Otro más...
GoGo frunció el ceño y cerro los puños, la enfermera realmente la estaba enojando.
-Solo contesteme... ¡¿Esta viva si o no?!-Gritó
-Señorita, su ritmo cardíaco es muy frágil y...
-¡¿Si o no?!-La interrumpió GoGo, gritando aún más alto
Aunque ella odiaba eso, tuvo que hacerlo. Siempre la habían dicho que era malo gritarle a los empleados de cualquier lugar, no importara su rango. Y ella nunca lo había hecho, había sido obediente... hasta hoy.
Sentía como las palabras salían agrias de su boca. Realmente odiaba tener que gritarle a las personas, en especial si eran personas que no tenían la menor idea de porque provocaron su ira.
La chica respiró profundamente y abrió los puños.
-S-S-Si señorita Hamada.-Aclaró la enfermera
-Mi apellido es Tanaka, no Hamada. En fin. Muchas gracias y siento gritarle, no era mi intención.-Se disculpo GoGo
La enfermera asintió y mostró una sonrisa cálida, al igual que GoGo.
Después de otras cuantas preguntas por parte de Hiro, la enfermera los guió hacia el cuarto donde se encontraba Abigail Callaghan.
Los tres chicos de Gravity Falls se quedaron al pie de la camilla, a unos pasos de la puerta mientras observaban la escena.
-Abbie, resiste por favor. Nosotros te nesecitamos, la escuela te nesecita, Wasabi te nesecita.-Imploró la chica rubia mientras lloraba
-Sí. No sabes cuanto esfuerzo pusó en llenar el frasco, quería que pasaran momentos lindos juntos cuando tu despertaras. No puedes hacerle esto, el chico te quiere.-Habló Fred
-Si Abigail, no te salvé la vida en el portal para esto.-Insistió Hiro
-Le dolerá si mueres Callaghan, no puedes hacerle esto.-Explicó GoGo
Se quedaron platicando bastante rato, hasta que llegó la enfermera y les anunció que era hora para la cirugía de Wasabi.
(...)
Wasabi suspiró y volteó a ver el pedazo de papel que tenía entre las manos, el pedazo de papel donde estaba su discurso.
Se podía ver que Honey, Wasabi y Fred estaban llorando. GoGo simplemente no hacía nada, su expresión no se podía leer. Mientras que Hiro, era algo normal para él esto. Vestirse de negro, intentar no llorar, escribir y leer un discurso y después, echar un puñado de tierra en la tumba de alguien.
Uno a uno, los amigos subieron al podio y dijeron sus discursos.
Había unos pocos estudiantes del ITSF en el entierro, solo los más cercanos a Abigail. Callaghan fue sacado de la cárcel, la chica de cabello morado con la que Wasabi se topó hace varias semanas también estaba ahí, algunos profesores, Mabel, Dipper, Pacífica y, por supuesto, los seis Grandes Héroes.
(...)
-Baymax, escaneá a Wasabi.-Ordenó el pelinegro
-Escaneo completo. Su hígado está completamente recuperado, sin embargo, presenta sintomas tales como: no querer comer, no querer hablar y rechazar cualquier tipo de amistad que intente dar apoyo. Diagnosticó: Depresión.-Contestó el robot
Honey forzó una sonrisa y se incó en el suelo, al lado de Wasabi.
-Michael, tienes que dejarla ir.-Le rogó
-No quiero. ¿Por qué murió? ¿Por qué me abandonó? Yo me quería casar con ella, Aiko. Quería tener una familia. Quería una vida feliz. Ya no puedo...-Se lamentó el chico No-Ginger
-Wasabi...
-¡No Fred! ¡Solo vayansé! Quiero estar solo... Quiero estar solo.
-No nos iremos. Somos tus amigos, estamos aquí para ti.-Insistió Honey
-¡No me importa! ¡Dejenmé! ¡Solo vayansé!
Todos suspiraron antes de salir del apartamento.
Hiro tomó el paquete que tenía y lo dejó en el mostrador.
-Pör favor, amigo. Promentemé que comerás esto. La tía Cass lo hizo especialmente para ti.-Insistió el pequeño
Wasabi volteó a ver el paquete y asintió.
-Ahora vete.-Suplicó Michael mientras se dejaba caer en su cama
Hiro negó con la cabeza, pero de todos modos, se dirigió a la puerta.
-Aunque tu lo hagas, no me rendiré en ti amigo. Hay varias personas que te nesecitan, por favor no las defraudes.-Murmuró Hiro antes de cerrar la puerta del apartamento de Wasabi
El chico No-Ginger alcanzó el paquete de comida lentamente y empezo a picar la comida, pensando en lo que Hiro dijo.
(...)
Dipper, Mabel, Pacífica, GoGo, Hiro, Honey y Fred se sentaron en la mesa en silencio, solo dando sorbos a los chocolates calientes que la tía Cass les habí dado.
Estaba lloviendo afuera y, aún dentro del café, se podía sentir el frío.
Todos estaban preocupados por Wasabi. Temían que hiciera alguna tontería mientras ellos no estaban ahí.
Él los había corrido de su propio apartamento, los había echo a un lado.
Que tan devastado estaba...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro