó tratando de hacerle recordar.—
Charles: Sí, me acuerdo. Espera... ¿en serio? —Preguntó mostrándose emocionado.—
Nora: ¡Sí! Bueno, en realidad todavía continúo la universidad. Recientemente, he acabado el tercer grado. Ya voy por el último. —Respondió con total entusiasmo.—
Charles: No tienes idea de lo mucho que me alegro por ti. Además de estar orgulloso. —Dijo dedicándole una cálida sonrisa.—
Nora: Gracias... —Agradeció con una pequeña sonrisa.—
La camarera de nuevo se acercó para entregarles sus pedidos. Un café con leche para Nora, y un café para Charles.
Ambos continuaron hablando a cerca de los estudios del otro. Charles también le dijo a Nora en lo que se dedicaba. Dijo estar haciendo un grado de psicología.
Tuvieron una charla en cuanto a las vocaciones de cada uno arraigadas a sus estudios y dedicaciones. Pero después, la charla cambió completamente.
Charles: Bien, y cuéntame, ¿algún chico del qué estés colada? —Preguntó.—
Nora: —Reaccionó notándose la sorpresa ante la inesperada pregunta. Obviamente, se quedó un poco cortada viniendo esa pregunta de él.—
Charles: Perdona, no quería...
Nora: Tranquilo. Am... es solo que no lo esperaba. —Rió levemente un tanto nerviosa.—
Charles: Es un poco de esperar después de tanto tiempo, ¿no? —Preguntó riéndose levemente también.—
Nora: Bueno, ya sabes la muy poca relevancia que les doy a los chicos. No tiene nada que ver con lo pasado entre nosotros. Es solo que... no le doy relevancia. —Respondió encogiéndose de hombros.—
Charles: Me estoy dando cuenta de que esta ciudad no te ha cambiado nada. Me resulta curioso, pero a la vez no, porque... Yo siempre he tenido por seguro de que tú eres única. —Confesó dedicándole una sonrisa.—
Nora: —Ni siquiera supo cómo reaccionar a eso. Realmente se lo esperaba mucho menos que todo lo anterior. Solo se limitó a reírse ligeramente y restarle importancia.— Siempre he sido así, nada fuera de lo común.
Charles: Cierto, y así es. Pero, de todas las chicas que estaban en aquel instituto, tú siempre destacabas entre ellas. Sobre todo para mí. —Dijo mostrando admiración por ella. En cierto modo, era la que más le gustaba de todas las chicas del instituto.—
Nora: Por algo te gustaba, ¿no? —Rió levemente.— Lo mismo con el resto de parejas. Se supone que las parejas suelen ser parejas porque entre ellos son los más destacados en el mudo. —Explicó metafóricamente.—
Charles: Totalmente cierto. ¿Sabes? Después de irte, ninguna chica me ha llamado la atención. Incluso he tenido oportunidades para tener algunas citas. Pero... después de ti, ninguna me ha robado el corazón. —Confesó acercándose más a ella, y quedarse plasmado en su mirada.—
Nora: —Notando su mirada, empezó a sentirse un tanto nerviosa.— Eso no quiere decir que te lo roben más adelante. —Dijo un tanto vacilona riéndose levemente.—
Charles: Quién sabe. Lo único que sé que es que estaba muy pillado por ti. —Le dedicó una dulce sonrisa.—
Nora: —Ante sus palabras, quiso librarse de toda la sensación incómoda que la invadía.— Mira, Charles. Estoy alegre de que nos volvamos a ver, de verdad. Pero... si crees que estoy dispuesta a volver, te aseguro que no.
Charles: No te lo estaba pidiendo, si es lo que insinuabas. —Respondido vacilón encogiéndose de hombros.—
Nora: Aún así quería aclararlo. Pero no es solo eso.
Charles: ¿Qué intentas decir? —Preguntó confundido.—
Nora: Esto no es nada usual en mí, pero... Lo que trato de decir es que... Estaría bien que tú y yo recuperáramos la amistad que una vez tuvimos. —Concluyó seriamente.—
Charles: —No pudo evitar mostrar la sorpresa que se llevó. En su rostro se reflejó aquella impresión.— Oh...
Nora: No estoy diciendo que tú pretendas algo más. Sólo quiero que sepas que me gustaría recuperar aquella amistad. —Aclaró conforme, ya que antes de ser pareja también fue su mejor amigo.—
Charles: Bueno, si eso es lo que quieres, no puedo decirte que no. Además es justo en lo que estaba pensando. —Respondió sonriente.—
Nora: ¿Sí? ¿En serio? —Preguntó sorprendida ante su inesperada respuesta. —
Charles: Sí, al fin y al cabo, siempre has sido importante para mí. A pesar de las distancias, has seguido siendo alguien importante para mí, y no me perdonaría perderte. —Dijo dedicándole una amplia sonrisa.—
Nora: Bueno, supongo que el ahora es más importante. —Rió levemente.—
Charles: Sí, exacto, tú lo has dicho. —Rió también.—
Nora: También me gustaría decirte que tú amistad fue una de las mejores. Así que es por eso por lo que me gustaría recuperarla.
Charles: Suena bien, sin duda. Así que no te preocupes, aquí estoy. —Dijo abriendo los brazos junto con una leve risita.—
Nora: —Río levemente por el gesto del chico.— Me alegra que estés de acuerdo en que volvamos a ser los amigos de antes. En cierto modo me ilusiona, a decir verdad. —Sonrío alegremente.—
Charles: Y a mí, no sabes cuánto. Hoy en día, cuesta horrores ser amigo de tú ex, así que, ¿por qué no? —Río levemente.—
Nora: Sí, eso es, ¿por qué no? —Repitió riéndose, incluso haciéndose notar la alegría que sentía. Le incomodaba que Charles hablara de ella respecto a su relación pasada. Quizá la amistad de antes pueda cambiar eso, y en cierto modo le ilusionaba.—
Charles: ¿Sabes? Estoy muy contento de encontrarte de nuevo después de tanto tiempo. —Admitió dedicándole una dulce sonrisa.—
Nora: —Se limitó a responder con otra sonrisa. Le apenaba devolverle el cumplido, a pesar de que tampoco terminaba de alegrarse igual que él.—
❇
De vuelta en la mansión, Sara y Donnie han pasado un rato lleno de consejos amorosos junto con un cálido café.
Donnie se había quedado conforme con los consejos de Sara.
Pero todavía había algo que lo inquietaba...
Donnie: Tus consejos han estado excelentes, Sara. Cómo siempre. —Dijo sonriente.— Aunque, hay algo que me inquieta.
Sara: ¿Qué es? Cuenta. —Indicó prestando su atención.—
Donnie: Bueno... resulta que el ex novio de Nora... Ha aparecido. —Dijo notándose la preocupación que le invadía.—
Sara: Oh... ¿En serio? —Preguntó con sorpresa.—
Donnie: Sí, se encontraron en el Starbucks. Sé que no debo montarme películas, pero no puedo evitar el hecho de que me resulte inquietante. —Admitió preocupado por la rubia.—
Sara: Bueno, eso no tiene porqué ser algo malo. Dudo mucho que ella quiera volver con él conociéndola. Pero lo que importa es que siga pasando tiempo contigo, no lo olvides. —Aclaró destacando lo último, pues era lo más fundamental entre ellos dos.—
Donnie: Tienes razón. Mañana intentaré estar un rato con ella. —Pensó a la vez que se formó una sonrisa en su rostro.—
Sara: Eso es, esa es la actitud. —Le animó sonriente.—
Ambos reaccionaron cuando se escuchó la puerta de la entrada abrirse y cerrarse.
Se levantaron del sofá para recibir la recién visita.
Dicha visita resultaba ser Leo.
Leo: Hola. —Saludó junto con una cálida sonrisa.—
Sara: Hola cielo. —Saludó alegremente corriendo a sus brazos para abrazarlo.—
Leo: —La abrazó con cariño depositado suaves besos en su sien. Saludó a su hermano en cuanto se percató de su presencia.— Hola, Donnie. Creía que estabas de camino a la guarida.
Donnie: De hecho ya me iba. ¿Splinter ha dicho algo? —Preguntó.—
Leo: No, pero empezará a quejarse si pasa el rato y no apareces por allí. A mí me ha dado permiso para quedarme. —Celebró con una sonrisa.—
Sara: ¿Lo dices en serio? —Preguntó alegre.—
Leo: Sí, le he dicho que vuestro padre se había ido de viaje para trabajar, así que pensé que era buena ocasión para venir. —Dijo con una sonrisa traviesa abrazando a su novia por la cintura.—
Sara: Y claro que lo es. —Respondió igual abrazándolo por el cuello.—
Donnie: Os dejo solos entonces. Ya te contaré, Sara. Nos vemos. —Se despidió dirigiéndose hacia la salida.—
Sara: Vale, Don. Nos vemos. —Se despidió.—
Leo: —Esperó a que su hermano saliera por la puerta para preguntarle.— ¿Otra vez te ha pedido consejos?
Sara: Al parecer tengo el don de dar buenos consejos. —Bromeó riéndose levemente.—
Leo: Tienes varios dones, sólo que soy el único a quien se los muestras. —Dijo acariciándole la mejilla junto con una sonrisita.—
Sara: ¿No me digas? ¿Cómo cuales? —Preguntó con curiosidad dedicándole una sonrisita.—
Leo: Tendrás que descubrirlos tu misma. —Respondió con una risita, y le depositó un corto beso en los labios.—
Sara: Estaré encantada de descubrirlos. —Sonrío dulcemente para después besar sus labios.—
❇
La noche ya se hizo presente en la Ciudad, y la pelirroja no había vuelto a casa.
A pesar de la noche, Lara no quería volver a casa, al menos no todavía.
Después de otra escenita con Raph, se sentía cada vez más agotada de acabar a gritos siempre que la tortuga la visitaba.
Estaba harta de tener a Raph como un pensamiento clavado en la cabeza a lo largo del día, y cada día.
Fue por eso por lo que decidió apuntarse al kick boxing. Pero desde varios días, para la pelirroja dejó de ser suficiente.
Necesitaba algo más.
Lara: Estoy harta de lo mismo. Me voy allí, me retiro allá, y no hay forma de sacármelo de la puñetera cabeza. Si tan sólo... pudiera quitármelo de la cabeza por una vez... —Se rogó a sí misma, agotada.— Es que... Maldita sea, estoy harta, joder.
Refunfuñó cabreada y harta en voz alta, hasta que, sin detenerse de caminar, paró frente a un lugar que le llamó la atención.
Dicho lugar se trataba de un pub, en el que aparentemente, había bastante gente, buena música, y hasta con luces.
La pelirroja se quedó parada observando aquel lugar. Y, ahora que se lo pensaba, nunca había tenido la ocasión de entrar en uno de esos locales.
Así que, optó por entrar.
Cuando entró al pub, se quedó fascinada con el gran ambiente que había en el lugar.
La música estaba genial, eran canciones pop dignas de una discoteca para mover las caderas. Las luces le daban al sitio un lugar más acogedor para bailar, incluso para beber cualquier bebida.
Y la gente joven como la pelirroja había por todos los rincones. Mostrando el disfrute de la buena fiesta que se respiraba en el sitio.
Todo esto le resultaba algo completamente nuevo para Lara, al igual que el kickboxing.
Optó por darle una pequeña oportunidad. Se sentó en uno de los asientos frente a la barra, y se pidió un refresco con hielo.
Era extraño, pero parecía que a la pelirroja le hacía sentirse cada vez mejor el ambiente.
La música y el propio lugar le ayudaban a distraerse. Fue entonces cuando empezó a agrandar la oportunidad que al principio le había dado al sitio.
Al fin y al cabo, eso es lo que ella quería...
Distracciones.
❇
Supongo que a simple vista está de que van a suceder cosas más interesantes.
Pero todavía me guardo muchísimas sorpresas, pero que muchas. 😏
Ays, qué rabia que tenga que esperar aún para tantas cosas. 😧
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro