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Leiko Tanaka y el Mar de los Gritos

No peleaban muy seguido. Pero cuando lo hacían, no era bonito.

Era básicamente una pelea masiva de gritos que podían dejarte sordo aún así te taparas los oídos con las manos.

Aunque no peleaban por cosas si sentido, claro. Les daba igual si GoGo había pedido leche y Hiro había llevado deslactosada. O si Hiro se había caído y ella no le había ayudado. No, peleaban por cosas serias.

La mayoría de sus pocas peleas era por su diferencia de edad.

A ella no le gustaba gritarle, y el lo sabía. Lo veía en la forma en la que sus hombros se levantaban. En como su voz se elevaba y al mismo tiempo se agudizaba. Y en como sus ojos se enrojecían.

Entonces paraba.

Él ya no gritaba más, solo se quedaba callado.

Ella gritaba e insistía, pero él solo escuchaba.

Se acercaba lentamente hasta ella, la abrazaba y le peinaba el pelo con las manos.

Entonces ella también se callaba. No tomaba mucho para que sus gritos se convirtieran en susurros y, por alguna razón, no podía evitar el abrazarle de vuelta.

Pasaban los siguientes minutos reconciliándose en silencio, solo abrazados.

Entonces era cuando ella entendía que puedes amar a alguien no importa cuanto intentes odiarlo.

Hiro acaricio el cabello negro azabache de GoGo.


-Te quiero, ¿Lo sabías? No me puedo permitir perderte de una forma tan idiota como Fred.-Bromeó ella


Hiro sonrió. Solo necesitaron eso para dar por terminada su pelea y reconciliarse en silencio.


-Entonces... ¿Boda Coreana a Japonesa?-Preguntó él, después de unos segundos


Los ojos de la pelinegra se abrieron como platos.


-¡¿Qué?!

-Pues sí. Tu me quieres, yo te quiero... ¿Por qué no estar juntos? Aún más juntos...-Bromeó Hiro


GoGo recargo su cabeza en el hombro de el pelinegro y entrelazó sus dedos con los de él.


-Crece, ¿Sí? Luego nos casaremos.-Ordenó ella

-Esta bien, ¿Trato?

-¡Ya no hago tratos contigo, Hamada! ¡No después de...Bill!

-Perdón, perdón. Solo ven y abrázame.


La pareja de ojos cafés se quedo otro rato abrazados, hasta que Honey abrió la puerta.


-Perdón por interrumpir, pero ya no se escuchaban gritos y las cosas se están poniendo feas.-Se disculpo la rubia


Ambos asintieron y se tumbaron en la cama de Hiro.

Después de la Princesa Rosa entraron FredZilla, el Gran Rojo, la Defensa Azul y el Ninja Verde.

Fred tomó un puff del suelo y se sentó en él, mientras que Wasabi se recargó contra la pared y Honey se sentó al pie de la cama de Hiro.


-¿Qué hacemos, Hiro? Nuestro sospechoso sabe nuestros nombres REALES y ocupaciones. Hemos tenido siete incendios en cuatro días. ¡Es sobrehumano!-Se quejó Wasabi

-Es algo rarisímo. Es decir, mañana es catorce de Febrero y lo único que tenemos de el o ella es sus mugrosas notas (sin huellas dactilares, por cierto) y su firma: -Ja. Re. ¿Qué significa eso?-Agregó Honey, levantando las manos

-No habrá San Valentín este año para nosotros, supongo.-Murmuró Fred


Leiko volteó a ver a los robots. Emma y Baymax estaban cada uno en sus estaciones de recarga, todavía tenían puestos sus trajes de batalla.


-Apesta, de verdad.-Se quejó GoGo


Hiro se encogió de hombros y forzó una sonrisa.


-¡Miren el lado bueno! ¡Al menos tenemos las dos primeras letras de su nombre y apellido! ¡Ja. Re. es un comienzo!


GoGo se enderezó de golpe.


-¿Ja. Re? ¿Cómo en Jane Reaiden?-Preguntó, exaltada


Honey asintió.


-¿Por qué? ¿Suena familiar, GoGo?-Preguntó


La pelinegra rechinó los dientes.


-Demasiado.


Antes de esperar otra palabra, usó los discos de su traje para salir a toda velocidad del Lucky Cat Café hacia la fría y estrellada noche.

Hiro trató de seguirla, pero para cuando hubo bajado hasta el café GoGo ya estaba muy lejos.

Lo único que le quedó fue desear para que nada malo le pasara y meterse a su casa a regañadientes.


GoGo tocó la puerta de mármol blanco desesperadamente.


-¡Ya se qué estas ahí, baesinja. ¡Ábreme!-Exigió


La puerta se fue abriendo poco a poco, solo para revelar a la chica pelirroja con los ojos rojos de tanto llorar y pijamas.


-¿Qué quieres, gongju?-Preguntó, deprimida


Hubo algo en la forma en que lo dijo que encendió todavía más el odio de GoGo.

Lo decía en forma despectiva, más como para ofender que para jugar.


-Déjame pasar.-Ordenó GoGo


La puerta se abrió un poco más y Jane se apartó del camino.


-Estoy ocupada, ¿Qué quieres?-Preguntó, después de cerrar la puerta


La pelinegra se llenó de furia.


-¡¿Qué qué quiero?! ¡Te confíe el secreto de los grandes héroes! ¡Te confíe mi amor hacia Hiro! ¿Y qué hiciste tú? ¡Los quebrantaste! ¡Ambos!-Gritó GoGo

-¡¿Y yo qué hice para quebrantarlos?!-Gritó la pelirroja en respuesta

-No lo sé... Déjame ver... ¡Besaste a mi novio y ahora juegas con mi equipo!

-¡Ya te dije que lo de Hiro fue un impulso! ¡Y lo otro..! ¡De tú cochino equipo de nerds que juegan a salvar San Fransokyo yo no sé nada! ¡No me importa y jamás lo hará! ¡Ahora vete!

-¡Eres una baesinja! ¡No juegues a la inocente conmigo, Jane! ¡Te conozco perfectamente!

-¡Si tan perfectamente me hubieras perdonando hace milenios! ¡¿Qué paso con la época en la que eramos inseparables, una sola?!


Eso fue todo lo que tomó para romperlas, a ambas.


-Te odio con una pasión ardiente, Jane. De verdad.-Declaró Leiko


Jane frunció el ceño.


-El sentimiento es mutuo, huérfana.


Una rayo de dolor paso por la cara de la pelinegra, pero desapareció tan rápido como apareció.

Jane había dado en el clavo.

GoGo apretó los dientes y salió echa una furia.

Fueron unos segundos en los que la pelirroja perdió el uso de razón en los qué...

Tomó la pistola de su padre, la cargó con balas, tomó una Coca-Cola para usar como silenciador y respiró hondo.

Aún con su prima dentro de la casa tomó aliento y apuntó.


-Lo siento, gongju.-Pronunció antes de disparar


El cuerpo sin vida cayó al suelo con un golpe sordo. Dejando una mancha de sangre que brotaba de la herida abierta sobre la nueva alfombra.

Pero era muy tarde para hacer algo al respecto, pues ya se encontraba afuera de la casa y corriendo.

Se odiaba a sí misma por haberle hecho eso a su prima.

Pero lo que esta hecho está hecho.

Ya no hay manera de regresarle la vida a una persona.




¡Yellow!

¿Me extrañaron? ¿Qué les pareció el capítulo?

Como vieron ya empecé a matar personas... otra vez. Es que ya empezamos con los problemas.

Pero tranquilas, esta es la última muerte de todo el libro.

Solo digamos que cierta personita pelinegra será infeliz por el resto de sus días... Ok no tanto, pero sufrirá.

Y estuve viendo Criminal Minds últimamente, por eso sé lo del silenciador.

Besos robóticos congelados:

-Valery

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