Explicación al final del capítulo.

Hiro sostuvo la credencial en la mano, blandiéndola en los aires como alguna vez (en un tiempo pasado) había sostenido la carta de aceptación al ITSF.

-¿Lo conseguiste? ¡Hiro! ¡Lo conseguiste!-Exclamó la rubia mientras corría a abrazar a su amigo

Aunque el pelinegro había crecido por mucho, Honey seguía siendo capaz de abrazarlo y levantarlo como si tuviera 14 años todavía.

-¡Felicidades, amigo!-Felicito Wasabi

-¡Así se hace, campeón! ¡Choca esos puños!-Exclamó Fred

-¡No puedo creer que mi pequeño ya tenga licencia para conducir!-Habló Cass

Uno a uno, los amigos fueron felicitando y abrazando a Hiro. La única que no se movió fue GoGo, quien seguía mascando su chicle.

Hiro fue el único en darse cuenta de su ausencia y caminó despacio hacia ella.

-¡Hey! ¡Hima! ¡He conseguido el permiso!-Anunció con una voz dulce

La chica levantó la vista del suelo, mirando directamente a los ojos cafés de su novio.

Esbozó una sonrisa y murmuró:

-Ya lo sabía. Fui yo quien te enseño a manejar, recuerda.

Hiro sonrió y se acercó a ella.

-¿Algún día dejaras de ser tan orgullosa?-Preguntó Hiro, con una voz dulce pero profunda

-Ña. Soy hija de Atenea. ¿Qué esperabas?-Se burló la chica

Hiro sonrió y colocó ambas de sus manos en la cintura de su chica.

-¿Desde cuándo sabes de mitología griega, mi pequeña novia?-Preguntó con un tono seductor

-Desde que empecé a leer Percy Jackson, mi querido novio.-Contestó ella, con una sonrisa seductora

-¿A sí? ¿Y por qué empezaste a leer Percy Jackson? Si se puede saber.

-Porque se me dio la gana. ¿Necesitas más explicación?

Hiro ahogo una risa y se acercó a su novia, levantándola por los aires y finalmente, dejándola de nuevo parada en el suelo.

Ella colocó ambas de sus manos alrededor del cuello de Hiro y lo abrazó.

Hiro hundió su cara en el cuello de su novia. Quería inhalar ese delicioso aroma a lavanda y chicle que ella tenía.

Fue en el momento que sintió algo frío, como de metal que apartó la vista.

Y ahí estaba, el collar que le había regalado.

-Pensé que lo tenías guardado.-Admitió, señalando el objeto

-¿Qué? ¿El collar? ¡Por Dios, Hiro! Me lo diste hace una semana, ¿Cómo no iba a tenerlo?-Exclamó ella

-Corrijo. Pensé que ya no te lo ponías.

-Solo para ocasiones especiales.-Admitió ella

Hiro sonrió.

-¿Y por qué sería esta una ocasión especial?-Preguntó

-Realmente... no lo sé. El collar es bonito. Quien me lo regaló es bonito. Y, además... Tú eres especial para mí. Eso hace que cada día que pasamos juntos sea una ocasión especial.-Admitió GoGo

El chico sonrió y se agachó para poder plantar un largo beso sobre los labios de la pelinegra.

Y entonces fue cuando se dio cuenta de algo.

-¡Mira! ¡Soy más grande ahora!-Exclamó, orgulloso

GoGo rodó los ojos y murmuró un:

-Como quieras. Sigo siendo más inteligente.

Hiro la abrazó fuertemente.

El chico pelirrojo, irritado por la escena, carraspeó la garganta haciendo que ambos pelinegros voltearan a verlo.

Iba a protestar algo cuando la tía Cass lo interrumpió.

-¡Hiro! ¡Leiko tiene un regalo que quiere darte!-Exclamó

Hiro frunció el ceño.

-¿En serio, amor?-Preguntó

-Yup.

-¿Qué es?

La chica pelinegra le aventó las llaves de un auto.

-BMW rojo convertible. Justo como el que dijiste que te gustaba. Completamente nuevo. Estacionado en el E-4, placas BT08-MTC.-Anunció

Los ojos de Hiro se llenaron de felicidad y su cara se iluminó.

-¡Eres la mejor cosa que me ha pasado!-Exclamó

La chica sonrió.

-Y tu eres la mejor cosa que...

GoGo se vio interrumpida por el sonido de su celular.

Rápidamente lo contestó y lo que escuchaba iba borrando lentamente la sonrisa de su rostro.

Cuando colgó, todos los presentes se le quedaron viendo confundidos.

-¿Qué paso, GoGo? ¿Esta todo...?

-¡Hiro, Baymax! ¡Al auto! ¡Ahora!

(...)

-¡Eugene Fitzherbert! ¡Te prohíbo morir!-Exclamó Rapunzel

-Lo siento mucho, rubia. Esa es la única promesa que no te puedo cumplir.-Exhaló el castaño

-¡No te morirás! ¡Esta estrictamente prohibido!-Le espetó GoGo

-Esa es la única que si no te obedezco, Gongju...

-¡No, Flynn!-Exclamó Rapunzel

El castaño se volteo hacia Hiro, que permanecía parado en el marco de la puerta.

-¡Hey! ¡Chico de las ruedas!-Llamó Eugene

Al oír el apodo que el primo de Leiko, Eugene, le había puesto, Hiro levantó la mirada.

-¡Cuídala bien, por favor!-Murmuró Eugene

Justo en ese momento la pantalla emitió un pitido y la línea se volvió recta.

-¡Eugene!-Lloró la chica rubia

Los ojos de GoGo se abrieron como platos y empezó a golpear el cadáver de su primo. Golpes rompe-costillas y aplana-hígados, si estuviera vivo.

-¡No! ¡Eres un infeliz! ¡Tu me prometiste que me cuidarías eternamente! ¡Me prometiste que lo harías! ¡Qué me llevarías al altar y qué cuidarías de mis hijos! ¡Infeliz! ¡Despierta y cumple tus promesas! ¡Escúchame!-Demandó la pelinegra mientras continuaba golpeando el cuerpo sin vida

Hiro se apresuró a quitar de encima a su novia y llevarla lejos, mientras los médicos hacían lo posible para intentar revivirlo.

Leiko seguía gritando. Incansables cosas sobre promesas rotas y que era un infeliz. El ruido le retumbaba en los oídos a Hiro. Eran gritos capaces de dejarlo sordo. Pero aún así el no iba a soltarla. La seguía cargando como si fuera un saco de harina sobre su hombro mientras la arrastraba fuera del hospital.

(...)

Los dos estaban sentados en la cima de la montaña Leiko Tanaka, sin decir nada uno al otro.

Aunque Hiro había intentado entablar conversación varias veces, ella se negaba a mover la boca, ni siquiera lo miraba.

GoGo no era una persona que demostrara mucho afecto, Hiro lo sabía. Pero también sabía que las mujeres expresan su enojo cuando están calladas, lo había experimentado varias veces con su tía Cass. Y sabía que si una mujer habla cuando está triste, es probable que nunca logres cerrarle la boca. Pero no le importaba, estaba dispuesto a pasar mil y una noches escuchándola hablar si eso era lo que necesitaba para calmarse. Y además, le parecía que su voz sonaba como un coro de ángeles.

Leiko reventó una burbuja de chicle.

Entonces fue cuando las palabras de su tía resonaron en su cabeza.

"Estará devastada. Lo se por experiencia propia. Vas a necesitar ayudarla, estar ahí para ella. Y va a ver veces en lo que la platica no sea lo más convencional. En esos casos, solo abrázala y deja que ella hable. No digas ni una sola palabra, solo escucha. Eso es lo que va a necesitar. Un hombro en el que pueda llorar, alguien con quien pueda hablar."

Y eso fue lo que hizo. Se acercó cuidadosamente y la abrazo por detrás.

El silencio de Leiko era terrible, podrían haberte clavado mil dagas en la espalda y aún así, dolería menos que un segundo de su frialdad.

Pero, para sorpresa de Hiro, la chica le correspondió el abrazo.

Después de unos segundos, fue cuando finalmente decidió hablar.

Murmuraba cosas sobre Eugene. Sobre como había sido una figura paterna para ella y sobre como le había prometido un montón de cosas... que ya no podría cumplir.

Hiro solo escuchaba, a veces murmuraba un 'entiendo' o un 'Lo sé, lo siento.' Pero fue especialmente una oración que logró desviar su atención.

-Hiro. Vas a tener que conocer a los Tanaka, mi familia.

¡Alo!

Capítulo pasado de largo para ustedes. Mi deseo de un buen fin de semana.

Ya se que dije que actualizaría cada tres días, me voy a apegar a esa regla (intentaré) desde ahora. Es que amo tanto este libro que me resulta en exceso difícil dejar de escribir tanto tiempo.

Mañana probablemente va a haber capítulo, dependiendo de mis ánimos. Pero después de eso, ¡Les prometo que ya sigo las reglas!

Sigo intentando ajustarme al nuevo formato para escribir de Wattpad. ¡Se me olvida donde queda la cuenta de palabras y constantemente me paso de las 500! Pero tranquilas, ya me estoy acostumbrando.

¿Alguien se fijó en la nueva portada?

Eso es todo, ¡Muchas gracias por sus votos!

Besos robóticos congelados:

-Valery

P.D. Ya se que me estoy exagerando con la muertes de este libro, perdón para todas (si hay alguna) que sufren cuando mato personajes.

Explicación para todas las muertes:...

He estado leyendo mucho Harry Potter (y Percy Jackson) últimamente.

Ahora me creo J.K. Rowlings...