No pude decir adiós...
Sus pupilas estaban completamente dilatadas de tanto llorar y el brillo café de sus ojos había desaparecido por completo.
La había perdido.
Primero perdió a sus padres, después a la única persona que le había servido de figura paterna y ahora... a ella.
¿Por qué la vida tenía que ser tan injusta?
Nunca volvería a abrazarla, o a tomar su mano, a decirle que la quería, a ver el atardecer o ir a la playa... todo se había ido al caño.
Esto no podía estarle pasando, era demasiada tragedia para una sola persona.
Le habían contando hacía ya unas horas. ¿Por qué justamente en el día de San Valentín?
Entonces entró su tía, con unos ojos sin brillo que suplicaban misericordia y algo de compasión.
-Cariño, tienes que comer.-Le insistió, acercándole el plato de comida.
-¿Para qué? ¿De qué sirve comer si ella no esta aquí?-Musitó.
-Mira, se que es difícil. Pero tienes que comer... es lo que ella hubiera querido.-Insistió su tía.
En ese momento entró la rubia por la puerta.
-¿Qué quieres, Limón?-Musitó.
-Lemon, pero eso no importa. Tienes que comer.-Explicó ella, arrodillándose a su altura y viendo directamente esos ojos cafés.
-Pero no quiero.-Protestó.
Honey suspiró y le paso un mechón pelinegro detrás de la oreja.
-¿Ya vas a empezar otra vez? No puedes cambiar lo que paso. Y tampoco dejar de comer cada vez que alguien muere. Punto final de esta discusión.-Ordenó la rubia, seria.
-Pero...
-¡Nada de peros! ¡Soy tu mayor y me obedeces! ¡O comes o comes! ¡Soy tu mejor amiga y te lo ordeno!-Interrumpió Honey.
A regañadientes, tomo el plato con sus frías manos y se metió los pedazos de comida a la boca.
Una vez que hubo acabado, Honey se llevó a lavar los platos con un aire satisfecho.
-Señora Tanaka, siento mucho todo lo que está pasando.-Se disculpó Honey.
-La que lo siente soy yo, querida. No cuide lo suficiente a Jane... El suicidio es algo malo para las personas, ¿Sabías?-Se disculpo Teresa.
-Creo que me lo imaginaba, Teresa. En fin. Hiro dijo que estaría aquí en unos tres minutos, entonces...
El celular de Honey empezó a sonar y ella lo respondió sin titubear.
-Ya... ya llegué, Honey. Yo... vine corriendo... ¿Está... Leiko esta bien?-Preguntó él, jadeando desde el otro lado de la línea.
-Si, Hiro. Enseguida bajo a abrirte la puerta.-Respondió ella.
La chica rubia se disculpó e inmediatamente bajó junto con la tía de GoGo a abrirle la puerta al chico.
-¡Hiro! ¡Hola!-Saludó Teresa.
El pelinegro aún seguía intentando recuperar su aliento.
-Ho...Hola, señora Teresa. Honey...-Saludó.
-¿Cómo estás, corazón? Pasa, pasa.-Invitó la pelinegra.
Hiro asintió y las siguió al interior de la casa.
Se sentaron en un sofá y Teresa se quedó mirando al suelo.
-Me tengo que ir, varios asuntos pendientes en el trabajo. ¿Supongo que ser un visionario no te deja estar de luto?-Musitó, apenada.
Hiro asintió y Honey tomó la mano de la tía de su amiga.
-Yo puedo acompañarla hasta su auto, señora Tanaka. Pero... ¿Hiro...?
-No, está bien. Traje a Baymax. Casi no dormí revisando los planes para hoy. ¡Catorce de Febrero! Creo que no voy a poder hacerlos todos... pero nah. Me importa más que mi hima este bien. Los planes pueden esperar.-Interrumpió él, sonriente.
-Okey. Me encanta como te preocupas por mi sobrina, Hiro. Me despido.-Señaló la señora Tanaka antes de salir de la casa con Honey.
Justo cuando Hiro escucho que cerraron la puerta, un sonido salió del cuarto.
-Genial. ¡Ustedes también me dejan sola! Mas les vale que vengan acompañadas de Jane o...-Se paró la voz y Hiro pudo escuchar unos sollozos que callaron pronto.
Con cautela, subió hasta el cuarto de su novia y abrió la puerta delicadamente.
-¿GoGo?-llamó, evidentemente preocupado.
La chica levantó la mirada y rápidamente se secó las lágrimas.
-¿Hiro? ¡Hola! ¿Cómo estás? ¿Qué haces aquí? ¿Cómo...?
Hiro se acercó hacia ella y la interrumpió con un abrazo.
-No te hagas la fuerte, Go. Me duele más verte fingiendo ser fuerte que verte llorar.-Le suplicó.
Los ojos de la pelinegra se llenaron de lágrimas.
-La perdí, Hiro. Jane se ha ido. Se suicido... y no hice nada al respecto.-Se quejó ella, apretujándose contra el cuerpo de su novio.
Hiro la abrazó aún más fuerte.
-Na había nada que pudieras hacer. Usó un silenciador, no hay forma humanamente posible de escuchar eso.-La consoló Hiro.
-Pero... ¡Le grité! ¡Le dije cosas horrendas! Ya no... no me puedo disculpar.-Se lamentó ella.
Aunque no estaba llorando, Hiro podía sentir lo rota que estaba por dentro.
-Hima, no hay nada que pudieras hacer al respecto. Tal vez... a veces no existen las segundas oportunidades, ¿Entiendes?-Se había quedado seco.
Él sabía como se sentía. Sabía el dolor de perder a alguien. Pero siempre había alguien a su lado, para consolarlo.
-Segundas oportunidades...-Repitió ella, aparentemente con nostalgia.
Entonces fue cuando le llegó la iluminación.
-¡Hey! Ya se que tal vez no sea el hombre más perfecto del mundo, o el mejor novio. Pero, pase lo que pase, quiero que sepas que estoy aquí para ti. ¿Okey?
GoGo asintió, aún claramente triste.
Hiro entonces hizo que sus frentes chocaran para que se quedarán viendo a los ojos.
-Leiko, me trae sin cuidado si el mundo alrededor de nosotros. Mientras tu estés bien, mi vida sigue su curso. Eres lo más importante para mí, la mujer más hermosa que he visto en toda mi vida. No me importa que piensen los demás. Todo estará bien, ¿Okey? Tal vez no ahora, en este preciso momento... Pero pronto lo hará. Y yo te acompañaré en todo ese trayecto y aún todavía más adelante. Te amo, Leiko. Y no sabes cuanto me duele verte sufrir. Haría lo que fuera con tal de que no estuvieras tan devastada. Te amo. Punto.-Aseguró Hiro.
Una leve sonrisa se formó en el rostro de GoGo. No era muy grande, pero era una sonrisa. Y eso le bastó a Hiro para saber que ella había creído en él.
-Todavía duele.-Se quejó ella.
-Y lo seguirá haciendo. Me encantaría decirte que se pasa pronto... pero no lo hace. Ahora, ven. Tengo grandes planes para hoy y me gustaría que me acompañaras.-Propuso Hiro.
Los ojos de GoGo se abrieron como platos.
-¡¿Qué?! ¡¿Así?! ¡Hiro! ¡No me he bañado en dos días! ¡Parezco vagabunda!-Reclamó GoGo.
-¿Y qué? Te ves hermosa. Venga, vamos.-Insistió él.
-¡No! ¡Me voy a bañar antes! ¡Tu ve a hacer algo!-Ordenó.
Lo sacó a empujones de su cuarto y se apresuró a bañarse.
Hiro rodó los ojos y bajo al piso de la cocina.
-Venga, amigo. Arreglemos todo antes de que GoGo baje.
(...)
-¡Hiro! ¿Dónde estás?-Llamó GoGo.
-¡En el balcón!-Respondió él, sin mucha importancia.
-¿Y qué haces en el balcó...? ¡Wow!
Estaba maravillada por la vista.
Hiro había cocinado para los dos y todavía había tenido tiempo para arreglar una mesa en el balcón, donde puso la comida.
Se veía todo hermoso. En la casa de GoGo eran varios pisos: La planta baja, donde estaban la cocina y la sala. El primer piso, con el cuarto de GoGo, un cuarto de invitados y un cuarto de arcade. Y el segundo piso, un laboratorio dedicado a la ingeniería mecánica con un balcón que tenía una hermosa vista hacia el lado Suroeste de San Fransokyo. Y, de alguna manera, Hiro había acondicionado todo perfectamente.
-¡Preparé el desayuno! ¿Te gusta?-Exclamó Hiro, algo nervioso.
-¡Hiro! Esto es... yo... tú... ¿Preparaste esto para mí?-GoGo realmente se había quedado sin habla.
-¡Pues claro! ¡Ven, siéntate!
Después de un delicioso desayuno consistente de salmón ahumado, jugo de naranja y tarta de moras, Hiro llevo a su novia a un gotcha. Aunque ella se comportaba como una maniática asesina mata gente, los dos lo disfrutaron. Finalmente, fueron a un concierto de la banda favorita de los dos, Fall Out Boy.
Aunque GoGo se comportaba como una loca, Hiro nunca perdió rastro de lo que había dicho.
Para él, ella era la mujer más hermosa del mundo.
GoGo se recargó contra la puerta de su casa, su mirada hundida en los ojos cafés de Hiro.
-Muchas gracias por hoy, Hiro. De verdad sabes como sacar lo mejor de mí, ¿Lo sabías?-Preguntó la pelinegra.
Hiro puso ambas manos sobre las mejillas de GoGo, una a cada lado.
-Me lo imaginaba. ¿Tu sabías que eres la mejor cosa que me ha pasado?
-Hiro... yo...
-Es enserio. No me había dado cuenta hasta ahora, pero... Te vi hecha una porquería (no te veías mal, por cierto), te vi gritando como loca y disparando a la gente (cosa que me resulto divertida), y después, te vi realmente emocionado por algo que te encantaba y, ¿Sabes algo? En ninguna de ellas mi parecer sobre ti cambio. Eres hermosa en pijama y sin maquillaje, eres hermosa siendo una psicópata asesina serial y eres hermosa gritando y cantando a todo pulmón. Eres hermosa, sin más. Y soy bastante afortunado por tenerte en mi vida.
GoGo se sonrojo en veinte tonos de rojo.
-Hiro... yo...
-Shh, no necesitas decir nada. Tal vez no te esperabas lo que dije, pero es verdad. Te amo con cada parte de mi...
-Hiro, ter he visto en las buenas y en las malas. Se como es ver a quien amas sufrir y se que apesta. Te amo, nada más. Viajaría hasta la otra parte del mundo solo para mantenerte a salvo. Soy capaz de retar al mismísimo Cronos solo para garantizar tu seguridad. Hiro Hamada, eres mi vida. Te necesito porque te amo. No hay nada que me vaya a hacer cambiar de opinión.
-Leiko Tanaka... Te amo.
-Yo también te amo, Hiro Hamada.
Compartieron un dulce, largo y apasionado beso.
Hiro sonrió con aire satisfecho.
-Te dejo, hima. Esta empezando a oscurecer.-Dijo el chico pelinegro, apartándose de su novia.
-Esta bien, wuangja. Mándame mensaje cuando llegues, quiero saber si llegaste bien.-Respondió ella, aún sonrojada.
-Claro. Y... ¿Cronos?
-Percy Jackson. Si no fuera tan joven probablemente sería mi novio.
Hiro frunció el ceño.
-¿Cuántos años tiene mi competencia?-Preguntó, falsamente herido.
-Dieciséis, igual que tú.-Respondió GoGo, indiferente.
-¿Y lo quieres más a él que a mí?
-Pues sí. Pero tiene a Annabeth, está con otra.
-¡¿Qué?!
-Mentira, Hiro. Solo te amo a ti. Ahora ve. Tu tía te va a matar si llegas tarde.
Hiro asintió y se alejó corriendo por la calle, definitivamente este era el mejor San Valentín de su vida.
¡Holiatus!
¿Qué opinan de mi capítulo?
¡GoGo esta viva!
Efectivamente, Jane se suicido.
Este será el último capítulo dedicado a tener tantos momentos amorosos en vario tiempo.
En el próximo capítulo empiezan los problemas. Pero tranquilos, ninguna muerte (intentaré XD).
Este capítulo va dedicado a mi amiga CLF, que me hizo el hermoso favor de vengarlas matándome en su Fic. ._.
¡Feliz día del niño! (A los que todavía lo son) Mi regalo para ustedes es este capítulo de... ¿1, 793 palabras? ¡Wow! ¡Nuevo récord!
Les quería agradecer infinitamente por sus 623 votos, 8K+ views y 263 comentarios.
¡Las amo con toda mi alma!
Besos robóticos congelados:
-Valery (quien está pensando en si matar o no matar a alguien más) Nah, mentira. No mas muertes, prometido. ;)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro