Honey...
—¡¿G-G-GoGo?!—Interrumpió el chico.
Hiro sentía como el nudo se le formaba en la garganta, no podía soportarlo, simplemente no.
Él estaba enamorado de GoGo desde hace 11 meses. Las lágrimas amenazaban con escapar.
—¿Qué pasó?—Preguntó preocupada la tía Cass.
—Pudo ser GoGo... pero fue Honey.—Respondió Wasabi quien ya había recuperado el aliento.
Hiro no podía mentir. Sintió un gran alivio al escuchar otro nombre. No es que no le importara Honey, ¡Claro que le importaba! Pero temía más (mucho más) por la vida de GoGo que por la de Honey.
—¿Qué?—Preguntó Hiro un poco más calmado.
—Resulta que unos tipos estaban atemorizando a Fred. Honey no quería que nada le pasara a su amorcito, así que llamó a GoGo para ayudarlos. Ella aceptó porque pensó que serían uno, no doce. La cosa salió mal, no llevaban trajes, no pudieron defenderse. Querían pegarle a GoGo, Honey se interpuso. La lastimaron a ella y a GoGo la dejaron indefensa. Después se fueron—Explicó Wasabi.
—¡¿GoGo está herida?!—Preguntó el pelinegro, asustado.
—Menormente, pero si.—Contestó Wasabi.
—¡Dios mío! ¡Tenemos que ir!—Habló la tía Cass.
—Nosotros vamos, tú quédate aquí, tía.—Ordenó Hiro, tomando su sudadera.
—¡De ninguna manera! ¡Yo voy con ustedes!—Gritó Cass.
—Pero... el negocio.—Razonó Hiro.
La tía Cass suspiro.
—Supongo que tendré que quedarme aquí. Pero si algo se ofrece o alguien necesita quedarse aquí no duden en ayudar.—Recordó ella.
—¡Gracias tía Cass! ¡No lo olvidaremos!—Respondió Hiro antes de que él y Wasabi salieran corriendo por las calles hacia el hospital.
Los dos corrieron lo más rápido que pudieron. Al llegar al hospital, la enfermera pareció reconocer a Wasabi y los condujo hacia el cuarto donde se encontraban las chicas.
Hiro abrió la puerta.
Dentro del cuarto estaba Honey, inconsciente tirada en la camilla. A su lado estaba Fred, quien sostenía las manos de la chica como si su vida dependiera de ello. GoGo estaba abrazada a Honey, tenía un brazo completamente vendado, al igual que el tobillo y la muñeca izquierda.
—Aquí estamos.—Dijo Wasabi, anunciando su llegad a los del grupo.
Fred solo los volteo a ver y asintió mientras que la pelinegra soltó a Honey y se dirigió hacia los brazos del chico Hamada.
Asombrado ante el contacto, élla abrazó lentamente. Con una mano la pegaba a él y con la otra le acariciaba el cabello.
—Shh, va a estar bien.—Susurró, intentando tranquilizarla.
GoGo no podía abrazar a Hiro dado a que se le dificultaba mover los brazos. Pero estaba sollozando, no podía creer que esto le estuviera pasando... a las dos.
—F-F-ue mi culpa.—Murmuró la pelinegra. Su voz era temblorosa y se cortaba.
—No, no lo fue.—Respondió el pelinegro.
—Si lo fue. Podía haber ido sola.—Razonó la chica.
—Pero no fuiste.—Interrumpió Wasabi.
—No lo hice. ¡Y ahora tengo que soportar no poder mover los brazos por un mes y medio y la posible coma de mi mejor amiga!—Respondió Leiko. Lagrimas salían de sus ojos.
—¿En c-coma?—Preguntó Hiro.
—En coma.—Respondió Fred decepcionado.
—¡Y no me puedo quedar aquí para cuidarla! ¡Y tengo que vivir con alguien por los siguientes dos meses!
—¿Por...?-Preguntó Wasabi.
—¡Porque mis heridas no son tan graves como para quedarme en el hospital! ¡Pero si lo suficiente como para necesitar ayuda!
Una idea cruzó por la mente de Hiro...
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