WASTE IT ON ME
La hora del almuerzo pasaba con un lentitud que no favorecía para nada a la ansiedad del menor. Había dado miradas de soslayo hacia la mesa donde Seok Jin se sentaba a almorzar con otros profesores.
No quería ser muy obvio, no podía permitirse aquello, y tenía tantas, pero demasiadas ganas de repetir.
Es más, si fuera por él pasaría el día entero entretenido con la boca de su profesor y enrollado a su cuerpo. Si, lo deseaba demasiado.
—Jungkook está siguiendo los pasos de su profesor favorito —decía Jae.
El susodicho la miraba con una ceja enarcada y algo de confusión.
—¿De que pasos hablas y que profesor? Por qué jamás dije tener algún profesor favorito
—El profesor Kim debería serlo, te salvó la vida por no saber masticar bien —respondía divertida.
—Siempre tan insoportable, Jae —exclamaba cerca de su rostro.
La castaña se estremeció ante aquella cercanía, pero por supuesto no lo diría.
—¿A quien besaste? ¿O te estás mordiendo la boca tu solo? —repetía con ese tono sarcástico tan propio de ella.
—Mi boca no tiene nada, podrías dejar de alucinar —respondía dándole un codazo suave.
—Jungkook ya tiene quien lo atienda —decía el peliverde alzando sus cejas reiteradas veces y con tono pícaro.
—¿En serio? —decía Chery con sorpresa.
Jae se había sorprendido.
—Holland, eres pésimo guardando secretos —decía el azabache.
—No sabía que era un secreto —decía despreocupado.
—Me iré a clase, no quiero llegar tarde y deseo los asientos del fondo —exclamaba Jae.
—¿Desde cuándo te interesa llegar antes? —preguntaba curioso Jungkook.
—Desde ahora —se ponía en pie para tomar su mochila—, y la próxima vez, escupe para otro lado imbécil, tu jugo no saldrá de mi camisa —decía con su tono pasivo agresivo que la hacía tan peculiar.
—Ay, que sensible. Tengo una remera de más que podía prestarte, si quieres —respondía al instante el azabache.
Jae suspiraba intentando mantener la calma.
—¿Tiene perfume de hombre? —preguntaba.
—¡No! tiene perfume de Jungkook —decía irónico el peliverde.
—Tini pirfimi di jingkiik —respondía el azabache—. No, está limpia y huele a Downy
—De acuerdo —la castaña aceptaba estirando su mano.
Jungkook se había apresurado a tomar la remera de sobra que a veces llevaba por las dudas y se la entregaba a Jae con una sonrisa sincera.
—Lo siento, Jae —replicaba.
—Si, como sea. Los veo luego —se retiraba a paso acelerado.
El profesor había visto la escena curioso y conectaban con Jungkook, pero rápidamente esquivaba su mirada.
Ademán que había causado una leve punzada en el pecho del menor.
—¿Donde estabas? —preguntaba Holland quién estaba estudiando en su cuarto con la compañía de sus dos amigas.
Ya era viernes y Jungkook había llegado tarde al cuarto toda la semana. También había llegado tarde a sus clases por estar buscando cruzarse con el señor Kim, también había ido antes de irse a su salón, pero no lo había encontrado ninguno de esos días. Solo lo había visto en el almuerzo y se le ocurrían millones de ideas para interceptarlo camino al salón, pero había muchos ojos que podían ser testigo de aquello.
—Sali a comer algo —respondía tirando su mochila y acostándose en su cama totalmente agotado y frustrado.
Por dios, es que no aguantaba las ganas de tenerlo, de tocarlo y besarlo sin restricciones, lo necesitaba, estaba tan deseoso de él que había sido un completo desastre aquella semana.
—Toma —la voz de Jae a su lado lo obligaba a abrir sus ojos y ver la prenda sobre su cuerpo.
Jae le devolvía la remera que le había prestado a inicios de semana.
—Oh, gracias. Lo había olvidado
—Ya veo. La lave con Downy —respondía con un tono amistoso.
Le había parecido extraño ya que Jae usualmente era pasiva agresiva, sarcástica o irónica, pero no era mala, solo era dueña de una personalidad fuerte, peculiar y eso le encantaba a Jungkook.
—¿Quién lo diría? Jae lavo mi remera, igual no hueles feo —decía divertido buscando alejar sus pensamientos del profesor Kim.
—Puedes besarme los pies, no tendría ni que haberla lavado. Que idiota soy, podría habertela manchado para que estuviésemos a mano.
Esa era la Jae que le gustaba, no había podido evitar carcajear adorablemente por aquella respuesta. Era una risita adorable que podría competir con la de un bebé y posiblemente ganar, porque Jungkook podía ser muy adorable si se lo permitía.
Jae no pudo evitar sonreír y relajar sus rasgos por aquello.
—No quiero estar otro fin de semana estudiando —rogaba Chery tirada boca arriba en el suelo de la habitación.
—Podemos ir al famoso bar "Pernoctar" —exclamaba Holland encongiendose de hombros.
—No lo sé —respondía el azabache—. Estoy muy retrasado con las cosas de esta semana.
«Por culpa de pensar con tu polla, imbécil» se reprendia.
—¡Yo quiero, si quiero! —exclamaba Chery tomando a Holland del cuello de su camisa—. Sácame de aquí, por favor.
Jae reía divertida.
—No entiendo porque ninguna se consiguió un chico —decía el peliverde levantándose de su cama para buscar ropa—. Yo estoy hablando con un chico muy lindo de una de mis clases
—¿Cómo hacen los gays para encontrarse? —decía Jae con su usual tono de voz.
Jungkook volvía a carcajear junto con Chery.
—Todos tenemos un gay en el closet —decía divertido—. Eso sono ridículo, pero creeme, pasa tanto con hombres como con mujeres. Y yo soy libre, lo cual hace que sea cómodo acercarse a alguien tan atractivo
—Y tan gay —replicaba la castaña.
—Fuck you —decía el peliverde—. Te iba a conseguir una cita para esta noche, pero dudo que alguien pueda soportarte
—Puedo salir sin tener compañía, soy independiente —exclamaba siguiendo la pelea.
—Yo quiero una cita —decia Chery.
Holland estaba mandando un mensaje muy concentrado.
—Cariño, el amigo de éste chico con el que hablo, quiere conocerte así que, listo
—¿Oh, es lindo? —Chery se levantaba del piso a brincos.
—Es él —mostraba el teléfono a su amiga.
—Servirá —exclamaba—. Iré a prepararme.
Tomaba sus cosas del piso y levantaba a Jae también.
—Última oportunidad, Jae —decía el peliverde—. Y Jungkook ¿sabes que no dejaré que te quedes?.
El susodicho hacía una mueca.
—No lo sé
—La amiga de este chico quiere conocerte —decía.
Jungkook no quería hacer una mueca de desagrado ante aquello.
—Si Jae va, voy con ella —exclamaba.
Jae estaba intentando luchar con las reacciones naturales de su cuerpo para no sonrojarse por aquella sugerencia.
—Solo quiero ir y beber alcohol —replicaba tan relajada.
—Lo mismo, no quiero conocer a la amiga de tu chico —negaba con fuerza.
—Oh, cierto que tiene alguien —repetía socarron, Jae aclaraba su garganta y Chery sonreía curiosa.
—¿Cómo se llama la afortunada? —preguntaba ésta.
—Yo diría desafortunada —replicaba Jae.
Jungkook había hecho una mueca de falso disgusto a la castaña. Solo para evitar contestar la pregunta.
No había afortunada, no existía ninguna chica. No sabía que Holland podría ponerse tan boca floja y tampoco creyó que volverían a hablar de aquello.
—Si me siguen haciendo preguntas, cosa que detesto —replicaba—. No iré con ustedes.
Se cruzaba de brazos decidido y rogando al cielo que no insistieran.
—Si no vas, te vas a perder la diversión. Se dice que los profesores también aprovechan de visitar el Pernoctar
—¿Qué? —si, la curiosidad le picaba.
—¿En serio? —preguntaba Jae.
—¿Se imaginan encontrar al profesor Kim? —preguntaba Chery caminando hacia la salida—. Que ganas de ser hombre.
Todos habían reído, mientras que Jungkook simplemente había hecho una mueca extraña. Cabía una leve posibilidad de encontrarlo, si es que todos visitaban aquel lugar.
Una parte de él le gritaba que era absurdo, no estaría allí, pero valía intentarlo, el famoso Pecnotar se encontraba a mitad de camino de la universidad y de dónde Seok Jin vivía.
—Iré, al igual que Jae necesito alcohol. Tomaré una ducha —exclamaba sin más.
—Nos vemos en dos horas —se despedían las chicas para salir de aquella habitación.
Conforme pasaban los minutos, Jungkook había cambiado de ropa más de una vez.
—Maldita sea, Jk. Eres peor que las mujeres —reprendía el peliverde.
—Es que no sé si irme con ropa holgada o usar skinnys —decía frustrado.
«¿Que le gustaría a él?», pensaba esbozando una estúpida sonrisa. Sabía que no había posibilidad de un encuentro.
«Si, mejor beber hasta perder el conocimiento».
El Pernoctar estaba lleno, pero era un club grande, y los rumores eran ciertos. Aparte de estudiantes habían cruzado algún que otro profesor, pero con otros profesores bebiendo tranquilos.
Las manos de Jungkook sudaban, quizás si había alguna probabilidad de que Seok Jin se encontrará allí.
Los cuatro amigos, más las dos citas de Holland y Chery se encontraban en una barra bebiendo.
—¡Nos vamos a la pista! —le gritaba Holland al azabache quien asentía con una sonrisa despreocupada.
Chery también se iba por su cuenta dejando a Jae con con Jungkook en la barra.
—¿Quieres beber tequila? —preguntaba la castaña pidiendo ya una ronda.
—Si, necesito alcohol —respondía el menor claramente decepcionado porque extrañó a su profesor toda la maldita semana.
Los minutos y horas pasaban y él y Jae estaban concentrados en ahogarse en alcohol.
—¡¿Porqué bebés tanto?! —preguntaba una Jae bastante ebria—. ¡¿A quien quieres olvidar?!.
Jungkook carcajeo—. ¡¿Y tú a quién quieres olvidar?! —preguntaba pegado a la oreja de su amiga.
Jungkook estaba relajado y quería sacar de su cabeza a Seok Jin, Jae por su cuenta quería sacar al azabache de su cabeza, ya que notaba que éste no tenía ese interés.
No la deprimía en absoluto, pero la desganaba un poco. El alcohol comenzaba a dominar al menor, a la distancia había visto como Holland estaba disfrutando a su chico y el deseaba con todas sus ganas estar así con el Señor Kim.
—¡¿Bailas?! —un chico se acercaba a la castaña quien lo miraba con el entrecejo fruncido.
—¡Si, baila! —contestaba el azabache por Jae.
Le daba un pequeño empujón, la castaña quería asesinarlo, pero tampoco se resistió, no quería seguir al lado del chico al que quería evitar ponerle demasiada atención, así que solo se dejaba llevar.
Jungkook sin ánimos de seguir en aquel lugar, se retiraba dejando a sus amigos acompañados, él no quería estar ahí, él quería estar con Seok Jin, encima de Seok Jin y si era posible dentro de él.
—Joder —abría su billetera notando que eso de andar en Uber arruinaría su economía y no quería tocar el dinero que sus padres le enviaban para los estudios.
Necesitaba un trabajo urgente, cuando estuviera sobrio lo haría, ahora salía pidiendo un auto para que lo llevará a la dirección del profesor, que tan ágilmente había guardado en su Google maps cuando había estado con él.
—Toma, por si te interesa —decía un chico entregándole un pequeño folleto.
Jungkook agradeció sin siquiera ver de que trataba y lo guardaba en el bolsillo trasero de su pantalón. Minutos después el auto llegaba y lo dejaba en la puerta de Seok Jin.
Los nervios casi lo obligan a retroceder, pero las ganas eran más grandes y simplemente decidió seguir su impulso.
Cómo lo había hecho toda la jodida semana, volviendo una y otra vez al salón para ver si él se encontraba dentro.
—Aquí voy —tomaba coraje y presionaba el timbre de la puerta.
Unos segundos y nada, otra vez, nada.
«No me digas que no estás, por favor».
Comenzó a golpear y nada, no había nadie del otro lado y la frustración comenzaba a apoderarse él. Se maldijo internamente por no tener su número.
¿Que mierda haría ahora?, estaba lejos del campus y no le quedaba dinero suficiente para otro Uber.
«Caminaré».
Esa era una pésima idea, lo sabía, pero Seok Jin no se encontraba ahí.
—¿Cómo diablos voy a-...?
Casi al borde de las lágrimas—por culpa del alcohol y la necesidad hacía Seok Jin—se relajaba y volvía a tomar su teléfono.
💕1/3💕
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