Capítulo 110. Pasar Página
Los corazones de todos continuaban en estado de cicatrización, las sonrisas eran más recurrentes conforme pasaban las semanas. Era un hecho de que debían coger fuerzas para seguir adelante...
Hacer de tripas, corazón.
Cada uno había hallado el modo de llenar su tiempo, así como la manera de sobrellevar su duelo. Sara había encontrado una afición con la que mantenerse entretenida, y no sólo se trataba del embarazo.
Se había aficionado a la jardinería. Habían unos cuantos huertos libres en el vergel, ahí fue donde encontró su nuevo pasatiempo, lejos de todo lo que conllevaba liderar los Kairos, y desmontar los trapos sucios de Shredder, y de los criminales de los bajos fondos de la ciudad.
Se mantendría alejada de todo al menos hasta dar a luz, como le prometió a Leonardo. Pero antes, quiso darle prioridad a los trapos sucios de Shredder que aún quedaban por desmantelar por la ciudad. Se encargó de que su banda siguiera las instrucciones de Karai junto con sus ninjas. El tiempo lo era todo en ese mundillo.
De buena mañana, Lara salió en busca de la morena. Fue fácil de adivinar donde se encontraba, pues la vio plantar unas semillas en uno de tantos huertos en los que ya había empezado a plantar.
Lara: Le has cogido el gusto. —Dijo en su tono de ironía habitual, anunciando su llegada.—
Sara: Es más relajante de lo que parece. —Con sus manos sembró tierra por encima, esbozando una sonrisa deseosa por verla crecer. Cuidadosamente senpuso en pie mientras se sacaba los guantes.— Y tenemos algo en común, una semilla que evoluciona a una bonita flor. —Sonriente acarició gentil su barriga.—
Lara: Yo diría algo más grande. —Bromeó con su sarcasmo particular, recibiendo una risita por parte de su hermana.— Acaba de llegar un tío del Amazon, ha preguntado por ti.
Sara: ¿Ya ha llegado? —Una amplia sonrisa se formó en sus labios. Dejó los guantes de jardinería tirados a un lado sobre el suelo, entrando en la mansión a prisas.— ¿Y los chicos?
Lara: Digamos que... él es el motivo. —Señaló con la mirada al repartidor esperando en la entrada del salón, rodeado por un par de cajas que contenían lo que Sara había pedido.—
Sara: —Rió levemente entre susurros. Se acercó hasta el repartidor recibiéndolo sonriente.— Buenos días.
Repartidor: Buenas. ¿Sara Cheryl? —Preguntó dirigiéndose a la morena.—
Sara: Ajá. —Asintió sonriente.— Supongo que debo firmar.
Repartidor: Tiene que firmar aquí, y aquí. —Le señaló los puntos exactos donde requerían la firma de la clienta, en este caso, de la morena.—
Sara: Muy bien. —Sujetó el bolígrafo que el repartidor le prestó para realizar la firma sobre el soporte del portafolios.—
Repartidor: —Durante la espera, se percató de que la clienta estaba embarazada, puesto que su barriga resaltaba ese hecho. Cuando se acercó la pelirroja, se la quedó mirando con una idea que, en estos tiempos no sería tan disparatada.—
Lara: —Observando a Sara realizando las firmas, se percató de que el repartidor se la quedó viendo con una cara extraña. Dedujo que se debía porque, aparentemente, eran dos chicas solas en una mansión, y una de ellas embarazada.— Sorprendente, ¿no?
Repartidor: Sí... Claro... —Una notoria incomodez se hizo presente en él. Una vez que Sara le entregó el portafolio con las firmas de la entrega, ni se molestó en despedirse para salir lo antes posible de allí.—
Lara: —No se resistió a alimentar aquel pensamiento del repartidor con su fino sarcasmo. Miró a su hermana riéndose a carcajadas.—
Sara: Contigo, ¿quién necesita perros para espantar a los repartidores? —Preguntó entre risas observando a Luna y Brandy husmear sobre las cajas.—
Lara: Me encanta. ¿Cuándo viene el siguiente? —Preguntó con una sonrisa con la que se aguantaba la risa.—
Sara: Gracias a ti, dudo que se atrevan a pasarse por aquí. —Bromeó riéndose levemente, dándole un leve empujón a la pelirroja cuando esta se echó a reír.— ¿Leo? —Llamó buscándolo con la mirada por su alrededor.—
Leo: Arriba. —Estaba oculto junto a su hermano en el pasillo sur una planta por encima de donde se encontraba la entrada. Bajó de un solo salto, yendo detrás de él su hermano.— ¿Es lo qué creo que es?
Sara: Debería. —Asintió con una sonrisa entusiasta en referente a las cajas de Amazon y lo que traían en su interior — ¿Las abrimos?
Raph: Dejadme adivinar... Cosas para el bebé. —Señaló en un tono más que obvio.—
Leo: Tampoco es muy difícil de averiguar. —Encogiéndose de hombros con una sonrisilla incrédula, ya que no eran las primeras cajas que han llegado con cositas para el bebé.— Estuvimos mirando en un catálogo por internet cosas para él, o ella.
Lara: No eran pocas las cosas que todos regalamos a Sara por su cumple para el bebé. —Recordó en su mente cada uno de los regalos, sintió la necesidad de destacar el más importante.— Gracias a nosotros tenéis la cuna.
Sara: Ajá. Pero nos faltaban mantitas, almohadas, biberones, chupetes y tal. —Se arrodilló para poder abrir las cajas más cómodamente junto a su amado.— Te doy los honores, cielo.
Leo: Qué honor. —De las vendas de sus muñecas sacó la cuchilla que solía mantener oculta consigo, y así cortar el precinto para finalmente abrir las cajas. Se decantaron por la primera. A la pareja se les formó una conmovida sonrisa de encontrarse con todo aquello que les dará uso para su bebé en camino.— Es adorable tener estas cosas.
Sara: ¡Me encantan! —De entre las cosas que contenía la caja sacó una tierna mantita con el dibujo de un oso panda adorable. No pudo resistirse a abrazarla ya que el suave tejido era de lo más agradable.— Oh, qué ganas de verla, o verlo cubierta con ella...
Raph: —Mientras que la pareja se derretía por las cosas que contenía aquella caja, optó por curiosear la segunda caja.— ¿Y todo esto?
Sara: Calientabiberones, sacaleches todo en cuanto a alimentación. —Aclaró sonriendo para sí alegremente.—
Raph: Os veo poco preparados. —Sarcástico mostró su impresión por las tempranas previsiones de los futuros padres.—
Lara: —Se vio contagiada por la misma curiosidad que su prometido para ver cada una de las cosas para el bebé que llegaron en esa segunda caja.— Sabéis que aún os faltan más cosas por comprar, ¿no?
Leo: Eh, tenemos tiempo hasta noviembre. —Anunció esbozando una alegre sonrisa en su rostro, pero su sonrisa aumentó cuando dirigió la vista al más abultado vientre de su amada.—
Sara: Espero que vaya todo bien hasta entonces. —Murmuró esperanzada brindando suaves caricias en su abultada barriga.— Las cajas, hay que subirlas a la habitación.
Leo: Raph y yo nos ocupamos. Tú no hagas nada de esfuerzos. —Le brindó un tierno beso en sus labios, dedicándola una tenue sonrisa preocupándose por el bien estar de ella y del bebé.—
Sara: —Sonrió ampliamente conmovida por su preocupación y su dulce cariño.— Gracias, cielo.
Lara: Te ha echado el marrón. —Se rió de su prometido burlándose de él. Le depositó un suave beso en su mejilla mirándolo sonriente.—
Raph: Ya... —Resopló con desgana. Se acercó hasta la caja que habían cotilleado, no resultaba pesada, pero sí más de lo que parecía a simple vista.— Tranquila, gracias por preocuparte.
Lara: —Rodó la vista riéndose en cuanto escuchó el comentario sarcástico y burlón de su prometido.— Estoy ocupada mirando el vestido que llevaré para la boda. De nada. —Le devolvió el guiño burlona.—
Sara: ¿Puedo verlos contigo? —Sintió una tremenda curiosidad y, porqué no decirlo, ilusión de mirar vestidos de novia.—
Lara: Si así me decido... —Respondió en un tono suplicante, llevaba un largo rato mirando cantidad de vestidos, y no lograba decidirse con ninguno. Se sentó sobre el sofá dejando sitio para la morena.—
A medida que los chicos subían las escaleras hacia el ala sur, frenaron sus pasos un instante cuando se percataron de que las chicas se podrían a mirar vestidos de novia. Se miraron entre ellos compartiendo esa sornisa ilusionada que les provocaba.
Entre tanto, Lara le estaba enseñando un par de vestidos que le había echado el ojo, a través de un catálogo online de vestidos de novia.
Lara: ¿Ves este? No me veo con el... Y este otro tampco me llama la atención. —Señaló cada uno de los vestidos que más había estado ojeando, y le entregó su móvil para que los viera. Se cruzó de brazos frustrada por no convencerse de ninguno.—
Sara: Si son bonitos los dos. Tienen un escote bonito, no tienen mucho vuelo,... —Miró a su hermana y a los vestidos haciéndose una idea de cómo le quedarían esos dos vestidos.— Los dos te quedarían bien.
Lara: Venga ya. —Refunfuñó negando con la cabeza. Le llamó la atención cuando Luna pasaba por delante de ella.— Luna, ven aquí. —La husky se acercó hasta su dueña en compañía de Brandy. Frunció el ceño cuando las dos mascotas se subieron al sofá acurrucándose al rededor de la morena.— ¿Qué clase de traición es esta?
Sara: —Se rió cuando escuchó a su hermana mientras observaba enternecida a las mascotas, como si la estuviesen custodiando, especialmente a esa barriga abultada.— Se comportan así por el embarazo. ¿No es para morirse de ternura?
Lara: Uy, me va a dar algo... —Sarcástica rodó la mirada.— Venga, Sara, ayúdame.
Sara: Déjame mirar otras opciones. —Sujetó firmemente el móvil de Lara mirando más vestidos que le pudieran llamar la atención. Algunos eran demasiado, otros resultaban ser muy sosos. Pero encontró uno en especial que la hizo sonreír ampliamente.— Mira este... Es precioso.
Lara: Nah, no me convence. —Se mostró reacia a tener que llevar ese vestido. Se fijó detenidamente en el, y cuando dirigió la vista a su hermana, supo que a ella sí.— Oye, no sé tú, pero... Este sería perfecto para ti.
Sara: —Abrió los ojos como platos atónita, no daba crédito a lo que había escuchado.— ¿Para mí...? —Esbozó una embobada sonrisilla encogiéndose de hombros en cuanto se visualizó portando ese mismo vestido, tenía que admitir que era bonito y emocionante que pensar.—
Lara: No veo que te desagrade. —Indicó sarcástica entre risas la aparente reacción ilusionada de la morena.—
Sara: ¿Qué voy a decir? Es una preciosidad. Y Leo ya me había comentado antes sobre... Casarnos. —Contuvo una notoria emoción en esa sonrisilla de ilusión fijándose en ese vestido de novia. Regresó la vista hacia la pelirroja.— ¿Segura qué no te gusta para ti?
Lara: Le diré a Leo que ya tienes vestido. —Se rió aún más cuando vio la expectante reacción de su hermana.—
Sara: —Aquel comentario hizo sonrojar ligeramente sus mejillas. No sabía qué decir ante eso, pero, la realidad es que le causó una gran ilusión.— Venga, tiene que haber otro vestido perfecto para ti.
De lo que las chicas no se habían percatado, es que sus parejas eran oyentes de lo que hablaban a cerca de los vestidos después de que dejaran las cajas de Amazon en la habitación de Sara y Leo. Estaban apoyados sobre la barandilla de las escaleras parados observándolas cuando estaban por reunirse con ellas.
Los hermanos se miraron entre ellos compartiéndose mutuamente el mismo pensamiento, necesitaban una charla entre hermanos. Se dispusieron a bajar dirigiéndose hacia el patio interior mientras las chicas estaban liadas con los vestidos de novia.
Se aseguraron de mantenerse lo suficientemente lejos de ellas como para poder conversar entre ellos sin que las chicas se enterasen.
Raph: Leo, ¿al final...? —Cuestionó de manera indiferente esperando atentamente la respuesta de su hermano.—
Leo: —Asintió esbozando una amplia sonrisa de ilusión.— Roth ha tenido el gesto de ayudarme con eso.
Raph: ¡Genial, hermano! —Exclamó alegre por su hermano, dándole un breve achuchón de hermanos.— Lara y yo aún queremos esperar.
Leo: Creía que os íbais a casar en poco tiempo. —Cuestionó a su hermano confundido.—
Raph: Sobre el año que viene. —Anunció él encogiéndose de hombros.— Lara quiere que nos tomemos un tiempo con total libertad, ya sabes, fortalecer la relación después de todo por lo que hemos pasado.
Leo: Lo entiendo... —Agachó brevemente la mirada por el breve recuerdo de su fallecido padre. Retomó la conversación evitando quedarse en ese fatídico pensamiento.— No la culpo, todos hemos pasado por mucho.
Raph: No quiero entorpecerlo todo otra vez. Siento que necesito este respiro tanto como ella, para poder construir nuestro futuro... —Ambos hermanos compartieron el mismo sentimiento mutuo, echaban de menos a Splinter. Era duro tener que hacer sus vidas sin él.— Tenemos que pasar página, Leo. Recordar a Splinter cada día no hará que vuelva.
Leo: Sí, lo sé. Yo... —Suspiró con pesadez intentando despejar su mente. Alzó la mirada con decisión.— Tenía claro lo que quería hacer después de acabar con Shredder. Sólo... Necesitaba un tiempo para asentar la cabeza.
Raph: Hermano... vas a ser padre, y por si fuera poco, ahora eres el sensei. —Sujetó sus hombros dirigiéndose a él detenidamente. Quería ayudarle a despejar ese duro bajón tras el fallecimiento de Splinter.— Estoy seguro de que Splinter querría que fueses feliz y tengas tú propia vida. No tienes nada que esperar, sólo sigue adelante.
Leo: —No eran las dudas lo que lo estaban frenando en este último tiempo, era ese duro peso del mundo desde que todo acabó. Por supuesto, no podía continuar llorando, tenía una vida por delante junto con la chica que ama. Asintió esbozando una amplia sonrisa, la charla entre hermanos era la mejor solución ante cualquier situación.— Gracias, Raph.
Raph: —Asintió alegre por su hermano, de proporcionarle el apoyo moral que necesitaba.— Bueno, ya sabes lo que dicen... "El show debe continuar".
Leo: —Rió levemente cuando no se esperó aquella significativa pero cierta frase.— Así es.
❇
Leonardo y Raphael abandonaron la mansión durante toda la tarde para regresar a las alcantarillas, reuniéndose con sus hermanos en la guarida.
El líder se preocupó de que todo estuviera bien por allí, y, por supuesto, de sus hermanos. Donnie y Mikey no estaban solos, con ellos estaban Nora, April y Casey pasando el tiempo juntos divirtiéndose. Probablemente, también haciendo el intento por distraerse y no pensar en la misma cosa desde que todo acabó.
Los dos fueron bien recibidos por el calor de sus hermanos y amigos. Ahora que todos estaban de vacaciones, disponían de más tiempo para pasarlo juntos. Y a diferencia del resto, Donatello pasaría gran parte del tiempo con su novia. Claro que tampoco pensaban dejar solo a Mikey.
Como empezaba a ser de costumbre para Leonardo, ahora más que nunca comenzó a pasar bastante tiempo en el dojo, ocupando el lugar que su padre dejó entre ellos, haciéndose cargo de su responsabilidad como sensei.
Todavía le resultaba imposible de creer, como si no terminase de asimilar que su padre ya no esté con ellos, el no poder verlo, o abrazarlo una vez más. A decir verdad, todavía le perturbaba un poco tener esa especie de alucinaciones donde podía incluso conversar con él.
Cosa que era algo que se lo reservaría para él. Él no es de los que le guste ocultar secretos, pero lo más probable es que sus hermanos, o incluso Sara, lo tomasen por loco. Desde luego era mejor tener que evitar verse en esa situación.
En su cabeza no quería tener que darle vueltas continuamente a la pérdida de Splinter y su responsabilidad como sensei entre sus hermanos. Tenía una gran prioridad en estos momentos, su bebé y la madre de su hijo. Y estaba más que dispuesto a dar un gran paso junto a ella, para empezar su propia vida.
❇
Leonardo volvió a la mansión ya en la noche. Era un rollo tener que ir de la mansión a las alcantarillas y viceversa, pero así era su responsabilidad como padre y sensei.
Nada más entrar se encontró con Lara en el sofá, aparentemente había pasado la tarde buscando un vestido de novia para ella.
El líder no pudo evitar preguntarle en tono burlón, a lo que la pelirroja se limitó en responder con una mirada poco amigable. Leo sabía donde se metía, Lara no era una chica fácil, incluso para buscar su propio vestido de novia.
Leo: Seguro que con Raph acabarías antes. —Burlón se dirigió a la pelirroja esbozando una sonrisilla.—
Lara: No me toques las narices, Leo. —Se quejó ella refunfuñando haciéndolo reír. Lanzó su móvil hacia el sofá contrario, estaba harta de tanto mirar y no convencerse por ninguno.— Se acabó, paso. Total, queda mucho tiempo para la boda, no me voy a sofocar ahora.
Leo: He oído que Sara lo ha tenido más fácil. —Insinuó notándose en el tono la ilusión que contenía.—
Lara: —Abrió los ojos expresando la sorpresa que se llevó cuando no esperaba que el líder fuese consciente de ello. Dirigió la mirada hacia él por primera vez desde que llegó.— No eres de oídos sordos, ¿eh, Leo?
Leo: —Sonriente se limitó a hacer el gesto de silencio, pidiéndole discreción.—
Tanto Lara como él no se esperaron que Sara bajase portando un vestido. Era un vestido de color azul, largo hasta por debajo de las rodillas, su tejido eran lunares del mismo color azulado, a simple vista se deducía que era para la época de calor.
El líder sonrió ampliamente cuando a pesar de que el vestido ni fuese ajustado, podía notarse ligeramente la abultada barriga en la que en su interior se encontraba desarrollándose su pequeño.
Leo: ¿Querías sorprenderme? —Preguntó en un tono coqueto, recibiendo a su amada depositándole un suave beso en sus labios.—
Sara: —Negó con la cabeza riéndose suavemente.— Estaba probándome diferente ropa ahora para sobrellevar la calor. ¿Qué tal por las alcantarillas, los chicos están bien? —Se preocupó ella depositando un tierno beso en su mejilla.—
Leo: Sí. Nora, April y Casey estaban con ellos, me han mandado saludos. Donatello quiere hacerte otros análisis, para asegurarnos de que todo va bien con el chiqutín de ahí dentro. —Acarició la abultada barriga de su amada con cariño, esbozando una tierna sonrisa pensando en su pequeño.— Hola, mí chiquitín.
Sara: Vale, no hay problema. —Asintió mirando a su amado conmovida. Adoraba cada vez que se dirigía a su pequeño.—
Leo: —Se separó suavemente de su amada brindándole un beso de pico en sus labios.— Tengo que preocuparme en hacerte la cena.
Sara: No te veo muy cocinero que digamos. —Ladeó la cabeza burlándose de él sonriendo burlona.—
Leo: Al menos deja que lo intente. No puede ser tan difícil, ¿verdad?
❇
En cuestión de minutos, se montó una odisea en la cocina. Leonardo quería prepararle a su amada un plato de alcachofas con ajo y perejil. Sara no era muy partidaria de las verduras, y ahí estaba él para propinarle alimentos con vegetales, por el bien de ella y del desarrollo para el bebé.
Tenía experiencia en la cocina, pero no la suficiente como para considerarse un "chef". Pero algún día tenía que alimentar tanto a su novia como a su pequeño.
Sara disfrutaba del espectáculo que montaba Leo frente a la sartén. Se limitó a mantenerse de brazos cruzados observándolo, riéndose en reiteradas ocasiones por su torpeza.
Leo: ¿Qué tal si dejas de reírte por un segundo, y me dices si me está saliendo bien? —Notoriamente estresado, estaba asando varias alcachofas al mismo tiemp y temía que en el más mínimo descuido se le quemasen.—
Sara: Lo haría, pero tienes que reconocer que la cocina no es lo tuyo. —Miró al líder frunciendo el ceño, esperando que diera su brazo a torcer.—
Leo: Puedo hacerlo. Sé preparar algún que otro plato. ¿Por qué no podría con... —Los dos se miraron entre ellos cuando un apestoso olor a quemado los alertó. El líder resopló cuando se percató de que Sara se contuvo la risa apretando sus labios.— No digas nada...
Sara: —Negó con una sonrisilla incrédula. Se aseguró de apagar el fuego y así dirigrse al líder. Este se mantuvo en silencio y ella ladeó la cabeza.— Leo...
Leo: Lo sé, lo sé... Yo solo quería hacer algo por ti, por estar a mi lado durante tanto tiempo. Sobre todo por.... —Inconpletó la frase haciendo referencia al embarazo. La miró profundamente a los ojos, aunque notándose esa frustración por su fracaso.— cuidarte cuando más lo necesitas.
Sara: No necesitas demostrarme nada. —Sonrió de lado cálidamente, acariciando su mejilla con gentileza.— Aún así, no voy a dejar de apreciar ese gesto por tú parte. —Besó sus labios conmovida por esa consideración que siempre tenía el líder por ella.— Vale. ¿Lo intentamos juntos?
Leo: Está bien. De todas formas, dudo que pueda salir peor. —Ambos compartieron una risa mutua. Sara se dispuso a cubrirle el lado izquierdo de los fogones, mientras él se ocupaba del lado contrario, ambos compartiendo lugar en la cocina.—
La pareja se compartía miradas y risitas cada vez que la olor a quemado se colaba por sus fosas nasales. Con ayuda de la morena, la cosa salió diferente.
La comida finalmente les salió bien cocinada y lista para comer. Lo único que les inquietaba, era que la olor de quemado no desaparecía pasado el rato.
❇
La pareja decidió salir a tomar el aire después del pequeño escándalo en la cocina preparando la cena.
Tal como era habitual en verano, el ambiente era agradable, nada de frío o ventisca, ni tampoco agobiante por la calor. Era una noche perfecta, el cielo lucía brillante por las estrellas que lo adornaban, y esa gran luna que iluminaba la noche.
Leonardo caminaba junto a su novia pegados entre sí, él la abrazaba por la espalda al igual que ella su caparazón, sus manos contrarias estaban unidas frente a ellos, mientras conforme paseaban conectaban sus miradas.
Hasta ahora, ninguno de los dos había sacado el asunto de Súper Shredder y su final, parecía ser la noche indicada para ello. La tortuga le contó como fue aquella noche, y por supuesto, ese enfrentamiento final contra quien durante todos estos años fue el peor de todos sus enemigos, y el más duro de abatir.
Sara: ¿Qué es lo que pasó cuándo sólo quedabas tú frente a él? —Invadida por la curiosidad, esperaba oír aquel momento en el que sólo su amado estaba frente al enemigo.—
Leo: Contuve sus golpes al comenzar la pelea. Me enganchó cuando no pude esquivarlo, lo despisté, pero eso sólo me dejó entre la espada y la pared. Estaba al borde de la muerte, y después... No sé... —Se la quedó mirando indeciso, no quería tener que decirlo, pero no podía ignorar que Splinter fue su salvación. Ella lo miraba intrigante.— Splinter... se manifestó para darme fuerzas. Le di varios golpes, y finalmente lo decapité.
Sara: —Miraba a su amado con expectación a medida que le relató ese duro enfrentamiento. Lo que más captó su atención fue la mención a Splinter, por supuesto no se lo esperaba en absoluto. Sonrió cuando supo el motivo de su aparición.— Acudió en tú ayuda. Desde donde quiera que esté, siempre está con nosotros.
Leo: Sí... —Agachó la mirada unos instantes suspirando pesadamente, regresó la mirada observando los ojos de Sara. Ella acarició su mejilla con cariño acompañada de su angelical sonrisa. Le devolvió la sonrisa sujetando su mano con gentileza, conectando ambos la mirada.—
Sara: —Siempre que conectaba miradas con su amado, se sentía hipnotizada mirándolo sin borrar aquella sonrisa.— ¿Qué se siente haber acabado con el peor de vuestros enemigos?
Leo: —Aquella pregunta lo hizo reflexionar. Era más que una simple respuesta lo que iba a decir.— Se siente como si... diera paso a un nuevo camino. A una nueva vida... una en la que será a tu lado.
Sara: —Conforme sonaban las palabras de su novio, este detuvo sus pasos como también la frenaron a ella. Se lo quedó mirando asombrada por el significado de sus palabras.— ¿Una vida juntos?
Leo: —Asintió sonriente sujetando sus manos. Amaba a su novia y podía dar por seguro que, su felicidad junto a ella, nunca iba a cambiar.— Sara... Desde que acabó todo, tengo muy claro que es contigo con quien quiero permanecer. Ahora más que nunca tengo ilusión de tener a nuestro hijo. —Acarició la barriga de su amada con cariño por encima del vestido azulado que lucía su novia.—
Sara: —Se sintió completamente conmovida por las palabras del líder. Una amplia y cálida sornisa se hizo presente cuando se dirigió a su pequeño acariciando su barriga. Lo miró a los ojos sonriente.— La ilusión es mutua, Leo.
Leo: Y eso no es todo. Hay algo que... me haría mucho más feliz...
La morena se quedó intrigada cuando, después de que el líder lanzara esa insinuación, se separase de ella un par de pasos hacia atrás.
Leonardo se hincó de rodillas frente a ella sosteniendo una cajita azul oscuro de terciopelo entre sus manos. Abrió la cajita sin desviar la profunda mirada de los brillantes ojos de su amada.
Sara ahogó un pequeño chillido llevándose las manos tapándose la boca, atónita sus ojos estaban abiertos como platos. No podía creerse lo que estaba sucediendo ante sus ojos, daría por hecho que estaba sonando despierta. Afortunadamente, se trata de la realidad.
Leo: Sara Cheryl... —Su amada se llevó una mano en el pecho sonriendo con emoción.— ¿Quieres hacer de este líder la tortuga más feliz y casarte conmigo? —Su sonrisa aumentó una vez lanzó la propuesta.—
Sara desvió la mirada de sus ojos por unos instantes para ver aquel precioso anillo. Tanto su respiración como las pulsaciones de su corazón se aceleraron considerablemente. Era un sueño que el chico, que en este caso, era la tortuga de la que estaba enamorada, le hiciese tal propuesta como la de matrimonio.
Por si fuera poco del cambio que se iba a producir en su vida ser la madre de su hijo o hija, estaba más que dispuesta a compartir una vida juntos.
Recordó aquel conmovedor momento en el que Leo dejó caer su deseo de estar casados y tener una vida juntos. Aquello volvió sus ojos cristalinos, contuvo los sollozos cuando estaban por escaparse, pero quería dar su respuesta bien calro y alto.
Sara: ¡Sí...! ¡Sí, sí, sí! —Afirmó reiteradas veces sonriendo ampliamente, estallando de la felicidad. Leonardo sonrió igual que ella compartiendo el sentimiento mutuo.—
La tortuga de azul se reincorporó para ponerse en pie y acercarse hasta ella. Sujetó su mano izquierda con delicadeza, con la mano contraria se encargó de ponerle el anillo en el dedo brindándole una cálida caricia en el dorso con su pulgar.
Ambos unieron sus labios besándose con pasión compartiéndose caricias de cariño en sus mejillas. Leonardo se aseguró de sacar su T-Phone un instante sin que su ahora prometida se percatarse. En cuanto lo guardó, regresó a brindarle todo su cariño con caricias.
Disfrutaban de ese beso lleno de amor y pasión, hasta que al cabo de unos instantes unos fuegos artificiales captaron su atención. Leo sujetaba a su amada de la cintura mientras ella dejó las manos sobre sus pectorales.
Sara: No me digas qué es cosa tuya... —Insinuó entre risitas, ya que le pareció demasiada casualidad.—
Leo: Mhm. —Asintió mirándola sonriente.—
Sara: —Sorprendida y llena de emoción sujetó sus mejillas para atrapar sus labios nuevamente.— Todo esto me hace tan feliz... Lo único es que no necesitaba un anillo, me conformo con darte el sí.
Leo: Tonterías. Quiero darte todo lo mejor para ti, porque te lo mereces. —Aclaró acariciando su mejilla con cariño mirándola sonriente.—
Sara: —Sonrió conmovida por sus palabras. No se resistió a besarlo de nuevo, a lo que sin dudarlo el líder correspondió.— Que sea aquí y ahora, por favor. —Dijo casi suplicante entre el beso.—
Leo: Me encantaría. —Rió levemente feliz y se separó suave para mirarla aún sujetando sus manos.— Pero antes, quiero que nuestra boda sea mucho más especial. Tu encárgate de ese vestido de novia que tanto te gustó y yo consigo los anillos de boda.
Sara: ¿Escuchaste lo del vestido? —Preguntó con curiosidad ladeando la cabeza alzando una ceja.—
Leo: —Reconoció entre risas encogiéndose de hombros tímidamente.— Lo admito... he soñado contigo vestida de blanco y un día tan bonito como lo va a ser. Deseo más que nada hacer realidad ese sueño.
Sara: —Rió suavemente sonriendo conmovida por sus palabras.— De acuerdo. —Conectada a sus ojos azulados, ella sonreía mirándolo enamorada.— Te quiero mucho, Leo.
Leo: Yo también te quiero, Sara. —Feliz con la misma sonrisa, completamente enamorado de su prometida.—
La pareja unió sus labios convirtiéndose en el, probablemente, el beso más lleno de amor y sentimientos en todo el tiempo que llevaban juntos.
Los chicos los observaban desde el tejado de la mansión, celebrando tal acontecimiento con alegría.
Lara y Raphael estaban en los pasillos que daban acceso al interior de la mansión, también observándolos con una amplia sonrisa compartiendo la misma felicidad. Ambos se besaron dejándose llevar por el ambiente romántico que se respiraba.
Los ahora prometidos se separaron para mirarse a los ojos nuevamente, sonriéndose felices y enamorados. Dirigieron sus miradas al cielo, con el bonito pensamiento de que Splinter los estaría observando feliz de que, tanto las parejas como sus hijos...
Construyan el camino para una nueva vida.
❇
Siempre me pasa que me cuesta de creer que haya llegado a estas situaciones. 🥺
Os he dado un plot twist cuando pensábais que Lara y Raph serían los primeros en casarse, ¿eh? 😌
Pues hala, preparaos, que nos vamos de boda. 👏🏻
Qué bien que esté empezando el año con este capítulo. 😊
Pd: ¡Feliz año 2022 a todos y todas!
SaraTmnt 💚
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