Familia Tanaka
Aunque al principio no la aterraba la idea, ahora era cuando su pequeña mente empezaba a sobre pensar las cosas.
Hiro sabía que en algún momento tendría que conocer a los Tanaka y eso no le molestaba, de hecho, le agradaba la idea. Hasta ahora...
No había podido dormir pensando en todos los posibles escenarios.
Que lo rechazaran, que obligaran a GoGo a dejarlo, que le prohibieran acercarse de nuevo a ella, que lo humillaran, que lo hicieran sentir caca. Podían pasar varias cosas.
Por supuesto, también estaban los escenarios buenos. Los escenarios amables y cariñosos donde todos estaban sentados tomando café bajo la lluvia hablando sobre todas las hazañas y sueños de Eugene Fitzherbert. Pero eso era menos probable, según Hiro.
Y aunque sabía que todos sus amigos iban a estar ahí (dado a que todos tenían una buena relación con Flynn) él era el único que iba a ser presentado como el novio de Leiko. No los demás.
Tomó firmemente la mano de la pelinegra y entrelazó sus dedos, apretándola firmemente.
-Todo está bien.-Murmuró. Aunque era más para él que para GoGo
Ella asintió y empujo cuidadosamente la puerta de caoba negra, dejando al descubierto la enorme estancia color blanco y marrón de la mansión de los Tanaka.
-¡Wow, GoGo! ¡No sabía que tu tía tuviera una mansión!-Exclamó Honey
-Ser rico tiene sus ventajas, ¿O no, Fred?-Respondió la pelinegra, indiferente
Solo tomó un ligero movimiento de cabeza por parte del chico pelirrojo para que GoGo diera su punto y todos se quedaran callados.
Tan pronto como entraron a la estancia, una pelinegra con adornos en el cabello y una coleta se le acerco a GoGo.
-¡Leiko! ¿Cómo has estado, gongju? ¿Cómo te va en esta agridulce vida? ¿Quiénes son ellos? ¿Por qué ella es tan alta? ¿Por qué traes a un vagabundo? Y este a tu lado, ¿Quién es? ¿Tienes un hermano perdido?-Se apresuró a preguntar la chica mientras observaba al grupo de amigos de Leiko
-Tranquila, Vanellope. La alta se llama Aiko Miyazaki, mi mejor amiga. El "vagabundo" es Frederick Lee. Y "mi hermano perdido" de hecho es el amor de mi vida, Hiro Hamada.-Explicó GoGo sin poner demasiada atención
Los ojos de Vanellope se abrieron como platos e inmediatamente corrió hasta Hiro.
-¿Con qué el amor de su vida, huh? ¡Es un honor conocerte! ¡Mi nombre es Vanellope Von Schweetz Tanaka! ¡La prima de Leiko! ¡Me alegro de que mi querida gongju haya encontrado un chico que la haga feliz! ¡He oído muuucho sobre ti!-Saludó mientras lo abrazaba
Hiro soltó una risita nerviosa y esbozó una sonrisa.
-Estem... yo...
-¡No digas nada! ¡Gongju! ¡Ustedes! ¡Vengan! ¡Hace mucho que ya no se hace esto!-Interrumpió Vanellope
Paso seguido, los cinco estaban siendo arrastrados hasta el centro de la habitación por una feliz Vanellope.
Leiko tomó una copa de la mesa y golpeo con un tenedor el borde, captando la atención de todos.
-¡Familia Tanaka! ¡Yo, Leiko Tanaka apodada gongju estoy en una relación con Hiro Hamada de 16 años! Ex-peleador y prodigio de robótica en el ITSF.-Recitó la chica
Todos centraron sus miradas en el grupo del centro y lentamente se fueron acercando.
La primera en hablar fue una señora pelinegra de ojos azules que Hiro podía reconocer fácilmente como la tía de Leiko.
-Entonces es verdad que con todo lo malo algo bueno llegará... ¡Bienvenido a la familia, Hiro!-Exclamó
Uno a uno, los Tanaka fueron felicitando a Hiro y dándole abrazos.
-¡Mira qué tenso está, Jane!
-¡Y súper nervioso! ¡Este chico vale oro!
-¡Tienes que cuidarlo o te lo robo, gongju!
-¡Ya quisieras, Andrew!
Hiro sonrió, sus miedos se evaporaron y entrelazó sus dedos con los de GoGo.
La chica sonrió y le dio un beso en el cachete, haciendo que este se sonrojara como un tomate.
Un montón de 'Aww' y de '¡Qué lindos!' se produjo entre la multitud.
(...)
-Sus funerales son diferentes a los que estoy acostumbrada.-Admitió Honey
-Hace varios años nos dimos cuenta de que los funerales no son para los muertos, sino para los vivos. Y decidimos que la mejor manera de honrar a nuestros seres queridos es como ellos lo hubieran preferido, con una fiesta.-Le explicó la tía de Leiko
-¡Eso tiene mucho sentido, señora Tanaka!-Exclamó Fred
-Son amigos de mi gongju. Insisto, llameneme Teresa.
-Tía, ¿Sabes donde está Jane?-Interrumpió Leiko
-Siento que no, gongju. No ha bajado de su cuarto desde que empezó todo.
-Ah, okey. Solo quería hablar con una Tanaka de mi edad.
-¡Oye!-Exclamó Vanellope
-Hablando de Tanakas... ¿Tienes idea de que harás para el cumpleaños de Leiko, Hiro?-Interrumpió el tío de Leiko, Thomas
-De hecho, sí señor. Se los contaría pero no me puedo arriesgar a arruinarle la sorpresa a mi hima.-Admitió Hiro
-¿Hima? ¿Qué significa, corazón?-Preguntó Teresa
-Significa princesa en Japones, señora.-Explicó Hiro
-¡Tienen apodos el uno para el otro! ¡Es tan tierno!-Exclamó Honey
-En efecto lo es. Gongju, sal por un poco de aire de favor. Necesitamos hablar con Hiro.-Ordenó Thomas
Leiko asintió y soltó la mano de Hiro. Lo beso y después se volteo hacia sus tíos.
-Por favor, no maten a mi wuangja. ¿Entendieron?-Ordenó antes de salir de la habitación
Teresa tomó ambas manos de Hiro entre las suyas y comenzó a hablar.
-Hiro, estoy cuidando a Leiko como si fuera mi propia hija. Lamento todos esos años que tuvo que pasar sola en el orfanato. Le prometí a mi hermano que cuidaría de ella, y es lo que he procurado hacer. Te juro que si la lastimas, de la forma que sea, tu buscaré, te mataré a sangre fría y bailaré sobre tus cenizas. ¿Entendido?-Amenazó
Hiro asintió.
-Señora Tanaka, Leiko es mi prioridad. Nunca haría nada que la lastime de alguna forma, es enserio. Ella es todo para mí. Mi otra mitad. Me mataría a mi mismo si hiciera algo que la perjudicara, en lo más mínimo.-Aseguró el pelinegro
Teresa sonrió.
-Bastante bien, muchacho. ¡Ahora ve afuera a buscar a mi sobrina! Disfruta un rato bajo la luz de la luna con ella, estoy segura de que fue a el balcón de su cuarto. Es el tercero a la izquierda en el piso de arriba. ¡No se te ocurra hacer cosas indebidas!
Hiro sonrió.
-No señora.-Aseguró antes de subir a buscar a GoGo
(...)
Plantó un firme beso en su frente, abrazándola y pegándola contra él. No quería dejarla ir.
-Gracias por seguir a mi lado. Aún después de conocer a los lunáticos que llevan mi apellido.-Murmuró ella, contra la piel del cachete de su novio
-No te dejaría por nada.-Aseguró él
GoGo sonrió y lo apretó un poco más fuerte.
-Hiro.
-¿Sí?
Sabía el significado de la palabra. Sabía que decirla es un aumento enorme en la relación. Sin embargo, estaba lista. Quería decirlo. Quería abrazarlo y murmurar la palabra que empieza con 'a.' Pero lo único que acertó a decir fue:
-Gracias.
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