Go Go se levantó a las 7:00 a.m. en punto, segundos después de escuchar el coro de la canción de Christina Grimmie — Liar, liar sonar en su nuevo KreiPhone 5.

—Asquerosas alarmas—musitó, antes de apagarla—. Mi canción favorita ahora es la que más odio.

  Go Go medio abrió los ojos aún adormilada. Estaba cansada del after de ayer.

  En cuanto sus ojos pudieron volver a enfocar se dio cuenta de que estaba tirada sobre su alfombra negra, en el suelo de su cuarto en la mansión de Fred. 

  Su traje estaba tirado frente al ropero y sus discos aventados a un lado de la cama.

  Aún adormilada camino a gatas hasta el borde de la cama. Puso su mano sobre la colcha, la cual se deslizó bajo sus dedos arrastrando a las demás cobijas junto con ella. Dejando a la cama con la sábana de cajón y ambas almohadas. 

  Se aferró firmemente a la más cercana de las almohadas y la usó como soporte para levantarse y poder volver a tumbarse boca abajo en la cama.

  Se tapó nuevamente con las cobijas y la colcha, puso ambas manos bajo de las frías almohadas y se dispuso a volver a dormir.

  Justo antes de poder conciliar el sueño, Go Go sintió que una corriente fría le recorría la nuca.

  Abrió los ojos de golpe, solo para encontrarse con que la puerta estaba semi-abierta.

  Sacó un brazo de la almohada y lo estiró hasta que pudo sentir el disco entre sus dedos. Lo tomó firmemente y lo aventó contra la puerta, obteniendo como resultado una puerta cerrada con un rayón del grueso de una hoja de papel. 

  Cuando el disco volvió a ella, lo amontonó junto con los demás discos y volvió a dormir.

  En los pasillos caminaba el más pequeño de los Hamada. Quien después de haberse levantado por un vaso de leche, había escuchado el ruido que el disco hizo al pegar contra la puerta.

  Hiro se dirigía hacia el cuarto de Go Go aún con el vaso de leche entre las manos, pero decidió desviarse hacia la habitación de Fred. Dado que si Leiko había decidido aventar el disco contra la puerta en vez de ir a cerrarla, es porque no estaba en el mejor de los humores y no quería ser molestada.

  Horas pasaron antes de que todos se despertaran y se encontraran desayunando en el gran comedor junto con los padres de Fred.

  Todos tenían el cabello un poco mojado dado que acababan de darse un baño.

  El corazón de Hiro se detuvo cuando vio bajar a Go Go por las escaleras. Pensaba que se veía hermosa vestida con una playera negra ajustada de manga larga, sus jeans, unos Converse morados y su maquillaje del diario. Su look era simple pero elegante.

  El desayuno transcurrió rápido.

  Los señores Lee siempre estaban de viaje, pero cuando no lo estaban eran bastante agradables y tolerantes con el grupo.

  Después de desayunar, todos se fueron a sus respectivas casas.

  Eran las 4:00 p.m. y Hiro estaba ayudando a la tía Cass, cuando Wasabi entró corriendo al Lucky Cat Café.

—Wasabi, cariño. ¿Qué se te ofrece?— Preguntó la tía Cass.

—Hiro...— Wasabi pronunció, intentando recuperar el aliento.

Al oír su nombre el chico lo miró extrañado.

—¿Mande?— Preguntó.

—Es...