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Incendio

-¿Enserio no creen que dijeron 'je t'aime' demasiado rápido?-Insistió Honey mientras se metía unas papas a la boca


Estaban todos sentados en la cabeza de la tortuga, mejor conocido como el "Cuarto Secreto" por los siete miembros del equipo.

Un cuarto que llevo demasiada discusión decidir para que sería, aunque terminaron optando por la idea de Fred de convertirlo en una "pequeña distracción del trabajo." Con todo y bocinas de marca Krei Tech de alta resolución, dos pantallas planas de 134', maquinas de arcade, maquina dispensadoras, puffs e inclusive un espacio que servía de balcón hasta el frente de la cabeza, con una vista perfecta de toda la escuela bajo la segura protección de un cristal. Que también contaba con las armaduras de los chicos escondidas bajo el suelo, justo en la garganta de la tortuga.


-Nah. Llevamos dos años siete meses de conocernos, y un año tres meses desde que empezamos a salir juntos. ¿Piensas qué esta mal, querido Limón?-Afirmó Hiro


La chica rubia ahogo una risa y arqueó la ceja.


-Es Lemon, no limón, Hiro.-Corrigió

-Es casi lo mismo. Une está en inglés y otro en español.-Respondió él, metiéndose a la boca otro puñado de gomitas


La chica pelinegra se apartó de Pacman en cuanto sonó el coro de la canción Liar, liar de Christina Grimmie en su celular.

Rápidamente apagó la alarma y se dirigió hacia el centro de la habitación, junto con sus otros amigos.


-Me tengo que ir. Adiós.-Anunció


Sin esperar más palabra, salió de la guarida hacia el laboratorio para encaminarse a su clase de ingeniería.

Hiro rodó los ojos e inmediatamente dejó su PSK en el suelo, a media partida, para salir corriendo detrás de su novia.

La alcanzó a casi la salida de el laboratorio, la abrazó por la cintura y recargó su cabeza en el fino hombro de GoGo.


-¿Te vas sin un beso de despedida?-Bromeó


La chica sonrió y rodó los ojos.


-Tengo clase de ingeniería, genio. Es mi materia favorita, no puedo llegar tarde.-Explicó GoGo


Hiro sonrió.


-Entonces déjame llevarte.


Caminaron tomados de las manos mientras cruzaban los pasillos del ITSF hacia el auditorio memorial Hamada, donde se daba la clase de ingeniería por el día de hoy.

Una vez que llegaron, Hiro colocó una de sus manos en la cintura de GoGo y la acorraló contra la pared, al lado de la puerta.


-Es de muy mala educación irse sin despedirse, ¿Lo sabías?-Preguntó en tono seductivo

-¡Si me despedí!-Defendió ella

-Pero no de mi. Es injusto que me dejes esperando, Tamy.


GoGo sonrió.


-Te lo compensaré. Hoy. Una cita.-Sugirió

-Bastante bien. ¿Te parece bien a las seis?-Sugirió él

-Perfecto. Hay una nueva película que sale hoy. Percy Jackson y el Ladrón del Rayo. Es animada, pero los libros están buenos, ¿Qué opinas?

-Genial.


Hiro le abrió el paso a GoGo para que entrara al salón, pero ella lo abrazó fuerte y lo beso con pasión.

La directora Tara, se hizo de la vista gorda mientras le indicaba a otros alumnos que se metieran al auditorio.

GoGo presionó a Hiro contra ella, eliminando el espacio.


-Watashi wa anata o aishiteimasu.-Murmuró, contra la suave sudadera del chico


Los ojos de Hiro se abrieron como platos y una sonrisa se curvo en sus labios.


-¿Estás aprendiendo Japonés?-Preguntó, asomobrado

-Pues sí. Se me hizo lo más justo puesto que tu estas aprendiendo Coreano por mí. Y lo primero que quería decirte era te amo en tu idioma.


Hiro sonrió.


-Yo también te amo, Leiko.

-Ya va a empezar mi clase, ¿Vienes?-Sugirió ella

-¿Qué? ¿Yo? No gracias. Apesto para ingeniería.

-¿Entonces que vas a hacer?

-No lo sé. Tengo media hora libre. Supongo que estaré en el cuarto secreto con Fred, tal vez le agregue a Baymax un chip para ayudar a la tía Cass en el café. Estoy seguro de que le hace falta.


GoGo sonrió.


-¿Podrías cuidar a Emma por favor? No la he activado desde hace un par de días.-Preguntó


Hiro asintió.


-Ahora ve. No quiero ser el culpable de que llegues tarde.-Ordenó con una sonrisa el pelinegro


La chica le dio un último beso y se metió al salón sin decir más.


(...)


GoGo jugaba con su lápiz. Rodándolo hacia arriba y pegandole para que volviera a subir sobre la inclinada banca. Había terminado el examen hacía media hora y solo estaba esperando a que los demás acabaran para poder pasar al auditorio para explicar unas cuantas cosas vitales para cualquier aprendiz a ingeniero de robótica.

Como ya estaba graduada, solo tenía una hora de clase por día. El resto podía usarlo en su laboratorio mientras trabajaba para la escuela, o tenía un día libre cada dos semanas.

Entonces fue cuando la rubia azotó ambas puertas abiertas.


-¿Señorita Mizayaki? ¿Qué se le ofrece?-Preguntó el profesor

-Ah... em... yo... ¿Vengo por la señorita Tanaka?-Habló nerviosa la chica rubia

-¿Me está preguntando o me está avisando?-Interrogó el profesor nuevamente

-Le estoy avisando.

-La doctora Tanaka estaba a punto de dar un plática informativa a mis estudiantes, ¿Para qué la necesita usted?

-Ah... Se rompío algo en... ¿El laboratorio de química? ¡Y necesitamos que lo repare!-Mintió Honey

-¿Para qué necesitarían los doctores del laboratorio de química a una ingeniera?-Volvió a interrogar el profesor

-Para reparar algo, duh. Señor Hawthorne, se que esto es raro. Pero necesitamos a Leiko, ¡Ya!-Exigió Honey


El profesor le hizo un gesto a la pelinegra para que saliera y ella obedeció.

Una vez que las dos chicas estaban en el pasillo, con el auditorio cerrado detrás de ellas GoGo preguntó:


-¿Qué te hizo mentir, doctora Lemon?

-Una advertencia. Se la dejo a Hiro una chica de pelo y ojos violetas.-Anunció la rubia mientras apretaba el paso por el pasillo

-¡Wow! ¿Espera, qué? ¡¿Una chica?! ¡¿Qué hacía MI nerd con otra chica?!-Exigió saber GoGo

-No estaba con ella. La chica solo llegó, le dejó la nota y se fue. Sin más.-Defendió Honey


GoGo se tranquilizo un poco.


-¿Y ahora qué hacemos?-Preguntó


La chica rubia se le quedo viendo como si le hubiera salido una segunda cabeza.


-¿No es obvio? Los trajes.


(...)


Los chicos tomaron la nota con cuidado, dejando que Baymax la examinara para encontrar algún rastro de huellas dactilares.


-Encuentro rastros de: Hiro Hamada, Frederick Lee y Leiko Hamada.-Anunció el robot


Todos voltearon su atención hacia Hiro.


-¡¿Leiko Hamada?!

-Eh.. ¿No? ¿Baymax de dónde sacaste eso?-Preguntó nervioso el pelinegro

-Tu me dijiste que cambiara los apellidos de los nombres GoGo Tomago y Leiko Tanaka a Hamada.-Explicó el robot


Todo el mundo arqueó las cejas.


-Podemos platicar esto luego, por ahora resolvamos la nota.-Intentó cambiar el tema Hiro

-¡Tienes razón campeón! ¿Qué es eso de: 'Cuídense, Grandes Héroes. Lo bueno esta por comenzar...' ? ¡Da miedo!-Habló Fred

-¿Tal vez por qué ese es el punto, tontín? ¿Intimidarnos?-Se burló GoGo

-Sea lo que sea no es bueno.-Aclaró Honey

-Es obvio que no lo es. Si fuera bueno diría...


Fueron interrumpidos por el sonido de una alarma, e inmediatamente después, un griterío masivo.


(...)


El hospital estaba envuelto en llamas, los bomberos hacían lo más que podían para intentar apagarlo y nadie dejaba entrar a los héroes al edificio. San Fransokyo no quería perder a sus protectores de una forma tan boba.


-¡Hiro! ¡Tenemos que entrar!-Insistió Honey Lemon

-¡Ya lo sé, Lemon! ¡Pero nos tienen acorralados!-Aclaró Hiro

-¿Por qué no nos ponen unas esposas de una vez y nos meten a la cárcel? ¡Servimos para nada en el carro de policía!-Se quejó GoGo

-¡Ya lo se! Pero hay como doce oficiales afuera. ¡No nos dejarán salir ni a patadas!-Anunció el pelinegro

-¿Entonces para qué nos quieren? ¡No servimos si no nos dejan actuar!-Refunfuño la pelinegra


A pesar del reducido espacio, Hiro (de alguna extraña forma) logró sentar a la chica en su regazo.


-¡No servimos si no ayudamos!-Se volvió a quejar Leiko

-Amor, ya saldremos.-Intentó tranquilizarla Hiro


Se oyó un fuerte estallido y los siete miembros se hicieron un ovillo en sus asientos.

Fred había logrado quemar la puerta, garantizándoles una salida temporal.


-¡Salgan!-Les exigió la mascota escolar


Nadie necesito que se lo dijeran dos veces para saltar por el agujero y aventurarse a la pelea.

Salvaron a la mitad de los enfermos que no estaban muertos por las llamas.

Fue una tarea ardua, pero valió la pena después de ver todas las caras de satisfacción de los habitantes de San Fransokyo después de ver que sus familiares no habían muerto. O al menos para Hiro lo valió.

Se quitaron las armaduras y las guardaron el el cuarto secreto, después caminaron en silencio hasta el Lucky Cat Café para merendar algo.

Mientras tomaban sorbos de la nueva bebida de jengibre de la señora Cass y comían donas con relleno de fresa platicaban de como habían estado tan cerca de salvar a todos y de como ahora todo iba a estar bien.

No podían estar más equivocados...






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