TALK
Seok Jin lo miraba atentamente, mientras el menor chupaba con avidez sus dedos largando dulces gemidos, sin cesar de masturbar tanto su propia erección como la ajena.
—Dios... —jadeba el profesor al sentir la presión de los dedos de Jungkook y también su polla sobre la propia—. Ya... —ordenaba el profesor.
Parte de la saliva de Jungkook escurría sobre la comisura de sus labios y tenía una mirada necesitada. El menor simplemente lo deseaba demasiado, lo anhelaba.
Seok Jin le pedía parar y así bajarse sus pantalones hasta los tobillos, con bóxer incluído.
—Quitatelo —pedía a su estudiante , refiriéndose a su bóxer y Jungkook obedecía quitándose la última prenda de ropa.
Observaba a Seok Jin masajeando su propia erección y se le hacía agua a la boca.
—¿Puedo? —preguntaba señalandolo.
—Debes hacerlo —decía con voz grave el mayor.
Jungkook se le tiraba encima con un último beso salvaje y con una mordida a su labio inferior, lo soltaba y tomaba la prominente erección de Seok jin entre su mano y pasaba su lengua húmeda por el rosado glande para retirar el pre-semen que el mayor había desprendido.
—Joder... —jadeaba el profesor y se estiraba para meter un dígito en el apretado interior de Jungkook.
No en vano era dueño de unos largos brazos, así que empujaba con suavidad y Jungkook se retorcía intentando enfocarse en su trabajo a la hora de chupar la polla del profesor. Seok Jin hurgaba dentro, encorvando un dedo y rozaba la zona dulce del chico sacándole un gemido.
Seok Jin lo supo, no pararía hasta hacerlo gemir más alto, con la vista nublada de deseo seguía mirando alrededor, la verdad era que muchos autos parecían tener vida propia.
Esbozaba una sonrisa pensando en lo estúpido que había sido pagar para simplemente terminar follando, pero le excitaba al ver cómo Jungkook parecía no querer nada más que compartir un momento así, en un lugar como ese.
Un segundo dedo y un gemido más alto del pelinegro, que largaba una descarga eléctrica. Era extraño que a pesar de estar recibiendo muy buena atención, él estaba sumergido en darle placer al más jóven.
"Mmm"... Jungkook se removía sin dejar de hacer su trabajo, ahora tenía dos dedos dentro preparándolo para el premio mayor. Un poco más y Seok Jin lo dejaba vacío y palmeaba su blanco trasero para darle a entender que ya no aguantaba más.
—Vamos, bebé —soltaba con voz ronca mientras Jungkook se enderezaba. Lo tomaba con fuerza del mentón y lo besaba fuerte y con hambre.
El beso no cesaba mientras que el pelinegro se acomodaba a horcajadas, sentía a Seok Jin meter la mano entre ellos y alinearse.
—Uff... —largaba el pelinegro mientras bajaba de a poco—. ¿Se vuelve más superdotado cada semana o qué, profesor Kim? —ronroneaba de forma sensual.
Seok Jin carcajeaba mientras empujaba con suavidad de las caderas de Jungkook hacía abajo.
—Joder, estás apretado —murmuraba el mayor—. ¿Te duele?.
Jungkook tenía su frente pegada a la de Seokjin y hacía rato que estaba sudado, ardía, como de costumbre, pero lo deseaba, cómo era de esperarse.
—Estoy bien, cariño —susurraba el menor, abría sus ojos y encontraba los oscuros de Seok Jin entre el deseo y la preocupación—. Bésame —pedía.
Seok Jin obedecía y tomaba la boca del menor para besarlo con esmero, sus manos abandonaban los muslos y acunaban el rostro de Jungkook con dulzura, pero el beso era intenso y apasionado. Ambas lenguas de acariciaban y sus labios se estampaban a los ajenos.
De a poco y con ganas Jungkook ya tenía toda la longitud de Seok Jin dentro de él y ahora soltaba los labios ajenos para inhalar y exhalar el aire y, de a poco acoplarse a la intromisión de Seok Jin.
El mismo acariciaba sus muslos e intentaba contenerse, estaba tan apretado que quería dar estocadas hacía arriba.
Un movimiento suave y un gemido delicioso abandonaba los labios de Seok Jin. El pelinegro lo observaba embelesado, las caras que el profesor hacía con cada leve movimiento eran hermosas, el tipo simplemente se veía bien, aún con ese aire lujurioso y esos ojos oscuros llenos de hambre.
—Joder, eres hermoso —jadeaba Jungkook para besarlo sin restricciones y moverse más rápido.
Ahora sus vaivenes cambiaban a saltos sobre aquella polla erecta de su profesor, el chasquido de pieles comenzaba a resonar en el escaso espacio y el automóvil, se movía. Como el resto.
—Joder, Hyung.... —jadeaba.
Su punto dulce era golpeado una y otra y, otra vez. El castaño daba estocadas erráticas hacía arriba, podría decirse que habían jugado bastante en la previa y acabarían pronto.
—¿Estás bien? —preguntaba nuevamente el castaño con voz temblorosa.
—S-si, mejor que nunca —respondía Jungkook.
—Ay, joder... N-no aguantaré...dios, no aguantaré mucho —susurraba Seok Jin.
El pelinegro reía de lado y se encontraba recibiendo unos besos bruscos en su cuello, Seok Jin chupaba y mordía robándole todo tipo de palabras y gemidos.
—Hyu-hyung...yo... —Jungkook se sostenía con fuerza de los hombros anchos de su profesor.
—¿Tú qué? —cuestionaba el castaño—. ¿Ya vas a correrte, beb-...?
—Te amo —soltaba de forma temblorosa y atacaba los labios dañados del mayor.
Seok Jin se dejaba besar, aún estaba atónito ante las palabras del menor, pero no podía evitar besarlo intensamente.
—¡Oh, joder...! —jungkook se apartaba de la boca del profesor y se corría en medio de ambos.
Seok Jin había contemplado aquel bonito rostro lleno de sudor y el cabello ondulado que hacía a Jungkook verse perfecto y se corría con aquella imagen en el interior estrecho del pelinegro.
—Tan perfecto —jadeaba el castaño quitándole el pelo del rostro.
Jungkook tenía sus ojos cerrados, mientras intentaba controlar su respiración, no quería abrir los mismo después de aquella frase.
—Jeon...mírame —pedía la dulce voz de su profesor. Jungkook negaba, se veía adorable con sus ojitos cerrados, el puchero en sus labios y sus mejillas sonrojadas—. Mírame, bebé —susurraba Seok Jin, enchinando su piel.
Jungkook obedecía—. Lo siento —exclamaba en un puchero.
—¿Lo dijiste en serio o fue por el momento? —preguntaba.
—Fue en serio —decía intentando mirar hacía otro lado.
—Bien...
—¿Bien? —se encontraba con los ojos del profesor.
Tenía el entrecejo fruncido.
—Si, bien —decía divertido el mayor.
—¿No me crees? —preguntaba el pelinegro.
—Creo que es muy pronto —contestaba Seokjin con calma.
—¿En serio? —no había irritación ahora en su voz—. ¿Hay un tiempo que cumplir para decirle a alguien si lo amas?
—Bueno, no es lo que quise decir
—Llevamos un tiempo —soltaba Jungkook—. ¿Debería de haberlo dicho al cumplir un año? ¿O dos?
—Ya me hiciste entender el punto —decía con suavidad el profesor.
—No necesitas decírmelo de vuelta —decía Jungkook saliendo de encima de Seokjin con delicadeza y un sonrisa muy bonita en su rostro.
—Hace unos minutos parecías enojado —soltaba Seok Jin buscando algo en la guantera.
Una carcajada adorable se dejaba escuchar por parte del pelinegro.
—Eres muy adorable, Hyung —decía recibiendo una mirada confundida por parte del profesor.
—¿Estás jugando conmigo, jeon? —cuestionaba brindándole unas toallitas humedas para que Jungkook pudiera limpiarse y él también.
—Arruiné tu camisa, lo siento —decía apenado—. Iré a comprar unos dulces —decía vistiendose—. ¿Quieres algo? —preguntaba el menor aún sonriendo.
—No, comeré palomitas —decía el profesor.
—ok —le daba un beso—, ya vuelvo.
Seok Jin no entendía como ese niño había pasado de estar ofendido—o al menos eso parecía—a estar nuevamente con una sonrisa de oreja a oreja.
No sabía si relajarse al respecto o no, él aún creía que era algo pronto para que Jungkook creyera estar enamorado de él.
Aunque él realmente se sentía demasiado bien al lado de aquel chico, probablemente por ser su estudiante había cosas que Seok Jin no quería replantearse por miedo. Pero Jungkook era diferente, aquella situación en el auto le había hecho pensar en ¿que pasaría si alguien los descubriera?. El pelinegro había notado que no le importaba, estaba con su pareja, se sentía seguro con Seok Jin, se sentía demasiado bien y correcto.
Si, probablemente se había enamorado desde el primer día en que aquel hombre casi lo atropellaba con su auto o semanas antes de eso. Al salir e ir hasta el puesto de golosinas, Jungkook aún sonreía y notaba como muchos autos seguían en su mundo.
—Nunca nadie mira la película —decía la mujer a cargo.
Jungkook reía de forma adorable, pagaba y volvía a rehacer su camino al auto, iba algo distraído abriendo unos m&m cuando chocaba contra una espalda.
—Lo siento... —decía de inmediato.
El tipo frente a él giraba y el pelinegro quería ser tragado por las misma tierra.
—Jeon Jungkook —decía Park Seonghwa.
El pelinegro no sabía si correr en otra dirección o seguir su camino, porque Seon se encontraba viendo el auto del profesor.
—Park... —decía en forma de saludo.
—Dime algo —exclamaba el azabache—. ¿Ese auto? —señalaba el vehículo de Seok Jin—. ¿Es el auto del profesor Kim, cierto? —Jungkook tragaba duro—. Te he visto bajar de ahí
—¿Y? —preguntaba a la defensiva.
Seon se encogía de hombros—. Saludalo de mi parte —decía con una sonrisa—. Suertudo
—¡Seon! —exclamaba un chico a la distancia.
—Mi cita me espera —guiñaba un ojo y se iba en dirección a otro auto.
Jungkook suspiraba y se metía cuanto antes al auto.
El profesor había servido otra copa para cada uno mientras veía al menor subirse al auto.
—¿Encontraste tus dulces? —preguntaba.
—¿Eh? —Jungkook aún repetía la sonrisa de Seon de hacía unos momentos.
—¿Tus dulces?
—Si —asentía.
—Ven aquí —pedía el mayor estirando su brazo.
Jungkook se acomodaba y aspiraba la fragancia del mayor.
Seok Jin esbozaba una sonrisa—. Me gusta cuando hace eso
—Adoro tu fragancia, el olor de tu piel o tú perfume —ronroneaba el menor en su cuello—. Solía hacerlo muy a menudo al principio
—Lo sigues haciendo —afirmaba el mayor—. Eres como un gatito, te escondes en mi cuello y mueves tu cabeza aspirando mi olor
—Los gatos no aspiran el olor del humano
—No, pero si se pegan constantemente fregando su cuerpo, tu eres así —decía con dulzura
—Y te encanta —decía con seguridad.
Otro sonrisa por parte del mayor
—Cuéntame más de ti —pedía relajado ajeno al encuentro reciente del menor.
—¿Qué quieres saber? —preguntaba.
—La otra vuelta encontré un folleto de un hospital de rehabilitación —soltaba serio—. ¿Podrías explicarme qué significa?
—¿Estuvo hurgando entre mis cosas, hyung? —decía con falso enojo.
—No, niño bonito —respondía—. La otra vuelta dejaste tu chaqueta en el piso, cuando la levanté el folleto caía de tu bolsillo
—¿Y crees que soy un drogadicto?
—No, quiero que me expliques —respondía el mayor.
Jungkook suspiraba—. Solía ser parte de un círculo de amigos peculiares
—¿Los mismos que te golpearon la noche que te encontré? —Jungkook asentían—. Por favor dime qué no sigues en contacto con ellos
—No lo hago, pero dos de mis mejores amigos siguen dentro —respondía—. Con Kai intentamos darles una opción
—¿El tal Kai era parte? —preguntaba interesado en saber más del chico frente a él.
—Si, el se fue primero —respondía—. Ahora es doctor y con sus contactos, consiguió dos lugares para que ellos pudieran tratar su adicción. Se llaman Sujin y Nikko
—Bebé ¿Que tan peligroso es todo? —cuestionaba el profesor.
—No pasará nada, Hyung —contestaba en un puchero—. No quiero abandonarlos.
Seok Jin suspiraba—. Ten sumo cuidado y sabes que puedes contar conmigo.
Jungkook asentía, se acurrucaba de nuevo en los brazos del mayor y miraban la película, aunque no entendían absolutamente nada.
La semana comenzaba una vez más, Jungkook se reunía con sus amigos en el comedor para almorzar, las chicas aún no habían llegado.
—¿Que te sucede? —preguntaba el peliverde—. Estuviste todo el fin de semana algo inquieto
—Seon me vió cuando fui al auto cine con Seok Jin Hyung —exclamaba.
Holland abría sus ojos de par en par.
—¿Bromas?
—¿Te parece que bromeo? —susurraba.
—¿Le dijiste a él? —cuestionaba el chico de pelo de verde.
A la distancia llegaban Chery y Jae, Jungkook negaba y golpeaba la pierna ajena para que cesará la charla.
El almuerzo transcurría con charlas superficiales, la hora de ir a clase con su profesor favorito llegaba. Todos los alumnos se acomodaban entusiasmados. Las clases teóricas habían pasado y llegaba la hora de poner mano sobre el instrumento que Seok Jin se encargaba de enseñar.
El piano.
Al llegar, notaban al profesor con una dulce sonrisa y muy entusiasmado, al igual que sus alumnos. Daba una breve introducción de como serían las clases de ahora en más. Luego hablaba de la canción en cuestión y Jungkook sentía nervios, debía de presentarla junto al profesor para el resto de la clase y a base de eso, luego comenzarían.
—Espero sea de su agrado, será una entre tantas canciones que iremos aprendiendo —exclamaba con entusiasmo—. Saben que me gusta aportar mi granito de arena. Hay un alumno que fue elegido para interpretarla, por favor denle un cálido aplauso a su compañero de clases, Jeon Jungkook.
El profesor le sonreía, Holland golpeaba su brazo para que reaccionara y lo hacía. Se ponía en pie e iba hacía Seok Jin con paso lento y torpe.
Muchas miradas estaba sobre él, pero Jungkook sentía que particularmente la de Seon, quemaba un poco.
La mano de Seok Jin se posaba en su cintura y lo traía a la realidad, observaba el perfil de su profesor mientras hablaba y como si fuera una película romántica, el pelinegro parecía verlo en cámara lenta mientras hablaba.
«Tan hermoso» se perdía en sus pensamientos, pero Seok Jin lo traía a la realidad para llevarlo cerca del piano y así presentar la canción.
Dejando nervios de lado, se concentraba en el guapo hombre sentado detrás del piano de cola, las primeras notas comenzaban y Jungkook se limitaba a mirar a Seok Jin.
Todo el tiempo, con la vista fija en él mientras cada palabra de aquella canción, cobraba más y más sentido.
Llegué amorcitos.
Bueno bueno, espero no se hayan aburrido 💕
Con amor Niñita Nany 💜
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro