La Decisión Recae En El Rey De Los Lagartos
-¡¿GoGo?! ¡¿Dónde estas?! ¡Ven, por favor!
Honey rodó los ojos mientras algunas lágrimas salían de los mismos.
-¡Héroe, deja de lamentarte! ¡Si no nos apuramos a buscarla, puede que la maten!-Gritó Fred.
-¡Cállate! ¡No digas eso!
-¡Entonces párate y ayuda! ¡No sirves de nada si no te mueves!
Hiro se levantó a regañadientes y se puso su armadura. Cerró los puños y juró matar a Jaimee por haber secuestrado a su único amor, nunca se perdonaría si algo le pasara.
-Bien. Ahora, ¿A dónde vamos?-Comentó Honey.
Hiro la fulmino con la mirada.
-¡¿Tengo cara de qué se?! ¡Hubiéramos ido hace siglos si supiera! ¡La necesito!
-¡Hiro! ¡Cálmate de una buena vez! ¡¿Quieres?! ¡Deja de gritarme y encuentra un nuevo ángulo!-Le gritó Honey.
El pelinegro tuvo que parpadear varias veces para espantar las lágrimas. No solo porque esa frase era completamente Tadashi, sino también porque eso mismo le había dicho a ella justo antes de inventar a Merideen.
-Merideen... Emma. ¡Eso!-Gritó.
La robot se infló con todo y armadura.
Hiro parpadeó un par de veces.
El tono de llamada de Honey fue lo que los distrajo a todos.
La chica se sonrojó y tomo el dispositivo, apenada.
-¿Número desconocido? Ha de ser otro acosador. Ignora...
-¡No! ¡Pon el altavoz y contesta! ¡Podría ser ella!-Interrumpió Hiro.
-Astuto...-Murmuró ella antes de seguir las ordenes.
Tan pronto Honey puso la llamada en altavoz, Hiro empezó a gritar.
-¡Te juro que si no me la devuelves en una pieza, vivita y coleando te voy a...!-Se interrumpió a si mismo por el sonido de una canción tan familiar.
-"It's in his DNA, D-D-D-DNA.
And he just takes my breath away."
-¡Esa canción!-Exclamó.-¡es la que GoGo cantó en el karaoke! ¡Fue la primera!
Honey lo miró, confundida.
Hiro terminó la llamada y salió corriendo del Lucky Cat Café.
(...)
-Señor, tiene que dejarnos entrar al cuarto número 45. Por favor.-Insistió el pelinegro.
El señor negó con la cabeza.
-Lo siento, joven. Pero ya hay una joven en ese cuarto. Dos lindas muchachas. Pero puedo darle el cuarto continuo, si lo desea.-Contestó.
Hiro se frotó ambas manos contra la cara.
-Necesitamos ESE cuarto en especificó.-Musitó.
-Pero ese cuarto ya esta siendo...
Fred tomó una baraja de billetes y los puso en el contador.
-¿Sigue estando en uso el cuarto?-Preguntó.
El señor guardó el dinero y negó con la cabeza.
-Si me disculpan, voy a desalojar su cabina...
Hiro sacudió ambas manos.
-No, no, no, no, claro que no. No se tome la molestia. Nosotros nos encargamos.-Se apresuró a decir.
El señor se encogió de hombros y los dejó pasar. Otro cliente enojado menos.
Los chico caminaron hasta la cabina y allí las encontraron.
Jaimee estaba sentada en el sofá, cantando desentonada la letra de Close To Your Love-AtellaGali, como si fuera completamente normal. Mientras que GoGo estaba inconsciente, sobre un sofá.
-¡Oh, chicos! ¿Por qué tardaron tanto?-Saludo Jaimee, como si fueran viejos amigos.
Los cuatro amigos la fulminaron con la mirada.
-No quieren hablar, esta bien.-Murmuró.
Hiro corrió hasta GoGo y la cargó.
-¡¿Qué quieres?!-Gritó, con la chica entre sus brazos al estilo nupcial.
-Que me acompañen.-Respondió ella.
Los ojos de Hiro se abrieron como platos.
-¡¿Es enserio?! ¡¿Todo esto por pura compañía?!-Gritó.
La chica se encogió de hombros.
-Estaba sola.
Fred rodó los ojos.
-Vayámonos chicos.-Suspiró.
-Ah, ah, ah. No se pueden ir si quieren que su amiga pelinegra siga viva.-Reprendió Jaimee.
-¿A qué te...?
-Revisa las muñecas de tu querida novia, baboso.-Le ordenó a Hiro.
El chico hizo como le indicaron y, efectivamente, tenía dos pulseras de hierro.
-Si yo lo comando, esas cosas podrán cerrarse a tal grado que le parará el flujo de sangre. No más Leiko.-Bromeó la chica.
Los ojos de Hiro se abrieron como platos.
-¿Qué quieres que hagamos?-preguntó, una mezcla entre temor, nerviosismo y preocupación se albergaba en su voz.
Jaimee sonrió.
-Irán conmigo. Harán exactamente lo que les ordene si en algo estiman su vida... y la de ese bicho inmundo.
Los chicos salieron del karaoke junto con Jaimee. Actuaban como si fueran amigos de hace varios años que solo llevaban a una de ellas que se quedó dormida.
Jaimee le ordenó a Hiro que manejara hacia el parque Jackson antes de que el sol se escondiera.
Y eso hizo. Hiro manejó a una velocidad que hubiera echo que su novia estuviera orgullosa.
Cuando bajaron, Wasabi, Honey y Fred se lanzaron al suelo.
-¡Tierra! ¡Por fin! Hermoso suelo.-Gritó Wasabi, volteando a ver a su mejor amiga.
Honey logró esbozar una sonrisa mientras intentaba aguantar sus ganas de vomitar su almuerzo.
Fred se sujetó el estomago antes de darles a las plantas un poco de pizza de la mañana.
Jaimee arrugó la nariz.
-¡Qué asco, Freddie!-Se interrumpió y volteó a la dirección contraria del parque.-Vamos. No estamos lejos.
Dicho esto, se echo a correr.
Tan pronto Fred acabo de devolver su almuerzo, los chicos y ambos robots corrieron hasta adentrarse en la fría noche.
(...)
Honey cayó al suelo con un golpe sordo.
Jaimee se apresuró a poner a dos de los chicos y a ambos robots en una celda.
Fred volteaba a ambos lados desesperadamente, intentaba divisar a sus amigos.
Jaimee apareció detrás de él.
-¿Buscando a alguien, Freddie?-Preguntó.
Fred asintió.
-Si. A mis amigos. ¡Tu casa es demasiado grande! Voy al baño y ya no se como llegar a las escaleras.-Explicó.
Jaimee sonrió.
-Me alegra que te guste, Freddie. Ven. Te llevaré con tus amigos.
Fred se sintió confundido por el repentino cambio de actitud de la chica. Un minuto amenazaba con matarlos y al siguiente les servía refrigerios en su casa mientras veían Criminal Minds. Menuda bipolaridad.
Si embargo, la siguió.
Minutos después, ambos se encontraban en una gran sala con una pantalla en el cristal.
-Urm... Mis amigos no están aquí.-Señalo Fred.
-Ya lo sé, tontín. Pero concéntrate en la vista. ¿Acaso no es hermosa?-Cambió Jaimee el tema.
Fred se obligó a concentrarse en la vista. Era hermosa. Se veía todo San Fransokyo.
-Lo... lo es.
Jaimee sonrió y dio unos golpecitos en el cristal con los nudillos.
Inmediatamente, el cristal se volvió turbio y un plano apareció sobre el mismo.
Fred entornó los ojos.
-¿Qué es esto?-Preguntó.-Creí que veníamos a ver la vista.
La chica de pelo morado rió entre dientes.
-¡Oh, Fred! Eres tan ingenuo. Creo que por eso le gustas a Aiko... y a mí. Veníamos a apreciar la vista. pero ahora, tengo una tarea para ti. Pero tranquilo, no es muy difícil.-Explicó.
Fred asintió.
-¿Qué necesitas que haga?-Preguntó.
Jaimee rió una vez más y volvió a tocar el cristal.
Dos cuartos se iluminaron con un resplandor. Uno rosa y otro amarillo.
-Verás. Cada una de esas luces es una de tus amigas. El chiste del juego es que las salves. Pero solo tienes cinco minutos, tiempo exacto p-Y ara salvar a una.
Fred frunció el ceño.
-Si vas con GoGo lograrás desactivar la bomba al momento en que la rescates, si vas con Honey no lo harás. Ahora, este es el truco. Tienes que salvar a la que de verdad ames.
-Fácil, Aiko.
-Puedes ir con Honey y morir siendo un héroe o puedes ir con GoGo y vivir siendo un traidor, una vergüenza pública y alguien que engaña a su esposa. Aquí entre nos. yo conozco todos tus secretos. Se cuanto amabas a Honey, y cuantos celos te causaba Tadashi. Se que te daba celos que ella no fuera tuya, pero nunca decías nada. Te dolía que fueran felices juntos, pero los respetabas. No fue hasta que Tadashi murió que decidiste tomar la oportunidad y enamorarla. Ella cayó a tus pies y decidiste tomarla como tú esposa antes de que alguien más pudiera quitártela. Pero resulta que ella no era exactamente lo que tu querías. Su personalidad optimista y amorosa era perfecta para cualquiera... pero no para ti. Te diste cuenta de que querías a alguien valiente, a alguien ruda y necia... a alguien que te mandara. Y allí entra GoGo. Una perfecta descripción de lo que querías. Pero... ¡Oh no! Resulta que ya te la gano, un Hamada te la gano. Entonces te quedarás así por siempre. Fingiendo amar a quien no amas y siendo un celoso. ¿Verdad?
-¿De dónde lo...?
-¡Oh, Fred! ¡Se más cosas de ti que las que tú mismo sabes!
-Entonces, ¿Qué quieres que haga?
-Ya te lo dije, Freddie. Salva a una de las dos.
-Pero... ¿Cómo?
-Tu decisión, Freddie. Pero, debes saber que esa bomba hará que toda la casa explote. La decisión recae en tus hombros. Las vidas te tus amigos y la tuya misma dependen de esto.
Fred tomó una bocanada de aire y memorizó la ruta.
Se echó a correr.
-Recuerda, Freddie: "Traición = Vida. Heroísmo = Muerte"-Gritó Jaimee a sus espaldas.
Después de algunos minutos el chico llegó al cuarto, tomó a su amiga entre los brazos y regresó corriendo con Jaimee.
-Ya... ya esta... ¿Ahora qué?-Preguntó, recuperando aire y levantando la vista.
Cuanto se arrepentía de haberlo hecho.
Frente a él, sus dos amigos y su esposa se estaban quitando unos audífonos.
Wasabi lo veía serio, Honey completamente desesperanzada y Hiro era la encarnación de Ares, el dios griego de la guerra.
Al ver a su mejor amiga en brazos de su amor, Honey echó a llorar.
Hiro cerró los ojos y juntó los puños.
-Lo oímos todo.
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